“Sentía necesidad de hablarlo, de gritarlo… ¡cómo es posible que en pleno siglo XXI haya gente muriéndose de hambre!” La Hermana Johny Feria pertenece a la Congregación de Santa Mariana de Jesús, comúnmente conocidas como “Marianitas”. Lleva años trabajando en Kaikor, Turkana (Kenia), dedicándose en cuerpo y alma a los habitantes de esta zona, uno de los lugares más deprimidos del planeta, con una esperanza de vida de 52 años, un 78% de población analfabeta, una región semi-desértica y una hambruna importante. Los habitantes de Turkana son auténticos supervivientes. E Escuelas Católicas (a través del Departamento de Cooperación de FERE-CECA) lleva colaborando con estas religiosas desde el año 2011 en la construcción de un centro de capacitación para población en alto riesgo de exclusión social, con la ayuda del Gobierno de Navarra. En la actualidad se ha convertido en un centro de referencia en la zona para la asistencia educativa de esta población. En estos ción para la puesta en marcha de un proyecto de fortalecimiento de las capacidades económicas y productivas de la población local de Kaikor, a través de la puesta en marcha de una iniciativa de formación y producción agropecuaria y artesanal. Recientemente la Hermana Johny vino a Madrid y se pasó por la sede de Escuelas Católicas para agradecernos nuestra ayuda y darnos más información sobre la realidad local de tal manera que podamos contextualizar y defender mejor frente a terceros sus propuestas de desarrollo. Con esta entrevista nos acercamos un poco más a esa realidad. Pregunta.- Actualmente trabaja en Turkana (norte de Kenia) pero en su trayectoria profesional y vital se ha enfrentado a distintas realidades de pobreza extrema, como fue el caso de las misiones en la selva de Ecuador. ¿Es muy distinta la pobreza y la realidad de los turkanos de esas otras realidades que usted ha conocido? Respuesta.- En la selva Ecuatoriana viví tres años. Por supuesto también allí la miseria de la gente era por el descuido de los gobiernos de turno. No sé ahora como están, espero que mejor, yo estoy hablando de hace 11 años cuando no había ni dispensarios, ni carreteras, ni nada. La misión tenía colegio. En ese tiempo cualquier ayuda que dabas allí era bienvenida. El hecho de En estos momentos se buscan canales de financiación para un proyecto económico y productivo 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 22 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 62 64 66 68 70 72 74 76 La Hermana Johny Feria P.- ¿Cuáles son las condiciones de vida en Kaikor? R.- Espero no ser demasiado trágica, pero yo las considero inhumanas, insalubres, indignas. P.- Nos comentaba que hace poco tuvieron que evacuarla, ¿nos puede contar este suceso? R.- No me esperaba que me preguntaras esto Ma- estar en la selva les daba más esperanza, más ilusión de vivir, más vida. Tenían ramas para hacer sus chocitas, no se morían de hambre porque había animales, frutas silvestres; claro que vivían también en condiciones indignas, pero al menos tenían algo que comer. En Etiopía estuve cinco años, allí es como si toda la gente no lograra avanzar más por las políticas del gobierno, creencias religiosas, tabúes culturales, etc. No se ve abiertamente esa brecha entre ricos y pobres que sí existe en Kenia, sin embargo, también hay desierto y la gente también vive en condiciones inhumanas. Los turkanas en Kenia poco a poco han sido desplazados. Es una área inhóspita, muchos no tienen agua ni siquiera para beber, llueve máximo cinco veces al año, cuando es un año lluvioso y cuando no, simplemente no hay esperanza. La dureza de la vida y el hambre se expresa también en el rostro de la gente. Para ir a buscar frutas silvestres caminan horas. También entre ellos tienen sus leyes injustas que afectan a las mujeres, ancianas y niñas, especialmente. El pueblo turkana es usado por el Gobierno y algunas ONG para conseguir fondos que se convierten solo en actividades asistenciales que no atacan a la raíz del problema. ría. Contraje malaria y como ni en el centro de salud ni en nuestro pequeño dispensario me podían hacer las pruebas tuve que esperar unos días y conseguir un coche, ya que el que teníamos de la Diócesis lleva