PISAR CON CUIDADO: CASA SIN FAUNA: El municipio de

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SER SOBERANOS:
No se trata de tener
montañas de alimentos, sino de que sean variados, sanos
y suficientes. Una finquita de San Cristóbal da ejemplo. Pág. 3
CASA SIN FAUNA:
El municipio de
Ciudad Bolívar prepara una fiesta: en su cabecera
municipal le dicen adiós a las especies de fauna
silvestre cautivas. Pág. 9
N.° 28 • Septiembre de 2008 • 7 mil ejemplares, 12 páginas • Distribución gratuita • www.corantioquia.gov.co
PISAR CON CUIDADO:
Están regadas por los cuatro puntos
cardinales de esta parte de Antioquia,
en diferentes pisos térmicos. Son
fuentes de agua, refugios para la
vida silvestre, hogar de incontables
ecosistemas. ¿Áreas Protegidas?
Por supuesto. Las fuentes de la
vida se deben preservar.
Especial Áreas Protegidas Pág’s 5-8.
Protegerlas,
responsabilidad de todos
CORANTIOQUIA
Director General
Luis Alfonso Escobar Trujillo
Dirección Territorial Aburrá Norte
Director Oscar Darío Gómez Giraldo
Dirección Territorial Aburrá Sur
Director William Alberto Álvarez Pérez
Dirección Territorial Cartama
Director Daniel Salazar Cruz
Dirección Territorial Citará
Director Luis Gonzalo Martínez Vanegas
Dirección Territorial Hevéxicos
Director Omar de Jesús Ramírez Ramírez
Dirección Territorial Panzenú
Director Guillermo León Diosa Pérez
Dirección Territorial Tahamíes
Directora Liliana López Noreña
Dirección Territorial Zenufaná
Director Leonel Sánchez Peláez
Coordinación General
Oficina Asesora de Comunicaciones
Coordinación Editorial
Facultad de Comunicaciones
Universidad de Antioquia
Redacción
Juan Camilo Cardona O.
Juan Camilo Jaramillo A.
Liliana Salazar B.
Eliana Tamayo M.
Fredy Alexánder Zuluaga H.
Editor
Juan Miguel Villegas
Diseño y Diagramación
Alexander Rojas Moreno
Fotografías
Juan Camilo Cardona
Juan Camilo Restrepo
Juan Lázaro Toro
Impresión
La Patria
Directorio:
Dirección Territorial Aburrá Sur
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Sede Medellín
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Si tiene cualquier inquietud sobre
los temas tratados en esta edición
de Ecodiversos, escríbanos al correo
ecodiversos@corantioquia.gov.co
L
as Áreas Protegidas son zonas acuáticas o terrestres
que por poseer características particulares de flora,
fauna, belleza paisajística, patrimonio histórico cultural, o
por presentar alta vulnerabilidad, deben constituirse como
áreas claves en la prestación de servicios ambientales, se
deben preservar, conservar y manejar para el disfrute de la
generaciones presentes y futuras, garantizando la oferta de
sus servicios ambientales básicos en el desarrollo económico
y social.
Las Áreas de Reserva o las Áreas de Protección y cualquier
figura de conservación que utiliza la autoridad ambiental,
constituyen un propósito fundamental de nuestra gestión, en
razón de que mediante su declaración se pretende garantizar
la perdurabilidad de recursos valiosos para las futuras
generaciones.
Dichas zonas son vitales para la protección de nuestra
biodiversidad, permiten la investigación, moderan y
mantienen la estabilidad del clima local, protegen los suelos
y las cuencas hidrográficas, facilitan el fomento de las
actividades de educación ambiental y el ecoturismo, ayudan
a la conservación del patrimonio cultural, arqueológico,
hídrico y paisajístico.
Por estas razones, y con el fin de garantizar una buena
representatividad ecosistémica, CORANTIOQUIA ha
identificado y caracterizado dieciséis Áreas de Manejo
Especial, ubicadas en diferentes pisos térmicos (páramos,
bosques andinos y pisos tropicales húmedos y secos). Entre
estas se encuentran cuatro reservas de orden nacional y doce
de carácter regional. Además, hemos hecho partícipes a los
municipios en la identificación y consolidación de veintisiete
Áreas de Reservas de carácter local, acompañándolos en el
proceso de declaratoria y en la puesta en marcha de medidas
que permitan su conservación y recuperación.
Por otra parte, avanzamos en la caracterización de algunas
Áreas y desarrollamos, entre otros, el proyecto “Consolidación
del sistema regional de áreas protegidas”, que trabaja en
ámbitos como las zonas de amortiguamiento del Parque
Nacional Natural Paramillo y del Parque Nacional Natural
de Las Orquídeas, y las reservas forestales protectoras del
río Magdalena y del Nare; las áreas de reserva regionales, las
áreas de reserva locales, y los humedales de montaña y de
planicies aluviales.
Actualmente disponemos de 10 Planes de Manejo para
reservas de carácter regional y 18 para reservas de carácter
local, así como de 14 Planes de Desarrollo Ecoturísticos, uno
de ellos de carácter regional, que permiten definir el manejo
de los recursos naturales y las acciones encaminadas a su
protección.
Todo esto hace parte de una serie de esfuerzos que deben
ser constantes y mancomunados, porque aunque somos
conscientes de que nuestra gestión propicia y dictamina la
conservación de ecosistemas estratégicos, sabemos que
para lograr nuestro fin es necesario contar con la voluntad
de las comunidades que las habitan o son sus vecinas. Es
fundamental, entonces, construir conciencia ambiental y
una actitud respetuosa hacia las Áreas de Reserva, ya que
protegerlas es una responsabilidad conjunta que exige el
compromiso de todos los actores en juego.
De nuestros lectores
Niños y jóvenes de la Institución Educativa Ana Eva Escobar, ubicada
en el municipio de La Estrella, se dieron a la tarea de leer nuestro
periódico en clase y compartieron con nosotros sus comentarios. A
continuación publicamos algunos de ellos:
“Nos parece muy importante
toda la información que nos están
suministrando y que no habíamos
tenido en cuenta. Nos muestra que
el ser humano está acabando con las
especies, tanto de árboles como de
animales, y cómo, en pocas palabras,
nuestro hábitat está pidiendo
libertad y respeto”.
“Es sorprendente la biodiversidad
que hay en nuestra región, por
esto todos debemos participar
en su conservación y cuidado,
para contribuir al equilibrio de los
ecosistemas”.
