4 | 28 | 9 | 2014 CARLOS HELLER , TIMONEL AZUL, Y EL PROYECTO DEL ESTADIO DE LA U EN CARÉN: “Siempre hay que tener planes alternativos” Reiteró la promesa de iniciar construcción en su mandato: “Tendría que ser muy enfermo de la cabeza para tirarme a la piscina delante de todo Chile”. D. R. CRISTIÁN CARVALLO E l presidente de la U, Carlos Heller, reconoció que el directorio maneja otras opciones ante la eventualidad de que el proyecto del estadio en Laguna Carén no prospere. “Siempre uno tiene que trabajar en planes alternativos. Yo aprendí en la vida que siempre hay que tener un plan B por cualquier contingencia; pero para tranquilidad de los hinchas, estamos trabajando con la universidad, tenemos línea directa con el rector, así que estoy muy tranquilo”, aseguró. El mayor accionista de Azul Azul reafirmó su confianza en que el club tendrá la ansiada “casa” propia: “A la larga va a salir, yo me comprometí a que en mi gestión por lo menos se va a empezar a construir el estadio y estamos en el plazo para cumplirlo”, dijo, aunque reconoció que “de repente hay alarmas que suenan, pero hay que estar tranquilos, me comprometo ante todos, tendría que ser muy enfermo de la cabeza para tirarme a la piscina delante de todo Chile”. Por ahora, Carén está vigente: “Si- El momento exacto en que Mathias Corujo envía el centro que Patricio Rubio convertirá en gol. Fue el empate a uno parcial. gue siendo la prioridad, nuestro arquitecto está trabajando en el proyecto que será presentado en el momento oportuno, pero primero hay que cerrar el tema con la universidad”. Los dos principales obstáculos que enfrenta el proyecto en Pudahuel son las restricciones a la constructibilidad que impiden por ahora edificar en el sector y, principalmente, el alto costo de las mitigaciones viales. En lo deportivo, el timonel se refirió al posible llamado de Gustavo Canales a la selección: “Nos queda un partido la próxima semana, después se parará el torneo nuevamente. Hay que apoyar a la Roja, así es este tema, nos guste o no nos guste”. Del momento del equipo, el directivo expresó: “Cuando estás arriba, todos te quieren morder. Vamos a tener un domingo más tranquilo, no importa lo que hagan los demás, somos punteros y para ser campeones tenemos que ir al Monumental o a cualquier parte a sacar los puntos que necesitamos”. Sistema y cilantro E l entrenador Jorge Sampaoli habla de sincronización, funcionamiento de equipo y ataque colectivo, más que de nombres propios o aspectos individuales. Los directores técnicos sueñan con análisis de esta naturaleza, porque eso implica que el fútbol cabe en su táctica, diseño y estrategia. Es decir, lo puede dominar, controlar, domesticar, quizás amaestrar. Es cosa de analizar, sudar y estudiar. Si se hace lo mismo, y se repiten una y otra vez las jugadas. Si los delanteros obedecen y se desdoblan; y los defensas lo mismo, y se triplican. Y todos felices por el trabajo bien hecho y después de llevarlo a la práctica vendrá la recompensa. Es un tipo de discurso que tiende a igualar a los jugadores y la aspiración es que se parezcan y que sean intercambiables y fusibles de algo que los supera: el sistema. El funcionamiento es la fórmula, el sistema la envasa y el entrenador es la estrella. El fútbol, claro, nació para lo contrario, para ser disfuncional, incómodo y rebelde. Su naturaleza es quitar la razón, jamás darla. Porque un equipo puede comportarse como fruta mecánica —engranajes perfectos, ruedas que calzan y placas ajustadas—, pero siempre hay alguien que tiende a salirse del sistema, no totalmente, pero sí lo justo y necesario. Es para que se note. Es el rizo del rizo, el bucle en el rombo, la guinda de la torta. El adorno extra, la genialidad impensada o la imperfección afortunada. En el discurso de Jorge Sampaoli el sistema gana partidos, mete goles colectivos y acá están los secretos, el rock y la sicomagia del fútbol. Es un discurso que rebalsa convicción, argumentos y enorme voluntad. Es algo así como el último deseo de un entrenador. Es piedra filosofal, testamento y legado. Si Jorge Sampaoli tuviera que elegir entre la cabeza de Sebastián Beccacece y el sistema, que a nadie le quepa duda. ANTONIO MARTÍNEZ -Flaco, perdoná, perdoná, Flaco, pero el sistema es el sistema. Igual es un corte seco y amarráte el pelo, para que el Nico Diez no tenga que pasar la escoba. La obsesión por el sistema puede ser deformación profesional, pero en la búsqueda del cofre está el trabajo y la dignidad de un entrenador genuino. Esa es la pega y esos son sus límites. Revisar el mapa, estudiar las coordenadas, calcular con el sextante, evitar los obstáculos y buscar la tripulación para una magnífica aventura donde el tesoro es el sistema. Una cosa, eso sí: Me da lo mismo el sistema, siempre y cuando juegue Alexis Sánchez. Que es una manera moderna de expresar una vieja idea: Leonel y diez más. De otra manera: el sistema es bueno, pero nunca tanto.