autoridad que se posea, emitiendo consejos, etc. Lo que importa es

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TEMAS FUNDAMENTALES DE LA NIÑEZ
Y ADOLESCENCIA EN LA JUSTICIA PENAL JUVENIL
autoridad que se posea, emitiendo consejos, etc. Lo que importa es que resulte
idónea109.
Así ha sido establecido en el derecho comparado, por ejemplo, en la sentencia
dictada el 31/X/2002 por el TS español –ref. 1813/2002–:
“Inducir es hacer nacer en otro la idea de realizar un hecho antijurídico de
manera que el inductor “dará lugar” a que el autor material del delito lo
cometa. Por esta razón se ha dicho que la inducción “es la creación del dolo
en el autor principal”. Así pues, la característica esencial del inductor es que
determina en otro la resolución de realizar el hecho concretando su conducta a
hacer nacer en otro la voluntad de la realización del delito”.
A tal deÀnición hace referencia el artículo 35 CP. Y es de tal trascendencia
su actuación, que el legislador ha optado por darle el tratamiento penológico que
dispensa al autor. Ello podría llevar a la idea que en tal tratamiento legal existe un
resabio del concepto unitario de autor; empero, la relevancia que su conducta tiene
en relación a la lesión o la puesta en peligro de bienes jurídicos, es la que motiva tal
equiparación en relación a la sanción penal.
De acuerdo con un amplio sector doctrinario, para que pueda ser punible
la instigación se requiere el cumplimiento de ciertos requisitos, a saber: (a) que
sea anterior a la ejecución delictiva o al menos concomitante; (b) activa, pues no
existen inducciones por omisión; (c) directa, es decir enfocada sobre una persona
determinada; (d) eÀcaz o suÀciente para convencer al inducido o instigado; (f)
abierta, clara y no insidiosa; y (g) dolosa. Sin embargo, conviene estipular que su
castigo deviene cuando el inducido empieza a realizar los actos de ejecución sin
necesidad que logre el éxito esperado.
Es más que perceptible en esta Àgura la existencia de un doble dolo, que se
proyecta tanto en la generación de la idea criminal del otro como en el hecho que el
otro ejecute el referido designio. Por ende, no cabe la inducción imprudente en un
hecho doloso ni en otro imprudente. Pero también en este punto cabe la posibilidad
de exceso autónomo del inducido, el cual sino es atribuible, al menos en el ámbito
del dolo eventual, no cabría imputárselo al instigador110.
En cuanto a la complicidad, esta categoría se muestra residual, pues alberga
todas aquellas contribuciones o favorecimientos de carácter doloso que contribuyen
al plan delictivo, pero que no pueden considerarse autoría, coautoría o inducción.
Así ha sido sostenido, por ejemplo, por el TS español en su sentencia dictada el 17/
IV/2001 –ref. 665/2001– cuando estipula:
109
VELÁSQUEZ. Derecho penal, citado, Pág. 565.
110
GÓMEZ BENÍTEZ, Teoría Jurídica del Delito, citado, Pág. 522.
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