“Es interesante estudiar los grupos
étnicos puesto que somos una
cultura afrodescendiente dentro
de la cual vale la pena cultivar las
tradiciones, como ocurre con la
dinastía Foronda, que trabaja el arte
de la danza y el sainete”.
En
“Nos parece importante garantizar
la seguridad alimentaria con
productos naturales, sin tantos
químicos que perjudican nuestra
salud. Construyamos, por esto, una
cultura ambiental”.
Queremos conocerte
¿Cómo nos ves? ¿Qué piensas de nuestro
periódico?
Envíanos tus comentarios y sugerencias a
ecodiversos@corantioquia.gov.co
o comunícate al (4) 493 8888 Ext. 1216.
Nº 28 · Septiembre de 2008
Una opción
soberana
Cebolla larga, pepino, tomate,
cilantro, ají… ¡Qué no da el
solar de la Lomita Roja!, para
gusto y salud de quienes
siembran la semilla…
Más allá de la seguridad alimentaria, que propone producir alimentos suficientes,
la soberanía alimentaria habla del derecho de los pueblos a decidir y escoger su
propio sistema productivo de alimentos, desde la conservación de las semillas hasta
su reproducción. Familias campesinas de San Cristóbal son ejemplo de esto.
V
ista desde lejos, nada tiene de particular La Lomita
Roja, esa finquita apacible en la vereda La Palma,
en el corregimiento de San Cristóbal, municipio de
Medellín. Así, a la distancia, nada la diferencia de esas
otras fincas pequeñas con las que linda. Fincas cebolleras
o cultivadas con flores, casa fincas de un solo piso y
vista a la ciudad. Pero de cerca, ya dentro de La Lomita,
uno encuentra la diferencia. Y lo dice doña Lilia con
orgullo: “Aquí la tierra da de todo, sin abonos químicos
ni plaguicidas. Mire esas lechugas, observe qué color;
huela el cilantro, ¿vio qué pimentones? Más abajito
están los pepinos, enseguida los tomates, y allá, más allá,
el zuquini. También hay un semillero donde tenemos
melocotón y otras variedades de pepino y lechuga, y allí
está el abono orgánico que prepara mi marido”.
Tiene razón doña Lilia, dueña de la finca. La Lomita Roja
es una de las pocas que se reconvirtió del monocultivo y se
la juega por la variedad, por lo agroecológico; de alguna
forma, por la vida. “Por donde usted mire, esta vereda
ha sido tradicionalmente cebollera –dice Héctor Cano,
esposo de doña Lilia–. Yo crecí cultivando cebolla de una
finca a otra. Sólo desde hace seis años es que algunos,
gracias a las capacitaciones de CORANTIOQUIA,
entendimos la necesidad de recuperar las semillas,
limpiar la tierra, preparar la siembra, rotar los cultivos,
de eso que llaman soberanía alimentaria”.
Y habla en plural don Héctor porque no sólo en la Lomita
Roja cambiaron el trato con la tierra. Otras tres fincas de
esta vereda, y otras dos en la vereda El Patio, siguieron
el ejemplo. Así, entre todas, unas cultivando arveja y
habichuela, otras con rábano y espinaca, no faltan por
allí hortalizas ni frutas como la mora o el limón; tampoco
faltan las plantas aromáticas, que controlan insectos y
sirven, además, para consumo humano. No faltan las
brevas ni la acelga, no falta el ajo ni la remolacha, no
faltan la cidra, las zanahorias ni el pimentón.
Y no son grandes cultivos, como tampoco es grande la
ganancia monetaria que deja la venta de estos alimentos.
Pero es suficiente para ayudar a la sostenibilidad de estas
ocho familias, suficiente para haber creado un negocio
comunitario al cual llamaron Mercado Verde: un ejemplo
de que la asociatividad es una salida para los pequeños
productores, y de que también existen compradores
conscientes de que al consumir alimentos libres de
químicos no sólo respetan su salud sino que ayudan
a recuperar los suelos y al buen trato de los recursos
naturales.
Del campo a la ciudad
Cada quincena doña Lilia y doña Aracelly, coordinadora
del Mercado, bajan con bolsas de cebolla, cilantro,
limones, moras… Y en la entrada de la Sede Medellín
de CORANTIOQUIA, venden a transeúntes, curiosos y
clientes fieles todo lo que estas familias cultivan.
Claro que buena parte de sus cultivos es para su propia
alimentación. Cómo no, si de eso se trata: de definir
qué se quiere cultivar y poder alimentarse con ello.
“Pregúntele a mi esposa –dice don Héctor–: antes no nos
comíamos una sopa de arveja o zanahoria, ahora sí. De
niño, yo crecí a punta de arroz y papa, ahora comemos
No hay como una lechuguita de la propia huerta. Y eso
lo sabe bien doña Lilia, una habitante de San Cristóbal
que a punta de constancia y variedad busca la soberanía
alimentaria de su familia.
de todo. Una lechuga ya no es rastrojo. Una remolacha
puede convertirse en ensalada. Hasta aprendí a preparar
dulce de zuquini y me terminó gustando el ají”.
“Pero lo mejor –dice para rematar– es saber que les
dejaremos a nuestros hijos y nietos una tierra sana, limpia
de tóxicos, una tierra que puede darles de comer”.
Soberanía alimentaria
Como concepto social y político, la soberanía
alimentaria es el derecho de los pueblos,
comunidades y países a definir sus propias políticas
agropecuarias y alimentarias de manera acorde con
sus contextos ecológicos, sociales y culturales.
Se relaciona con la búsqueda de un comercio
transparente, que garantice ingresos dignos para
los campesinos productores, y el derecho de los
consumidores a controlar su propia alimentación y
nutrición.
Defiende, en esta medida, el derecho de los países
a protegerse de las importaciones agrícolas y
alimentarias excesivamente baratas, lo que se
conoce como “dumping”.
Fibra de
COCO
con el medio ambiente
benévola
Con su empre sa, Jhon Alzate (foto)
ha recibid o recono cimien tos como el
otorga do por Bioexp o Colom bia 2005.
Con investigación y constancia, las hebras marrones del coco
se han convertido en una excelente manera de reemplazar
musgos, tierras de capote, turbas y otros recursos naturales
no renovables. Una empresa de Medellín le mete el diente al
fruto de la palma.
