Palabras alusivas al XV Aniversario de la Fundación del Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco Teatro Degollado, Diciembre 5 de 2011 La vida de las personas y de las instituciones está marcada por momentos clave, momentos que conforman su rostro y su personalidad. Uno de esos momentos fue el ocurrido por aquellos días, entre el 26 de septiembre y el 27 de noviembre de 1996, momento en que el entonces gobernador del estado, el Ing. Alberto Cárdenas Jiménez, emitió el decreto de creación del Colegio de Bachilleres del Estado de Jalisco. Entonces parecía difícil. Detractores no faltaron, tanto los que se opusieron férreamente, como los que con actitud pesimista lo vieron con indiferencia. Sin embargo, había –al menos—tres realidades que se impusieron a tal oposición: la visión del gobernador Cárdenas Jiménez; el entusiasmo de quienes arrancaron el proyecto; la confianza de padres de familia que pusieron a sus hijos en nuestras aulas. Y, como todo comienzo, el escenario no era sencillo. Un puñado de hombres y mujeres, entusiastas, comprometidos, dirigidos por el entonces Secretario de Educación, Efraín González Luna Morfín, y por el Lic. Roberto Hernández Jáuregui, Director fundador, en unas oficinas pequeñas, escribieron las primeras páginas de la vida del colegio: sus primeras y fundamentales definiciones, los primeros maestros, los primeros alumnos, el primer plantel. Definiría esa etapa, si me lo permiten, como una de esperanza. Ante la enorme demanda de educación media superior, se hizo evidente que la creación del COBAEJ fue un acierto. La matrícula creció rápidamente y con ello el colegio como institución: se abrieron planteles, creció el número de docentes y de colaboradores. Le tocó al Lic. Miguel Agustín Limón, como Secretario de Educación, al Lic. Miguel Ángel Solís Alvarado, y a quienes le acompañaron en ese momento, tomar la estafeta y continuar con el esfuerzo iniciado: intensa promoción, ampliación de la infraestructura, apertura de 13 planteles, nuestros primeros egresados. Identificaría esta etapa del colegio como de certidumbre. Al Lic. Miguel Ángel Martínez Espinosa como Secretario, al Lic. Guillermo Antonio Anguiano Apodaca como director, y a sus equipos de colaboradores les toco consolidar esos esfuerzos y propiciar un importante crecimiento del colegio: apertura de 7 planteles, sistema de gestión de calidad, Mundo Bachiller, el Subsistema de Preparatoria Abierta, amplias instalaciones propias, salud financiera. Ubicaría esta etapa como una de fortaleza. Hoy, con la conducción del Secretario de Educación, el Ing. José Antonio Gloria Morales y el apoyo de directores de área, coordinadores y subdirectores, directores de plantel y responsables de Centros EMSaD, jefes de departamento y todos los que en el colegio trabajamos, tenemos el reto de la consolidación institucional. Hoy el colegio tiene Patronato, Consejo Consultivo, Himno, Mascota, Orquesta, Reglamento de su Ley en proceso de publicación, Reglamento Interior de Trabajo, Reglamento Orgánico, Reglamento de Alumnos, Bachillerato Intensivo Semiescolarizado y el naciente Bachillerato Virtual. Cada uno de nosotros hemos ido replicando ese momento clave de la fundación, con momentos cotidianos, de tal manera que cual escultor con su obra de arte, todos hemos ido delineando, con el cincel de nuestro diario quehacer, el rostro que el colegio ha ido tomando a lo largo de estos años. Y, lo más importante, hemos ido delineando el perfil y personalidad de cada uno de nuestros alumnos, como preciosa escultura, como obras de arte. Tiene razón Julio Iglesias cuando dice que “al final, las obras quedan las gentes se van. Otros que vienen las continuarán”. Pero en lo que no tiene razón, al menos para los efectos de la vida del colegio, es que la vida no sigue igual. La vida de quienes aquí colaboramos, y de nuestros alumnos, por supuesto que no queda igual. Queda fuertemente marcada por la fecunda experiencia de la docencia, del rico trabajo colaborativo, del ejemplar testimonio de responsabilidad y profesionalismo de quienes en el colegio laboran. En una ocasión como esta, es de justicia reconocer el esfuerzo y dedicación de cientos, miles de personas, empleados, docentes, directivos, colaboradores, funcionarios estatales y federales, que han aportado lo mejor de sí mismos para construir lo que hoy es el Colegio de Bachilleres. A cada uno de ellos, ya sea que sigan en el colegio o no, quisiera expresar a nombre del Ing. José Antonio Gloria Morales un sincero agradecimiento por su entrega y su trabajo. Muchas felicidades.