$.& :k:6a., - .-'.,--Sy- ir €1 ,+-A** 'JF* *LF e x p r e s i o n i s m o abstracto"" americano aL.* :> .ij; !*>:,:,,x: ., , 'C ", ' i L A ~ t i ~ La pintura de los Estados Unidos, antes de la segunda guerra mundial se mantenía en un nivel apreciable, pero n o intervenía profundamente en la formación de la estbtica del presente. Pintores expresionistas y abstractos, aisladamente o formando grupos, desarrollaban sus estilos y tendencias, con carácter propio y con innegables características dimanadas del ambiente americano, pero sin lograr esa verdadera síntesis que determina un punto de partida. En cambio, en la década 1945-1955, cuando la pintura europea pasa por cierta crisis a consecuencia de la postguerra y cuando el juego de tendencias contrapuestas no se define con toda la eficacia precisa, la síntesis de expresionismo y abstracción, con matices y modalidades muy diversas, lograda en Norteamérica, consigue despertar la atención mundial y prácticamente sirve de enlace entre l o que pudiéramos llamar desarrollo tardío de la abstracción ((tradicional)) europea y el informalismo. Esa pintura, pese a sus diferencias aludidas, aparece dotada de unas cualidades comunes; valora en extremo la fuerza, en general prefiere los grandes formatos, busca un pictoricismo puro por encima de los análisis de estructuras derivados de Mondrian y sus seguidores. La mancha, el espacio, el color, pero también el dinamismo lineal se imponen como medios esenciales de manifestación. La imagen artística envuelve al espectador y lo sume en un campo fascinante. La pintura per se, incluso en las obras más dibujísticas, domina netamente. Es expresionista ese arte en cuanto consiste en una emanación expresiva de los propios elementos plásticos, continuando en cierto modo las audacias de espacio-color del expresionismo europeo de principios del siglo XX. Pero, por haber suprimido de raíz la figuración, es pintura abstracta, y la mancha de color, en su extensión, en su turbulencia, es su agente principal cuando no único. Algún pintor prefiere lo estático y remansa sus manchas de color. Otros superponen al sentido de la supeficie cromática intensísimas marañas lineales, transformando la imagen pictórica en una alambrada inextricable, que sugiere un mundo hostil, ilimitado. En todo ese arte el pafhos de lo americano: inmensas extensiones, construcciones gigantes, interés por ciertas facetas de lo primitivo, vitalismo, atracción de Asia, prevalece sobre las influencias europeas. Como artista de transición hay que considerar a Arshile Gorky, nacido en Armenia turca en 1904, residente en los Estados Unidos desde 1920 y que murió en 1948. Su obra, pese a cierta influencia de Miró, era profundamente original por el sentido del color y de las formas, poseídas por un sentido mágico de la naturaleza. Una de las personalidades fundadoras del expresionismo abstracto americano y del espacialismo soi generis en que parcialmente desemboca, y tambibn uno de los artistas más interesantes por la suma de sus diversas experiencias, es sin duda Mark Tobey (1891). Comenzó sus ((escrituras blancas)) antes de 1923, creando con ellas un sistema pictórico en el cual el barroco trazado de la línea serpentina le permite pasar de la figuración a la abstracción, y más tarde a una suerte de fantasmal neofiguración, por transiciones casi insensibles. Tobey estuvo en China en 1934, dedicándose al estudio de la caligrafía oriental y de la técnica del pincel chino. Los principios de «fragmentación» e «indelimitación» que rigen el concepto estético del Extremo Oriente penetraron en la p miento del dripping o c un campo pictórico se adueña de su obra. Rothko, en la década 1950-60, fundamenta ya su pintura sólo en la superposición de dos, tres o cuatro amplias manchas de color, casi tintas planas, pero sutilmente informales, con leves transparencias, sostenidas por una tinta de fondo que mancha toda la super- ocasiones hemos comparado la obra de Rothko, al fin y al cabo ruso por su origen, con la del compositor también ruso Alexander Scriabin (1871-1915), cuya