Facultad de Educación Licenciatura en Educación Básica con énfasis en Humanidades y Lengua Castellana Maité Posada Fuentes posada.m@javeriana.edu.co Pedagogía del cuerpo - IX semestre Ahora ya sabemos que el alma es el cuerpo y el cuerpo el alma. Nos dicen que son diferentes porque quieren persuadirnos de que podemos quedarnos con nuestras si los dejamos esclavizar nuestros cuerpos. George Bernard Shaw Cuerpo… ¿elemento, instrumento?… una relación inevitable con el mundo entreteje y configura el espacio de formación del ser, de cada uno como sujeto que dentro de una estructura que se erige bajo el sustantivo “cuerpo” delimita ese espacio universal lleno de sensibilidades, de alegrías, de lamentos, y que como boleto de entrada y permanencia puede un día inscribirse en el periodo de caducidad. Partiendo de esta idea quiero iniciar la biografía de mi cuerpo, han pasado ya 33 años de habitar en el, tiempo en el cual el devenir de la vida ha dejado el recuerdo de personas y vivencias que dejaron su huella, no con marcas visibles a los ojos de los seres humanos, sino mas allá, marcaron mis sentimientos…esa partecita llamada corazón…. Cada una de estas personas con sus aciertos y desaciertos dejaron su estela en mi vida… una vida cargada de júbilos, algunas veces de desilusiones y también de lágrimas, pero lo mejor del tiempo es que aprendí que de alegría también se puede llorar. Como un salto universal recuerdo mi primer día de colegio, es de los recuerdos más extraños que poseo de mi infancia, bueno, no era precisamente el colegio… era mi primera experiencia en una institución educativa solo contaba con cuatro años de edad y por las cuestiones de la vida era hora de empezar a estudiar… ¿estudiar?, que necesita aprender uno a esa edad, tal vez a amarrarse los zapatos, a cepillarse bien los dientes, a no sé , tal vez, a esa corta edad uno simplemente quiere y necesita jugar… y efectivamente eso fue lo que hicieron mis primeros profesores, me pusieron a jugar, “jugar a ser grande”. El jardín en el que me matricularon contaba con la suerte o el infortunio de ser dirigido por religiosas, entonces todas y cada una de las actividades estaban dirigidas a “encaminar” nuestros pensamientos, nuestros sentimientos y nuestras formas de actuar para ser personas “ejemplares”. Fue transcurriendo el tiempo y toda mi vida estuve inmersa en ambientes educativos dirigidos y gestionados por agentes religiosos, eso indudablemente marca diferencias; las ideologías trasmitidas son fundamentales, no estoy haciendo un crítica negativa, sencillamente son modos puntuales de ver la vida desde la religión que en un trasfondo terminan siendo agentes de control o como Michael Foucault lo plantea el panoptismo. Fui creciendo, pasando de la adolescencia a la adultez y me di cuenta que mi cuerpo había sido moldeado socialmente, cada una de las instituciones sociales cumplieron muy bien su papel, la familia, la escuela, la sociedad, cada uno puso su aporte para que Maité fuera un sujeto socialmente aceptado... pero nadie se preguntaba si ese sujeto era feliz… Un día, y por diversas circunstancias un sentimiento incontrolable invade esa estructura, ese efímero sentimiento llamado amor. Enamorada y convencida de haber encontrado la dicha que le hacía falta a mi vida decido compartir mi tiempo y mi espacio con quien hoy en día es el padre de mis hijos, pero ya no mi compañero, ya no está a mi lado, se fue… no para siempre o tal vez si.. Decidió huir un día porque de una medida u otra le dio miedo cambiar para mejorar, pero bueno se fue dejándome lo mejor que puedo tener ahora, mi hijo y mi hija, ellos son la razón de continuar luchando frente a cada una de esas relaciones de poder que enfrenta un sujeto que necesita ser socialmente aceptado…. Ahora, hablando de eso, de ser aceptado…. Si es cierto que puedo aseverar con total felicidad que el mayor tesoro que poseo son mis hijos, también debo reconocer que el hecho de haber decidido ser mamá desde muy joven generó cambios, cambios fundamentales y radicales…. Mi cuerpo cambió, entonces el prototipo socialmente aceptado se estaba perdiendo tras la nueva figura de mujer – madre, también las oportunidades, los estilos de vida, los planes y proyectos, unos cambiaron, otros sencillamente se retrasaron, entre esos el gran proyecto que me tiene hoy en día escribiendo este texto, obtener el título de licenciada. Lucha constante contra el tiempo, contra los problemas económicos, contra las responsabilidades de ser madre soltera, pero aquí continúo, batallando contra cualquier agente de poder que quiera ser obstáculo para alcanzar mis metas, metas que por cierto no son solo mías, triunfos que serán compartidos con mis hijos, con mis padres, con toda mi familia, aunque sean muchos de ellos quienes años atrás me hayan señalado por no haber tomado lo que ellos llamaron el camino correcto. Sin embargo, a expensas de los comentarios, de los señalamientos y de cualquier dificultad que se haya presentado me siento orgullosa de lo que veo frente al espejo: una madre ejemplar, una mujer amorosa, una docente valorada y estimada por sus estudiantes y colegas, ya con muchos años de práctica docente, muchos si, dieciséis años haciendo parte del sistema educativo, pero a su vez dándole la pelea a los modelos totalizadores que se quieren imponer. Soy feliz con lo que hago, soy feliz con lo que vivo y mi meta personal es fomentar espacios para que aquellos que me rodean, sean también felices… Tal vez no tenga letras en mi cuerpo, pero las marcas si, subyacen más allá de la piel… Sólo que decidí que cada una de esas marcas es la señal para hacer las cosas cada día mejor y con más y más empeño y amor.