Los beneficios ambientales del musgo son invaluables,
pues tiene la propiedad de retener hasta cinco veces su
peso en agua. Esta esponja verde que crece en formas
acolchadas está compuesta por un rizoide que le sirve de
sujeción al suelo, un tallo y montones de hojas pequeñas.
Y eso le permite regular la humedad de los suelos, al
retener líquidos en invierno y liberarlos en verano,
además de dar vida a tierras estériles y servir de hábitat
a microorganismos que le aportan materia orgánica al
suelo. Esas, entre otras virtudes, son las que han hecho al
musgo tan deseable en el comercio y que se extraiga de
manera desmedida.
Algo parecido sucede con la turba, esa materia
orgánica esponjosa y rica en carbono que también se ha
considerado indispensable en la fabricación de sustancias
que contribuyen a la producción de plantas. Debido a que
su proceso natural ocurre a un ritmo tan lento, extraerlas
sin control es un atentado contra el ambiente.
En definitiva, este tipo de especies y materias vegetales no
renovables retienen la humedad y dan vida a las nacientes
fuentes de agua que alimentan las quebradas y los ríos.
Y seguirlas arrasando resulta el camino más rápido hacia
un futuro incierto, en el que los suelos desérticos se
amplíen, más animales se extingan y el agua se agote
irreversiblemente. Sin embargo, hay esperanzas.
“El que poco coco compra…”
Conocedor de primera mano del “atentado ambiental”
que representaba la utilización del musgo, e identificando
allí un nicho de mercado, Jhon Alzate –un hombre que
desde pequeño estuvo ligado al negocio de los viveros–
se entregó de lleno a producir un sustituto ecológico del
musgo. Y lo logró. Se inspiró en un producto importado
de Venezuela y lo llamó capacho, como se le conoce a la
cáscara del coco, pues está hecho a partir de la fibra que
recubre este fruto. Hoy se producen veinte mil unidades
mensuales de este sustituto.
Y es que si el atractivo para usar los musgos es su alta
capacidad para retener humedad, la característica especial
de la fibra de coco es que puede retener hasta ocho veces
su peso en agua.
La idea de Jhon surgió hace veinte años, pero se materializó
hace diez en lo que hoy es Sustitutos Ecológicos. Su
materia prima proviene de algunas costas de Urabá y de
Córdoba. Y es tanto el desecho de coco existente en el
país que, según cuenta Alzate, no alcanzan “a pellizcar”
sino un poco del que hay en Colombia.
Cada mes llegan a esta empresa entre 24 y 30 toneladas,
recolectadas y cargadas por familias nativas que con esa
labor generan ingresos. Son comunidades a las que se
concientiza de los beneficios de no quemar o tirar los
desechos del coco. Alzate asegura que la idea es que
se lleguen a generar más ingresos para ellas, pues de
momento perciben dinero de manera esporádica.
Capacho de fibra
de coco. Después
del corte, se apila
y se empaca
para ser llevado
a los centros de
comercialización.
Coco premiado
Edgar Vélez, del Programa de Biocomercio Sostenible,
explica que como parte del acompañamiento hecho por
CORANTIOQUIA a la empresa Sustitutos Ecológicos –que
produce derivados de la fibra de coco– esta fue incluida
en un programa impulsado por el Centro Nacional de
Producción Más Limpia llamado Ecoprofit Antioquia. Es
una metodología pedagógica en la que las empresas se
capacitan y son monitoreadas y evaluadas por expertos,
en la que también participaron industrias de otros sectores
productivos.
Del desecho al hecho
“Nosotros celebramos y apoyamos todas esas iniciativas
de biocomercio que propenden por la conservación del
medio ambiente”, comenta a propósito de esto Édgar
Vélez, del Programa de Biocomercio Sostenible de
CORANTIOQUIA, entidad que desde hace algunos años
apoya y acompaña la creciente empresa ecológica.
Y es que, acota, “las iniciativas que apuntan a ser más
amigables con el entorno, todos los días van ganando
espacio en el comercio, en el segmento consumidor
industrial y doméstico”.
El proceso es simple: de una pila enorme de capachos de
coco, un operario extrae unidades que va introduciendo
en una desfibradora fabricada especialmente. La máquina
expele material particulado –un polvillo que es la base
para la producción de pellets y giffs en la industria de
viveros o mejoradores de suelos– y almacena las fibras
de coco de diferentes longitudes.
La máquina limpiadora extrae los desechos
adheridos a las fibras de coco y separa hebras
largas y cortas.
En otra máquina las fibras pasan por una fase de limpieza
en la que se extrae el material particulado adherido y se
separan las hebras largas de las cortas. Luego se secan y
pasan a la fase de armado, donde se les aplica un caucho
natural líquido. Con una prensa se les da la forma de una
canastilla, que se perfecciona con tijeras.
Esta desfibradora de coco, creada por la empresa
Sustitutos Ecológicos, produce hebras para
canastillas que reemplazan musgos y turbas.
De esta manera, se aprovecha al máximo un desecho que
representa el 35 por ciento del coco. Con él se producen
sustitutos del sarro, las turbas y el capote. Con la fibra,
además, se está trabajando en la fabricación de artesanías
y redes para el control de la erosión, entre otras.
La fibra de coco es, pues, un producto que contribuye
a preservar el medio ambiente y propone alternativas
dignas de toda la atención.
Nº 28 · Septiembre de 2008
A salvo de
Nosotros
La historia de la declaratoria y el desarrollo de las Áreas de
Reserva en esta parte de Antioquia demuestran que en poco
tiempo es mucho lo que se puede hacer por el ambiente.
Nadie puede decir que en la lucha contra la destrucción
del medio ambiente en esta parte de Antioquia “quince
años no han sido nada”. Miles de hectáreas, cientos de
especies de flora y fauna y montones de nacimientos de
agua hoy están protegidos dentro de Áreas de Reserva.
Y eso se lo debemos al trabajo de quienes han logrado
generar conciencia ambiental entre los pobladores de
estos territorios.
En 1993, cuando se sancionó la Ley 99, muchos caminos
se abrieron para lograr ese objetivo. Además de dar
origen al Ministerio del Medio Ambiente, se crearon las
Corporaciones Autónomas Regionales, una de cuyas
principales tareas es administrar el aprovechamiento de
los recursos naturales con fines de conservación y manejo,
un empeño en el que la identificación, delimitación
y declaración de Áreas de Reserva es fundamental.
