Los organismos constitucionales autónomos. Un análisis al amparo de las nuevas reformas. Los órganos constitucionales autónomos se pueden entender “como órganos creados inmediata y fundamentalmente en la Constitución, y que no se adscriben a los poderes tradicionales del Estado. Son órganos de equilibrio constitucional y político cuyos criterios de actuación son preservar la organización y el funcionamiento constitucional”1. Lo anterior puede llevar a confundir entre aquellos órganos con un objetivo político, es decir, con un peso mayor en las decisiones políticas del Estado, y por otra, los organismos que son descentralizados de la administración funcionalmente. Este tema se vuelve de gran interés a raíz del impacto jurídico, político y social que las diversas reformas estructurales produjeron en México; es decir, se ha observado que dichas reformas han servido para generar organismos que adquieren su autonomía, personalidad jurídica y patrimonio propio, asegurados dentro del marco normativo de la Carta Magna. Los cambios anteriormente mencionados, no sólo tienden al reacomodo de las cuotas de poder entre los distintos “poderes” que integran nuestro sistema de gobierno –dícese del Poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial-; sino que también invita al análisis de, la hasta ahora reforzada idea del federalismo mexicano, originalmente plasmada en la Constitución de 1824 y retomado por la de 1917. Con este panorama de fondo, los tres poderes clásicos intentan cumplir con la tarea de mantener los pesos y contrapesos estatales para poder garantizar un sistema democrático. Los órganos constitucionales autónomos, ayudan al avance de la reforma del Estado y son el resultado de “…los esfuerzos por garantizar la plena operación del Estado de Derecho, la rendición de cuentas y la democratización del Estado2”. Por otra parte, podría pensarse que éstos rompen con la teoría clásica de la división de poderes; incluso, las experiencias internacionales nos muestran como hay 1 ESCUDERO ÁLVAREZ, Hiram. Los órganos constitucionales autónomos y la seguridad pública. Derechos Humanos. Órgano Informativo de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, año 2013, Núm. 78, marzo-abril de 2006: México, p.53 2 ACKERMAN, John M. Organismos autónomos y democracia. El caso México; siclo XXI: UNAM, Instituto de Investigaciones Jurídicas: México, 2007, p.17 algunas legislaciones que las entienden de esta manera. El caso Ecuador es un ejemplo, donde se expresa en la Carta Magna la creación de un cuarto poder debido a su importancia y jerarquía sobre los demás órganos; es decir, son organismos creados con la encomienda de revolucionar la relación gobernante/gobernado; se trata de organismos dirigidos a la participación ciudadana, como es el caso de la Defensoría del pueblo, la Contraloría del Estado y la Superintendencia. En el caso de México, la Suprema Corte de Justicia de la Nación en la CC 32/2005 plasma algunas características que deben de cumplir y son esenciales para diferenciar estos órganos de las demás figuras contenidas dentro de la constitución: “Aun cuando, no existe precepto constitucional que regule la existencia de los órganos constitucionales autónomos como se ha señalado, las características esenciales que se desprenden tienen dichos órganos son: deben estar establecidos y configurados directamente en la Constitución; deben mantener con los otros órganos del Estado relaciones de coordinación; deben contar con autonomía e independencia funcional y financiera; deben atender funciones coyunturales del Estado que requieran ser eficazmente atendidas en beneficio de la sociedad”. Teóricamente se enumeran más características3, sin embargo, se omitirán por razones de tiempo. Es decir, se trata de organismos que se dedicarán a responder a las necesidades que el ciudadano tenga en temas que por su importancia, tienen que cumplir con el principio de cooperación, la autonomía e independencia también son características importantes, no obstante; de lo anterior, lo que los hace fuertes es la configuración directa en la Constitución. Hasta antes del 2013 existían cuatro de estos órganos, a partir de las reformas impulsadas por el Presidente Enrique Peña Nieto, el número se ha elevado considerablemente y hoy por hoy son diez. A saber, el Banco de México 3 Para ahondar en este tema V. Miguel Carbonell. Elementos de Derecho Constitucional. México, 1°edición, 2° reimpresión, Ed: Fontamara, 2009; Filiberto Ugalde Calderón. Órganos constitucionales autónomos. Revista del Instituto de la Judicatura Federal, no.29; Zeury, SA de C.V Instituto de la Judicatura Federal: México, 2010. (BANXICO) Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Instituto Nacional Electoral (INE), Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), Comisión Federal de Competencia Económica (CFCE), Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Información (INEGI), Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) y la Fiscalía General de la República (FGR). Para concluir, es importante mencionar que muchos de estos órganos carecen de leyes que los organicen y marquen las pautas para su correcto funcionamiento. Aunado a esto, podemos observar, que la lectura que se desprende de la creación de éstos, es de una oportunidad para que el centralismo se cuele en nuestro sistema de gobierno, además, no debemos perder de vista el objetivo de estos institutos, la rendición de cuentas y la transparencia como prioridad. Si no se observa con detenimiento lo anterior podemos caer en la autarquía4 como hemos visto últimamente en la configuración de la ley de CONEVAL y las minutas entre el Senado y la Cámara de Diputados. La independencia y la autonomía no deberían estar amenazadas en la normativa. Como última observación, es importante mencionar también, que la designación de las cabezas de estos institutos debería tener especial cuidado, sobre todo, porque no son cargos de elección popular; por ende la designación colegiada debe ser garantizada, ya que, de lo contrario, la dependencia hacia alguno de los Poderes del Estado amenazaría la naturaleza misma de los órganos constitucionales autónomos. 4 V. PEDROZA DE LA LLAVE, Susana Thalía. Los órganos constitucionales autónomos en México. En SERNA DE LA GARZA, José María y CABALLERO JUAREZ, José Antonio. Estado de derecho y transición jurídica. UNAM: México, 2002.