Nº377 Nº377 27 de marzo de 1998 Plebiscitos Nacionales y la Dictadura de la Mayoría Entre los anuncios realizados por el Presidente de la República en su último discurso al país, uno de los de mayor trascendencia política ha sido la propuesta del uso de plebiscitos como instrumento legislativo en materia de reforma constitucional. En lo fundamental, los argumentos esgrimidos por el Ejecutivo son los siguientes: por una parte, se piensa que si dicho mecanismo es utilizado a nivel local, como es el caso de la Municipalidad de Las Condes, con mayor razón debiera ser extensivo a un ámbito más trascendente como son las disputas de carácter constitucional. Y por otra, que la aplicación del plebiscito a nivel nacional constituye una forma de perfeccionamiento democrático hacia el cual el país debe avanzar. No obstante, ambos argumentos adolecen de fallas conceptuales de fondo, y por el contrario, se aprecia un desconocimiento de lo que es un verdadero perfeccionamiento del sistema democrático. 1. El Plebiscito como Instrumento para Limitar el Poder Uno de los argumentos menos desarrollados en la discusión sobre el rol de los plebiscitos es que éstos han surgido como un instrumento para limitar el poder del Gobierno y no para acrecentarlo. En efecto, en los plebiscitos como los realizados en Estados Unidos, Suiza y también en Las Condes, lo que se ha buscado es someter a escrutinio popular las decisiones de la autoridad, a través de transferir a los ciudadanos las decisiones en materias tales como asignación de recursos. En buenas cuentas, se está transfiriendo poder a la gente, en aspectos que la afectan directamente como son la seguridad, la salud, planos reguladores, inversión, etc. En oposición a este esquema, la propuesta del Ejecutivo busca acrecentar su poder cuando la coalición de gobierno no posee los quórum necesarios en el Parlamento. Es decir, la lógica es la siguiente: si el Gobierno no tiene los suficientes votos en el Parlamento para aprobar o rechazar una reforma constitucional, se recurre al plebiscito como medio para aprobar o rechazar lo que el Ejecutivo desea. Dicho en otros términos, es la forma más simple de imponer mañosamente las decisiones de la autoridad a contrapelo de la institucionalidad. 2. Sistema Democrático Representativo y Plebiscitos La democracia es un medio para garantizar de la mejor forma posible el ejercicio de los derechos ciudadanos. La evolución del sistema democrático ha llevado a que las sociedades, para responder a las demandas ciudadanas de manera eficiente y oportuna, hayan creado una institución básica, a saber la representación. En efecto, a medida que http://www.lyd.com/biblioteca/temas/377.html (1 of 8) [31/12/2003 10:32:54] Nº377 las sociedades son más complejas, esto es, cuando el número de personas involucradas, los intereses en juego, y la naturaleza de los temas es mayor y más diversa, el mecanismo más eficiente para reducir los costos de tomar decisiones e información, es la representación, vale decir, que los ciudadanos elijan representantes, los que presenten sus intereses ante el foro político. Ahora bien, para garantizar de mejor forma los derechos ciudadanos, los sistemas democráticos representativos proporcionan a las personas un conjunto de instituciones que les permiten expresar sus preferencias, como asimismo balancear el conjunto de éstas en el proceso de toma de decisiones públicas. Entre tales instituciones se cuentan: la Constitución, los mecanismos de quórum, elecciones frecuentes y exentas de fraude, la sujeción de los legisladores a controles de constitucionalidad de las leyes que de ellos emanan, sistemas electorales que permitan elecciones competitivas, tribunales electorales que garanticen la transparencia electoral, prensa libre, etc. Es decir, la democracia es un sistema de balance y contrapeso en que intervienen distintos poderes e instituciones, ninguno de los cuales se basta a sí mismo, y por el contrario, cuando alguno de ellos adquiere mayor peso respecto de los otros se producen desequilibrios que resienten el sistema. Por lo tanto, puede resultar antidemocrático el uso de una institución como el plebiscito con el propósito de conseguir un resultado cuando las instancias institucionales dieron otro distinto. En buenas cuentas, deslegitima la naturaleza de las instituciones político-democráticas. El régimen representativo pierde toda validez en un esquema tal. Más aún, supongamos que una ley es abiertamente inconstitucional y así lo ratifica el Tribunal Constitucional, ¿significa esto que el Gobierno para conseguir su propósito recurrirá a un plebiscito, no importando la inconstitucionalidad de un determinado cuerpo legal? 