No. 06-1 Mecanismo de transmisión monetaria Peter N. Ireland Sinopsis: En el mecanismo de transmisión monetaria se describe la forma en que las variaciones de la masa monetaria nominal o de la tasa de interés nominal a corto plazo derivadas de la aplicación de una política determinada afectan a variables reales tales como la producción agregada y el empleo. Los canales específicos de la transmisión monetaria operan a través de los efectos que produce la política monetaria sobre las tasas de interés, los tipos de cambio, la cotización de las acciones, los precios de los bienes raíces, los préstamos bancarios y los balances de las empresas. La investigación reciente sobre el mecanismo de transmisión procura entender la forma en actúan estos canales en el contexto de modelos dinámicos aleatorios de equilibrio general. Clasificaciones JEL: E52 Peter N. Ireland es profesor de economía en Boston College, profesor visitante del Banco de la Reserva Federal de Boston, e investigador asociado del NBER. Su correo electrónico y su sitio web son irelandp@bc.edu y http://www2.bc.edu/~irelandp, respectivamente. Este documento fue preparado para The New Palgrave Dictionary of Economics, Segunda edición, editado por Lawrence Blume y Steven Durlauf, Hampshire: Palgrave Macmillan, Ltd. Este documento, que podría ser revisado, puede consultarse en el sitio web del Banco de la Reserva Federal de Boston en http://www.bos.frb.org/economic/wp/index.htm. Las opiniones, observaciones, conclusiones o recomendaciones expresadas en este documento son exclusivamente del autor y no reflejan las posturas oficiales del Banco de la Reserva Federal de Boston o de la Fundación Nacional de la Ciencia. Quisiera agradecer a Steven Durlauf y Jeffrey Fuhrer por sus comentarios y sugerencias de extrema utilidad. Parte de este trabajo fue completado mientras estaba visitando el Departamento de Estudios del Banco de la Reserva Federal de Boston; también quiero agradecer al Banco y a su personal por la hospitalidad y el apoyo que me brindaron. Este material también se basa en el trabajo apoyado por la Fundación Nacional de la Ciencia en el marco de la donación Nº SES-0213461. Esta versión: noviembre de 2005 Mecanismo de transmisión monetaria En el mecanismo de transmisión monetaria se describe la forma en que las variaciones de la masa monetaria nominal o de la tasa de interés nominal a corto plazo derivadas de la aplicación de una política determinada afectan a variables reales tales como la producción agregada y el empleo. Hipótesis fundamentales Los pasivos del banco central incluyen ambos componentes de la base monetaria: los billetes y monedas en circulación y las reservas bancarias. Por consiguiente, el banco central controla la base monetaria. En efecto, las medidas de política monetaria normalmente comienzan cuando el banco central modifica la base monetaria a través de una operación de mercado abierto, comprando otros valores—por lo general, bonos del gobierno—para aumentar la base monetaria o vendiendo valores para reducirla. Para que estos movimientos de la base monetaria, derivados de la aplicación de una política determinada, repercutan más allá de sus efectos inmediatos sobre el balance del banco central, otros agentes no deberán tener la capacidad de compensarlos exactamente modificando la cantidad o composición de sus propios pasivos. Por lo tanto, toda teoría o modelo del mecanismo de transmisión monetaria debe suponer que no existen valores emitidos por el sector privado que sustituyan los componentes de la base monetaria en forma perfecta. Esta hipótesis sigue siendo válida si, por ejemplo, se imponen restricciones legales para impedir que los agentes privados emitan pasivos que tengan una o más características del dinero circulante y las reservas bancarias. Tanto el dinero circulante como las reservas bancarias tienen una denominación nominal, cuyas cantidades se miden en función de la unidad de cuenta de la economía. Por consiguiente, para que tengan efectos reales los movimientos de la base monetaria nominal derivados de la aplicación de una política determinada, los precios nominales no deberán ser capaces de responder inmediatamente a esos movimientos de forma tal que mantengan constante el valor real de la base monetaria. Por lo tanto, toda teoría o modelo del mecanismo de transmisión monetaria debe suponer asimismo que cierta fricción en la economía impide que los precios nominales se ajusten en forma inmediata y proporcional a, al menos, algunas de las variaciones de la base monetaria. 