Comentarios de texto dirigidos ¡Oh hombre, lleno de miseria y debilidad!, sal un momento de tus ocupaciones habituales; ensimísmate un instante en ti mismo, lejos del tumulto de tus pensamientos; arroja lejos de ti las preocupaciones agobiadoras, aparta de ti tus trabajosas inquietudes. Busca a Dios un momento, sí, descansa siquiera un momento en su seno. Entra en el santuario de tu alma, apártate de todo, excepto de Dios y lo que puede ayudarte a alcanzarle; búscale en el silencio de tu soledad. San Anselmo, Proslogio, capítulo I, Exhortación a la contemplación de Dios en Clemente Fernández (1.452), op. cit. p. 67. 1) 2) 3) 4) En este texto ¿a qué exhorta san Anselmo? ¿Cuáles son las dos realidades de las que habla? ¿Qué es la vía de la interioridad y la autotrascendencia en san Agustín? Compara lo que dice san Anselmo con la invitación de Agustín para que el alma entre en sí misma, se trascienda y encuentre allí a Dios. 5) ¿Piensas que es evidente la influencia agustiniana en el filósofo de Canterbury? Razona la respuesta. “Aunque en todas las criaturas hay alguna semejanza de Dios, sólo en la criatura racional se encuentra la semejanza de Dios como imagen, como dijimos (a.2), y en las demás se encuentra sólo como vestigio. Pero la criatura racional es superior a las otras por el entendimiento o mente. De ahí que tampoco en la criatura racional se encuentra la imagen de Dios a no ser según la mente. En las demás partes de la criatura racional se encuentra la semejanza de vestigio, como en las demás cosas a las cuales se asemeja por tales partes. El porqué de esto resulta evidente considerando cómo representa el vestigio y la imagen. Esta representa en semejanza específica, como dijimos (a. 2: A Dios se asemejan las cosas, en primer lugar, y de un modo muy común, en cuanto que existen; en segundo lugar, en cuanto que viven; finalmente, en cuanto que saben o entienden. Estas, en expresión de Agustín en el libro Octoginta trium quaest. Están tan cerca de Dios por la semejanza, que entre las criaturas no hay ninguna más próxima. Es evidente que sólo las criaturas intelectuales son, propiamente hablando, a imagen de Dios), mientras que el vestigio representa como efecto que imita a su causa sin llegar a la semejanza específica. Ejemplo: Las huellas que dejan los animales en sus movimientos se llaman vestigios; la ceniza es vestigio del fuego; la desolación de la tierra es vestigio de un ejército enemigo.” Tomás de Aquino, Suma de Teología, I parte, cuestión 93, a. 6 1) Según este texto, ¿qué dos tipos de semejanza con Dios reconoce Sto. Tomás en sus criaturas? 2) ¿Por qué es superior la criatura racional? 3) ¿En qué lugar del hombre se encuentra la imagen de Dios? 4) Es evidente la influencia de san Agustín en este autor. Compara lo que dice con la concepción agustiniana del hombre como imagen de Dios. 5) ¿De dónde procede la expresión “imagen de Dios”. 6) ¿Qué son el resto de las criaturas no racionales e incluso, las otras partes del hombre irracionales? ¿Tienen algo de semejanza con Dios? “¿Quién dudará que vive, recuerda, entiende, quiere, piensa, conoce y juzga? puesto que si duda, vive; si duda, recuerda su duda; si duda, entiende que duda; si duda, quiere estar cierto; si duda, piensa; si duda, sabe que no sabe; y si duda, juzga que no conviene asentir temerariamente. Y aunque dude de todas las demás cosas, de estas jamás debe dudar; porque, si no existiesen, sería imposible la duda.” San Agustín, De Trinitate, X, X, 14 “Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: «yo pienso, luego soy», era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando.” René Descartes, Discurso del Método, Carta parte. 1) En los dos textos ¿de qué hacen uso los autores? ¿Con qué finalidad? 2) ¿A quiénes pretende combatir san Agustín al dudar de lo que recuerda, vive, piensa, quiere…? 3) ¿Qué consigue Descartes al pensar que todo es falso? 4) ¿Crees que hay una clara influencia de san Agustín en Descartes? ¿Podríamos hablar de plagio? 