3. La Dictadura de la Mayoría El objetivo de la democracia es el de velar por los derechos ciudadanos y por ende por el equilibrio de poderes entre mayorías y minorías. De lo contrario, es decir, cuando por definición sólo las mayorías tienen el poder total, el resultado obvio es la tiranía. Es decir, la imposición de la voluntad de unos por sobre los derechos de otros. Cabría preguntarse, entonces, si materias tales como la libertad de expresión, el equilibrio entre poderes públicos, las limitaciones al poder presidencial, los límites de la libertad religiosa, la discriminación entre las regiones en materia tributaria, la eliminación de la protección al medio ambiente, la modificación de las garantías electorales, la autonomía del Poder Judicial, no podrían ser objeto del quehacer plebiscitario. La miopía del Gobierno al proponer el plebiscito como instrumento de reforma constitucional, le impide ver los excesos que pueden producirse a través del uso indebido de esta institución. Los plebiscitos permitieron la aprobación del gobierno de Hitler (1933), la aprobación de Hitler como líder y canciller (1934), la Anschluss (unión entre Austria y Alemania), etc. En definitiva, si con el plebiscito a nivel nacional se busca someter a discusión temas de orden constitucional, ¿cuál es el límite? 4. Información y Decisiones Responsables Uno de los problemas centrales en cualquier sistema político y en particular en la democracia, es que el costo de http://www.lyd.com/biblioteca/temas/377.html (2 of 8) [31/12/2003 10:32:54] Nº377 informar adecuadamente a la ciudadanía es muy alto, e incluso a veces imposible, dado que las personas no desean estar informadas. Ahora bien, el rol de la información es clave para que las decisiones sean responsables, de allí que es fundamental que las personas tengan la posibilidad de conocer adecuadamente las materias que se debaten. Así, informar adecuadamente a 7.000.000 de personas (que votarían en un plebiscito nacional) no es lo mismo que hacerlo con 100.000 (setenta veces menos, que serían los que votan por un parlamentario o en un plebiscito local). En tal sentido, la idea de sustituir discusiones técnicas que, por su naturaleza requieren el concurso de especialistas, por plebiscitos, es un incentivo a que las decisiones sean tomadas de manera poco responsable e informada. Luego, cuando se señala que existen mayores razones para plebiscitar materias de trascendencia cuando se lo hace con temas menos importantes, precisamente no se entiende el significado último de la democracia representativa y de sus instituciones. Resolución de Conflictos La idea de usar el plebiscito como instrumento de resolución de conflictos, es otro caso en que se aprecia la ingenuidad, por decir lo menos, de la propuesta del Gobierno. En este punto, la experiencia comparada, por ejemplo en el caso europeo, demuestra que en aquellas sociedades en que se observan importantes rupturas o divisiones de diversa índole, los plebiscitos en modo alguno contribuyen a resolver conflictos. Tal es el caso de Bélgica o Irlanda del Norte, donde el uso de tales mecanismos aumenta el riesgo de que una minoría lo suficientemente grande y con gran intensidad de preferencia sobre determinados temas se sienta amenazada y esté dispuesta a utilizar instrumentos no institucionales para hacer valer sus puntos de vista. Este fue el caso del referéndum para mantener la monarquía en 1950 en Bélgica, lo que se tradujo en que, a pesar de que ésta se mantuvo, como consecuencia de los disturbios ocurridos, el rey tuvo que abdicar. Si bien el caso chileno es distinto al de países como Bélgica, el problema de fondo es el mismo, puesto que los plebiscitos nacionales constituyen un arma de doble filo: ¿ quién garantiza que 50% más uno es una mayoría suficiente y que una minoría del 49% se resignará a que sus garantías puedan ser sobrepasadas, porque así lo determinó una votación? Conclusiones En resumen, el plebiscito, lejos de ser una panacea o una manifestación de máxima democracia, es un instrumento de uso limitado, adecuado para algunas materias en que la autoridad quiera someter su voluntad al control ciudadano. Utilizarlo para intentar aumentar el poder del Ejecutivo en desmedro de las demás instituciones democráticas es una manifestación de falta de fe en la democracia. http://www.lyd.com/biblioteca/temas/377.html (3 of 8) [31/12/2003 10:32:54]