Ética y espíritu de servicio en la empresa

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Ética y espíritu de servicio en la empresa
Álvaro Pezoa B., Ph.D.
Profesor Titular de la Cátedra de Ética y Responsabilidad Empresarial Fernando Larraín Vial
ESE - Escuela de Negocios, Universidad de los Andes
El éxito económico, el bien humano y social encuentran su fuente en el servicio como fruto medular
de la disposición de las personas y de las organizaciones que ellas conforman. “El espíritu de
servicio” aspira a llamar la atención sobre toda la riqueza potencial que anida en las empresas y
que aguarda ser descubierta y desarrollada.
Espíritu de servicio, bien y beneficio económico. El espíritu de servicio se conecta con la plenitud
humana de servidos y servidores y ésta con las ganancias empresariales, porque se vincula a las
otras preocupaciones del mundo empresarial: calidad, conformación de equipos de trabajo,
liderazgo y las comunicaciones interpersonales.
El primer impacto esperable de un auténtico espíritu de servicio, sería que los miembros de la
empresa persiguieran efectivamente el bien de aquellos con quienes se relaciona: clientes,
accionistas, proveedores, comunidad local, trabajadores de la organización (stakeholders). Pero
para llegar lograr efectivamente el bien se requiere aguzar la capacidad para identificar el bien,
concreto y real. A su vez este ‘darse cuenta’ implica una actividad encaminada al logro efectivo de
ese bien mediante el crecimiento interior a través del incremento de conocimientos y buenos
hábitos operativos técnicos y morales.
Servicio, trabajo bien hecho y calidad. El buen servicio precisa que el trabajo sea “bien hecho”,
tanto técnica como moralmente; no basta con un adecuado conocimiento y despliegue de
destrezas técnicas. Los hábitos virtuosos basados en la prudencia, la justicia, la fortaleza, la
perseverancia, la lealtad, la laboriosidad, el sacrificio, la diligencia, y la confianza, son la plataforma
para permear toda la actividad laboral. Su existencia permite, incluso, aceptar un producto con
algunas deficiencias técnicas.
Servicio, calidad y equipos de trabajo. Para desarrollar una actividad y un producto de calidad, se
requiere de la conformación de equipos de trabajos altamente afiatados, unidos por un fin común,
con mucho sentido de pertenencia en los cuales cada miembro asuma en plenitud la tarea que le
cabe.
Servicio y liderazgo. Un buen equipo es reflejo de la dirección impulsada por un líder valioso. Es
decir, quien tenga autoridad –sabiduría práctica-, capacidades persuasivas y virtudes. Pero por
sobre todo sea un gran servidor.
Servicio de comunicaciones interpersonales. Todo lo anterior no es alcanzable sin el
establecimiento de comunicaciones interpersonales óptimas, las cuales orienten cuándo o en qué
circunstancias es posible generar relaciones intersubjetivas, cuyo motor de acción es la procura del
bien ajeno.
Un reto ético. El espíritu de servicio es la vía preferente para anclar y conducir los asuntos
humanos y sociales hacia la integración armoniosa del bien y del beneficio, evitando visiones y
prácticas reduccionistas de los negocios.
El espíritu de servicio es un catalizador de consecuencias positivas, porque incentiva:
-
La preocupación por el bien de los restantes integrantes de la organización.
La ocupación por el bien de los agentes externos a la corporación.
La generación de un ambiente cooperativo.
El crecimiento interior en hábitos operativos técnicos y en virtudes morales de los
miembros de la empresa.
El trabajo bien hecho.
La propensión a la generación de beneficios económicos.
El aporte al bien común social.
Publicado en Diario Financiero. Agosto 2006
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