roto seis meses, al parecer sin solución (sin contar que el poco dinero que tenemos lo hemos gastado solo en el garaje). El asistente del párroco estaba a unas cuatro horas en coche de allí y me llevó a Lobur donde, por suerte, encontré a unos voluntarios enfermeros de España. Me pusieron tratamiento, estuve allí unos tres días y regresé a Kaikor porque justo estábamos formando los grupos para los talleres de agricultura, que deben estar formados y registrados en el país hasta que llegue la ayuda. Ese día que llegué tuve unas cuatro reuniones, la última la hice de pie porque ya no me pude sentar. He seguido así hasta que un día ya no pude levantarme. Tengo una hernia discal (desde hace unos años), pero nunca me imaginé que la situación desbordante que estaba viviendo junto a los turkanas me afectara. Esta vez sí me evacuaron. Después de estar unos días en el piso, me sacaron a Nairobi y luego la Congregación vio la posibilidad de venir a España y aquí estoy. El estar mucho tiempo en el desierto, sin salir, me afectó, y eso que sólo he estado cerca de seis meses sin ir a otro sitio que no fuera Turkana (semi desierto). Pero… he experimentado la impotencia de no poder ayudar, de ver morir de hambre a algunas personas, de ver cómo madres embarazadas están desnutridas y con malaria, de ver morir niños recién nacidos sólo por desnutrición. Por otro lado he sentido mucha indignación frente al Gobierno Keniano y algunos departamentos corruptos, como es el caso de los de Agricultura, que no hacen nada, o ¡hacen tan poco por su propia gente!… aunque tengan presupuesto. Sentía necesidad de hablarlo, de gritarlo… cómo es posible que en pleno siglo XXI haya gente muriéndose de hambre. 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 59 61 63 65 67 69 71 73 75 P.- En estos momentos no existe ninguna otra entidad de índole externo que esté trabajando en esta zona, ¿podría explicarnos a qué se debe y en qué consiste el trabajo que están realizado las Hermanas en Turkana? R.- Una entidad permanente no existe, van y vienen a veces cada mes o cada seis meses ONG (Oxfam, Malin…), pero no permanecen. Para serte sincera María, la misión allí no es fácil, si no fuera por la oración de mucha gente que nos sostiene a nosotras, por la Gracia de Dios, por el testimonio de los misioneros de la Comunidad de San Pablo Apóstol (que, por cierto, se fundaron allí y la mayoría son españoles), y por la colaboración de personas de gran corazón, quizá también nosotras lo hubiéramos dejado. La misión es muy linda, es una gran oportunidad para vivir nuestro Carisma: “Ser Amor misericordioso donde hay dolor humano” y nuestra Espiritualidad: “Seguir a Jesús camino al calvario”. Pues sí, estamos allí, compartiendo la vida con ellos, buscando alternativas de desarrollo humano, social, espiritual. No es mucho lo que podemos hacer por ellos, pero con nuestra presencia queremos decirles que existen, que Dios nos ama, que no están solos en la lucha y que sus alegrías, sufrimientos, desilusiones o esperanzas queremos compartirlas, que ellos nos importan y que nos duele lo que experimentan. Nuestra Congregación es ecuatoriana, fundada en Ecuador y por la Beata Mercedes de Jesús, primera mujer ecuatoriana que se lanzó a fundar una congregación religiosa. Las personas que conocen nuestro origen nos preguntan: ¿qué hacen ustedes aquí, si en Ecuador también tiene necesidad, pero más aun si no tienen qué ofrecer? ¿Y sabes lo que contestamos? Que queremos ser voz de los que no tienen voz. Tocamos puertas y gracias a cada uno de los que nos las abren, como ustedes por ejemplo, logramos construir algún proyecto para nuestra gente Turkana en Kaikor. P.- En Turkana algunas personas han sucumbido a la hambruna y miles permanecen en estado de extrema debilidad. Imaginamos que los niños y los ancianos son los más perjudicados, ¿se han encendido las alarmas? ¿cómo se enfrentan las familias a esta falta de alimentos? R.