PERDÓN MENSAJE 20160528 Perdonad, y seréis perdonados Lectura Mateo 18: 32-35 “Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas” Aprender Marcos 11: 25 “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas.” La falta de perdón es causa de problemas, de enfermedades, de amargura, de contiendas, de discordias. El perdón traerá como consecuencia, salud, armonía, paz, y una vida abundante. Practicar el perdón debe ser parte de nuestro diario vivir; el perdón debe ser un estilo de vida, para que podamos disfrutar las bendiciones y promesas de Dios. Si perdonamos, él nos perdona. Mateo 6: 14-15 “Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.” El Señor está interesado, no sólo en perdonarnos, sino en que nosotros también perdonemos a los que nos ofenden. Si queremos ser perdonados por el Señor, entonces también debemos perdonar a aquel que nos agravió, que nos hizo daño, que nos maltrató; de esta manera el Señor perdonará nuestros pecados. Si perdonamos, él nos perdona; si no perdonamos, tampoco nuestro padre nos perdonará. Debemos perdonar. Marcos 11: 24-26 “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá. 25Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestras ofensas. 26Porque si vosotros no perdonáis, tampoco vuestro Padre que está en los cielos os perdonará vuestras ofensas”. Es importante que nosotros estemos dispuestos a perdonar. Es cierto que a veces habrá quienes nos hacen algo, y pensamos que ésa persona merece ser castigada, o deseamos que les pase algo malo, o pensamos tomar venganza contra ellos; pero no es lo que el Señor nos está enseñando; él nos enseña a perdonar. Perdonar es olvidar. El Señor nos garantiza que todo lo que pidamos orando, si creemos vamos a recibir lo que estemos pidiendo en oración. Pero él dice que cuando estemos orando, es importante que tengamos un corazón limpio; si estamos orando y queremos ser oídos, si queremos una respuesta, si queremos recibir un milagro, entonces debemos perdonar si tenemos algo contra alguien. Si perdonamos, también nuestro Padre nos perdonará; si no perdonamos, tampoco nuestro Padre nos perdonará. Perdonándonos unos a otros. Colosenses 3: 13 “soportándoos unos a otros, y perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.” Para poder soportarnos unos a otros, es necesario que aprendamos a perdonar. No todas las cosas que hacen los demás, nos agrada. Muchas veces nos caen mal las actitudes, o la conducta de otras personas. Pero el Señor nos manda a que nos soportemos unos a otros, a que nos perdonemos unos a otros. Así como Jesús nos perdonó todo lo malo que habíamos hecho, borró todas nuestras rebeliones y nuestros pecados, también nosotros debemos perdonar si tenemos queja contra alguien. Efesios 4: 31-32 “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia. 32Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo” Todo el que tiene amargura, es porque no ha perdonado; el que siempre anda en gritería, es porque hay desorden en su corazón, no ha querido perdonar; el que anda enojado, es porque hay cosas dentro de él que andan mal, por cuanto no quieren perdonar; el que siempre anda airado, no está bien con los demás, necesita perdonar; en fin, el que anda hablando mal, el que tiene malicia, es porque no han perdonado. Cuando perdonamos, la benignidad, la misericordia, fluirán de nuestro interior, y en vez de enojo, ira, amargura, gritería, maledicencia y malicia, vienen los frutos del espíritu a tomar posesión en nosotros. Perdonémonos unos a otros. Perdonar, para ser perdonados. Lucas 6: 37 “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.” Alguien que siempre se la pasa juzgando y condenando, es porque no tiene un corazón perdonador; vive señalando el error de los demás, vive criticando, y hablando de los demás. Cuando perdonamos, dejaremos de juzgar; cuando perdonamos, dejaremos de condenar. Cuando perdonamos, también seremos perdonados. PERDÓN VISION 20160526 Él perdona la maldad y olvida el pecado Perdonar es olvidar la falta que se ha cometido en nuestra contra, o contra de otros y no guardarle rencor por esa falta. "Hay que perdonar y olvidar, así como Dios perdona y olvida; hay que saber perdonar". Nosotros debemos perdonar de todo corazón. Miqueas 7: 18-19 ¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. 19Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Dios perdona la maldad. Miqueas 7: 18 “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.” Cuando hay arrepentimiento del pecado o de la maldad, y se confiesa delante de Dios, él va a perdonar; y cuando él perdona la maldad, también se olvida del pecado. Dios nunca traerá a memoria el pecado que te ha perdonado, nunca te va a reprochar por lo que ya él te perdonó. Dios olvida el pecado. Cuando alguien que ha venido al Señor a pedir perdón con un corazón arrepentido, Él lo perdona y también se olvida de la maldad. Al igual que el Señor nos perdona nuestros pecados, nosotros también debemos perdonar de todo corazón, y no traer a memoria aquello que hemos perdonado a otros. Con la ayuda de Dios, debemos olvidar aquello que tanto daño nos hizo, aunque no sea fácil, si queremos gozar del perdón y de las bendiciones del Señor, debemos perdonar y olvidar, así como él también nos perdonó y se olvidó de nuestra maldad. Debemos tener presente que el Señor nos perdonó todos nuestros pecados, nuestras iniquidades, nuestras transgresiones, y nuestra maldad; y no sólo nos perdonó, sino que olvidó y sepultó nuestros pecados. Es por eso que el profeta dijo: ““¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad?” Dios no retiene para siempre su enojo. Esto quiere decir, que el deseo y la voluntad de Dios es perdonar y bendecir. Él se enoja cuando hay pecados ocultos no confesados, cuando se practica el pecado, cuando no hay temor de Dios, cuando no hay arrepentimiento. Pero cuando un pecador se arrepiente, confiesa, declara, y se aparta del pecado, Dios manifiesta su misericordia, y perdona la maldad y la olvida. “No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.” Él volverá a tener misericordia. Miqueas 7: 19 “Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados.” Si alguno ha cometido pecados, o ha hecho iniquidad, y viene y se vuelve a Dios arrepentido, Él nos dice que volverá a tener misericordia de nosotros para perdonarnos; sólo por su misericordia se puede alcanzar el perdón de Dios. Él sepultará toda iniquidad, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados. Gozamos de su perdón y de su misericordia. No importa lo que hayas hecho, si vienes a él y confiesas el pecado y te arrepientes delante de Dios, él te perdonará.