Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. CARTAS AL DIRECTOR Tuberculomas cerebrales y expansión paradójica . 94 Sr. Director: Los tuberculomas cerebrales se forman a partir de la diseminación hematógena de un foco tuberculoso endógeno, ya sea activo o latente 1. Pueden ser únicos o múltiples y captar contraste o mostrar lesiones hipodensas en las pruebas de imagen. Ello puede dar lugar a confusión con otras patologías, precisando para su diagnóstico definitivo la realización de biopsia 2-4. También es importante subrayar que se ha descrito la expansión paradójica de las lesiones durante el tratamiento antituberculoso 4-8. A continuación presentamos un caso de tuberculomas cerebrales que fue diagnosticado en un paciente con antecedente reciente de tuberculosis pleuropulmonar y que recibía tratamiento adecuadamente. Se trata de un varón de 52 años de edad con antecedentes de ingesta alcohólica excesiva que había ingresado para estudio de crisis convulsivas y lesiones cerebrales. Dos meses antes se le diagnosticó de una tuberculosis pleuropulmonar, por lo que seguía tratamiento médico de manera correcta con isoniacida, rifampicina y piracinamida, evolucionando con importante mejoría clínica. Ingresó en nuestro centro hospitalario tras presentar varios episodios de crisis convulsivas tónico clónico generalizadas, sin datos de focalidad neurológica ni otras alteraciones de relevancia en la exploración física. En las pruebas complementarias destacó una velocidad de sedimentación globular (VSG) de 40 mm a la primera hora, ácido úrico de 10,4 mg/dl; el resto de los parámetros bioquímicos, el hemograma y la coagulación fueron normales. El estudio de líquido cefalorraquídeo (LCR) no mostró datos patológicos, con negatividad en bacilos alcohol-resistentes (BAAR) y reacción en cadena de la polimerasa (PCR) (LCx- Abbot) para complejo Mycobacterium tuberculosis. Las serologías frente al virus de la inmunodeficiencia humana (VIH-1 y 2) fueron negativas. El electroencefalograma reveló una actividad focal irritativa de predominio temporal izquierdo. En la radiología de tórax y tomografía axial computarizada (TAC) torácica se observaron alteraciones compatibles con enfermedad granulomatosa cicatrizal bilateral de predominio derecho y derrame pleural derecho, que resultó ser un exudado de predominio linfocitario con adenosin desaminasa (ADA) elevado (61 U/l). En el TAC craneal, con y sin contraste, se apreciaron dos lesiones hipercaptantes, poliglobuladas, con áreas centrales hipodensas, localizadas en la región frontoparietal y occipitoparietal izquierdas y con edema vasogénico circundante (fig. 1). Se realizó resonancia magnética nuclear (RMN) cerebral en la que se contempló que ambas lesiones se comportaban como moderada hiposeñal en T1 e hiperseñal en T2, realzándose de forma heterogénea tras la inyección de contraste y mostrando un halo eritematoso. Ante la sospecha de que las mencionadas lesiones cerebrales se correspondieran con tuberculomas y con el fin de descartar otras posibilidades etiológicas se decidió biopsiar una de las lesiones. Para ello se procedió a una craneotomía frontal y exéresis de la lesión cerebral, confirmádose la presencia de BAAR en la tinción de Ziehl-Neelsen, positividad en la PCR (LCx-Abbot) para complejo Mycobacterium tuberculosis y una inflamación granulomatosa necrotizante en los estudios microbiológicos e histológicos, respectivamente. Tras comprobarse la ausencia de resistencias al tratamiento antituberculoso se continuó, según dosis ajustadas al peso corporal, con isoniacida, rifampicina y etambutol hasta completar un total de nueve meses evolucionando en las pruebas de imagen con una reducción significativa del tamaño de la lesión cerebral restante. El tratamiento fue bien tolerado y no se constató la presencia de efectos secundarios. También comentar que las convulsiones se controlaron con tratamiento anticonvulsivamente. Rev Clin Esp 2005;205(2):93-6 00 