TERCERO.- Por el ponente, Excmo. Sr. Presidente, se da cuenta al Pleno de la Sala de Gobierno de la siguiente proposición de acuerdo, sobre propuestas de actuación en relación a la documentación de las diligencias de instrucción, en relación con el expediente de referencia T.S. nº 112/16: 1.- ANTECEDENTES. PRIMERO.- Por acuerdo de la Comisión permanente de la Sala de gobierno de este Tribunal Superior de fecha 9 de febrero de 2016 se valoró la conveniencia de analizar las situaciones generadas como consecuencia del dictado de varias resoluciones judiciales en otras tantas secciones de Audiencias Penales en las que se disponía y ordenaba –al tiempo de la conclusión sumarial o con carácter previo al inicio de las sesiones del juicio oral- la transcripción de aquellas diligencias de instrucción –declaraciones de investigados, encausados, de testigos o peritos- que constasen grabadas en soporte audio-videográfico como único elemento de perpetuación, sin constancia documental alguna de los contenidos e incidencias de tales declaraciones, con el propósito de lograr unas prácticas unificadas en todos los Juzgados de instrucción de la Comunidad que evitasen esos escenarios, en los que los Letrados de la Administración de Justicia de los órganos a los que se imponía esa transcripción, se veían avocados a contravenir las directrices internas recibidas y, por elevación, lo dispuesto actualmente en el art. 230.3 de la LOPJ. SEGUNDO.- Como primera fase del análisis, se propuso y acordó escuchar a los presidentes de las secciones penales de las cuatro Audiencias Provinciales, mostrando todos –salvo puntual discrepancia- unanimidad en la reproducción de las posiciones ya anticipadas en el Acuerdo no jurisdiccional de Magistrados de las secciones penales de la Audiencia Provincial de Barcelona de 28 de marzo de 2014, en el que ya se establecía que “con independencia de cómo los Juzgados de instrucción decidan documentar las diligencias de investigación que se practiquen, si no se documentan por escrito, deberán ser transcritas antes de remitir la causa al órgano de enjuiciamiento, con la sola excepción de aquellas que la ley contemple expresamente su documentación en otro soporte...”. En las conclusiones alcanzadas en la referida reunión de presidentes de secciones penales de las Audiencias de Cataluña se tomó en consideración el hecho de que el artículo 230 de la LOPJ, cuando dispone la grabación como forma de perpetuación de las actuaciones judiciales lo hace condicionado a las especificidades de las leyes procesales, de tal forma que, antes de llegar a la prohibición genérica o programática de transcripción de las grabaciones que introduce el art. 230.3 de la LOPJ a partir de la reforma operada por LO 7/2015, habrán de resultar analizadas las concretas previsiones de la LECrim. sobre las formas de documentación de la cada actuación procesal. En este sentido, nada se objetó a que las vistas orales – art. 743 LECrim.- y las diligencias que hubieren de ser introducidas en los juicios como pruebas preconstituidas –arts. 448 y 777.2 LECrim.- o las que recojan las exploraciones de testigos menores de edad en los casos a que se refiere el artículo 433 de la LECrim., dadas las explícitas previsiones normativas al respecto; sin embargo, no se identificó soporte normativo procesal que disponga la grabación como única forma de perpetuación de las restantes actuaciones judiciales, antes al contrario, se trabajó sobre otras tantas previsiones normativas que, en una interpretación integrada y coherente con las previsiones del artículo 714 de la LECrim., imponían la documentación escrita de tales diligencias, -arts. 402, 404, 443 y 444, o los mismos arts. 433 y 777.2 cuando explícitamente disponen la grabación de las concretas diligencias que se regulan en estos preceptos, pues de contemplarse la grabación de todas las diligencias con carácter general no sería precisa la mención singular dispuesta para los supuestos de preconstitución probatoria. Por lo demás, es patente que la previsión del art. 46.5 de la LO del Tribunal de Jurado solo podrá materializarse sobre un presupuesto de documentación escrita de las declaraciones sumariales a someter a la contradicción así articulada; y en la medida en que esas declaraciones de instrucción se han debido de tomar, en la práctica totalidad de los casos, en fase previa a la incoación del procedimiento de Jurado, es decir en el seno de un Sumario ordinario