Gracias a eso, se pueden implementar programas para la
conservación del patrimonio natural y cultural en áreas
estratégicas, y salvaguardar la disponibilidad de agua, la
conservación de la biodiversidad y de los espacios
para la recreación, entre otros servicios ambientales
asociados a ellas.
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cada lado de esta importante arteria fluvial.
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Suroeste
Los primeros “pinitos”
La figura de las Áreas de Reserva tiene antecedentes.
En 1994, el gobierno de Antioquia decidió proteger por
Ordenanza Departamental miles de hectáreas boscosas
de gran riqueza florística en la zona del Bajo Cauca
y Nechí, mediante la figura de Reserva Natural.
Y décadas atrás, el Inderena y el Congreso de la
República habían creado varios Parques Nacionales
y Reservas Forestales en territorio de la jurisdicción
de CORANTIOQUIA.
Sin embargo, con la llegada de la Corporación, la
declaración de Áreas de Reserva se convirtió en un
proceso sistemático, al que se sumaron en 1996
declaratorias bajo la denominación de Distritos de
Manejo Integrado: el Cañón del Río Alicante, Cerro
Plateado-Alto San José, o los Ríos Barroso-San Juan; y
en 2007, el Sistema de Páramo y Bosques Altoandinos
del Noroccidente Medio Antioqueño, y el Área de
Reserva del Occidente del Valle de Aburrá (AROVA).
Como señala Humberto Sánchez, “cada una de estas áreas
tiene su historia” de acuerdo con los objetos y objetivos de
conservación identificados en cada una, según ejercicios de
planeación del territorio, y a la necesidad de conservación
de ecosistemas estratégicos, la presencia de especies de flora
y fauna amenazadas, la rareza y singularidad de algunos
ecosistemas, y la recuperación de áreas degradadas; todo
esto, enmarcado en las políticas y estrategias nacionales de
conservación y uso sostenible.
Sin importar de dónde provengan las propuestas, o si
las áreas cobijan uno o más municipios –es decir, si
son locales o regionales– el deber de la Corporación es
realizar los diagnósticos mediante estudios detallados del
patrimonio natural, cultural y paisajístico, la delimitación
y zonificación del territorio necesaria, y establecer planes
de manejo como herramienta de planeación y construcción
del territorio en alianza con los pobladores locales y las
instituciones. Hasta ahora, son doce áreas regionales
identificadas, de las cuales siete ya han sido declaradas;
y 27 locales, de las cuales 21 fueron declaradas mediante
Acuerdo Municipal.
El poder de la mente
Por supuesto, no se trata sólo de delimitar y restringir el uso
de los recursos naturales. Lo más importante del proceso
son las ideas y hábitos que se han logrado cambiar. Y en
eso es enfático Humberto Sánchez: “Hemos construido
tejido social, capacidad de gestión local, reconversión
productiva, seguridad alimentaria, valoración de los
paisajes rurales y alternativas productivas de bajo impacto
como el ecoturismo, logrando cambiar la actitud de muchos
ganaderos y caficultores en el tema de conservación,
mediante el desarrollo de proyectos formulados en los
Planes de Manejo, en asocio con comunidades locales,
administraciones municipales, universidades, centros de
investigación y fondos internacionales, como es el caso
del Proyecto Páramos Andino y el Proyecto de Café de
Conservación”.
Es un camino difícil, en el que falta mucho aún, pero la
marcha no cesa. Este año, CORANTIOQUIA
declarará Cerro Bravo y los Farallones del Citará,
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ambas áreas bajo la denominación de Reservas
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La vida
Es un empeño que exige tratar con hábitos milenarios: la quema de tierras para sembrar, la
ganadería extensiva, los monocultivos, la extracción de leña, la caza, la minería… Es una lucha
ineludible y dura, a favor del agua, del oxígeno, de la diversidad biológica, de las generaciones
que vienen. Una guerra que se libra con palabras. Con argumentos. De mente en mente. Pero
que gana terreno… Las áreas de reserva son nuestra tierra protegida.
Áreas de Reserva de Carácter Regional en la Jurisdicción de CORANTIOQUIA
DECLARADAS
Reserva de Recursos Naturales
de la Zona Ribereña del Río
Cauca
Reserva Natural Bajo Cauca–
Nechí
Sistema de Páramo y Bosques
Altoandinos del Noroccidente
Medio Antioqueño
Distrito de Manejo Integrado
del Área de Reserva de la
Ladera Occidental del Valle de
Aburrá
Alto de San José-Cerro
Plateado.
Cañón del Río Alicante
Un kilómetro a lado y lado
del río Cauca, hasta el
municipio de Nechí.
Cáceres, Zaragoza y Anorí.
Ríos Barroso y San Juan
Salgar, Pueblorrico y
Ciudad Bolívar.
98.049
hectáreas.
79.557 ha.
10 municipios del norte y el 34.807 ha.
occidente antioqueño.
11 municipios del Valle de
Aburrá, y el occidente y
norte antioqueños.
28.150,47 ha.
Salgar, Concordia y Betulia.
7.795 ha.
Maceo y Puerto Berrío.
6.292
hectáreas
3.011 ha.
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EN PROCESO DE DECLARATORIA
Farallones del Citará
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Parque Regional “Las
Nubes-Capota-Trocha”
Parque Regional Arví
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Jardín, Támesis, Andes y
Caramanta.
Jericó, Pueblo Rico y
Tarso.
Envigado, Medellín, Bello
y Copacabana.
Fredonia y Venecia.
40.786,60
hectáreas.
31.759 ha.
3.450
hectáreas.
21.248 ha.
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896 ha.
Fotos: Juan Lázaro Toro, Saulo Hoyos y Marta Salazar
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Un paseo por las Nubes
En el Suroeste antioqueño se
puede caminar por encima
de las nubes en una reserva
ecológica rica en agua, vida
y paisajes.
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ubir a las nubes no es tan difícil: solo se necesita
una mochila y un guía. “Las Nubes”, cuyo nombre
completo es Nubes-Capota-Trocha, es una reserva de
algo más de 3.448 hectáreas, en las montañas de Jericó,
Pueblo Rico y Tarso, que estos municipios empezaron a
proteger hace treinta años con la intención de conservar
sus aguas.
Lo primero es llegar a Jericó, a dos horas y media de
Medellín por la vía a Caldas. Y para recorrer Las Nubes
hay varias rutas. La más recomendable para principiantes
es la del Alto de Marita-La Gruta, aunque también está la
opción del teleférico. Y para caminantes más aventajados
hay alternativas como la Loma de los Mamados.
