Martes 14 de setiembre de 2010 | Ámbito Financiero | Novedades Fiscales | 123 PESE AL TIEMPO TRANSCURRIDO AÚN PERSISTEN OPINIONES CONTROVERTIDAS EN CUANTO A LA CUESTIÓN DE FONDO Concepto de consumidor final en I. Brutos de la Ciudad de Bs. As. Escribe Jorge A. Carmona ➤ El antecedente de la acepción consumidor final, en el sentido que tiene el trabajo que estamos desarrollando, debemos buscarlo en el Pacto Federal para el Empleo, la Producción y el Crecimiento del 12 de agosto de 1993, suscripto entre la Nación y las provincias firmantes, en orden a producir un acuerdo para la adopción de políticas uniformes que armonicen y posibiliten el logro de la finalidad común de crecimiento de la economía nacional y de reactivación de las economías regionales. Con respecto a la Ciudad de Buenos Aires debemos recordar que al momento de la firma del citado pacto, no gozaba de autonomía y conforme dice el profesor Miguel A. Ekmekdjian(1) “El Congreso nacional cumple las funciones de legislatura local (art. 75, inc.30, CN)” y el presidente de la República es el “jefe inmediato y local de la Capital”; en otras palabras, hace las veces de gobernador.” Entonces la Capital Federal debió acatar sus disposiciones. De los compromisos asumidos nos interesa el referido en el punto 4º inciso e). Por el punto 4º, las provincias adheridas se comprometen a modificar el impuesto sobre los ingresos brutos, estableciendo la exención de distintas actividades allí indicadas. El inciso e) determina la exención a la producción de bienes (industria manufacturera), excepción hecha de los ingresos por ventas a consumidores finales que tendrán el mismo tratamiento que el sector minorista. A pesar del tiempo transcurrido siguen subsistiendo las opiniones controvertidas en cuanto a la consideración de la cuestión de fondo y que es determinar cuando un industrial está realizando una venta a un consumidor final. El diseño del impuesto sobre los Ingresos Brutos Desde su nacimiento(2) y con objeto de atemperar el efecto cascada que conlleva su mecánica, previó alícuotas menores para las actividades primarias, de industrialización y la comercialización mayorista cuando la misma lleva implícita un período extendido de desarrollo, dado que ellas en otras etapas están nuevamente sujetas a imposición. Entonces aparece como razonable que el pacto citado disponga que las ventas que realicen los sectores mencionados cuando éstas representen la última etapa del proceso económico -consumidor final- estén incididas por la alícuota mayor de la comercialización minorista, por cuanto se atenúa el efecto cascada al no existir otras etapas de imposición intermedias. Además, se cumple con el principio de igualdad, toda vez que el industrial en estos casos está haciendo las veces de un comerciante minorista y entonces no tendría por qué estar exento o tributando con la tasa diferencial específica de su actividad. sujetándolas además a las siguientes definiciones: • Actividad industrial: Se entiende por actividad industrial aquella que logra la transformación física, química o físico-química, en su forma o esencia, de materias primas o materiales en nuevos productos, a través de un proceso inducido, mediante la aplicación de técnicas de producción uniforme, la utilización de maquinarias o equipos, la repetición de operaciones o procesos unitarios, llevada a cabo en un establecimiento industrial habilitado al efecto. • Consumidor fi- Buenos Aires, municipalidades, sus dependencias, reparticiones autárquicas, empresas o sociedades del Estado o en las que los mismos tengan participación mayoritaria, los que tienen el carácter de ventas a consumidor final. Las situaciones previstas en los apartados a) y b) de la norma citada no alcanzan a las ventas efectuadas a consumidores finales, los que tienen el mismo tratamiento que el sector de comercialización minorista. En forma más o me- nal: Se considera consumidor final a las personas físicas o jurídicas que hagan uso o consumo de bienes adquiridos, ya sea en beneficio propio o de su grupo social o familiar, en tanto dicho uso o consumo no implique una utilización posterior directa o indirecta, almacenamiento o afectación a procesos de producción, transformación, comercialización o prestación o locación de servicios a terceros. Esta disposición tendrá vigencia retroactiva al 1 de enero de 1998. La producción o desarrollo de software, en su tratamiento impositivo conforme los términos de la Ley 25.856 a la que adhirió la Ciudad Autónoma de Buenos Aires mediante la Ley 2.511, queda exceptuado de la exclusión de las ventas a consumidor final con vigencia a la fecha de promulgación de esta última norma. • Ventas de los industriales al Estado: Los supuestos previstos en los apartados a) y b) de la norma citada en el primer