Ello Yo Super yo - Desarrollo Humano II

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Ello
Yo
Super yo
El ello constituye el polo pulsional
de la personalidad; sus contenidos,
expresión
psíquica
de
las
pulsiones, son inconscientes, en
parte hereditarios e innatos, en
parte reprimidos y adquiridos.
Desde el punto de vista
económico: es el reservorio
primario de la energía psíquica.
Instancia que Freud distingue del ello y
del super yo en su segunda teoría del
aparato psíquico.
Su función es comparable a la de
un juez o censor con respecto al yo.
Desde el punto de vista tópico: se
encuentra en relación de dependencia
aunque se presenta como mediador su
autonomía es relativa.
Desde el punto de vista dinámico:
representa el polo defensivo, pone en
marcha los mecanismos de defensa por
percepción de un afecto displacentero
(angustia).
Desde el punto de vista económico: el
yo aparece como un factor de ligazón
entre los procesos psíquicos, pero en las
operaciones defensivas se contamina de
los caracteres del proceso primario y se
vuelve compulsivo, repetitivo.
Freud habla de yo (Ich) desde sus
primeros escrito designando este
término a la personalidad en conjunto.
Funciones:
conciencia
moral,
autoobservación, la formación de
ideales.
Núcleo de un conjunto caótico de
fuerzas dinámicas e impulsoras que
pugnan exclusivamente por una
descarga, pero que reciben
constantemente nuevos estímulos de las
percepciones internas y externas que se
hallan bajo la influencia de factores
somáticos que determinan la forma en
que esas percepciones han de ser
experimentadas.
El yo es una parte del ello modificada
por la influencia del sistema de
percepciones, o sea, el representante del
mundo exterior, real, en lo anímico.
Representante del mundo externo.
Es la primera identificación que
hubo de ser llevada a efecto.
Desde el punto de vista dinámico:
entra en conflicto con el yo y
super yo que, desde un plano
genético
constituyen
diferenciaciones.
Es el núcleo de nuestra esencia.
Es accesible sólo a través de otra
instancia psíquica.
El ello tiene conexión con el
aparato psíquico y el soma a
través de la libido que es toda la
energía psíquica que tiene que
movilizarse.
Esta energía permite que haya
dinamia entre las instancias,
haciendo así la actividad psíquica,
los procesos mentales, afectivos y
emocionales.
En él actúan los instintos
primordiales, que son: los tres
tipos
pulsionales:
erótica,
thanática y narcisista.
El ello no tiene consideración
alguna
por
la
seguridad
individual, no reconoce el miedo,
aunque puede producir los
elementos sensoriales de la
angustia.
Obedece al principio de placer.
Tiene por función la auto conservación,
que parece ser desdeñada por el ello.
El ello (das) fue introducido en
1923.
Sin embargo, el ello, pretende descargar
su material a través del yo, pero el super
yo es el que se encarga de ver si le
permite o no.
El Yo se halla constituido por
identificaciones sustitutivas.
Utiliza sensaciones de angustia como
señales que indican peligros
amenazantes para su integridad.
Un Yo fuerte puede llevarse bien con el
ello y el super yo.
Es el heredero del complejo de
Edipo, y sólo queda establecido
luego del declinamiento del mismo.
Se forma por interiorización de las
exigencias
y
prohibiciones
parentales.
El super yo (Ubre – Ich) fue
introducido en 1923.
Su excesivo rigor no se ajusta a un
prototipo real, sino que
corresponde a la intesidad del
rechazo dirigido contra la tentación
del complejo de Edipo.
Empieza a formarse desde
temprano en la infancia. No deja
de ser notable que el super yo
despliegue a menudo una severidad
de la cual los padres reales nunca
sentaron precedentes.
El super yo asume una especie de
posición intermedia entre el ello y
el mundo exterior, reúne en sí las
influencias del pasado y del
presente.
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