El Entonamiento Cósmico Por Walter Albersheim, F.R.C. El Entonamiento Cósmico ha recibido diferentes nombres, tales como iluminación, o matrimonio místico. Para alcanzarlo se han utilizado diversos métodos: la oración, la repetición de palabras sagradas, a través de la meditación, de danzas de vueltas violentas, de drogas y de desvaríos orgiásticos. La Orden Rosacruz AMORC, enseña un enfoque gradual a la iluminación, alternando los estudios con técnicas experimentales. Siguiendo esta actitud restringida, comencemos nuestra búsqueda analizando el significado literal de la palabra entonamiento. Un receptor de radio se sintoniza o “armoniza” a la transmisora, cuando se igualan ambas tasas de vibración. La palabra “sintonizar” se deriva de los tonos musicales. Los músicos afinan cada una de las cuerdas de las arpas o de los pianos para que se armonicen entre sí, y los diversos instrumentos de una orquesta se afinan a una nota común. La gama de los tonos audibles para los humanos, se extiende un poco más de diez octavas; de 16 a 16.000 vibraciones por segundo, pero en un sentido derivado, sintonizamos nuestra radio o televisión a frecuencias de transmisión eléctrica que exceden varios millones de ciclos. La totalidad de las tasas vibratorias ha sido comparada a un teclado inmenso que excede en mucho a las octavas de un piano de cola. La frecuencia más baja que podemos concebir es el ciclo de la vida de todo el universo, desde un “zás inmenso” inicial, hasta el derrumbe eventual. Se estima que este lapso de tiempo es de aproximadamente 100.000 millones de años. Las frecuencias más altas que se han observado, son las de “rayos cósmico” muy poderosos: se le llaman así, porque se originan más allá de nuestro sistema solar. El lapso de las frecuencias entre esos dos extremos, cubre más de cien octavas. Los métodos y formas para obtener el entonamiento físico han sido estudiados por físicos e ingenieros, lo que ha dado por resultado descubrimientos e inventos que han brindado a la humanidad mayor dominio sobre muchas de las cosas de la naturaleza, pero no el entonamiento cósmico. Ni la televisión, ni los viajes espaciales, ni la energía atómica, han podido incrementar, en forma significativa, la felicidad de la humanidad. ¡El Reino del entonamiento cósmico yace fuera de lo físico! Las enseñanzas Rosacruces respecto al Teclado Cósmico afirman que dentro, pero por encima de la gama de frecuencia de los rayos cósmicos, yacen octavas de vibración que están relacionadas a la mente. Los niveles, y, se presume, las tasas vibratorias de la mente, van desde la sensación rudimentaria de los organismos unicelulares, hasta los pensamientos conscientes del hombre, y, de acuerdo a nuestra creencia mística, hasta la concepción propia de universo total – la Mente Cósmica. El entonamiento cósmico, entonces, es el armonizar nuestra propia personalidad del alma, con la Mente cósmica. Antes de que intentemos alcanzarlo, discutamos los problemas relacionados a ese entonamiento superior. Para empezar, se puede demostrar, mediante el razonamiento físico puro, que la naturaleza de las vibraciones mentales tiene que ser diferente básicamente que la de las vibraciones materiales. La primera razón es la Ley de la Relatividad, de acuerdo a la cual, no se puede enviar ningún mensaje mediante métodos materiales a velocidades que excedan la de la luz – aproximadamente 300.000 kms por segundo. A esta velocidad se necesitaría varios miles de años para transmitir un pensamiento de una punta de nuestra galaxia a la otra, y miles de millones de años para atravesar la porción del universo que exploran nuestros telescopios. Esto no está de acuerdo con nuestro concepto de Dios, a quién atribuimos que sabe en forma instantánea, todo lo que ocurre en el mundo entero. La segunda razón está relacionada a la llamada mecánica cuántica. Alrededor de 1901, el físico alemán Max Planck descubrió que la energía vibratoria puede transferirse o irradiarse sólo en cantidades fijas, llamadas quantum, cuyo tamaño aumenta con el número de vibraciones. Según las frecuencias asignadas a las vibraciones mentales, la energía cuántica suma millones de voltios. Un voltaje tan alto no puede generarse ni recibirse por el cuerpo humano, sin que este se destruya. Por lo tanto, los físicos que solo conocen las vibraciones materiales, niegan la posibilidad de las vibraciones del pensamiento. Como una tercera razón, la mecánica cuántica basada en el descubrimiento de Planck, contiene un principio de incertidumbre, de acuerdo al cual, el resultado de cualquier evento físico no puede conocerse de forma precisa que hasta el quantum más cercano. A tasas superiores de vibraciones del pensamiento, esto significaría un conocimiento áspero e incompleto, indigno de la Mente Divina omnisciente. Dos Polaridades. En contraste con la física materialista, la Orden Rosacruz enseña que la energía cósmica se manifiesta en dos polaridades opuestas. La forma negativa, llamada energía espíritu, según el léxico Rosacruz, es la energía vibratoria material conocida por los físicos. Está sujeta a las leyes físicas, como son la relatividad y la mecánica cuántica. La forma positiva, conocida en nuestras enseñanzas con el nombre de “Nous” o “Fuerza Vital”, no puede describirse en términos físicos. La definición más cercana es la frase: “es en todo sentido lo opuesto a la energía espíritu”. Por lo tanto, no está limitada a la