- Cuando vives con ellos el hambre pareciera algo normal, ver morir a la gente por desnutrición o por enfermedades simples es común y muchas veces ocurre sólo por falta de medios, ya que el hospital está en Lodwar, a unas seis horas en coche y no hay transporte. El último periódico que leí cuando me estaba viniendo titulaba: “270.000 personas en Turkana muriéndose de hambre”. Entonces me di cuenta de la magnitud de la situación. En ese mouna realidad. Cruz Roja ha conseguido muchos fondos. Emprendió en nuestra zona, a una hora más o menos de Kaikor, un buen proyecto de Agricultura que parecía que podía dar esperanza a la zona. Se gastaron millones de chelines kenianos, pero había muy mala organización, daban ganas de llorar. P.- Desde aquí es difícil imaginarnos la forma de vivir y de pensar de estas familias, y su lucha diaria para hacer frente a la sequía. ¿Cómo es su forma de vida? ¿cuál es la necesidad más acuciante? R.- Recuerdo que una vez pedimos a unas personas que mataran a una cabra para poder dar de comer a nuestro grupo de ancianitos. Dos señoras que lo oyeron me pidieron que si les podía regalar la sangre de la cabra y, por supuesto, dije que sí. Mi sorpresa fue que cuando llegué las personas que habían matado la cabra se acababan de tomar la sangre. Me quedé impresionada, pero entendí que se habían ofrecido a matar a la cabra porque no habían comido 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24 24 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 62 64 66 68 70 72 74 76 La Hermana Johny Feria el día anterior. Su alimentación mientras vivieron en las montañas fue siempre sangre y leche de cabra (la toman tal como sale de una de las arterias de la nuca de la cabra, sin matarla). Con esto quiero decir que aquí la necesidad más acuciante es el hambre y, por supuesto, las enfermedades. y talentos, y les damos la oportunidad de ser protagonistas de su propio futuro y desarrollo. P.- Según nos comentan, en la zona han llegado ayudas puntuales pero que han sido un fracaso ¿por qué? R.- Quiero comenzar aclarando que no estoy en por ejemplo, al pago de los facilitadores en los talleres (profesores) en nuestros centros de nutrición materno infantil, en la clínica móvil, en el mantenimiento de los centros, del pozo o de aquello que se emprenda. contra de las ayudas puntuales que algunas ONG realizan cuando la emergencia así lo requiere, pero sí cuando se trata solo de ir, dejar la comida o las corentar ante los medios de comunicación. No estoy de acuerdo con esas “ayudas sin alma” que tienen prisa por irse del desierto y ni siquiera se paran a mirar a los ojos a quien se le da la ayuda. No se puede lograr crecimiento si la gente recibe comida, cosas o dinero, y continúa dependiente de esa ayuda sin aprender a trabajar y luchar juntos. Sin quererlo se arruina el trabajo que otros estamos haciendo. Al vivir con ellos intentamos que la gente tome conciencia de que deben ser ellos los protagonistas de la construcción de su propia historia, todo lo demás son ayudas para empezar, para levantarse… pero luego son ellos mismos los que necesitan dar los pasos para caminar. No son ayudas que permitan al pueblo turkana descubrir y desarrollar sus potencialidades. Creo que el hambre turkana es mucho más profunda que la material. Después de compartir tres años con ellos puedo decir que también tienen hambre de ser y existir, de vivir en condiciones más humanas y más dignas como Hijos de Dios. P.- ¿Entonces cree que serían necesarios proyectos más a largo plazo que implicaran a los propios turkanas y que les dotaran de los medios necesarios para que generaran sus propios proyectos de desarrollo? R.- Como te decía creo que es urgente una solución al hambre que padece el pueblo turkana. Al crear proyectos de desarrollo estamos dándoles la oportunidad de existir y crecer en plenitud, no sólo “en el estómago”, sino en el desarrollo de sus habilidades Las ayudas puntuales son necesarias para empezar, pero luego lo que se necesita es un apoyo que dé continuidad a los proyectos, y eso muy pocas orga- Necesitamos un acompañamiento cercano de todos los proyectos, ya que a veces las ayudas son tan puntuales que no se sabe si es mejor para la gente no empezar nada, porque la desilusión luego es muy grande. Por ejemplo, tenemos terreno para huertas, motivamos a la gente, conseguimos el agua, las semillas, se planta y… se para la ayuda… La gente no está preparada para caminar sola, necesita apoyo y formación a más largo plazo