párrafo de este apartado, no alcanzan a los ingresos obtenidos por las ventas efectuadas a los Estados Nacional, provincial, al Gobierno de la Ciudad Autónoma de nos similar, a partir de las modificaciones efectuadas al Código Fiscal para el ejercicio 2003, el artículo 126 -exenciones- aclaró en el sentido apuntado los supuestos de ventas al Estado. Con las modificaciones comentadas quedó claro el tratamiento de las ventas al Estado, no obstante ello consideramos oportuno señalar que con anterioridad a las mismas los criterios a tener en cuenta eran Primera aproximación a la definición de consumidor final Del análisis del decreto reglamentario de la ley del Impuesto al Valor Agregado, en su artículo 71 podemos extraer la siguiente definición: serán considerados consumidores finales quienes destinen bienes o servicios para su uso o consumo privado. Si acudimos al diccionario de la Real Academia Española, encontraremos que la expresión «particular» significa: «Dícese de lo privado, de lo que no es de propiedad o uso públicos». Por otra parte, según el diccionario de la Real Academia Española la expresión «privada» significa «particular y personal de cada uno», mientras que la expresión «público» significa «aplícase a la potestad, jurisdicción y autoridad para hacer una cosa, como contrapuesto a privado». Consumidor final en el Código Fiscal y la Ley Tarifaria: En la actualidad, la Ley Tarifaria, por ejemplo para el ejercicio fiscal del año 2010, en el artículo 63, inciso 1) apartados a) “Producción Primaria y Minera, cuando la explotación se encuentre ubicada en esta jurisdicción” y b) “Producción industrial…..”, de la Ley 3.394; fija bajo determinadas condiciones que las mismas se encuentran gravadas con la alícuota del 1%, CMYK los que seguidamente señalaremos. Se diferenciaba en qué carácter actuaba el Estado. Es decir, si lo hacía como sujeto de derecho privado o público. En el primer caso, sujeto de derecho privado, el Estado participa en el mercado demandando bienes y servicios, y además ofrece esos bienes o servicios cobrando por ello un precio. En este caso, la venta no era considerada a consumidor final, por cuanto se verifica la utilización posterior en forma directa o indirecta. Cuando se desenvuelve como sujeto de derecho público, realiza adquisiciones para brindar los servicios, por ejemplo de seguridad, justicia, salud, etc. En el caso de la salud, el Estado adquiere medicamentos para brindar asistencia médica gratuita a la población mediante la utilización de la red de hospitales públicos; debiéndose entender conforme a la definición hecha de consumidor final, que aquí el Estado reviste esa característica, por cuanto la referencia a grupo social debe ser interpretada en el sentido amplio de habitantes porteños. No importando a este efecto que el medicamento y demás servicios, por razones obvias y operativas, no pueden llegar directamente a su destinatario, sino a través, como en este caso, de un hospital público. Antecedentes administrativos del Fisco capitalino Resulta relevante el informe técnico “Informe Técnico Nº 65- DAT-DTT-DGR2009”, a través del cual la Dirección de Técnica Tributaria, considera oportuno reafirmar la definición del concepto de consumidor final que viene sosteniendo, para lo cual se vale también de la cita de distintos informes técnicos dictados a través del tiempo. Señala que desde 1998 se aplica la misma definición legal del concepto de consumidor final, en virtud del Código Fiscal (t.o. 2003) artículo 21, inciso b) que dice así: “Se considera consumidor final a las personas físicas o jurídicas que hagan uso o consumo de bienes adquiridos, ya sea en beneficio propio, o de su grupo social o familiar, en tanto dicho uso o consumo no implique una utilización posterior directa o indirecta, almacenamiento o afectación a procesos de producción, transformación, comercialización o prestación o locación de servicios a terceros. Esta disposición tendrá vigencia retroactiva al 1 de enero de 1998”. Se destaca que el concepto señalado no ha variado hasta la fecha. Para finalizar la dependencia técnica formula distintos interrogantes y brinda la posible respuesta, a saber: • Consumidor final: quien usa o consume los bienes adquiridos. • Excepciones: uso o consumo que implique una utilización posterior directa o indirecta, almacenamiento o afectación a procesos de producción, transformación, comercialización, o prestación o locación de servicios a terceros. El concepto general sufre varias limitaciones y conduce a varias preguntas: • Primera limitación: utilización posterior directa o indirecta. Pregunta: ¿Utilización posterior directa o indirecta, lisa y llana? o ¿utilización posterior directa o indirecta vinculada con un proceso de producción, transformaCont. en pág. 124