2 La base monetaria y la tasa de interés nominal a corto plazo Si, al igual que en la economía actual de Estados Unidos, ningún componente de la base monetaria paga interés o si, más en general, los componentes de la base monetaria pagan interés a una tasa inferior a la tasa de mercado de otros activos muy líquidos como los bonos a corto plazo del gobierno, entonces la demanda de los agentes privados de la base monetaria real M/P puede describirse como una función decreciente de la tasa de interés nominal a corto plazo i: M/P = L(i). Esta función L resume la forma en que, al subir la tasa de interés nominal, otros activos muy líquidos pasan a ser más atractivos como reservas de valor a corto plazo, que incentivan más a los hogares y las empresas a economizar sus tenencias de efectivo y a los bancos a economizar sus tenencias de reservas. De este modo, cuando el nivel de precio P no puede ajustarse totalmente a corto plazo, el control monopólico del banco central sobre la cantidad nominal de la base monetaria M también permite que influya sobre la tasa de interés nominal a corto plazo i, con un aumento de M derivado de la aplicación de una política determinada que provoca la disminución de i necesaria para que los agentes privados estén dispuestos a mantener el volumen adicional de la base monetaria real y, a la inversa, una disminución de M derivada de la aplicación de una política determinada que da origen a un aumento de i. En el modelo más sencillo donde las variaciones de M representan la única fuente de incertidumbre, la relación determinista que vincula M e i implica que las medidas de política monetaria pueden describirse en forma equivalente en función de sus efectos sobre la base monetaria o la tasa de interés nominal a corto plazo. Sin embargo, el análisis de Poole (1970) demuestra que la reacción de la economía a otros tipos de shocks aleatorios puede depender mucho de que el banco central opere estableciendo la cantidad nominal de la base monetaria y luego permitiendo que el mercado determine la tasa de interés nominal a corto plazo o fijando la tasa de interés a corto plazo para luego suministrar el volumen de base monetaria que se demande a dicha tasa de interés. Más específicamente, el análisis de Poole revela que la política del banco central aísla la producción y los precios de los efectos de las perturbaciones importantes e impredecibles sobre la relación de la demanda de dinero estableciendo como meta un valor de i en lugar de M. Tal vez como reflejo de la creencia generalizada de que los shocks de demanda de dinero son de gran magnitud e impredecibles, la mayoría de los bancos centrales de todo el mundo—incluso la Reserva Federal de Estados Unidos—hoy día optan por determinar la política monetaria con referencia a una meta para la tasa de interés nominal a corto plazo en lugar de adoptar alguna medida sobre la oferta de dinero. Por consiguiente, en la práctica, las 3 medidas de política monetaria casi siempre se describen en función de su efecto sobre la tasa de interés nominal a corto plazo—como por ejemplo la tasa de los fondos federales de Estados Unidos—aunque, en sentido estricto, esas medidas todavía empiezan con operaciones de mercado abierto que hacen variar la base monetaria. Los canales de trasmisión monetaria Mishkin (1995) hace una descripción útil de los diversos canales a través de los cuales las medidas de política monetaria, que se resumen como las variaciones de la masa monetaria nominal o de la tasa de interés nominal a corto plazo, inciden sobre variables reales tales como la producción agregada y el empleo. Según el canal de la tasa de interés keynesiano tradicional, un aumento de la tasa de interés nominal a corto plazo derivado de la aplicación de una política determinada da origen en primer lugar a un aumento