Fuera de Ruta La iniciativa de reforma petrolera Liz Ileana Rodríguez* Ya iniciado el debate sobre la reforma petrolera, conviene estar enterados de la propuesta oficial y de algunas de sus implicaciones para nuestro presente y futuro como sociedad. Aun cuando podamos cuestionar sí los senadores están haciendo o no su trabajo, es importante que estemos informados para poder demandarles, a nuestros legisladores y gobernantes, sobre las malas decisiones tomadas o aplaudirles por las buenas acciones logradas. Independientemente de nuestra injerencia en los intereses que se estarán debatiendo en los próximos meses, tenemos la obligación de conocer y opinar. El proyecto de reforma de PEMEX implica cambios a varias leyes y reglamentos: La Ley Reglamentaria del artículo 27 de la Constitución Política de nuestro país, el artículo 33 de la Ley Orgánica de la Administración Pública, diversas reformas a la Ley de la Comisión Reguladora de Energía, reformas a leyes fiscales que modificarán el esquema contributivo de Petróleos Mexicanos, se propone una Nueva Ley Orgánica de Petróleos Mexicanos y la Ley de la Comisión del Petróleo. Por lo complejo y trascendental de éste paquete de iniciativas discutiremos, a continuación, sólo tres de ellas. Los cambios propuestos a la Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional en lo referente al petróleo, muestran una clara intensión de refrendar la propiedad nacional de los hidrocarburos; pero, por otro lado, abre la puerta al sector privado para realizar actividades de construcción, transporte, almacenamiento y distribución de gas, refinación de petróleo y petroquímicos. Así que, concentrada la atención nacional en el petróleo, el gobierno pretende privatizar aún más el sector energético (excepto petróleo). En el artículo 33 de la Ley Orgánica de la Administración Pública la iniciativa presidencial pretende que la Secretaría de Energía sea la encargada no sólo de conducir la política energética, sino además la responsable de establecerla y supervisarla (fracción I). Esta es la principal implicación, pues incluso otras como programación de las exploraciones, explotación y transformación de los hidrocarburos (fracción II); determinar la plataforma de producción y el ritmo de disposición de las reservas petroleras (fracción XIII); la expedición de normas de ahorro de energía (fracción VIII), están subordinadas a la política energética, por ello la importancia de quién defina tal política. Evidentemente que por ser el petróleo el “tesoro de México” y financiar más del 50% del gasto público, le correspondería a un órgano legislativo el definir las directrices de la política energética. Además, llama la atención que en la propuesta de reforma del artículo 33, antes mencionado, la fracción V referida a la participación de los particulares en la generación y aprovechamiento de energía con apego a la legislación ecológica, haya eliminado esta última explicites; dejando a la libre interpretación de las “disposiciones aplicables” sí el cuidado ecológico es o no asunto que los particulares deben atender. Lo anterior resulta contradictorio, pues la Ley Reglamentaria del artículo 27 constitucional señala que se debe promover el desarrollo sustentable (artículo 9o), sin embargo el artículo hace solo referencia al ámbito de la industria petrolera y en ningún momento menciona el sector energético, posibilitando la generación no limpia de energía por parte de los particulares. Por su parte, la Nueva Ley Orgánica de PEMEX se centra en el mecanismo de financiamiento, introduciendo alternativas financieras. Entre lo más discutible de esto, se encuentra el otorgar a PEMEX la facultad de negociar deuda sin la autorización de la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, así como la contratación de deuda en moneda extranjera. Contempla también los bonos ciudadanos que otorga a sus tenedores una contraprestación vinculada al desempeño de la paraestatal. Aun cuando podemos argumentar que solo un porcentaje muy pequeño de la población mexicana ahorra o invierte… ¿cómo invertir en títulos de crédito de una empresa que no genera utilidades, que está al borde de la banca rota y que experimenta una caída estrepitosa de su desempeño? Leyendo las iniciativas antes mencionadas, más que una privatización en sentido estricto, se ésta buscando una mayor autonomía de gestión de la paraestatal. Incluso en el diagnóstico realizado por el ejecutivo, varios de los problemas de PEMEX tienen su origen en la gestión: evaluación, transparencia, divulgación, maximización del valor, aspectos de administración de recursos, incorporación de tecnología, capacitación, etc. El consenso entre legisladores apoya esta idea, sin embargo el problema con la autonomía de gestión está en los riesgos que apuntan hacia una privatización sin la necesidad de consultar al Congreso de la Unión, sirviendo además de antecédete en la modernización de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), otra paraestatal que adolece de varios de los problemas diagnosticados por el gobierno federal en PEMEX. Profesora-investigadora del Centro de Estudios del Desarrollo de El Colegio de Sonora, lrodriguez@colson.edu.mx