CP 55 2010 Conferencia Bienal

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CES/10/55
11 de mayo de 2010
UE:
COMITÉ
ECONÓMICO
Y
SOCIAL
EUROPEO:
BIENAL 2010 LA EDUCACIÓN PARA LUCHAR CONTRA LA
EXCLUSIÓN SOCIAL
En Florencia, el Presidente Mario Sepi pedirá a Barroso una nueva legislación
europea para luchar contra la exclusión social a través de la educación y la
formación.La región de Toscana participa en la organización del acto
La exclusión social en Europa impide a un ciudadano de cada cuatro acceder a los
derechos fundamentales: el trabajo, la vivienda, la salud, la formación, la cultura y el deporte
están al alcance de tres europeos pero se les niega al cuarto. No es sólo una injusticia flagrante,
sino también una deseconomía imperdonable para el sistema económico europeo y los distintos
sistemas nacionales. ¿Qué país puede permitirse, especialmente en un momento de crisis
económica, prescindir de la cuarta parte de su población?
La educación tiene todo lo necesario para atajar este fenómeno y para ayudar a integrar
también en la sociedad y en el mercado de trabajo a ese europeo de cada cuatro que se encuentra
fuera en la actualidad. A condición de que los sistemas educativos de los 27 países estén en
condiciones de desempeñar esta nueva función con una legislación adaptada a este desafío
decisivo.
Por ello, el Comité Económico y Social Europeo (CESE), órgano que reúne en Bruselas a los
representantes de las categorías económicas y sociales de los 27 países de la UE, ha decidido
dedicar su cita bienal, programada en Florencia del 20 al 22 de mayo 2010, a la educación
para luchar contra la exclusión social.
Rue Belliard/Belliardstraat 99 – 1040 Bruxelles/Brussel – BELGIQUE/BELGIË
Tel. +32 25469396 – Fax +32 25469764
Email: press@eesc.europa.eu – Internet: www.eesc.europa.eu
ES
Tres días de trabajo en que debatirán políticos y técnicos, empresarios y sindicalistas, sociólogos y
expertos en educación y formación, así como responsables de la educación no formal y
organizaciones no gubernamentales que operan en este ámbito. Se espera contar en Florencia con
la presencia, entre otros, del Presidente de la Comisión Europea José Manuel Barroso, el
Presidente del Comité Económico y Social Europeo Mario SEPI, los Ministros de Educación de
Italia, Grecia y Bélgica, Mariastella Gelmini, Anna Diamantopoulou y Marie-Dominique
Simonet, la Ministra española de Igualdad Bibiana Aído Almagro, los representantes de CGILCISL, los vicepresidentes del Parlamento de la UE Gianni Pittella e Isabelle Durant,
Antonella Manfi, presidenta de la Confindustria Toscana, el presidente del Instituto Universitario
Europeo de Florencia, Josep Borrell, el director de la Red Europea de lucha contra la pobreza
Fintan Farrell, el presidente de la comisión italiana de investigación sobre la exclusión social
Marco Revelli, el representante de la asociación Libera Tonio Dell'Olio, el director de la Escuela
de la Segunda Oportunidad de Marsella Lionel Urdy, el director de Gens du voyage
Stéphane Lévèque, la presidenta de la Red Europea de Empresas de inserción social
Charlotte Gruber, el portavoz del Foro del Tercer Sector Andrea Olivero, la directora de Cedefop
Aviana Bulgarelli, el presidente de Fondaca Giovanni Moro, la delegada de ATD Quart Monde
ante la UE Marie-Cecile Renoux, el presidente del grupo de reflexión europeo "Por la solidaridad"
Denis Stokkink, la presidenta del consejo italiano para la discapacidad Luisa Bosisio Fazzi y el
alto comisario francés para la solidaridad activa contra la pobreza Martin Hirsch.