de las tasas de interés nominales a más largo plazo, debido a que los inversionistas actúan para arbitrar las diferencias de los rendimientos esperados ajustados en función del riesgo sobre instrumentos de deuda de diversos vencimientos, según se describe en la hipótesis de expectativas de la estructura temporal. Cuando los precios nominales se ajustan lentamente, estas variaciones de las tasas de interés nominales también se traducen en variaciones de las tasas de interés reales. Las empresas, al constatar el aumento del costo real de los empréstitos a cualquier plazo, reducen sus gastos de inversión. Asimismo, los hogares, ante el aumento de los costos reales de los empréstitos, limitan sus compras de casas, automóviles y otros bienes duraderos. La producción agregada y el empleo disminuyen. Este canal de la tasa de interés es central en el modelo IS-LM de la bibliografía keynesiana tradicional, atribuido originalmente a Hicks (1937), y también figura en los modelos neokeynesianos que se describen más abajo. En las economías abiertas, el aumento de la tasa de interés a corto plazo derivado de la aplicación de una política determinada genera efectos reales adicionales a través del canal cambiario. Cuando la tasa de interés nominal interna sube por encima de su contraparte extranjera, el equilibrio del mercado cambiario requiere que la moneda nacional se deprecie en forma gradual a un ritmo que, nuevamente, sirve para equiparar los rendimientos ajustados en función del riesgo sobre diversos instrumentos de deuda, en este caso, instrumentos de deuda denominados en cada una de las dos monedas—ésta es la condición de la paridad de intereses no cubierta. Tanto en los modelos keynesianos tradicionales basados en Fleming (1962), Mundell (1963) y Dornbusch (1976) como en los modelos neokeynesianos que se describen más abajo, esta 4 depreciación futura esperada requiere una apreciación inicial de la moneda nacional que, cuando los precios se ajustan lentamente, hace que los bienes producidos internamente pasen a ser más caros que los bienes producidos en el extranjero. Las exportaciones netas disminuyen, al igual que la producción nacional y el empleo. La teoría q sobre la inversión de Tobin (1969) y la teoría del ciclo vital del consumo de Ando y Modigliani (1963) señalan canales de precios de los activos adicionales. En la teoría de Tobin, q mide la relación entre el valor de mercado de una empresa y el costo de reposición del capital físico que posee esa empresa. Con el resto de las condiciones constantes, un aumento de la tasa de interés nominal a corto plazo derivado de la aplicación de una política determinada hace que los instrumentos de deuda resulten más atractivos para los inversionistas que las participaciones de capital; por consiguiente, luego de una restricción monetaria, debe restablecerse el equilibrio entre los mercados de valores, en parte a través de una disminución de las cotizaciones de las acciones. Al disminuir el valor de q, cada empresa debe emitir más acciones a los efectos de financiar cualquier nuevo proyecto de inversión; en este sentido, la inversión se vuelve más costosa para la empresa. Por lo tanto, en el agregado de todas las empresas, los proyectos de inversión cuya rentabilidad era marginal antes de la restricción monetaria quedan sin financiamiento luego de la disminución de q, ocasionando asimismo una merma de la producción y del empleo. Entretanto, la teoría del ciclo vital del consumo de Ando y Modigliani considera que la riqueza y el ingreso son determinantes fundamentales del gasto de los consumidores. Por consiguiente, esta teoría también identifica un canal de la transmisión monetaria: si los precios de las acciones bajan luego de una restricción monetaria, el patrimonio financiero de los hogares disminuye, ocasionando un descenso del consumo, la producción y el empleo. Según Meltzer (1995), las variaciones de precios de los activos aparte de las que se reflejan solamente en las tasas de interés también juegan un papel central en las descripciones monetaristas del mecanismo de transmisión. En efecto, las críticas monetaristas del modelo keynesiano tradicional a menudo empiezan por cuestionar la postura de que todo el impacto de las medidas de la política monetaria se resume completamente en las variaciones de la tasa de interés nominal a corto plazo. En cambio, los monetaristas sostienen que las medidas de política monetaria afectan simultáneamente a una amplia gama de mercados de activos financieros y bienes duraderos, pero especialmente a los mercados de acciones e inmobiliarios, y que todas esas variaciones de los precios de los activos son capaces de generar efectos patrimoniales importantes que repercuten, a través del gasto, sobre la producción y el empleo. 