Semana #23 Cualidades del alma Sabiduría ilimitada Extractos de Sant Rajinder Singh Ji Maharaj Introducción al tema Sant Rajinder Singh Ji en su libro “Descubriendo el poder del alma a través de la meditación”, examina seis cualidades innatas del alma que son: Sabiduría ilimitada; inmortalidad, amor incondicional, valentía, conectividad y bienaventuranza. Él dice que aunque estas cualidades describen el poder del alma, es por nuestra asociación con el mundo y la subsiguiente separación de la realidad interna, que no reconocemos nuestra propia naturaleza. Él escribe: «El alma es una fuente de inmensa sabiduría, amor y poder, sin embargo, permanecemos ignorantes de sus tesoros cuando le permitimos a la mente, a los sentidos y al cuerpo físico dominarla. Cuando la mente y el cuerpo mantienen el poder sobre el alma, esta se olvida de sí misma. Pero el poder del alma es nuestra verdadera naturaleza y es hora de que reivindiquemos al alma para que sus dones puedan enriquecer nuestras vidas». Es por medio de la meditación, dice Sant Rajinder Singh Ji, que podemos recobrar nuestra conexión con el alma. Él dice: «Así como hubo pioneros que exploraron los océanos cuando la gente creía que el mundo era plano y hubo valientes astronautas que se aventuraron en el espacio externo, también ha habido exploradores de los mundos internos del alma. Ellos superaron grandes obstáculos (el jalón de la mente y los sentidos), para invertir su atención dentro de sí. Al descubrir el portal hacia el alma, pudieron entrar y retirar las capas que la cubrían, para que el alma brillara en toda su gloria prístina». En la siguiente lectura, Sant Rajinder Singh Ji define lo que significa la “sabiduría ilimitada” del alma. Sant Rajinder Singh Ji Maharaj: Para algunos las preguntas sobre el universo, la creación y la vida y la muerte, son algo muy remoto en sus vidas cotidianas. Están demasiado involucrados en sus asuntos diarios. ¿Qué trabajo voy a hacer? ¿Con quién voy a casarme? ¿A qué universidad envío a mis hijos? Las preguntas que afrontamos sobre el final de nuestras vidas, nos parecen irrelevantes aquí y ahora. ¿Puede el conocimiento ilimitado de nuestra alma dotada de poder, ayudarnos a confrontar las preguntas diarias de la vida y encontrar el verdadero propósito de ésta? Primero debemos definir, “sabiduría ilimitada”. Esto no es un conocimiento intelectual que aprendemos en conferencias o en libros; es conciencia. A Dios se Le describe como “conciencia”. Nuestra alma, que es de Su misma esencia también es conciencia. “Es un estado en que uno conoce todo lo que hay por conocer”. Cuando accedemos a la sabiduría divina, alcanzamos un estado omnisciente, en el cual conocemos las respuestas a los misterios y al propósito de la vida. El alma no es sólo una meta elevada que solo los filósofos y buscadores han buscado y alcanzado; una persona común también puede lograrlo, quien busca mantener a su familia, aquella persona que trata de mantener la moralidad en un mundo desafiante, aquel que se esfuerza por encontrar un significado en el caos. El alma está más cerca de nosotros de lo que creemos y es consciente, día a día, en nuestra existencia en este mundo. A menudo nos sentimos confundidos sobre cuál es el propósito de estar aquí y de lo que podemos aprender de nuestra existencia diaria. Seamos conscientes o no, hay un significado en nuestra vida y en lo que nos sucede. Todo lo que nos acontece tiene una razón. Si pudiéramos comunicarnos con nuestra alma, veríamos que la vida es más que una serie de eventos sin sentido y encontraríamos una lección y un mensaje en todo lo que ocurre. Aquellos que se han conectado con su alma, contemplan la vida desde una perspectiva más elevada. En vez de sentirse sacudidos por el mar de la vida, golpeados por cada ola, ellos observan sus vidas como una película con subtítulos en los que las palabras al pie de la pantalla, les explica lo que está sucediendo en el campo espiritual. Aunque sigan experimentando las agitadas olas, ahora las observan con el conocimiento interno de que esa situación en particular tiene una razón y un propósito. Podemos observar lo que nos sucede con los ojos de nuestra alma inmortal. Cuando hacemos esto, los eventos o acontecimientos de la vida se vuelven como nubes rápidas y pasajeras sobre el fondo de un cielo claro, calmado y apacible. Permanecemos ecuanimes, mientras esperamos con paciencia que crucen por nuestro campo visual los eventos transitorios de la vida, sabiendo que un día se transformarán en otra escena, llena de paz, alegría y amor. § Inmortalidad Sant Darshan Singh Ji Maharaj Introducción por el Coordinador de Satsang: Otra cualidad