DE HISTORIA NATURAL '201 ciones, pues la igualdad en el tamaño, la finura y consistencia del espesor de la cascara y el número, pues fueron cinco los encontrados, aunque sólo pudieron extraerse tres, excluye la idea de concreciones calcáreas en el interior de los restos del caparazón de la tortuga. Tanto en la capa de marga donde encontramos el ejemplar de que acabamos de ocuparnos, como en la otra capa margosa inferior de arena, encontraron en el mismo barranco el Sr. Royo y el alumno Hernández-Pacheco tres sitios más con restos de otros tantos ejemplares de tortugas gigantescas, los cuales fueron extraídos por el preparador del Museo Sr. Molina en días posteriores, estándose al presente recomponiendo los fragmentos de las distintas piezas en el taller del Museo. Una expedición posterior, que hicimos en compañía de los señores citados y durante la cual seguimos la capa de marga que, aflora formando curva de nivel en los barrancos, nos permitió señalar, en un trayecto de menos de medio kilómetro, hasta una veintena en total de sitios con restos de la misma especie de tortugas gigantes, si bien la mayoría de los restos consistían en fragmentos de caparazón. Uno de los ejemplares, que consistía en algunos huesos de las extremidades y la mayor parte del espaldar, intentó extraerse por el procedimiento norteamericano de la cementación previa de los fragmentos mediante tiras de arpillera adheridas con engrudo, pero la lluvia y rocíos hicieron fracasar la operación. Los restos salvados permitirán formarse clara idea, no sólo del tamaño, sino de la forma y caracteres de la especie, si bien lo incompleto y fragmentado de los ejemplares no permite obtener uno completo, sino huesos o partes aisladas. Así, por ejemplo, a pesar de nuestras pesquisas no hemos podido encontrar cráneo alguno, lo cual se explica por el hecho de que las tortugas en cuestión al morir y quedar en el pantano serían pasto de los animales carnívoros,.y la cabeza es una de las partes más fácil de separar del resto del cuerpo, y aun desprenderse por sí sola, pues, al morir el animal, no queda incluida dentro del caparazón ni está unida por los fuertes tendones que los huesos de las patas. El estado de conservación de los restos fósiles es bastante defectuoso, a causa de que los caparazones están aplastados y deformados por el peso de los sedimentos, y los fragmentos frecuentemente embutidos unos debajo de otros. Además, como los ejemplares visibles lo están a flor de tierra, donde la descomposición de la roca es