si queremos construir juntos algo duradero y estable. Para lograr dar viabilidad a los proyectos se necesita un carro y éste no funciona sólo con agua, necesitamos tener también ayuda para su mantenimiento… ¿Ves, María? todo va de la mano, y hay organizaciones que limitan su ayuda tanto que a la larga no se ven cambios ni solución a la raíz del problema. Sin embargo, tenemos una gran ventaja: nosotras estamos viviendo y compartiendo con la gente codo a codo, todos los días, como Misioneras Marianitas y estamos siendo testigos del entusiasmo con el que la gente comienza algo, aunque a veces también se desilusionen porque no pueden continuar por falta de medios. P.- Escuelas Católicas (a través de FERECECA) llevó a cabo en 2011 un proyecto, junto con el apoyo del Gobierno de Navarra, que consistió en la construcción de un centro de formación y apoyo a la comunidad en la zona. ¿Nos puede contar que ha supuesto este Centro para el pueblo de Kaikor? ¿Y, en concreto, para la mujer? R.peranza, oportunidad para su creatividad y desarrollo de sus habilidades como ocurre con los pequeños 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25 27 29 31 33 35 37 39 41 43 45 47 49 51 53 55 57 59 61 63 65 67 69 71 73 75 La Hermana Johny Feria talleres que estamos empezando de corte y confección, artesanía, educación adulta, agricultura, así como charlas sobre relaciones humanas. – La alegría; para alabar a Dios con todo su ser, con su cuerpo, con su Espíritu. Las celebraciones Eucarísticas son una verdadera Las mujeres han sido las emprendedoras en estos talleres. Van aprendiendo a ser creativas y a llevar algo para sus hijos de su propio trabajo. Ha supuesto crecer en dignidad y en solidaridad, gracias al trabajo que se hace en conjunto. con Jesús… no tienen vergüenza, ni se miden para alabar al Señor. – La capacidad de perdón; incluso aquellos a los que “la vida les ha quitado todo” como son los huérfanos que han visto cómo asesinaban a sus padres. Cuando uno comparte, vive con ellos no siente el deseo de venganza, amargura y revancha que por lo general tenemos en Occidente. P.- ¿Podría recordar a Occidente las cualidades que encuentra en esta población que vive en una pobreza extrema, pero que posee una belleza interior “única”? Sí, claro, las cosas que yo más admiro en ellos son: – Su libertad interior; para expresarse, para decirte las cosas, para pedirte o para simplemente mudarse a otro sitio. Su experiencia de haber sido nómadas por siglos les hace vivir sin apegarse a nada ni a nadie. – Su valentía; para sobrevivir en medio de la nada, aprendiendo a luchar por la vida propia y la de quienes aman. – Su felicidad; son felices con tan poco, disfrutan agua para beber o bañarse en pleno desierto. Los que no la tienen cerca caminan horas para encontrarla y eso les llena de felicidad. P.- Para terminar, Turkana nos necesita, ¿cómo podemos ayudar? R.- Te lo resumo en cuatro ideas: 1. Con la oración, no importa de qué religión o iglesia seas. Envíanos tu energía positiva y mucha, muchísima oración. La realidad inhóspita del desierto consume mucha energía, y tú nos puedes ayudar, la oración es muy poderosa. 2. Con la información. Infórmate y pasa la voz, es el primer paso a la sensibilización, a veces pensamos que nuestro mundo, nuestros sufrimientos, son únicos y nos encerramos. Cuando conocemos, escuchamos que otros existen y a veces en peores condiciones que nosotros, se empieza a abrir un nuevo horizonte mucho más amplio y nos sentimos movidos a ser y hacer algo más. Por eso la información nos ayuda a ver que otros existen y esperan por nosotros. 3. Arriesgándote a pasar unas vacaciones en Turkana. Sí, ofreciéndote de voluntario, yendo a conocer su realidad, echando una mano… cualquier cosa que sepas es bienvenida para ayudarles a ellos, para ayudarnos a nosotras a ayudar. 4. Con tu contribución económica, como lo quieras hacer. Uniéndote a las ONGD de España que nos están apoyando como FERECECA, a través de la Diócesis de Lodwar, o directamente con la Congregación Marianita en Kaikor. María Bonilla Eva Díaz 2 4 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24 26 26 28 30 32 34 36 38 40 42 44 46 48 50 52 54 56 58 60 62 64 66 68 70 72 74 76