5 Dos canales del crédito bien definidos, el canal del crédito bancario y el canal del balance, también permiten la propagación de los efectos de las medidas de política monetaria a través de la economía real. Kashyap y Stein (1994) rastrean los orígenes del pensamiento sobre el canal del crédito bancario hasta Roosa (1951) y también destacan la resurrección de la teoría de los fondos prestables de Blinder y Stiglitz (1983) y la ampliación del modelo IS-LM de Bernanke y Blinder (1988) como dos enfoques que tienen en cuenta esta fuente adicional de no neutralidad monetaria. Según este enfoque del crédito, los bancos juegan un papel especial en la economía que no se limita solamente a emitir pasivos—depósitos bancarios—que contribuyen en los agregados monetarios generales, sino también a mantener activos—préstamos bancarios—para los cuales existen pocos sustitutos casi perfectos. Más concretamente, las teorías y los modelos del canal del crédito bancario hacen hincapié en que para muchos bancos, especialmente los pequeños, los depósitos representan la principal fuente de fondos para los préstamos y que para muchas empresas, especialmente las pequeñas, los préstamos bancarios representan la principal fuente de fondos para la inversión. Por consiguiente, una operación de mercado abierto que en primer lugar da origen a una contracción de la oferta de las reservas bancarias y luego a una contracción de los depósitos bancarios exige que los bancos que son particularmente dependientes de los depósitos reduzcan sus préstamos y las empresas que son especialmente dependientes de los préstamos bancarios reduzcan su gasto en inversiones. De este modo, las imperfecciones del mercado que afrontan los bancos y las empresas considerados individualmente contribuyen en conjunto a la disminución de la producción y del empleo que sigue a una contracción monetaria. Bernanke y Gertler (1995) describen un canal del crédito más general, el canal del balance, en el que las imperfecciones del mercado financiero también juegan un papel clave. Bernanke y Gertler subrayan que ante la presencia de imperfecciones del mercado financiero, el costo del crédito de una empresa, proveniente de bancos o de cualquier otra fuente externa, aumenta cuando se deteriora la solidez de su balance. Cuando un aumento de las tasas de interés da lugar a un aumento en los pagos que una empresa debe efectuar para servir su deuda de tasa flotante, se produce un efecto directo de la política monetaria sobre el balance de la empresa. También se produce un efecto indirecto cuando el mismo aumento de las tasas de interés actúa para reducir el valor capitalizado de los activos duraderos de la empresa. Por consiguiente, un aumento de la tasa de interés a corto plazo derivado de la aplicación de una política determinada no solo actúa inmediatamente deprimiendo el gasto a través del canal tradicional de la tasa de interés, sino también, posiblemente con cierto 6 desfase, elevando el costo del capital de cada empresa a través del canal del balance, profundizando y ampliando la disminución inicial de la producción y el empleo. Evolución reciente Los estudios recientes sobre el mecanismo de transmisión monetaria procuran entender la forma en que opera el canal de la tasa de interés dentro del contexto de modelos dinámicos aleatorios de equilibrio general. Estos estudios recientes se basan en los primeros intentos de Fischer (1977) y Phelps y Taylor (1977) de combinar la hipótesis fundamental de la rigidez nominal de precios o salarios con la hipótesis de que todos los agentes tienen