Yeison Betancur es uno de los guías turísticos de la
reserva, y es evidente que le gusta aplanar caminos
mientras cuenta ‘de pe a pa’ la historia de Jericó y su
“alacena ambiental”. Explica que se le llama Las
Nubes porque en la cima hay niebla espesa. Que en el
piedemonte la temperatura es de 19 grados centígrados, y
arriba de 12, pero luego aliviana el camino con historias
de espantos y arrieros.
A mediano plazo, se tiene previsto crear rutas a través de
los viejos caminos de arriería para conectar las tres zonas
que componen Nubes-Capota-Trocha. Uno de estos
comienza en Los Aguacates, cerca al Alto de Marita,
por el que se llega a Tarso y Pueblo Rico, y si se tienen
buenos pulmones y piernas, hasta Hispania, Támesis,
Jardín y Andes.
Tesoros al final del arco iris
Las Nubes es una casa de mil verdes, aunque
diezmada por la tala de árboles, debido a la expansión
agropecuaria. El comino, por ejemplo, ha sido una
víctima. Sin embargo Jaime Villa, funcionario de
CORANTIOQUIA, asegura que la reserva aún guarda
De la tierra hasta Las Nubes
comprar tierras en la
El primer municipio en
Nubes-Capota-Trocha
que hoy es la reserva
los años 80. En 1993
fue Jericó, a finales de
s, y hoy se cuenta con
se llegó a 107 hectárea
lo Rico adquirió 124
1.203. Y aunque Pueb
y Tarso 71 más en
hectáreas de La Trocha,
recuperar tierras para
Capota, aún se necesita
explica Jaime Villa,
la preservación, como
IOQUIA. Algo más
funcionario de CORANT
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que ayudará a la protec
o Área de Reserva
declaratoria formal com
ión, proyectada para
por parte de la Corporac
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2009. Hasta el momento
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su manejo, conservació
disfrute de los visitantes.
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variedad de especies, algunas rescatadas por la
reforestación como roble, yarumo blanco y chaquiro
real, que en Colombia está al borde de la extinción.
Esta espesura guarda helechos y musgos, anturios
adheridos a las cortezas de los árboles, y más de 120
especies de orquídeas; es la casa de perros de monte,
gatos salvajes, tigrillos, nutrias, venados, armadillos
y monos aulladores. Y se alcanzan a ver cuervos y
soledades azules, o a escuchar mirlos y juncos.
Con razón Humberto Sánchez, coordinador del
Programa de Áreas Protegidas de CORANTIOQUIA,
recomienda llevar a Las Nubes equipo para la
observación de aves. Y al hablar de la cima tampoco se
equivoca: “El mayor atractivo de estas tierras, además
de su biodiversidad, es el balcón natural que deja ver
toda la zona del río Cauca”. Y es que la recompensa
para los viajeros al coronar la Loma de Los Mamados
es un mirador con paisajes de postal por todos los
puntos cardinales.
Es a la cima de Las Nubes donde llegan cada junio
centenares de caminantes, y en agosto pájaros de papel
que se apoderan del cielo en el Festival de Cometas.
Es como estar encima de las nubes, aunque la bruma
se mueve constantemente descubriendo por el norte
los municipios de Fredonia y Santa Bárbara, los
son alg un os de los
La Tig ra, Ca po ta y Tro cha
a Res erva.
est
afl uen tes qu e na cen en
cerros Tusa y Bravo, los humedales de La Cascada,
y la serpiente que es el río Cauca. Por el occidente,
el Cerro Plateado de Salgar, y por el suroccidente los
Farallones del Citará, aunque su vista es mejor desde
Trocha y Capota.
Un camino lleva al nacimiento de la quebrada La Peña,
uno de los tantos afluentes que emerge de esta tierra.
Las quebradas Capota, Trocha, la Tigra y Cruces son
otras razones por las cuales se protege la reserva.
En Nubes-Capota-Trocha se han encontrado vestigios
de culturas indígenas que datan de hace mil años, y se
cree que se asentaron en la terraza, donde la vista les
daba dominio sobre la zona.
Por toda esta riqueza, CORANTIOQUIA y los
municipios están convencidos de que es necesario
seguir uniendo esfuerzos para mantener a salvo esta
reserva: un pedazo de cielo a 2.400 metros sobre el
nivel del mar.
El costado más afilado de Cerro Tusa se levanta a lo lejos desde uno de los
balcones de la Reserva Las Nubes-Capota-Trocha.
Nº 28 · Septiembre de 2008
Ciudad Libre
El próximo 27 de septiembre, Ciudad Bolívar, en el Suroeste
antioqueño, será declarado el primer municipio del país libre
de fauna silvestre cautiva en su cabecera municipal. Esto,
gracias al trabajo conjunto de ciudadanos, administración
municipal, UMATA, Policía, Fiscalía y CORANTIOQUIA.
Cortarles las alas a loros, cotorras y algunas aves es frecuente
para evitar su huida. Esto hace más demorado su proceso de
rehabilitación y liberación.
“
Esa lora sólo le hablaba a ella. Mientras hacía
el almuerzo, la una hablaba y la otra contestaba.
Conversaban parejo”. Estas palabras se cuelan entre el
trinar de tres pericos australianos y las risas de María
Luisa Piedrahita, la abuelita que los cuida. “Es que la
viejita era muy querida…”, responde ella luego de limpiar
una lágrima que se le fuga por las carcajadas. Entre un
respiro y otro añade: “es que Carola estaba pendiente de
mí y yo de ella”.
Su nombre completo era Carolina. Los de la casa sólo
sabían que llevaba tres años con ellos, que su vocabulario
era soez, que era buena bailarina y que no tenía ningún
reparo con la comida. Lo que no sabían era que se trataba
de un animal protegido, una lora de la especie Amazona
amazónica, más conocida como lora barbiamarilla; que
en estado silvestre se alimenta principalmente de frutas y
semillas, dispersando a su paso muchas de ellas, (y no de
“arepita, carne y chocolate”, como muchos creen) y que
cuando escoge su pareja es para siempre.
Tampoco sabían que su familia era la Psitacidae, y no
ellos. Ni que en cautiverio no se reproduce, dejando de
ser útil para la conservación de su especie, ni mucho
menos que el sacrificio biológico no solo fue de ella, pues
para que Carola pudiera llegar a su casa al menos otras
10 loras barbiamarillas murieron debido al maltrato, las
circunstancias adversas y la falta de adaptabilidad a las
condiciones de cautiverio.