que define al alma es la conectividad. Acerca de esto, Sant Rajinder Singh Ji escribe: “El alma es luz y amor. Si pudiéramos ver a la humanidad desde un elevado punto de vista, veríamos la luz que ilumina a cada alma, de la misma manera que cuando volamos en un avión en la noche y miramos hacia la tierra, vemos miríadas de luces. La luz de cada alma es una y la misma. Dios no hace diferencias entre estas luces porque todas son de la misma esencia del Creador. Lo que las hace diferentes es la forma humana externa que las rodea. Cuando realizamos nuestra alma, logramos la misma conciencia que Dios”. También dice: “Dentro de nuestras formas externas están las almas. Esto significa que en esencia no somos diferentes. Somos todo amor, somos conciencia total, somos luz total, somos inmortalidad total. En efecto, esto nos hace parte de una sola familia. Si nos preguntan de qué raza somos, todos debemos responder que somos parte de la raza humana”. En la siguiente lectura, Sant Darshan Singh Ji habla del aspecto inevitable de la muerte y de la inmortalidad del alma. Sant Darshan Singh Ji Maharaj: Edith Wharton, la renombrada escritora inglesa, cuenta una interesante historia acerca de un gran sultán. Una vez, mientras el sultán estaba sentado en su palacio en Damasco, uno de sus súbditos favoritos, que era un joven, entró corriendo a su habitación. Con mucha angustia el joven gritó: « ¡Tengo que salir ya mismo para Bagdad! ». Entonces, le rogó al sultán que le prestara su caballo más veloz. El sultán le preguntó: « ¿Por qué tanta prisa por partir?» El joven dijo: «Su majestad, cuando pasaba por el jardín del palacio, hace unos pocos minutos, vi a la Muerte allí parada. Al verme, alzó sus brazos como si fuera a amenazarme. Quiero huir de inmediato de sus garras». El sultán se compadeció y le facilitó al joven su caballo más veloz. Poco tiempo después de que su súbdito había partido, el sultán fue al jardín y encontró a la Muerte todavía allí. Con indignación exclamó: « ¿Cómo te atreves a amenazar a uno de mis súbditos favoritos?». Asombrada, la Muerte respondió: «Su majestad, no lo amenacé, solamente alcé mis brazos sorprendida de verlo aquí en Damasco, porque esta noche tengo una cita con él en Bagdad». Como el joven del relato, nosotros también intentamos escapar de nuestro inevitable encuentro con la muerte. Estamos dispuestos a gastar cualquier cantidad de dinero con tal de evitar la enfermedad y la muerte. Incluso, cuando los médicos dicen que nuestra muerte es inminente, gastamos miles y miles de pesos para seguir con vida por uno o dos días e incluso, por unas pocas horas más. A pesar de nuestros esfuerzos y de los maravillosos avances de la ciencia médica, la muerte sigue siendo inevitable. La humanidad no ha podido conquistarla. En verdad, la muerte ha sido y seguirá siendo la única cosa cierta de la vida aquí en la tierra. Como dijo Gurú Nanak: «La vida es un engaño; la muerte es una realidad». ¿Es la búsqueda de la inmortalidad una tarea vana? «De ninguna manera», dicen los santos. Ellos nos han dicho que los seres humanos, que somos de la misma esencia de Dios, ciertamente podemos alcanzar la inmortalidad. Pero también nos dicen que hasta ahora, nuestros esfuerzos han estado mal dirigidos. La inmortalidad de la que hablan, no es la del cuerpo, sino la del alma. Si desde el amanecer de los tiempos, la humanidad ha rehusado aceptar la supremacía final de la muerte, es porque intuitivamente sabe que es inmortal. En esencia somos espíritu. *** Todos los verdaderos santos han encontrado la respuesta al problema de la muerte. Nos enseñan que debemos hacer darle el mejor uso de nuestra energía y desarrollar el espíritu o alma, porque es esta fuente interna de divinidad la que es inmortal. El primer discurso de Sant Kirpal Singh Ji, en Occidente, se tituló: “Hombre conócete a ti mismo”. Ese, en verdad, ha sido el mensaje de los santos en todas las épocas. Ellos vienen a recordarnos nuestra verdadera identidad. El misticismo, nos dicen, no es un vuelo de la imaginación, por el contrario, es una ciencia interna práctica. Hay unos cuantos conceptos erróneos acerca del yoga y la espiritualidad. Muchas personas ni siquiera creen en la verdad de la experiencia mística. Aquellos que sí creen, a menudo piensan que es un regalo de Dios que unos pocos reciben por casualidad y que está más allá del dominio del ser humano corriente. Así como la muerte es universal e inevitable, la solución al problema de la muerte también lo es y está al alcance de todos. Una vez, el escritor inglés G. K. Chesterton, estaba sentado con varios amigos literatos. Discutían sobre cuáles libros desearían tener si