Colegio Los Olivos Historia de España COMENTARIO DE TEXTO n º4.- REAL DECRETO DECLARANDO LA VENTA DE LOS BIENES DEL CLERO (Desamortización de Mendizábal) Se trata de una selección del articulado del Real Decreto redactado por Juan de Dios Álvarez de Mendizábal, ministro de Hacienda en esas fechas del gobierno progresista de José Mª Calatrava, Se trata del preámbulo y de dos artículos del Decreto de Desamortización, declarando la venta de los bienes del clero. Es una fuente histórica directa y primaria, de carácter público, de naturaleza político-jurídica y marcado carácter económico, dada su finalidad, que es la de dar a conocer las medidas desamortizadoras. El destinatario de este texto es el pueblo, y su autor, es la Reina regente María Cristina, aunque el articulado está escrito por el ministro de hacienda, como ya hemos señalado. En cuanto al análisis y comentario, en el texto localizamos las siguientes ideas principales: en el preámbulo vemos los objetivos que se proponía el gobierno con la desamortización: una justificación del interés nacional de poner a la venta la masa de bienes que han sido anteriormente declarados bienes nacionales (art.1). El fin prioritario es sanear la Hacienda Pública, fuertemente endeudada, entregando esos bienes a cambio de los títulos de deuda. En segundo lugar, al convertir esos bienes –sobre todo la tierra- en propiedad privada y plena, se abriría un proceso de creación de riqueza, para referirse a esa nueva situación de los bienes inmuebles, que podrán salir al mercado, ser capitalizados, aumentar su productividad, etc. Luego se hace una mención especial a los bienes que quedarán excluidos en la aplicación de este Decreto como los edificios que sirvan al interés público o considerados parte del legado cultural y artístico del patrimonio nacional (art. 2). El texto se enmarca históricamente en la regencia de M ª Cristina (18331841), y más concretamente al final de la guerra carlista (1833-1839). M ª Cristina es la primera garante de las prerrogativas sucesorias que confirman años más tarde a su hija Isabel como reina de España. Para ello, debe alcanzar el acuerdo con la fracción liberal del ejército para hacer frente a las aspiraciones de Carlos M ª al trono. Bajo la regencia destaca la continuidad de Cea Bermúdez como primer ministro hasta 1834. Las reformas resultaron insuficientes para los liberales, muchos de los cuales habían vuelto del exilio, tras la amnistía decretada por M ª Cristina, y por ello se vio obligada a llamar al gobierno a Martínez de la Rosa. Éste tenía como principal objetivo realizar una transición hacia el liberalismo, pactada entre los sectores reformistas ilustrados y los liberales más moderados, que se concreta con la promulgación del Estatuto Real en 1834. Tras el breve gobierno del conde de Toreno (junioseptiembre de 1835). Los exaltados o progresistas, a pesar de la victoria en Mendigorri (Navarra) sobre los carlistas, se decantan por una estrategia de movilización dirigida por las Juntas que origina el nombramiento de Juan Álvarez de Mendizábal como primer ministro el 14 de septiembre de 1835. Sus principales retos son solucionar la situación muy grave de la Hacienda y la guerra carlista. Para evitar la quiebra de la hacienda y hacer frente al carlismo, pone en práctica un proyecto de amplia repercusión histórica: la desamortización de los bienes eclesiásticos y su posterior venta. Previo a este Decreto-Ley de Desamortización de Mendizábal, se produjeron varias desamortizaciones en España: la de Godoy (1798) ministro de Carlos IV, la de la Guerra de la Independencia (1808-1814), la del Trienio Liberal (1820-1823). La desamortización de esos bienes permitiría al Estado, incautándose de ellos, 1 Colegio Los Olivos Historia de España enjugar su déficit y amortizar la deuda pública. El primer paso era la promulgación de una ley para desvincular los bienes de la nobleza y desamortizar los bienes eclesiásticos y municipales. El proceso suponía dos fases: en primer lugar, el Estado se adueñaba de esos bienes, por lo que dejaban de ser “manos muertas” (o de estar fuera del mercado) para convertirse en bienes nacionales; después salían a la venta, mediante pública subasta; el producto de lo obtenido .De esta forma quedaron en manos del Estado y se subastaron no solamente tierras, sino casas, monasterios y conventos con todos sus enseres. Al año siguiente, 1837, otra ley amplió la acción al poner en venta los bienes del clero secular. Para lograr el establecimiento del nuevo régimen en 1836 era condición necesaria ganar la guerra carlista, y para ello se necesitaban los recursos económicos que proporcionara la desamortización y el apoyo social de la burguesía al régimen liberal. Además, al amortizar la deuda pública, el Estado saneaba la Hacienda y aparecía como más solvente, con lo que podría suscribir nuevos empréstitos en el extranjero en mejores condiciones. La desamortización de Mendizábal fue criticada por economistas de la época, que advierten de las consecuencias sociales de la misma. Se alzan planteamientos como el de Flórez Estrada que aboga por el repartimiento de tierras a los campesinos (sistema enfitéutico). Se nombra sucesor en la presidencia del Consejo de Ministros a Francisco Javier Istúriz, de tendencia moderada, pero tras los sucesos La Granja de San Ildefonso, la reina se ve obligada a jurar la Constitución de 1812 hasta que se elabore otro texto constitucional y a instaurar un gobierno progresista a cuyo frente se sitúa José M ª Calatrava. Su tarea principal consistió en concluir la obra iniciada por Mendizábal, nombrado ministro de Hacienda, para derribar los vestigios del Antiguo Régimen. Los progresistas, tras las elecciones, dan paso a la configuración de su obra paradigmática: la Constitución de 1837. Tras la victoria de los moderados en las elecciones de 1838 se suceden varios gobiernos, cuya escasa duración en el poder revela la inestabilidad del periodo. A ello se une el papel de M ª Cristina que, haciendo uso de las facultades constitucionales, se muestra favorable hacia los moderados, lo que provocará que los progresistas busquen apartarla de la Regencia. Como conclusión, podemos destacar las consecuencias que tuvieron las desamortizaciones, tanto la de Juan Álvarez de Mendizábal, que acabamos de comentar, como la de Pascual Madoz (1855): La burguesía compradora se convirtió en terrateniente. En conjunto, el proceso de desamortizaciones, no sirvió para que las tierras se repartieran entre los campesinos, es decir, no fue una reforma agraria sino un medio para conseguir dinero para los planes del Estado. Pero a medio y largo plazo sí contribuyó a que aumentara el volumen general de la producción agrícola al trabajar los nuevos propietarios tierras que hasta entonces no habían sido labradas. La expulsión de campesinos de los nuevos latifundios y la concentración de la propiedad de la tierra generó, asimismo, una gran masa de campesinos sin tierra, proletariado agrícola, que a mediados de siglo superaba los dos millones de personas. La desamortización produjo una gran pérdida y expolio de bienes culturales de los antiguos monasterios sobre todo. 2