5) Indaga dónde conoció Descartes la filosofía agustiniana. “A fin de reconocer, fuera de mí, una vida subjetiva idéntica e igual a la mía, es preciso que, por un acto de voluntad implícita, sitúe bajo los signos sensibles y bajo las obras aparentes la invisible presencia de otra voluntad. He aquí, por qué, el amor ávido y menesteroso es un órgano de conocimiento. Porque si todo sujeto es, en su fondo, reflexión, razón, libertad, no puede ser conocido verdaderamente más que como tal; y no lo es, en efecto, más que en la medida en que es querido. La única manera de comprenderle, es amarle”. Citado en: Begoña Arrieta Heras, Filosofía y Ética en Maurice Blondel, Bilbao, Universidad de Deusto, 1993, p.126 (M. Blondel, L´Action, París, Alcan, Vol. I, 1936 y Vol. II, 1937. 1) Busca quién era el filósofo Maurice Blondel ¿conocía la filosofía de san Agustín? ¿defendió alguna de sus ideas? 2) ¿Qué concepción tiene del hombre en este texto? ¿Cuáles son sus rasgos más sobresalientes? 3) Compara esta concepción antropológica con la de san Agustín. 4) ¿Estarías de acuerdo en que la única manera de comprender a una persona es amándola? Argumenta tu respuesta. “«Amar no es otra cosa que anhelar algo por sí mismo», escribe san Agustín, y más adelante añade que «el amor es un tipo de anhelo» (De div. quaest. 83, 35, 1 y 2). El anhelo (appetitus) está ligado a un objeto determinado, y toma a este objeto por el desencadenante del propio anhelo, al cual provee de meta. El anhelo está determinado por la cosa precisa que busca, igual que el movimiento se despliega por el fin hacia el que se mueve. Pues, como dice san Agustín, el amor es «un tipo de movimiento, y todo movimiento va hacia algo» (Ibid. 1). Lo que determina el movimiento del deseo, siempre está dado de antemano. Nuestro anhelo se dirige a un mundo que conocemos, y no descubre en él nada nuevo. La cosa que conocemos y deseamos es un «bien» (bonum); no la buscaríamos por sí misma si no lo fuese. Todos los bienes que deseamos en nuestra búsqueda de amor son objetos independientes, desligados de otros objetos. Cada uno de ellos no representa más que su bondad aislada. El rasgo distintivo de este bien que deseamos es que no lo tenemos. Una vez que tenemos el objeto, nuestro deseo cesa, a no ser que estemos amenazados por su pérdida. En este caso, el deseo de tener (appetitus habendi) se torna temor de perder (metus amittendi). Como búsqueda de un bien en particular antes que de cosas cualesquiera, el deseo es una combinación de un «apuntar a» y un «remitir retrospectivo». Remite retrospectivamente al ser humano que conoce el bien y el mal del mundo y que busca vivir feliz (beate vivere). Porque conocemos la felicidad es por lo que queremos ser felices, y dado que nada hay más cierto que nuestro querer ser felices (beatum esse velle), nuestra noción de felicidad nos guía en la determinación de los bienes que a ella corresponden, que se convierten entonces en objetos de nuestros deseos. El anhelo, o amor, es la posibilidad del ser humano de tomar posesión del bien que le hará feliz, o sea, de tomar posesión de aquello que es lo más propio suyo”. Hannah Arendt, El concepto de amor en san Agustín, Madrid, Ediciones Encuentro, 2001, pp. 25 y 26. 1) 2) 3) 4) 5) ¿Qué es para san Agustín el anhelo o appetitus? ¿Por quién está determinado el anhelo? ¿Cómo es la cosa que conocemos o deseamos? ¿Cuál es el rasgo distintivo del bien que deseamos? El deseo de tener (appetitus habendi), una vez alcanzado nuestro objeto, ¿por qué puede ser sustituido? 6) El deseo de un bien particular ¿a quién remite retrospectivamente? 7) ¿Qué busca, a través de sus anhelos, el ser humano? 8) ¿Qué hace posible el anhelo o el amor en el hombre? 9) ¿Tiene algo que ver con el recuerdo o memoria de Dios? 10) ¿Estarías de acuerdo con las tesis que defiende el autor a través del planteamiento que hace de ellas la filósofa Hannah Arendt, cuyo texto es un extracto de su tesis doctoral.