velocidad finita de la luz, ni a los implementos cuánticos finitos. La Orden comparte con buena compañía el rechazo de estas limitaciones. El gran filósofo y matemático Isaac Newton, padre de la era científica moderna, declaró que las leyes físicas que había descubierto, se aplicaban estrictamente a las regiones que no contenían una mente viviente. Y Alberto Einstein, el genio científico de nuestro siglo, ofendió a sus contemporáneos cuando negó la validez universal del principio de incertidumbre con la sencilla frase: “Dios nuestro Señor, no arroja dados”. Ninguno de estos dos grandes hombres negó el control de la ley material sobre la materia inanimada. Sin embargo, ambos implicaros que las leyes superiores de la mente, pueden afectar los efectos físicos y moldear accidentes fortuitos en tendencias significativas. La inclusión de la mente no destruye el gallardo edificio de la ciencia natural moderna. El Dios de los místicos, de Newton y de Einstein, no es un déspota obstinado, ni siquiera una “persona” con deseos e intenciones personales. Los místicos identifican a Dios con el universo, y a la Mente Cósmica con la totalidad de las leyes naturales. Dios no anula las leyes de la naturaleza, porque son las expresiones de Su Mente. Si ustedes se preguntan cómo es posible que los individuos humanos, una pequeña parte del todo, puedan entonarse con el inmenso total del Cósmico, entonces se sentirán mejor cuando aprendan que el Nous no sabe nada con respecto al tamaño y a las partes. En tanto que no se puede definir por frecuencias a las cuales podemos tratar de entonar nuestros órganos físicos, debemos armonizar nuestra mente con el contenido del pensamiento o “significado” de la Mente Cósmica. La oposición polar entre la tasa vibratoria y el significado, puede aclararse mediante una analogía en el plano material. Una nota musical tiene una frecuencia única a la que nos podemos entonar en forma aguda, pero transmitirá un significado muy pobre. Por contraste, la palabra hablada, aún las compuestas de una sola sílaba como “Dios” o bisílaba como “Amor”, cubren una gama de frecuencia amplia y difusa, que es difícil de descubrir y de entonarse a ella, pero su significado puede ser extraordinariamente importante y comprendido en forma instantánea. ¿Con qué significado de pensamiento cósmico deberá tratar de entonarse el estudiante? Se dan varios temas específicos para pedidos de servicio del “Sanctum Celestial”, instituido por el Imperator anterior de la Orden Rosacruz, Dr. H. Spencer Lewis. Ellos son beneficiosos, pero esta exposición se relaciona más bien con un esfuerzo individual, que de grupo. Establecimiento Del Flujo El entonamiento cósmico establece una “línea de comunicación” con el Cósmico; puede ser hacia fuera, en ambas direcciones, o hacia dentro. Quienes presentan sus necesidades y tristezas al Cósmico mediante la oración, dirigen el flujo hacia fuera – hasta que obtiene las respuestas mediante el alivio y el consuelo. Quienes se deciden a ayudar y a curar a sus semejantes, también exponen sus necesidades al Cósmico, pero al mismo tiempo, se ofrecen a sí mismos como canales que usarán los poderes de curación y socorro del Cósmico. Esta es una comunicación en ambas direcciones. El entonamiento superior es el que busca el contacto con el Cósmico para u propio bien – sin deseos personales. Aquí el buscador trata de atraer el flujo en una dirección partiendo del Cósmico, hacia el interior. ¿Cómo lo logramos? Los Maestros místicos de todas las épocas, afirman que tenemos que despojar nuestras mentes de los pensamientos personales, materialistas, para convertirnos en un recipiente adecuado para el influjo cósmico. La razón es que nuestro intelecto objetivo no puede “equipararse” o “sintonizarse” a la gama infinita del pensamiento divino. Como ayuda para rechazar los pensamientos objetivos, las prácticas orientales utilizan la repetición de un mantra, una palabra sagrada o nombre de Dios, que sirve como guía para lograr una meditación concentrada. Los Rosacruces piensan que el poder de la emoción, en lugar del pensamiento concentrado en forma artificial, puede formar el puente. Tal como la palabra lo implica, la emoción es una fuerza en movimiento; nos mueve y puede mover al Cósmico. Para lograr esto, nuestra emoción tiene que ser positiva y saliente. La actitud positiva puede creer en la benevolencia del Cósmico; puede confiar en el poder creativo del Cósmico y aceptar el sufrimiento y la muerte inherentes en la existencia individual. Pero la emoción saliente, el amor, logra mucho más – ama toda la vida, y, más que todo, su manantial: el Cósmico. El Maestro Jesús, como otros maestros antes que Él, nos aconsejó que “Amásemos a Dios sobre todas las cosas y al prójimo tanto como a nosotros mismos”. No “igual que a usted mismo” sino tanto como a usted mismo. Esto proclama la unidad de toda la existencia implicada en la creación y vuelta a descubrir mediante el amor. Así al final de nuestra búsqueda, hemos llegado a encontrar la llave dorada del amor, para reconocer al entonamiento Cósmico como el convertirnos en uno. Nosotros reconocemos el entonamiento cósmico y lo comprendemos, pero no todos hemos alcanzado la capacidad para vivirlo. Cuando podamos sentir y expresar un amor sin egoísmo, ilimitado, entonces habremos alcanzado el entonamiento cósmico. Artículo publicado en El Rosacruz – volumen XXXV – N° 1 – Septiembre 1979