o de unas Diligencias previas, deberá concluirse en la necesidad de su documentación escrita, sin perjuicio de su grabación coincidente. Se reforzaba el argumento normativo sobre la necesidad de documentación escrita de las diligencias sumariales con remisión a los trabajos prelegislativos que se concretaron en los dos proyectos de reforma integral del proceso penal realizados en los años 2010 y 2013, vigentes ya las previsiones de grabación contenidas en el art. 230.1 LOPJ. En concreto, los artículos 268 y 382 del que fue Proyecto de Ley de Código Procesal Penal de 2013 preveían la necesidad del acta escrita, sin perjuicio de su grabación, de las declaraciones tanto de los investigados como de los testigos, en estos términos de exigencia: “Artículo 382.- Aspectos formales del acta y la grabación de la declaración. 1.- La declaración del testigo será consignada en un acta escrita en la que constará la fecha, la hora y los nombres de los asistentes. En el acta se consignará el relato ofrecido por el testigo y las respuestas dadas por el mismo. Se reflejará la literalidad de las declaraciones de los intervinientes. 2.- El testigo podrá leer por sí mismo su declaración. Si no lo hace, le será leída. El acta de la declaración será firmada por todos los asistentes, que podrán hacer constar las objeciones que consideren oportunas. Si el testigo se negare a firmar, se hará constar con indicación de la causa de la negativa. 3.- La declaración podrá ser registrada en un soporte apto para la grabación y la reproducción del sonido y de la imagen, en cuyo caso podrá documentarse mediante acta sucinta que se remitirá a la grabación en lo concerniente al contenido de la declaración”. Y se convino en que las últimas reformas parciales y asistemáticas de la LECrim. no permiten dar soporte a la grabación imperativa de todas las diligencias de instrucción como única forma de perpetuación, por mantenerse vigentes los preceptos enunciados que siguen reclamando la documentación escrita de esas diligencias y, fundamentalmente, porque, de mantenerse la grabación como única forma de perpetuación de las diligencias sumariales, además de dificultar, hasta la práctica imposibilidad, las labores revisorias de los tribunales de apelación –que se verían abocados a constituirse durante horas y horas para la audición de la totalidad de las grabaciones íntegras de cuantas diligencias hubieren de tener relevancia para el juicio revisorio-, en el desarrollo de los juicios orales resultaría extremadamente dificultoso hacer efectivo el derecho que tienen las partes a someter a contradicción efectiva las declaraciones que el acusado, o los testigos y peritos, pudieren ofrecer en el desarrollo del juicio, en los casos en que entren en contradicción con lo manifestado antes en fase de instrucción, en los términos que se previene en el artículo 714 LECrim. En estos casos se verían comprometidos intereses esenciales para las partes procesales, que incidirían en la efectividad del derecho de defensa y acusación, en su caso, comprometiendo el derecho constitucional a un juicio con todas las garantías, cuya preservación es invocada en todas y cada una de las resoluciones de Audiencia en que se dispone la necesidad de la transcripción de las grabaciones de diligencias no documentadas en acta escrita al tiempo de su realización. TERCERO.- En Acuerdo de la Comisión de Sala de Gobierno de 1 de marzo de 2016, se dispuso dar audiencia a representantes de los restantes colectivos con intereses en el conflicto, convocando a ese fin a representantes del cuerpo de Letrados de la Administración de Justicia, de los Jueces de Instrucción, de los Jueces de lo Penal, de la Fiscalía y del Colegio de Abogados, quienes aportaron sus respectivas posiciones en encuentro con la Presidencia del Tribunal Superior ocurrido el pasado 5 de abril. Como principal corporación concernida en la controversia, la posición mantenida por los Letrados de la Administración de Justicia se soportó en su carácter de depositarios de la fe pública y responsables únicos de la perpetuación las actuaciones judiciales, que amparan en otras tantas previsiones orgánicas –arts. 453 y 454.1 LOPJ-, incluida la obligatoriedad de la grabación y la prohibición de su transcripción ulterior –art. 230.1 y 3 LOPJ-, al tiempo que recuerdan los principios de unidad de actuación y dependencia jerárquica como rectores de su actuación en materia de documentación –art. 