estuvieran abandonados en una isla desierta. Uno de ellos dijo que le gustaría leer La Biblia. Otro dijo: “La obra completa de Shakespeare”. Cuando se le pidió la opinión a Chesterton, el respondió: “La guía práctica de Thomas para construir barcos”. La espiritualidad, en su verdadero sentido, demanda un enfoque práctico igual. No es un sendero de fe ciega o dogmas. No podemos lograr nuestra meta, simplemente leyendo libros y escrituras. La espiritualidad no sólo plantea algunas verdades sobre la naturaleza de la vida, sino que nos ofrece una forma de experimentar estas verdades directamente, a través de las prácticas espirituales. Estas se apoyan en la experiencia de las personas y en la percepción directa. Como Sant Kirpal Singh Ji solía decir: «Todos los sentimientos, emociones y deducciones están sujetos a error. Ver está por encima de todo». Hazur Baba Sawan Singh Ji y Sant Kirpal Singh Ji, los dos grandes maestros a cuyos pies de loto tuve la buena fortuna de sentarme, presentaron la espiritualidad como la madre de todas las ciencias. Recalcaron que si practicamos las enseñanzas espirituales de los Maestros, podemos elevarnos por encima de nuestra limitada conciencia física, por medio de la meditación y tener experiencias místicas siguiendo un proceso natural. Estas experiencias nos conducen a la unidad de nuestra alma con Dios y nos pueden conceder la inmortalidad en esta misma vida. § Bienaventuranza Sant Rajinder Singh Ji Maharaj Introducción: Sant Rajinder Singh Ji describe a continuación otra cualidad del alma que es la valentía: “Nuestra alma, que es del todo consciente, es parte de Dios y por lo tanto, no conoce el miedo, ya que Dios es omnisciente y el alma está unida con el Señor; ella es Dios en el microcosmos. Dios no siente temor y el alma tampoco. Es sólo por no estar en contacto con el alma que comenzamos a temer. El alma es la verdad, es totalmente consciente. Estar en conexión con la Verdad Absoluta significa no tener miedo. Así, no puede existir temor en el alma. La cualidad de la sabiduría que posee el alma le da acceso al conocimiento de todo lo que existe. No hay nada potencialmente desconocido para el alma. Ella sabe lo que es y lo que será. ¿A qué le debe temer? Aquellos que se han puesto en contacto con su alma, los santos, místicos, profetas y seres iluminados, llegaron a entender, por experiencia directa, el proceso de la muerte. Este conocimiento elimina el temor a la muerte”. En seguida, Sant Rajinder Singh Ji nos habla de otros dos atributos del alma, amor incondicional y bienaventuranza. Sant Rajinder Singh Ji Maharaj: El alma ama incondicionalmente, porque Dios ama incondicionalmente. El alma y Dios son uno y lo mismo. Si nosotros nos conectamos con el alma y miramos al mundo a través de sus ojos, no sólo podemos amar incondicionalmente, sino también experimentar el amor incondicional de Dios por nosotros. El sol no discrimina sobre qué flores brillar. Derrama su luz sobre todas por igual. Por lo tanto las rosas y violetas, los tulipanes y rastrojos, todos reciben la misma luz. Así es con el amor de Dios. Brilla para todos nosotros, seamos hombres o mujeres, hindúes o musulmanes, cristianos o judíos, Sikhs o sufíes, parsis o jaínos. Brilla para nosotros sin importar el color del cabello, piel u ojos. Cuando experimentamos nuestra alma y empezamos a identificarnos con ella, también crecemos en nuestro amor por todos los demás. *** Otra cualidad del alma es la bienaventuranza interminable, insondable y eterna. El alma vive en un estado de perpetua bienaventuranza. Rebosa en un éxtasis que la arroba día y noche. Es difícil describir la intensidad de esta bienaventuranza. La única analogía que podemos dar es cuando pensamos en nuestros momentos más felices en este mundo y los multiplicamos por mil. Por ejemplo, hay momentos de gran alegría como cuando nos casamos, tenemos un hijo, recibimos un ascenso, un reconocimiento por nuestro trabajo, ganamos un campeonato, salvamos una vida o alcanzamos una meta. Puede que sea difícil imaginar esto, pero las alegrías que sentimos en estos momentos son apenas un atisbo de la bienaventuranza que se experimenta en las profundidades del alma. Si podemos volver a conectarnos con el alma, el arrobamiento interminable, permanecerá con nosotros todo el día y nos protegerá de los dardos y flechas de la vida. *** Cuando le damos poder a nuestra mente y cuerpo, en vez de dárselo al alma, nos encontramos muy lejos del néctar divino de bienaventuranza que aguarda en nuestro interior. Somos inconscientes de nuestro verdadero estado de felicidad. La razón por la que sentimos tristeza y dolor es porque vivimos en el reino