REPORTE INFORMATIVO DESVIRTUADA PRESUNCIÓN DE EXISTENCIA DE RELACION DE TRABAJO AL DEMOSTRARSE LA INTENCIONALIDAD DE LAS PARTES POR LA SUSCRIPCIÓN DE UN CONTRATO DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS PROFESIONALES En una reciente sentencia publicada el pasado viernes 3 de Septiembre de 2004 con el Nº 1031, la Sala de Casación Social del Tribunal Supremo de Justicia, expuso nuevamente su doctrina acerca del “test de laboralidad” o “haz de indicios” al declarar desvirtuada la presunción de existencia de una relación de trabajo demandada por un Asesor Contable con motivo de su prestación de servicios profesionales. En este caso, el mencionado asesor demandó por prestaciones sociales a la empresa a la cual le prestó sus servicios, por considerar que desde el año 1990 hasta el año 2001 había existido continuidad de una relación de trabajo nacida desde el año 1977. Lo trascendente de esta sentencia, consiste en que la Sala de Casación Social pudo separar, por una parte, una no controvertida relación de trabajo que existió desde el año 1977 hasta el 31 de enero de 1990 y, por la otra, una prestación de servicios profesionales independientes pactada entre las partes desde el 1 º de febrero de 1990 (al día siguiente de finalizada la relación de trabajo) hasta el año 2001. Entre los elementos que en esta ocasión examinó la Sala de Casación Social para considerar desvirtuada la presunción de existencia de la alegada relación de trabajo, destacó el análisis del contrato de prestación de servicios profesionales celebrado entre las partes el 1º de febrero de 1990 y renovado sucesivamente, con efecto hasta el año 2001. En este caso, la Sala de Casación Social le dio gran importancia a dicho contrato y, sobre todo, a la intencionalidad de las partes al suscribirlo, por cuanto se demostró con otras pruebas provenientes del mismo demandante, que las condiciones pactadas no ocultaban ni encubrían algún elemento de carácter laboral sino que, por el contrario, la manera de prestar los servicios en la realidad coincidía con los términos pactados en el contrato de prestación de servicios. Por esta razón, en palabras de la Sala de Casación Social, lo que generó “mayor convicción” con relación a la real naturaleza jurídica de la prestación del servicio, radicó en la “intencionalidad de las partes” al suscribir el contrato, por cuanto quedó demostrado que el demandante terminó por renuncia la relación de trabajo que en un principio lo vinculó con la empresa, para posteriormente y sin coacción alguna celebrar un contrato de prestación de servicios profesionales en el que “ ... sus estipulaciones, se iban afianzando en el tránsito de su ejecución”. En este punto, la Sala llega a una importante conclusión cuando afirma que, si la voluntad expresada en el contrato efectivamente se exterioriza en el acaecer de la prestación de los servicios, ya no se puede pretender debilitar la eficacia del contrato alegando “fraude” o “simulación” en su celebración, por cuanto ello se alejaría del principio de “buena fe” propio de la ejecución de los contratos según el artículo 1.160 del Código Civil. Además del examen de la intencionalidad de las partes en la celebración del contrato, la Sala de Casación Social concluyó que las condiciones en la prestación del servicio desvirtuaban la presunción de laboralidad, por cuanto tanto el contrato como los hechos arrojaron: 1) Que la prestación de los servicios se ejecutaba de manera flexible, principalmente, en lo relativo al tiempo de trabajo. En este sentido, la sentencia examinó: 1.a Que el horario era flexible y quedaba a convenir entre las partes. 1.b Que el Asesor asistía a una oficina que tenía asignada en la empresa sólo dos días a la semana desde el año 1990 hasta el año 2000 y tres días a la semana desde el año 2000. 2) Que la supervisión y control disciplinario de la prestación del servicio era difusa por las especiales características de la forma como se determinaba el trabajo. Todo lo anterior llevó a la Sala de Casación Social a afirmar que en este caso la “ajenidad” quedaba “diluida” al no integrarse el demandante en el marco del proceso productivo de la empresa y, en consecuencia, declaró procedente el recurso de casación y condenó en costas al demandante al resultar totalmente vencido en el juicio. Con esta sentencia la Sala de Casación Social ha profundizado en su doctrina sobre el “test de laboralidad”, y como resultado de ese análisis, luego de desvirtuarse la alegada relación de trabajo, ha condenado al demandante a pagar unas costas significativas, lo cual debe llamar la atención acerca de la prudencia o moderación que debe tener un demandante al momento de intentar demandas de este tipo. Si desea una información más detallada sobre el contenido de esta sentencia, no dude en comunicarse con nosotros a su más pronta conveniencia. Muy atentamente, Francisco J. Velásquez Arcay Mónica Guerrero Rocca fvelasquez@guerrerovelasquez.com mguerrero@guerrerovelasquez.com