Buscando El Dorado: la obra de Abel Barroso El tema de la emigración ha sido una presencia continua en las artes visuales en Cuba, al menos en los últimos veinte años. El éxodo constante del país ha traído como consecuencia una nueva dinámica en las relaciones domésticas y sociales entre los cubanos. Este escenario incluye a aquellos que aún están viviendo en el país y a los que se han ido, estableciendo un nuevo tipo de relación entre ambos grupos. Abel Barroso es uno de los artistas cuyo trabajo, en los últimos años, se ha enfocado en esta temática y en el significado de la misma más allá del contexto cubano. Mientras que varios de sus colegas escogieron trabajar desde un punto de vista autobiográfico, Barroso se inclinó por un comentario más general, enfatizando el aspecto social. Su obra se enfoca en el movimiento de la gente hacia adentro y hacia afuera del país, subrayando factores tales como la falta de confianza, la ansiedad generada por la espera, y la inseguridad de poder completar el proceso. Él se concentra especialmente en la relación que se establece entre el denominado primer mundo y el tercero a través del proceso migratorio. En sus piezas representa el intercambio entre ambos mundos como una analogía simbiótica, influenciada por los matices sociales y económicos que diferencian ambas realidades. En esta exhibición podemos ver cómo Barroso continua explorando el asunto expandiendo algunas ideas en las que ha estado trabajando por un tiempo, particularmente el viaje como tal, la posibilidad de hacerlo realidad. La pieza central es sin lugar a dudas Pinball del Emigrante, una instalación compuesta por siete máquinas de pinball. Tradicionalmente estas máquinas son de colores brillantes, con luces y aditamentos atractivos. Las de Barroso son de madera desnuda, sin pintar, sólo con inscripciones en negro, una estética escogida intencionalmente a priori para recordarnos el entorno en el que se ha producido la obra. Las máquinas están conectadas entre sí por una silueta de la ciudad de Nueva York, perfilada por sus inconfundibles rascacielos. Al utilizar el perfil de esta ciudad como el ‘telón de fondo’ para las máquinas, Barroso alude a la dimensión inaccesible que adquiere el lugar, convirtiéndose en la meta ideal, en 1 el ‘El Dorado’ de cada uno. Siete personas pueden simultáneamente tratar de ‘ganarse’ la entrada al lugar quimérico. La feliz conclusión de este evento depende de varias circunstancias. Una parte del éxito recae en la habilidad natural de cada uno de los contendientes, otra en su poder adquisitivo para poder empezar a jugar, y una tercera es el azar, convirtiéndolo en una situación totalmente aleatoria y fortuita. Viajar fuera del país deviene en una carrera de obstáculos, y su conclusión feliz es el resultado de varios factores, muchas veces fuera de control. Pinball del Emigrante se convierte en una especie de frontera virtual entre los dos mundos. Visa Vending directamente Machine sobre la (Máquina vendedora correlación entre de visas) dinero y también migración. comenta Es un cuestionamiento al poder adquisitivo y a la posibilidad de emigrar como un resultado del mismo. Al replicar una máquina de vender sodas o comida ligera, en la que uno elige el producto a consumir, Barroso parodia el proceso de elección a que país emigrar. En vez de elegir una soda, la persona selecciona a dónde quiere ir. Este proceso muchas veces se ve catalizado no por el deseo sino por las opciones disponibles y por lo que el dinero puede comprar. Otra de las piezas en exhibición, Residencia múltiple, simula una gigantesca jaula de pájaros. Los pájaros han devenido a través del tiempo en símbolos por excelencia de libertad y libre albedrío. Asiduos emigrantes, muchos de ellos lo hacen al menos dos veces al año cuando cambian las estaciones. Esta ‘pajarera’ de tamaño natural tiene dibujado el contorno de un mapa del mundo con huecos de entradas para los pájaros en diferentes ‘países’. Esto les brinda la posibilidad de ‘entrar’ por uno y ‘salir’ en cualquier otra parte del mundo, estableciendo una dinámica azarosa y aparentemente casual en la emigración. Terminal 1 y 2 hace eco de las distribuciones típicas de los aeropuertos, puntos de llegada y de partida. Los aeropuertos se convierten en el espacio de conexión con otros lugares, y en la frontera física entre ‘ambos mundos’. Algo así como el hueco por donde cae el conejo en Alicia en el país de las maravillas, entrando por un lado y saliendo a otro totalmente diferente. De cierta manera Barroso enuncia este ‘viaje en el tiempo’, en el que en unas pocas horas, al atravesar husos 2 horarios, también se pasa de una realidad circunstancial a un mundo ensoñado o viceversa. Desde hace algún tiempo Barroso incluye pasaportes como parte de sus obras, réplicas serigráficas creadas a semejanza de los reales. Un pasaporte en el contexto tercermundista significa el salvoconducto que permite la conexión con la otredad y la posibilidad real de viajar a otro país. Los pasaportes de Barroso abandonan su función tradicional como documentos de identificación para convertirse en un símbolo de la posibilidad de libre movimiento. El artista intencionalmente da a sus obras un acabado ‘crudo’ para acentuar su origen. En sus máquinas de cedro hay una clara actitud lúdica, utilizando el atraso tecnológico propio del tercer mundo y la aguzada inventiva para generar soluciones a las carencias como el ‘pretexto’ ideal para su obra. El trasfondo irónico de su trabajo es un comentario sagaz sobre las nuevas estructuras sociales de su país influenciadas por el éxodo y la existencia de una comunidad externa. El intercambio entre ambas entidades deviene en el engranaje que mueve la sociedad cubana contemporánea. Barroso ha creado una iconografía muy peculiar basada en la cualidad intrínseca de los objetos. Al usar la matriz como obra en vez del grabado tradicional, el artista está apostando por el objeto. Evita elementos que pueden resultar superficiales o que distraen la atención, como el uso excesivo de color o un acabado exquisito, lo cual le permite producir una obra sobria. Conceptualmente, tiende hacia un tratamiento sarcástico del tema de la emigración. Al apropiarse de la tradición satírica y mordaz dentro del arte cubano, Barroso enmascara el contenido político de su obra detrás de una visión aparentemente fresca y jovial de la situación; nos ofrece un enfoque juguetón del nuevo orden social, en el que las antiguas estructuras se vuelven obsoletas y las nuevas reglas son dictadas por diferentes ejecutores, proponiendo un nuevo escenario social. Irina Leyva-Perez 3