452 LOPJ-. Los Jueces de instrucción, al tiempo que ponen de manifiesto la disparidad en las prácticas de cada Juzgado a la hora de documentar las diligencias de instrucción, convienen en la necesidad de ordenar esas prácticas hacia una completa digitalización de la totalidad de las actuaciones sumariales, aunque se admiten las dificultades de tratamiento de las grabaciones en las condiciones en que actualmente se realizan. Los Jueces de lo Penal coinciden en las posiciones anunciadas por los Magistrados de la secciones penales de las Audiencias de Cataluña; coincidencia que se extiende a la posición manifestada por los representantes de la Fiscalía y de los Abogados, al identificar ambos serias dificultades de articulación del derecho a la contradicción efectiva de las declaraciones del juicio con las sumariales si carecen de herramientas idóneas sobre las que poner de manifiesto esas contradicciones sin interferir en la normal dinámica del juicio. 2.- FUNDAMENTOS PRIMERO.- No pueden obviarse las previsiones del art. 230 de la LOPJ en las que se impone la utilización de las nuevas tecnologías de la información y comunicación puestas a disposición del órgano judicial como forma de perpetuación de las actuaciones judiciales realizadas en el seno de un proceso y también el alcance de la prohibición de transcripción de aquellas diligencias que resulten grabadas, introducida en la reforma operada por LO 7/2015. Pero tampoco que la indicación orgánica sobre utilización de las nuevas tecnologías –aquí de las grabaciones- ha de encontrar un límite en las previsiones de las leyes procesales. Por tanto, la controversia se plantea, no en la dimensión y el alcance de la prohibición de transcribir las diligencias grabadas –art. 230.3 LOPJ-, sino antes, al tiempo de identificar los límites a las grabaciones de los actos procesales –art. 230.1 LOPJcomo única forma de perpetuación de las diligencias de instrucción. Y esta controversia solo podrá llegar a decidirse por remisión al estudio de la ley procesal como uno de los límites orgánicos al mandato de utilización de las nuevas tecnologías. Coincidentemente con el nuevo diseño de oficina judicial, al tiempo en que se atribuían a los Secretarios judiciales –ahora Letrados de la Administración de Justicia- las competencias exclusivas que se previenen ahora en los artículos 452 a 454 de la LOPJ, la Ley 13/2009, 3 de noviembre, de Reforma de la Legislación Procesal para la Implantación de la Nueva Oficina Judicial, al abordar la reforma de las leyes procesales, ya decía perseguir como objetivo: “El reforzamiento de las garantías del justiciable. Para la consecución de este objetivo se introduce en la Ley de Procedimiento Laboral, en la Ley de la Jurisdicción Contencioso-administrativa y en la Ley de Enjuiciamiento Criminal la grabación de las vistas de modo generalizado, tal y como se había anticipado en la Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil.” Desde entonces –Ley 13/2009-, la LECrim. es diáfana y precisa en la regulación de las formas de perpetuación de las vistas orales, al darse una nueva redacción al artículo 743 LECrim, para disponer que “el desarrollo de las sesiones del juicio oral se registrará en soporte apto para la grabación y reproducción del sonido y de la imagen”, y que solo “cuando los medios de registro previstos en este artículo no se pudiesen utilizar por cualquier causa, el LAJ extenderá acta de cada sesión, recogiendo en ella, con la extensión y detalle necesarios, el contenido esencial de la prueba practicada, las incidencias y reclamaciones producidas y las resoluciones adoptadas”. A este precepto y formas de documentación se remite el art. 972 LECrim. al regular ahora el procedimiento por delitos leves. Pero ninguna modificación se introdujo en aquella reforma de los preceptos que regulaban las formas de documentación de las diligencias de investigación, asentados todos sobre la exigencia de acta escrita como única forma de garantizar la efectividad de su contradicción en los debates del juicio oral, pues no debe olvidarse el carácter instrumental de todo el material instructorio respecto del juicio oral. Solo en los supuestos de anticipo probatorio –arts. 433, 448 y 777.2 LECrim.- se dispuso la grabación como única forma de documentación, sobre la base de que se trata de actos realizados en su plena dimensión contradictoria, por tanto sin posibilidad de incidir en el juicio en ese concreto derecho de las partes –art. 730 LECrim.