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Fig. 1. Resonancia magnética nuclear cerebral que evidencia dos lesiones localizadas en región fronto-parietal y occipito-parietal izquierdas. mente a un incremento del componente edematoso de las lesiones 4,5-8. En nuestro caso inicialmente no se practicaron pruebas de imagen debido a la ausencia de alteraciones neurológicas. Sin embargo, a raíz de presentar convulsiones generalizadas tras el diagnóstico y tratamiento correcto para tuberculosis pleuropulmonar se realizaron TAC y RMN cerebral en las que se vieron lesiones cerebrales subagudas. Cabe esperar que, presumiblemente, dichas lesiones ya estuvieran presentes de forma silente y que evolucionaran con empeoramiento por aumento del edema perilesional en las primeras fases del tratamiento. No obstante, a pesar de que la naturaleza de las lesiones parecía clara y con el fin de descartar otros tipos de patología nos vimos en la necesidad de realizar biopsia de una de las lesiones para establecer el diagnóstico definitivo. BIBLIOGRAFÍA Clínicamente, los tuberculomas cerebrales suelen manifestarse con estado confusional, signos de hipertensión endocraneal, cefalea, déficits focales o convulsiones que pueden ser parciales o generalizadas, constituyendo, en ocasiones, la única forma de presentación de la enfermedad 4,9. Usualmente se muestran asociados a otras localizaciones tuberculosas como meníngea, pleural, pulmonar o miliar 1,3,4. En el presente caso constatamos una relación con la tuberculosis pleuropulmonar y las convulsiones generalizadas fueron la única manifestación clínica. En lo que respecta al diagnóstico de los tuberculomas cerebrales, el estudio del LCR es poco concluyente, y aunque las pruebas de imagen (TAC con contraste, RMN cerebral) adquieren especial relevancia tanto para la sospecha diagnóstica como para evaluar el seguimiento de la respuesta terapéutica, no son patognomónicas de tuberculosis y ello puede obligar a la realización de biopsia para la confirmación del diagnóstico 4,10. En este sentido se efectúan estudios microbiológicos e histológicos para poder descartar otros procesos, tales como metástasis, tumores cerebrales, abscesos, otros tipos de granulomas y cisticercosis 1,3,4,9. En el presente caso la biopsia cerebral fue determinante para el diagnóstico tanto en los estudios microbiológicos como en los histopatológicos. En cuanto al tratamiento, aunque no existe unanimidad, se aconseja el empleo de cuatro fármacos de primera línea (isonoacida, rifampicina, etambutol y piracinamida) durante un período de seis meses o bien tres fármacos (isoniacida, rifampicina y etambutol) durante un período de nueve o doce meses 4,9. El tratamiento quirúrgico está indicado cuando se produce una mala respuesta al tratamiento, importante edema cerebral y en ausencia de enfermedad tuberculosa en otra localización 2. Asimismo es importante resaltar que se ha descrito la peculiaridad de un aumento de las lesiones con empeoramiento clínico durante los primeros meses de tratamiento antituberculoso, conocido como expansión paradójica. Este fenómeno, de probable base inmunológica, se debe habitual- 1. Gupta RK, Sharma A, Guha DK, Khushu S, Gupta AK. MR imaging of intracranial tuberculomas. J Comput Assist Tomogr 1988;12:280-5. 2. De Angelis LM. Intracarneal tuberculoma: Case report and review of the literature. Neurology 1981:31;1133-6. 3. Salgado P, Del Brutto OH, Zenteno MA, Rodríguez-Carbajal J. Intracranial tuberculoma: MR imaging. Neuroradiology 1989;31:299-302. 4. Martínez Lacasa JT, Burillo J, Niubó R, Rufí G, Podzamczer D, Mariscal A, et al. Tuberculoma cerebral. A propósito de ocho casos. Med Clin (Barc) 1991;97:218-23. 5. Chambers ST, Hendrickse WA, Record C, Rudge P, Smith H. Paradoxical expansion of intracraneal tuberculomas during chemotherapy. Lancet 1984;2:181-4. 6. 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Hospital Clínico Universitario. Santiago de Compostela (La Coruña).