de los sentidos. Es como vivir en un sueño. Todo parece real. Mientras no despertemos del sueño, nuestra existencia física sigue pareciendo real. Es como si fuéramos la Bella Durmiente. Mientras no venga el Príncipe encantador, y la despierte con un beso de su sueño, seguirá inconsciente. Nosotros, también, dormimos. Tenemos que despertar de este sueño y experimentar la realidad de nuestra alma. § Coberturas que envuelven al alma Sant Rajinder Singh Ji Maharaj Introducción por el Coordinador de Satsang: Maharaj Ji explica que hay diferentes cubiertas sobre el alma que le permiten funcionar en las distintas regiones espirituales. En la selección siguiente, él habla de los velos que ocultan la brillantez del alma. Estas capas son, falsedad, avaricia, apego y ego. Al remover con la meditación y la vida ética estos velos, podemos, de manera más fácil contactar a nuestra alma. Sant Rajinder Singh Ji Maharaj: Cuando la mente es arrastrada por sus deseos, ella puede dominar al alma sutil. Uno pensaría que el alma, con su poder infinito, podría ser fuerte y resistente, pero la naturaleza del mundo es tal que la mente tiene ventaja porque opera en su propio territorio. La situación es similar a la de dos equipos de básquetbol. El equipo que juega en su ciudad tiene la ventaja de ser local. Las multitudes corean por su equipo, que se siente a gusto en su propio patio. De igual modo, la mente está a sus anchas en el mundo. El alma no es más que un huésped pasajero. La mente tiene la ventaja en este mundo de materia, mientras que el alma está por fuera de su elemento. Los deseos de la mente la llevan a una cantidad de situaciones para conseguir lo que quiere. Hará cualquier cosa para satisfacer sus deseos. En la escritura hindú, el Bhagavad Gita, Arjuna le pregunta al Señor Krishna: “¿Cuál es la fuerza, oh Krishna, que nos amarra a actos egoístas? ¿Cuál es el poder que como forzándonos, nos mueve, aun en contra de nuestra voluntad?” Krishna responde: “Es el deseo egoísta y la ira, que nacen del estado conocido como pasión, estos son los apetitos y los males que amenazan a una persona en esta vida. Así como el fuego es cubierto por el humo y un espejo es oscurecido por el polvo; así como un embrión permanece envuelto en lo más profundo del vientre, el conocimiento permanece oculto por el deseo egoísta”, oculto, Arjuna, por este fuego insaciable de la autocomplacencia, el enemigo habitual del sabio. El deseo egoísta se encuentra en los sentidos, la mente y el intelecto, confundiéndolos y enterrando la sabiduría en la ilusión. ¡Pelea con toda tu fuerza, Arjuna! Controla tus sentidos, conquista tu enemigo, el destructor del conocimiento y la realización”. (Bhagavad Gita 3.36-41) Si el alma grita para ser oída, lo hace en la forma de un susurro débil de nuestra conciencia. Se necesita una fuerza de voluntad extrema, y poder interno para escuchar nuestra conciencia. ¿Cuántas veces hemos encarado una situación en la que sentimos que estamos cruzando la línea entre lo correcto y lo incorrecto? Nosotros sabemos cuánta determinación y fortaleza se necesita para obedecer la pequeña voz de la conciencia. Cuando la mente corre enloquecida por su propio patio, se enreda en las cinco pasiones mortales: la ira, la lujuria, la codicia, el apego y el ego. Cada vez que sucumbimos a los deseos de la mente, más coberturas bloquean la brillantez de nuestra alma. *** Necesitamos eliminar los velos que cubren nuestra alma para poder brillar con nuestra propia luz innata. Necesitamos desenrollar las telas que cubren la bombilla para que no quede ningún velo y podamos emerger en toda nuestra gloria prístina. Los santos y místicos pasan su vida removiendo sus cubiertas. Una vez que llegan hasta su esencia, alcanzan el éxtasis, la alegría y la paz que son su verdadera naturaleza. Por su deseo de compartir esa experiencia con los demás, le enseñan a la humanidad a cómo remover las cubiertas. Cada uno de ellos estuvo en contacto con las leyes de Dios y procuraron transmitirlas a la gente de su tiempo. Trataron de enseñarles a sus seguidores que las cubiertas de ira, lujuria, codicia, falsedad, apego y ego son locuras de la mente. Querían que nosotros entendiéramos que el alma vive por la ley de Dios: la ley del amor y la verdad. Tenemos una gigantesca tarea frente a nosotros. Tenemos demasiadas cubiertas por levantar para llegar a la verdad, pero la tarea no es imposible. Si comenzamos ahora, llegaremos al fondo de lo que somos. Si seguimos las enseñanzas de los santos, místicos y Maestros espirituales, descubriremos el manual de instrucciones para eliminar las cubiertas que mantienen separada nuestra alma de Dios. §