-. Sobre este marco normativo ha incidido, aunque mínimamente, la reforma introducida por Ley 4/2015, de 27 de abril, en la medida en que saca del que era párrafo último del art. 433 LECrim. la mención explícita a la grabación de las diligencias de exploración de testigos menores de edad cuya comparecencia en el plenario hubiere de obviarse en evitación de mayores daños victimológicos, para dejar ahora esa alusión a la orden de grabación como último párrafo del precepto, que parece proyectar efectos sobre la totalidad de las declaraciones de testigos, no ya solo de las que se recojan como preconstitución probatoria para el juicio. SEGUNDO.- El conflicto aparece cuando el Cuerpo de Letrados de la Administración de Justicia, a quienes la LOPJ atribuye la función de documentación y fehaciencia, no discrimina la naturaleza dispar de los actos procesales tratados –vistos orales, por un lado, y diligencias de instrucción por otro- y ha recibido ese cometido compartimentado y en exclusiva, por tanto sin interferencia admitida de otros cuerpos de esa misma Administración, tampoco de Jueces y Tribunales, a quienes, es oportuno recordar aquí, el texto constitucional impone un deber de tutela sobre los derechos fundamentales de los ciudadanos, incluido el derecho a un proceso con todas las garantías con proscripción de la indefensión -arts. 117.3 y 24.1 CE-. En esa misma medida, resultará igualmente oportuna la cita y reproducción parcial de la reciente STC, del Pleno, de 17 de marzo de 2016, en cuyo FJ4 se precisa que “En esta distribución de funciones dentro del proceso, el sistema establecido por la Ley 13/2009, en desarrollo de las previsiones de la Ley Orgánica 19/2003, no elude poner de relieve el lugar preeminente que ocupa el Juez o Tribunal, como titular de la potestad jurisdiccional, con respecto al que corresponde al Letrado de la Administración de Justicia, como director de la oficina judicial, que sirve de apoyo a la actividad jurisdiccional de Jueces y Tribunales (art. 435.1 LOPJ).” Y ya en el FJ5 de esta misma STC, identificando un conflicto análogo al que aquí se nos plantea, ofrece como única solución aceptable la que preserve los derechos constitucionales en juego, cuando se razona que: “...no es descartable la eventualidad de que existan supuestos en los que la decisión del Letrado de la Administración de Justicia excluida por el legislador del recurso de revisión ante el Juez o Tribunal (...) concierna a cuestiones relevantes en el marco del proceso, que atañen a la función jurisdiccional reservada en exclusiva a Jueces y Magistrados (art. 117.3 CE), a quienes compete dispensar la tutela judicial efectiva sin indefensión que a todos garantiza el art. 24.1 CE.”. TERCERO.- Procesalmente, la situación a la que avoca la prohibición de transcripción introducida en el art. 230.3 LOPJ, en los casos en los que, por incumplimiento de la obligación de documentación en acta escrita de las diligencias de instrucción, las partes invocasen afectación a sus derechos de acusación o defensa por limitación de las posibilidades contradictorias, no sería otra que la nulidad de aquellas diligencias, en los términos del artículo 240 en relación con el art. 238.3 LOPJ, para ser recibidas nuevamente por el Juez instructor, ahora con indicación precisa de acta escrita de confección ineludible por parte de los Letrados de la Administración de Justicia –arts. 17-1 y 452.2 de la LOPJ-. Resulta imperiosa, por tanto, la necesidad de evitar tales disfunciones y estos escenarios anulatorios, contrarios a los principios de eficacia y celeridad procesal, lo que solo se logrará de procederse de inicio a la documentación escrita de las diligencias sumariales, sin perjuicio de su simultánea grabación en soporte audiovideográfico, al menos hasta tanto no se garantice un nivel de desarrollo de las técnicas de grabación y reproducción que permita, de forma intuitiva y rápida, exhibir en los juicios orales las declaraciones prestadas en la instrucción con reproducción inmediata de los pasajes en que se haya identificado la contradicción puesta de manifiesto por las partes. CUARTO.