expectativas racionales a los efectos de anular la ineficacia de las medidas políticas adoptadas que McCallum (1979) asocia con Lucas (1972) y Sargent y Wallace (1975). Este trabajo reciente se basa en aquellos estudios anteriores para deducir las ecuaciones de comportamiento fundamentales del modelo neokeynesiano a partir de descripciones más básicas de los objetivos y las limitaciones que afrontan las empresas y los hogares optimizadores. Más concretamente, el modelo neokeynesiano básico consiste de tres ecuaciones con tres variables: producción yt, inflación nt, y la tasa de interés nominal a corto plazo it. La primera ecuación, que Kerr y King (1996) y McCallum y Nelson (1999) denominan curva IS de expectativa, vincula la producción actual con su valor futuro esperado y con la tasa de interés real ex-ante, calculada en el modo habitual restando la tasa de inflación esperada de la tasa de interés nominal: yt = Etyt+1 - a(it- Etnt+1), donde a, al igual que el resto de los parámetros que se utilizarán más abajo, es estrictamente positivo. Esta ecuación corresponde a una versión lineal logarítmica de la ecuación de Euler que vincula la tasa marginal de sustitución intertemporal de los hogares optimizadores con el rendimiento de los bonos ajustado por la inflación, es decir, con la tasa de interés real. La segunda ecuación, la curva de Phillips neokeynesiana, toma la forma nt = |3Etrct+1 + yyt y corresponde a una versión lineal logarítmica de la condición de primer orden que describe el comportamiento óptimo de empresas monopolísticamente competitivas que afrontan los costos explícitos del ajuste de precios nominales, como propone Rotemberg (1982), o fijan sus precios nominales en forma escalonada aleatoria, como propone Calvo (1983). La tercera y última ecuación es una regla de la tasa de interés para la política monetaria del tipo propuesto por Taylor (1993), 7 it = ant + i|yt, según la cual el banco central ajusta sistemáticamente el interés nominal a corto plazo respondiendo a las variaciones de la inflación y la producción. Esta descripción de la política monetaria en función de las tasas de interés refleja la observación, señalada más arriba, que actualmente la mayoría de los bancos centrales llevan a cabo la política monetaria utilizando objetivos para la tasa de interés en lugar de cualquiera de los agregados monetarios. Podría añadirse una ecuación de demanda de dinero a este modelo de tres ecuaciones, pero esa ecuación adicional solo serviría para determinar el monto de dinero que el banco central y el sistema bancario debería suministrar para equilibrar los mercados, dado que el banco central fija una meta de la tasa de interés [véase en Ireland (2004) una explicación detallada de este último punto]. En este modelo neokeynesiano de referencia, la política monetaria opera a través del canal de la tasa de interés keynesiano tradicional. Una restricción monetaria, en forma de shock a la regla de Taylor, que aumenta la tasa de interés nominal a corto plazo también se convierte en un aumento de la tasa de interés real cuando los precios nominales varían lentamente debido a la fijación de precios costosos o escalonados. Este aumento de la tasa de interés real luego hace que los hogares reduzcan su gasto según se aprecia en la curva IS. Por último, a través de la curva de Phillips, la disminución de la producción ejerce una presión descendente sobre la inflación, que se ajustará gradualmente luego del shock. En gran medida, sin embargo, los términos de expectativa que se incluyen en las curvas IS y de Phillips antes descritas implican que las medidas de la política económica tendrán efectos cuantitativos diferentes, dependiendo de que esas medidas sean anticipadas o no; por consiguiente, este modelo neokeynesiano sigue las versiones anteriores de modelos de expectativas racionales de Lucas (1972) y Sargent y Wallace (1975) al hacer hincapié en el papel de las expectativas en el mecanismo de transmisión monetaria. Y, como subraya Kimball (1995), al deducir estas formas de expectativas de las curvas IS y Phillips a partir de descripciones totalmente detalladas del comportamiento optimizador de hogares y