Nada de esto sabían hasta que una tarde María Luisa abrió
la puerta de su casa en el barrio Las Palmas de Ciudad
Bolívar, y ahí estaban el biólogo Norberto López, y
una agente de la Policía Comunitaria. Se trataba de una
visita para motivar la entrega voluntaria de los animales
silvestres, actividad que se implementaba en desarrollo de
la campaña LIBÉRANOS, la cual pretendía declarar a la
cabecera municipal de Ciudad Bolívar como la primera
libre de fauna silvestre en cautiverio.
Ese proceso comenzó en 2002, con el censo realizado
por CORANTIOQUIA, el cual reveló que, en el Suroeste
antioqueño, dicho municipio era el de mayor tradición en
Por su cercanía con los Farallones del Citará y
Chocó, Ciudad Bolívar es un municipio receptor
de fauna silvestre.
la tenencia de este tipo de animales. De un total de 3.613
hogares existentes en la cabecera municipal, el 4.2%
tenía fauna silvestre en calidad de mascota, es decir, por
cada veinticuatro hogares que tenían mascotas, uno tenía
animales silvestres. Esto significaba que existían 258
animales silvestres cautivos. Los más comunes eran loros,
sinsontes y turpiales; también se encontraron guacamayas,
tortugas icoteas y morrocoy, ardillas, guacharacas,
carriquíes, currucutúes y hasta una guagua.
“Me explicaron que si no los entregaba de manera
voluntaria, la multa era como de 300 mil pesos o pa’la
cárcel. Plata no mantengo, y a mí la cárcel no me gusta”,
comenta María Luisa. Hoy, gracias además a las campañas
educativas emprendidas desde 2006 en escuelas, grupos
barriales y medios de comunicación municipales, se ha
despertado conciencia sobre la necesidad de entregar la
fauna silvestre que se encuentra en cautiverio a la autoridad
ambiental, a la UMATA o a la Policía.
“Cuando se la llevaron me quedé llorando. Pero ya
pienso que debe estar pasando muy bueno consiguiendo
novio, porque hace muchos años no tiene y seguro que
se va a llenar de muchachitos”. Como la lora Carola, más
de 250 animales entre aves, reptiles y mamíferos han
sido entregados de manera voluntaria en este municipio.
Inclusive, algunos que no estaban registrados en el censo
y otros casos que los ciudadanos han señalado y que se
atenderán antes de la declaración.
Fiesta de libertad
Ciudad Bolívar será ejemplo para el país. La libertad
debe amarse sobre todas las cosas, y al igual que otras
150 familias, María y los suyos se han desprendido de
sus animales silvestres para premiar su compañía con ese
regalo: la vida en libertad.
Los pericos que hoy conserva María Luisa son de
tenencia permitida, pues se reproducen en cautiverio..
“Es duro saber lo que siente la gente después de alimentar
un animalito por quince años o más, y tener que entregárselo
a alguien… Eso es casi como entregar un hijo”, reflexiona
Gabriel Tamayo, técnico de la Unidad Agroambiental,
mientras escucha a Norberto narrarle la liberación de una
morrocoy que fue traída voluntariamente hasta la Unidad
en días pasados: “Hermano, yo solté ese animal y él no
creía en nadie. Corría detrás de otro macho, se le notaba
la felicidad. Lo mismo es cuando uno ve a un sinsonte
liberado: salen de inmediato a comer hormigas y a cazar
grillos porque mientras están cautivos no prueban sus
manjares. Si la gente presenciara eso soltaría a todos los
animales”.
“Ha sido un trabajo muy largo, de educación ciudadana,
capacitación a la gente del Municipio y a la Policía, de
generar conciencia, evitando siempre al máximo tener
que tomar acciones policiales o judiciales. Y ya estamos
a un solo paso: celebrar”, asegura Luis Gonzalo Martínez,
director de la Territorial Citará.
Por eso, en esa parte de Antioquia ya se está preparando
una fiesta como debe ser. Una celebración digna de un
pueblo que se la jugó por la libertad.
CORANTIOQUIA, la Policía Nacional, la Fiscalía y
varias administraciones municipales, adelantan procesos
similares que, seguramente, permitirán la declaración
de más municipios como libres de fauna silvestre en
cautiverio.
10
A protegerla
para que nos
PROTEJA
El deterioro de la Capa de Ozono afecta directamente
a los seres humanos y al medio ambiente. Aún
estamos a tiempo de protegerla.
La atmósfera es una capa gaseosa que rodea la Tierra, controla el clima y actúa como escudo protector
contra los peligrosos impactos de meteoritos y la radiación penetrante, como los rayos ultravioleta del
sol. Sustenta el vuelo de las aves y de los insectos, transporta semillas y esporas. Sus gases garantizan
la vida, y por esto es un componente vital del ambiente humano.
TERMÓSFERA
Rayos cósmicos
Se divide en varias capas concéntricas sucesivas: tropósfera, estratósfera, mesósfera, ionósfera. En la
estratósfera se encuentra la capa de ozono, conocida también como ozonósfera. Esta es una franja en
movimiento que se extiende aproximadamente de los 15 a los 40 kilómetros de altitud respecto a la
superficie terrestre y reúne el 90% de esta sustancia.
MESÓSFERA
Su
historia
La historia del conocimiento que se tiene del ozono se remonta al año 1839, cuando Schöbein descubrió
esta sustancia en la atmósfera. En 1913, los estudiosos físicos franceses demostraron que la mayor
parte del ozono se encuentra en la estratósfera. En 1972, después de varios años de mediciones, se
abordó este tema en la Conferencia sobre el Medio Ambiente en Estocolmo y se creó el Programa de
las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).
Aviones de reacción
ESTRATÓSFERA
Globos tripulados
Ca p a
ElSu agotamiento
agotamiento
de la Capa de Ozono
se origina por la emisión de sustancias que contienen cloro, bromo, nitrógeno y freón,
que al llegar a la estratósfera entran en contacto con el ozono y lo destruyen, produciendo un fenómeno
conocido como “agujero en la capa de ozono”.
Los científicos Sherwood Rowland y Mario Molina sugirieron, en 1974, que los clorofluorocarbonos
(CFC) tienen mucha incidencia en la destrucción de la capa de ozono. Estos se usan en productos como
neveras, aires acondicionados, espumas de poliuretano, extintores, aerosoles y algunos solventes; los
halones, presentes también en extintores; el bromuro de metilo, usado en fumigantes para suelos; y el
tetracloruro de carbono, utilizado como agente en procesos industriales.
