4. RESULTADOS Y DISCUSION 4.1 EL CONCEPTO TRADICIONAL DE VARIEDAD 4.1.1 La variedad “criolla”, según el agricultor. Desde hace varios siglos de cultivo y domesticación, los agricultores han jugado un rol importante en el mantenimiento de la diversidad genética de las plantas cultivadas. Además de practicar la selección masal, ellos tradicionalmente mantuvieron mezclas genéticas en la vecindad de las especies silvestres, perpetuando y conservando una valiosa diversidad entre cultivares. Las poblaciones “criollas” son con frecuencia, altamente variables en apariencia, pero cada una de ellas es identificable y generalmente tiene un nombre local. Una cultivar criollp tiene propiedades o característica particulares. Algunas son consideradas como de maduración precoz, otras son tardías. Cada una de ellas tiene una reputación por adaptación a particulares tipos de suelo, según la clasificación de los suelos que da el campesino tradicional (vg. pesado o suelto; seco o húmedo, etc.). También pueden clasificarse según el uso esperado; por ejemplo, entre los cereales hay diferentes cultivares criollos adecuados para harina, hojuelas, etc., o por su “volumen de expansión”, y como malta para hacer cerveza. Todos los individuos de la población están adaptados a las condiciones edafoclimáticas, a las prácticas culturales, y a la presión de las plagas y enfermedades de una localidad. Reconocer el nombre que el agricultor le da a su cultivar, (que de aquí y en adelante), se usará el término equivalente variedad, es importante porque este nombre representa la unidad que el agricultor selecciona y maneja en el tiempo. El nombre o la descripción que el agricultor da a la variedad puede estar relacionado con el origen o la fuente del material y con la morfología de la planta (color del cotiledón, color de la mazorca, altura de planta, etc.). Ambos aspectos que los definen estarían también relacionados con el comportamiento agronómico de la variedad (vg., con el tiempo hasta la fructificación, la tolerancia a factores bióticos, y el rendimiento con insumos o sin ellos) o con la adaptación de las variedades a factores ambientales particulares (tipo de suelo, clima, humedad, etc). Los nombres y los caracteres pueden estar relacionados también con el uso del material (vg., el sabor, el aroma y/o los usos medicinales de otras partes de la planta). Los agricultores perciben estos factores en varias etapas del desarrollo de la planta que ocurren de la siembra a la floración, de la floración a la madurez del fruto y en la postcosecha. Por tanto, los factores utilizados para identificar y representar las variedades de los agricultores son complejos, y se relacionan entre sí como conjuntos de criterios agromorfológicos que se combinan para definir una variedad local. 4.1.2 Coherencia del uso de la terminología. Los agricultores pueden ser coherentes o no en la forma en que nombran y describen a sus variedades. El nombre que un agricultor le da a una variedad local puede coincidir con el nombre que le da otro agricultor, aunque esta 22 coincidencia sólo ocurre dentro de una comunidad o puede suceder, que aun dentro de ella, los agricultores le den diferentes nombres a una misma variedad. El nombre puede variar según el género, la edad o el grupo étnico del agricultor. Cuando un agricultor A, nombra una variedad como X, la cual es genéticamente la misma y que el agricultor B, la denominó como variedad X., no existe situación problemática alguna. Sin embargo, cuando dos agricultores utilizan diferentes nombres para sus variedades a pesar de que genéticamente, ambas son muy similares, sí se genera el problema. Por esta razón, es importante conocer los caracteres agromorfológicos específicos y el sistema de propagación que emplea el agricultor para nombrar una variedad de modo que se pueda responder preguntas claves, como: (i) reconocen los agricultores una variedad local con el mismo nombre y con los mismos caracteres?, (ii) saben los agricultores diferenciar una variedad local con independencia de su sistema de propagación ? (iii) Contienen todas las variedades la misma cantidad de diversidad ó sólo algunas representan la mayor parte de la diversidad de una comunidad o región? Se necesita pues revisar toda la información disponible para relacionar las características de las plantas con el nombre de una variedad; pero esto requiere, una investigación intensa con los agricultores y agentes de extensión; asi como, realizar visitas a las parcelas durante todas las etapas de desarrollo del cultivo. Hay que informar y aclarar cómo se genera y se propaga una variedad, tanto a nivel de localidad, comunidad y/o región, como un primer paso para definir la distribución