máxima finalidad técnica consistla en crear obras-acorde en las que el senúnica, reiterada polifónicamente. Otros pintores esenciales en la etapa que estamos considerando son Bradley Tomlin (1899-1953), interesado en llevar la pintura a cierta vecindad con la escritura, mediante ema de formas-signos que no deja de ofrecer cierto p,,,sil mo con las búsquedas de Hartung, Mathieu o Degotex, pero más relacionada, morfológicamente, con las antiguas escrituras y ' entrelazados. Robert Motherwell (1915), muy variado en su obra, ha creado imágenes de aspecto sorprendente merced a la franca inserción de caligrafías y letreros, de auténticos graffti y expresiones literarias, pero con una valoración de la calidad textual y del color digna de urr gran artista. El pintor en quien el gesto , escritura] se magnifica al máximo y se convierte en un grandioso principio abstracto es Frank Kline (1911), que ha ejercido una vasta influencia en toda la ((action painting)) del mundo gracias a sus divulgadas imágenes en blanco y negro, que son semejantes, pero en el extremo opuesto, a ' la obra de Tobey, en el sentido de que deben bastante al concepto caligráfico de Extremo Oriente. Kline, sin embargo, transmuta casi en visiones de un mundo nuevo sus conjunciones de escasos y gigantescos trazos, mientras - Tobey es el minucioso miniaturista que busca el secreto -; de la relojería cósmica en el {(interior del espacio)) por ahondamiento, insisterrcia y recurrencia. Clyford Still (1904) es otro pintor de gran prestigio e influencia, en cuya obra se ha valorado máximamente, siendo en esto maestro-de muchos, la corrosión espacial de los bordes de las áreas de pintura, dejando que éstas se abran por encima, como paisajes, o por los lados, o haciendo que manchas, no desemejantes a las solares, ' . -perturben la intensidad colorística de los campos pictóricos. Carmines, anaranjados, negros y fresas dan a su obra un ljrofundo interés expresivo a pesar de la simplicidad y constancia de su aportación formal-compositiva. En cierta relación con la estructura de espacios, en cuanto a los .cont6rnos1 se halla Sam Francis. Pero la magnífica evolución de este artista le conduce en la última década hacia imágenes cada vez más despojadas, bicolores, tonales, a través de las monumentales visiones alveoladas que fueron de sus obras más características y originales en torno a 1955. Francis, que nació en 1923, es uno de los mejores artistas de su generación y sigue con paso firme el camino abierto por sus predecesores. Junto a 61, con una sensibilidad muy distinta, cosmogónica y con cierta latencia surreal, aparece la pintura de Paul Jenkins (1923), creador de conjunciones de manchas rutilantes que constituyen un mundo personal, riquísimo de matices y de posibilidades, desde las más simples contraposiciones dinámicas y biomórficas a las más complejas luchas de torrentes de color como fuego. Citaremos también a Gotlieb, Ph. Guston y a Norman Narotzky, residente en España. Pintor que hasta cierto punto permanece al margen de toda la trayectoria descrita, aunque tenga puntos de contacto abundantes con toda ella es Willen de Kooning, nacido en Holanda en 1904, que reside en Estados Unidos desde 1926.-Su obra es la más característicamente expresionista, conservando la figuración, reducida a un juego de brutales pinceladas de matices refinadísimos (verde tierno, rosa, blanco, amarillo) al servicio de representaciones que parecen simbolizar la ((Madre terrible)) del simbolismo traL . dicional. Toda esta gran pintura americana, como decíamos, se inserta como una cuña entre el arte que trabaja a ritmo tranquilo según las premisas de los pioneros de la abstracción y la gran renovación europea presidida por Fautrier, desde 1943-45, pero sólo conocida en la amplitud necesaria una década después. Obras de casi todos los pintores americanos que hemos citado pudieron verse, en Madrid (verano de 1958), en una exposición celebrada en el Museo de Arte Contemporáneo. , fi l.Mark Rothko (lS5ü). Koonino d850-521. - 2. S a n Francis (1954). - t. Willen de