empresas, el modelo neokeynesiano aprovecha los poderosos fundamentos microeconómicos incorporados a la macroeconomía a través del modelo del ciclo económico real de Kydland y Prescott (1982), valiéndose también de ideas de trabajos anteriores sobre la economía neokeynesiana, ejemplificada, por ejemplo, por los artículos de Mankiw y Romer (1991) recopilados en dos volúmenes. Clarida, Gali y Gertler (1999), y Woodford (2003) describen en forma mucho más detallada las derivaciones del modelo neokeynesiano para la política económica. Obstfeld y Rogoff (1995) elaboran una 8 ampliación para la economía abierta en la que el canal cambiario opera junto con el canal de la tasa de interés de la transmisión monetaria. Andrés, López-Salido y Nelson (2004) enriquecen la especificación neokeynesiana para abrir una gama más amplia de canales de precios de los activos y, análogamente, Bernanke, Gertler y Gilchrist (1999) amplían el modelo básico para tener en cuenta el canal del balance de la transmisión monetaria. Por consiguiente, todos esos documentos aportan a una bibliografía extensa y creciente que examina el funcionamiento de diversos canales de la transmisión monetaria con modelos dinámicos aleatorios de equilibrio general. Otras investigaciones recientes sobre el mecanismo de transmisión monetaria se centran en el problema de la restricción de no negatividad sobre las tasas de interés nominales—un problema que aparece muy claramente en el modelo neokeynesiano básico reseñado más arriba, en el que la política monetaria afecta la economía exclusivamente a través del canal keynesiano de la tasa de interés. Los agentes privados siempre tienen la opción de utilizar el dinero como reserva de valor; por consiguiente, el equilibrio del mercado de bonos requiere una tasa de interés nominal no negativa. En un contexto de baja inflación en el que las tasas de interés nominales también son bajas en promedio, el banco central puede toparse contra esta restricción de no negatividad y verse impedido de brindar más estímulo monetario luego de que la economía es golpeada por una serie de shocks adversos. El interés en la restricción de no negatividad creció a fines de los años noventa y principios de los 2000 cuando, de hecho, las tasas de interés nominales se acercaron a cero en Japón, Estados Unidos y algunos otros países. Entre los estudios recientes, Summers (1991) y Fuhrer y Madigan (1997) se encuentran entre los primeros en proponer que se prestara atención nuevamente al problema de la restricción de no negatividad; Krugman (1998) establece paralelos entre la restricción de no negatividad y la trampa de liquidez keynesiana tradicional, y Eggertsson y Woodfood (2003), Svensson (2003), y Bernanke, Reinhart y Sack (2004) proponen y evalúan estrategias de políticas monetarias alternativas para resolver la restricción de no negatividad. Por último, en el plano empírico, buena parte de los estudios recientes buscan pruebas indicadoras de canales de crédito de la transmisión monetaria cuantitativamente importantes. Kashyap y Stein (1994) y Bernanke, Gertler y Gilchrist (1996) estudian esta rama de la bibliografía. Además, el asombroso aumento de los precios de las acciones y los bienes raíces que tuvo lugar en el transcurso de la década pasada en Estados Unidos, el Reino Unido y otros lugares ha suscitado un interés renovado en cuantificar la importancia de los 9 canales de precios de los activos descritos anteriormente. En este sentido, se destacan los aportes de Lettau y Ludvigson (2004) y Case, Quigley y Shiller (2005), entre otros. 10 Bibliografía Ando, A., and Modigliani, F. 1963. The "Life Cycle" Hypothesis of Saving: Aggregate Implications and Tests. American Economic Review 53: 55-84. Andres, J., J.D. Lopez-Salido, and E. Nelson. 2004. Tobin's Imperfect Asset Substitution in Optimizing General Equilibrium. Journal of Money, Credit, and Banking 36: 665690. Bernanke, B.S., and A.S. Blinder. 1988. Credit, Money, and Aggregate Demand. American Economic Review 78: 435-439. Bernanke, B.S., and M. Gertler. 1995. Inside the Black Box: The Credit Channel of Monetary Policy Transmission. 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