- “Las resoluciones judiciales solo podrán dejarse sin efecto en virtud de los recursos previstos por las leyes” –art. 18.1 LOPJ-, lo que excluye como actuación posible, frente a aquellas resoluciones de las Audiencias en que se impone la transcripción de las diligencias sumariales no documentadas de forma escrita, acuerdos que busquen cuestionar su naturaleza y alcance jurisdiccional y su fuerza ejecutiva frente a todos, incluidos los Letrados de las Administración de Justicia, quienes únicamente podrían oponer a la transcripción los óbices legales enunciados, con los radicales efectos ya anticipados. QUINTO.- “Tampoco podrán los Jueces y Tribunales, los órganos de gobierno de los mismos o el Consejo General del Poder Judicial dictar instrucciones de carácter general o particular, dirigidas a sus inferiores, sobre la aplicación o interpretación de las normas del ordenamiento jurídico que lleven a cabo en el ejercicio de su función jurisdiccional” –art.12.3 LOPJ, de tal forma que tampoco como Sala de gobierno nos está autorizado la emisión de instrucciones procesales de actuación a observar por los Jueces de instrucción del ámbito de la Comunidad, menos si éstas han de incidir en materia de documentación de los actos judiciales, cometido atribuido en exclusiva a los Letrados de la Administración de Justicia, que desempeñan esta función con sometimiento a los principios de unidad de actuación y dependencia en escala jerárquica de la que no formamos parte. SEXTO.- El art. 152.10º y 12º LOPJ atribuye a las Salas de gobierno facultades para “Proponer al Consejo General del Poder Judicial la adopción de las medidas que juzgue pertinentes para mejorar la Administración de Justicia en cuanto a los respectivos órganos jurisdiccionales” y para “Recibir informes del Secretario de Gobierno, por iniciativa de éste o de la propia Sala, en todos aquellos asuntos que, por afectar a las oficinas judiciales o secretarios judiciales que de él dependan, exijan de algún tipo de actuación”. Por su parte, el art. 8 de la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la Administración de Justicia, dispone que “Los sistemas informáticos puestos al servicio de la Administración de Justicia serán de uso obligatorio en el desarrollo de la actividad de los órganos y oficinas judiciales y de las fiscalías por parte de todos los integrantes de las mismas, conforme a los criterios e instrucciones de uso que dicten, en el ámbito de sus competencias, el Consejo General del Poder Judicial, la Fiscalía General del Estado y las Administraciones competentes, así como a los protocolos de actuación aprobados por los Secretarios de Gobierno. SÉPTIMO.- Atendido lo expuesto, las propuestas de actuación permitidas a esta Sala de Gobierno del Tribunal Superior no podrán ir más allá de emitir recomendaciones de actuación dirigidas a los Jueces de instrucción y Letrados de la Administración de Justicia a fin de que, cada uno dentro del ámbito de sus competencias, dispongan lo necesario para que, hasta tanto no se garantice un nivel de desarrollo de las técnicas de grabación y reproducción que permita exhibir en los juicios orales las declaraciones prestadas durante la instrucción, de forma intuitiva y rápida, con reproducción inmediata de los pasajes en que se haya identificado la contradicción puesta de manifiesto por las partes, las diligencias de instrucción que deban ser confrontadas en el juicio oral sean perpetuadas en acta escrita, sin perjuicio de su grabación. Asimismo, se estima necesario y oportuno el poner este acuerdo y sus razones en conocimiento del Consejo General del Poder Judicial para su consideración y, si fuere el caso, emitir las oportunas instrucciones de uso de las nuevas tecnologías; así como también del Secretario de gobierno para su tratamiento, si así lo considerase, en los protocolos de actuación a observar por los Letrados de la Administración de Justicia de la Comunidad Autónoma. Por lo expuesto, el Pleno de la Sala de Gobierno del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña ACUERDA: Poner el conocimiento del Consejo General del Poder Judicial la situación creada con ocasión del dictado de resolución judiciales que ordenan la transcripción de diligencias sumariales grabadas en soporte audio videográfico, sin constancia o documentación escrita, frente a la prohibición orgánica de transcripción de aquellas, por si estima oportuno emitir instrucciones sobre el uso no exclusivo de las nuevas tecnologías en este tipo de diligencias de investigación; así como también del Secretario de gobierno para su tratamiento, si así lo considerase, en los protocolos de actuación a observar por los Letrados de la Administración de Justicia de la Comunidad Autónoma.