En un mundo globalizado, la pobreza se presenta con diferentes caras. Como una situación
caracterizada por graves carencias en las necesidades básicas, ya sean de alimentos o de agua
potable, servicios de salud o asistencia a las personas, en una gran parte del mundo. Pero también
como una barrera para alcanzar un nivel de vida aceptable en la sociedad en que vivimos.
Es éste el caso de Europa, donde la insuficiencia de ingresos es sólo una cara de la moneda, que no
obstante atañe a un 17 % de los europeos, que sufren por la falta de recursos. El aumento
del desempleo, la precariedad, el alojamiento indigno, la atención sanitaria inadecuada, las
barreras a la formación, al disfrute de la cultura, del deporte y del ocio en general son la otra cara
de la marginación progresiva, lo que excluye a uno de cada cuatro europeos de toda una serie de
actividades que para los otros tres son, en cambio, normales.
Aparte de algunos casos extremos, como el caso dramático de la comunidad romaní, la pobreza
más extendida en Europa es pues una especie de pobreza relativa, debida no sólo a carencias
materiales, sino también a desigualdades de género, raza u origen étnico, religión o creencias,
discapacidad, edad y orientación sexual, y de trabajo (fijo o precario).
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Padecer la exclusión social en Europa significa no sólo sufrir por la escasez de ingresos, sino
también por la imposibilidad de acceder a la educación y la información, a la integración cultural y
a la participación social. En una palabra, por la incapacidad de disfrutar de las condiciones de
vida predominantes y de mantener una relación cómoda con el mercado de trabajo.
Aparecen nuevas formas de pobreza junto a las ya tradicionales, un enorme malestar se hace
presa de quienes viven en situación de precariedad. Todas las encuestas realizadas últimamente
indican que los ciudadanos europeos tienen una fuerte percepción de los problemas de la pobreza,
desde la extrema pobreza (10 %) hasta la exclusión social (29 %) y el riesgo de pobreza (31 %). Y
achacan la responsabilidad, en primer lugar, a la injusticia social (37 %). En la Europa de hoy no
bastan buenas leyes para garantizar la igualdad de oportunidades para todos. Las
desigualdades se manifiestan dramáticamente en la vida cotidiana: en la escuela, en el lugar de
trabajo, en la asistencia sanitaria y en el acceso a bienes y servicios de interés general. Todos
estos obstáculos no se están superando, sino que tienden más bien a consolidarse. Por esta razón,
la Unión Europea ha dedicado el año 2010 a la lucha contra la pobreza y la exclusión
social.
Según Mario Sepi, Presidente del CESE, "en esta batalla el papel de la educación es decisivo".
La adquisición del mayor número posible de competencias, a través de la educación y la formación,
ayuda a combatir la pobreza y la exclusión y a promover nuevas oportunidades de integración y
empleo. La opción de una educación inclusiva –añade Sepi- está dictada no sólo por obvias razones
sociales, en la medida en que ayuda a cambiar las actitudes y a construir sociedades libres de
prejuicios y discriminaciones, sino también por ventajas económicas tangibles, porque ayuda a
aumentar la competitividad del sistema para afrontar los nuevos retos económicos y las exigencias
del mercado de trabajo. Eliminar el escándalo de la pobreza y promover una mayor inclusión social
"significa no sólo responder a la innegable necesidad de reconocer los derechos de todos,
sino también reforzar la cohesión social y aportar un beneficio a la sociedad en su
conjunto". Por esta razón, la Bienal no pretende limitarse únicamente a resaltar la importancia del
problema de la exclusión social en la UE, sino que desea también dar el primer paso político
hacia una nueva legislación europea sobre la inclusión, basada en la herramienta
fundamental de la educación y, por consiguiente, en la revisión de las políticas de educación y
formación de la UE y de los Estados miembros.
De esta manera, Sepi espera que la Bienal pueda cerrarse exhortando a la Comisión Europea a
que promueva un Libro Verde al respecto, que es el primer e indispensable paso en Europa
para proceder a una revisión legislativa de la materia.
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