Globos meteorológicos
d e oz
ono
Contaminantes
TROPÓSFERA
Nubes generadas por
explosiones atómicas
Al adquirir cualquier producto, y en especial los mencionados, es importante revisar que entre sus
ingredientes no haya CFC ni ninguna otra de estas sustancias. También se recomienda, a la hora de
hacerles mantenimiento a electrodomésticos como neveras y aires acondicionados, solicitar técnicos
preparados para procurar el menor impacto posible al ambiente.
Gracias al seguimiento que se le ha hecho a la capa de ozono en los últimos años, hoy sabemos que está
seriamente amenazada, y que su debilitamiento puede provocar aumento en casos de cáncer, cataratas
y afectar el sistema inmunitario no sólo de los seres humanos.
Aviones de reacción
Monte Everest a
8.848 mts.
Esta “capa protectora” es cada vez más frágil, y en nuestras manos está protegerla para que nos siga
protegiendo.
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s
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puesto
de nitrógeno y com
reacción de óxidos
solar.
elevada radiación
Plan Maestro
Parque Regional Arví
Este plan tuvo como objetivo dotar a las autoridades ambientales
y territoriales, así como a la ciudadanía, de elementos de análisis
e instrumentos de acción, que les permitan de manera concertada,
tomar decisiones y ejecutar proyectos que garanticen la protección y
conservación del patrimonio natural y cultural del Parque Arví, bajo
criterios de equidad social, sostenibilidad ambiental y democracia.
Consulte esta publicación en el Centro de
Información Ambiental de la Sede Medellín
de CORANTIOQUIA, con el número de
clasificación: [1077Reg]
Plan Maestro Parque Regional Arví /
CORANTIOQUIA, Fundación Natura ColombiaHolos. Medellín: CORANTIOQUIA, 2001. 4 t.;
fotos a color + 4 anexos, 4 CD-ROM, 48 mapas,
1 video.
11
Nº 28 · Septiembre de 2008
D
El Ambiente
fue la musa
esde 1972 cada 5 de junio se celebra el Día del Medio Ambiente, establecido por la Asamblea
General de las Naciones Unidas para propiciar reflexiones y acciones para la preservación del medio
ambiente. Por eso, en las ocho Direcciones Territoriales y la Sede Medellín de CORANTIOQUIA, se
llevaron a cabo actividades en ese sentido. Hoy les presentamos los resultados de una de ellas: el Concurso
de Cuento Ambiental realizado en el municipio de Tarso, en la Dirección Territorial Cartama.
Ganadores
Sección primaria
Sección Secundaria.
Categoría 1
Separito
Luís Fernando Chanchi
Grado 6ºB
Recicla, es un derecho de todos
Jackeline Loaiza
Grado 2º B
En un pueblo muy lejano vivía un señor llamado
Juan. La gente no lo consideraba porque era
un señor muy desagradable, cuando lo veían le
hacían mala cara y hablaban mal de él.
Un día Juan se fue para el bosque y destruyó
árboles, aguas y frutos. Dañó guayabas,
aguacates, mangos, naranjas, mandarinas y
madroños. A las aguas tiró basura como cáscaras
de huevo y aguacate. En aquel momento llegó un
señor llamado Carlitos y le dijo: “¿Por qué estás
destruyendo la naturaleza?” Y Juan le contestó
que porque la gente no lo quería.
Carlitos le dijo que era muy cochino destruyendo
árboles y contaminando las aguas. “Por eso la
gente no te quiere y hablan mal de ti. Si cambias,
te van a querer”. Entonces Juan le hizo caso a
Carlitos y empezó a cuidar la naturaleza y la gente
lo empezó a querer.
Separito era un niño que vivía en una vereda
llamada Patio Bonito. Su sueño más grande era
ir a Medellín. Era muy feliz ya que se divertía
reciclando y enseñando a los adultos a cuidar el
medio ambiente y separar papel, vidrio, plástico,
cartón, y así mantener viva la Tierra.
Cuando salía de la escuela, Separito iba a su
lugar preferido: el charco de La Vida, en el cual
mantenía tres botes de basura con los nombres
de donde se debía tirar el vidrio, el plástico, el
papel y el cartón. Allí se mantenían toda clase de
animales silvestres.
Un día, cuando Separito llegó del charco, su mamá
le dio la gran noticia: de su escuela lo iban a llevar
a cumplir el sueño de visitar Medellín.
Pasó el tiempo y llegó el día esperado, Separito
llevó linterna, guantes, bolsas de basura, ropa
adecuada y un mapa de toda la ciudad con los
mejores parques y lagos. Separito se despidió de
su lugar preferido.
¡Pi, pi, pi! pitó el bus. Separito montó su maleta.
Viajaron y viajaron. Estaba muy contento.
Llegaron a un hotel y al día siguiente cuando sus
amigos vieron qué ropa había llevado, se burlaron
hasta más no poder. Separito se puso muy triste,
pero se recuperó.
Cuando salieron del hotel, Separito sacó su mapa
y le indicó a la profesora a dónde tenían que ir.
Llegaron al parque principal y vieron que estaba
lleno de basuras y botes caídos y que la gente
tiraba los residuos en una misma caneca. Separito
se puso muy triste pero dijo: “Manos a la obra”.
Sacó bolsas, sacó guantes, levantó botes y recogió
vidrio, papel, cartón y plástico. Sus amigos se
burlaban. La profesora los regañaba, pero también
le daba risa. Separito no quería irse hasta no dejar
el parque libre de basuras.
Regresaron al hotel, se encerró en su cuarto y se
puso a ingeniar volantes, carteleras y reflexiones
para que la gente recapacitara. Después de que sus
amigos y profesores se durmieron, salió del hotel
con cuidado y buscó nuevamente el parque en el
mapa. Luego de caminar durante mucho tiempo lo
encontró y empezó a recoger las basuras hasta que
quedó limpio…
Sección Secundaria. Categoría 2
La
imaginación
de
un
niño
Duván Giraldo Cano
Grado 11ºA
Hola, soy Duwar, un niño de 6 años que me
imagino en un planeta sin contaminación, donde
el ambiente es puro, las cosechas de los campos
son hermosas y abundantes, donde los ríos, las
plantas y los bosques están llenos de animales.
Pero “no”, ahí no empieza la realidad.