de la diversidad genética de una especie cultivada que mantienen los agricultores. Por tradición cultural, el agricultor cacaotero usa el término “criollo” como sinónimo de “común”, para referirse a la variedad que es cultivada bajo condiciones edafoclimáticas del lugar o centro poblado. En ciertas regiones como Tumbes, San Ignacio, Satipo y Huánuco, el agricultor denomina como variedad “criolla”, a las plantaciones de edad antigua y propagadas por semillas, indiferentemente de si las mazorcas sean de color verde o rojo, ni conocer su procedencia. Lógicamente, en todas estas regiones las poblaciones “criollas” no son genéticamente las mismas porque difieren en su origen genético o procedencia geográfica. Por otro lado, se conoce que ciertos caracteres que se transmiten por herencia son reproducidos por los hijos y otros, pueden haber recibido la influencia del ambiente donde se cultiva la variedad. Por tanto, cuando la variedad se cultiva en otro ambiente, como es en un tipo de suelo diferente o bajo condiciones climáticas diferentes, puede no expresar los mismos caracteres que un agricultor usó para denominarla. Este podría ser el caso de un agricultor de Tabaconas (Cajamarca), que tradicionalmente denomina a su variedad como “criolla”, pero ésta misma variedad trasladada a otra región (Piura), y cultivada bajo condiciones de suelos y clima diferentes a su lugar de origen, se denomina `Porcelana`, por los agricultores piuranos, únicamente en mérito al color blanco de la semilla. Ciertamente esta variedad se encuentra adaptada a las condiciones de bosque desértico tropical. También puede darse el caso de que algunas variedades raras de una comunidad o región sean el resultado de la identificación y selección de algunas variedades comunes, y que esas variedades comunes contienen toda la diversidad genética encontrada en las variedades raras. Esto podría ser el caso de un árbol mutante cuyas mazorcas pueden tener 6 surcos en lugar de 5 (lo normal en cacao); 6 pétalos, y 6 estambres, en lugar de 5 (número normal) y que ha sido encontrado en una población de cacao denominado “chuncho”. Este 23 árbol, si además exhibe algún carácter ventajoso, podría convertirse en una nueva variedad que procede de una población genéticamente diversa.(Fig. 1) Fig. 1 Fruto y flor de cacao mutante del cv.¨¨Chuncho¨- La Convención (Cusco) Las situaciones anteriormente descritas amerita la necesidad de establecer un mecanismo de difusión para informar y adiestrar a los profesionales agrarios en el uso correcto de los términos varietales que se usan en forma imprecisa y que en ocasiones causan confusión por la ambigüedad “sui generis”. En la Fig. 2, se muestra un gráfico referente a la distribución de “clones tradicionales” en lugar de referirse a variedades de cacao por regiones. Aquí la terminología no está bien empleada por dos razones (i), porque en todas estas regiones no sólo existen clones, sino también variedades tradicionales sembradas por semillas y (ii) que los “clones tradicionales” que son utilizados no sobrepasan ni siquiera el 10 % del área cultivada del país; sin embargo, hay pocos “clones mejorados” que sí ocupan una área significativa. Fig. 2 Superficie sembrada con cultivares tradicionales y mejoradas por zonas 24 Haciendo abstracción del término incorrecto “clon”, y entendiendo de que se trata de variedades “criollas”, entonces surgen dos interrogantes: (i) las variedades “criollas” denominadas así por el agricultor y variedades “tradicionales”, por los agentes de extensión, de San Ignacio, Tocache, VRAE y La Convención, serán genéticamente las mismas ?; (ii) son todas ellas nativas (del mismo lugar geográfico) ó han sido introducidas ? La respuesta lógica y técnica a la primera interrogante es negativa debido a que su origen genético es distinto, y con relación a la segunda, es afirmativa en el caso de las nativas como por ejemplo la variedad tradicional “chuncho” de La Convención, e introducida, como en caso de variedades de Tocache y el VRAE. Afortundamente hoy existen técnicas que permiten obtener índices de similitud, que miden el grado en que difieren las muestras tomadas de las poblaciones, o coeficientes de disimilitud que miden el grado en que dos poblaciones o dos individuos difieren en su composición. Tratándose de caracteres agromorfológicos, estas técnicas se emplean para (i) caracterizar la variación entre las variedades de la especie cultivada y dentro de ellas, (ii) comparar la variación genética con la nomenclatura dada por el agricultor y (iii) comparar la variación entre lugares geográficos. Estas técnicas también se emplean en la caracterización molecular de la diversidad genética de cualquier cultivo. 25