Antiguamente existía un planeta alegre en el que
se podía respirar aire puro, donde había toda clase
de animales, donde todos los ríos eran limpios y
las fuentes de agua tenían abundancia de peces.
Pero “no”, esto empezó a cambiar cuando llegó un
habitante nuevo al planeta, era la contaminación
mala y perversa, que se ensañó en destruir la
naturaleza, empezó a dar consejos a las personas
para que inventaran cosas en beneficio de ellas.
Comenzaron a talar bosques para construir
fábricas en esos lugares, el aire cambió, los
animales perecieron, la capa de ozono se acabó
poco a poco, los rayos del sol entraron con más
fuerza y acabaron con la naturaleza, aparecieron
enfermedades nuevas en el planeta. Al ver que la
contaminación estaba acabando con su mundo,
decidieron expulsarla de sus vidas pero era tarde
porque el calentamiento perjudicaba las cosechas,
los ríos y la destrucción acababa la vida humana.
¿Será que esta imaginación tendrá un final? ¿Será que
podemos recuperar y salvar nuestro planeta? ¿Será
que nuestro medio ambiente volverá a ser igual?
12
Una visita al
El Páramo de Belmira es uno de los lugares
más hermosos de Antioquia. Además de ser un
balcón privilegiado hacia el norte y el occidente
del departamento, es una estrella hidrográfica
y todo un tesoro biológico que CORANTIOQUIA
protege. Relato de una visita.
D
espués de cuatro horas, cuando el caminante ha logrado superar cimas y valles,
caminos pantanosos, senderos de roca, bosques tupidos y una empinada cuesta
final, es recibido por una cabaña de madera, pequeña y bien construida, que da paso a un
increíble paisaje: el Páramo de Belmira, una extensión verde y serpenteante, rodeada de
cielo por todos lados, encaramada a 3.250 metros sobre el nivel del mar.
La floración de los frailejones es otro de los
espectáculos naturales del páramo.
Se trata de una complejo sistema productor de agua: amplios tapetes de pastos naturales
y arbustos pasmados por el frío; colchones húmedos cubiertos de espigas; suelos rocosos
envueltos en varios tonos de ocre y verde, y por todos lados las cabezas de hojas largas y
extendidas de los amos y señores del páramo: los frailejones.
Flora y fauna
Solo cuatro países en América tienen el privilegio de este ecosistema: Venezuela, Ecuador,
Perú y Colombia. Y este hace parte del Sistema de Páramo y Bosques Altoandinos del
Noroccidente Medio Antioqueño: 34.807 hectáreas que abastecen de agua a diez municipios
de la región del Altiplano Norte y Occidente, nutren la represa e hidroeléctrica Río Grande
II, el occidente cercano y a más de un millón de habitantes de Medellín.
Hasta la cima
Además de buen estado físico, para visitarlo se debe contar con un guía del Cabildo Verde
de Belmira. Y se pueden tomar dos rutas. La mejor estrategia para conocer una mayor
área es subir por la ruta con más “premios de montaña”, una cascada y una truchera en el
camino; y regresar por la otra ruta: un solo descenso por bosques hasta llegar a la recta de
Río Chico y de ahí al pueblo.
El páramo se recorre lento, para disfrutar los frailejones, sus hojas velludas y sus flores
parecidas a girasoles abrigados, o para descubrir restos de uñas y vértebras de mamíferos
pequeños entre el excremento seco de un puma. Y a paso rápido, para llegar hasta los
extremos en los que se esconden la laguna y la explanada en que se convirtió la ciénaga
que los mineros drenaron casi hasta el fondo para mover sus molinos de pisón. Y en todas
las esquinas del páramo hay horizontes dónde dejar perder la vista y quedarse quieto.
Claro que más vale moverse. Temperaturas de entre 3 y 12 grados centígrados, y lluvias
de más de 2.000 milímetros al año, son buen argumento para regresar al que desde el
principio se anunció como un lugar indispensable: el refugio de madera, que aunque acoge
y protege, a la mañana siguiente se debe abandonar cuanto antes para no perderse un
minuto de belleza en este refugio de la naturaleza al que siempre se va a querer volver.
Pequeños senecios se asoman
entre la vegetación del Páramo.
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En 2007, el Sistema de Páramo y Bosques Altoandinos del Norocc
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Medio Antioqueño fue declarado Distrito de Manejo Integrado
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Recursos Naturales Renovables. Allí, CORAN
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colgante sobre el Río Chico, en el paraje Los Patos, que conduce a un sender
de
espejo
antiguo
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recupe
de 3.000 metros hasta el páramo. Para
agua de 74 hectáreas conocido como la Ciénaga del
Morro, se elaboraron diseños para diques de
contención y así reparar el daño producido
por los drenajes artificiales practicados por
mineros que necesitaban corrientes de agua.
subir
Cómo
Para subir al Páramo es indispensable
En una de las zonas más húmedas del
páramo se forma una laguna, huella de
antiguas glaciaciones.
acordar una fecha por lo menos una semana
antes con el Cabildo Verde de Belmira, que
por un valor módico ofrece el servicio de
guianza y la cabaña, que tiene baño y un
mesón de cocina y puede alojar 15 personas
en sleepings. Tel. 8674497.
universidades
de
Las bromelias son unas de las pocas plantas
que pintan de colores vivos las tierras altas.
La explanada que se abre al fondo era una ciénaga, pero mineros de la zona la
drenaron. CORANTIOQUIA ya tiene diseños para recuperar el espejo de agua.
Roble, sietecueros, nigüitos, cane
lo de
páramo o encenillo; mortiño,
romero
de páramo, senecios y por sup
uesto
frailejones: Espelettia occidentalis vari
edad
antioquensis. 103 especies de aves.
Dentro
del tramo de bosque húmedo, chu
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armadillos y erizos, o venados y pum
as que
pocos han visto. En el páramo, rept
iles y
anfibios. Mariquitas, mariposas vellu
das y
otros insectos.
Desde 2007 se desarrolla un Plan de Acción
como piloto para la conservación y manejo
de ecosistemas de altamontaña, mediante
el “Proyecto Páramo Andino” –que busca la
Conservación de la Biodiversidad y la cultura
de los Páramos en los Andes– y que se ejecuta
en compañía de Venezuela, Ecuador y Perú. En
él intervienen fondos internacionales, Centros
de Investigación, el Instituto Humboldt, y las
universidades de Ámsterdam y Wisconsin.
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