SUCESIONES 401 En los antiguos tiempos romanos, hereditas y familia se muestran en íntima relación. El heredero no es más que un sucesor en el ius, en la posición jurídica unitaria que asumía el antecesor respecto de la familia. Tal posición jurídica se cifra en una potestad, indistintamente ejercida sobre personas y cosas, colectivamente vinculadas a relaciones patrimoniales y extrapatrimoniales. El patrimonio que solo se adquiere, como consecuencia de la successio, no es allí lo relevante. En efecto, puede existir un heredero, puede darse una situación sucesoria, en el sentido dicho, cuando el antecesor carece de activo patrimonial, o solo tiene pasivo, o, en fin, ha donado a un tercero el patrimonio entero. El heredero clásico, es sucesor: sucede in locum o in locum et in ius, es decir, en una posición jurídica unitaria, vinculada al universo de la familia. A la sucesión que confiere inmediatamente el título de heres, subsigue la adquisición mediata de los bona, verificada de una vez y en conjunto. Verdad es que si en la época clásica la herencia sirve a una función patrimonial, perseveró el concepto de reemplazo del antecesor por el sucesor, de reemplazo en la posición jurídica, es decir, in ius o in locum et in ius. Frente a la única forma de sucesión que concibieron los clásicos, en torno a la sucesión, universal succesio, que implica un reemplazo en la posición jurídica del antecesor y la consiguiente adquisición del patrimonio en bloque, surge en época postclásica la adquisición de derechos singulares –sucessio in singulas res–, en la denominación postclásica, o sucesión a título particular en el derecho nuevo. A tal forma de adquisición y no de sucesión, en el castizo sentido romano fue contrapuesta por los justinianeos la sucessio, bajo la calificación de sucessio in universum ius. La hereditas en cuanto a universitas, se identifica con el patrimonium, y se concibe la responsabilidad por las deudas, como una consecuencia de la adquisición de este. No todas las obligaciones jurídicas que se dan en cabeza del difunto pasan al heredero. Intransmisibles son las pertenecientes al derecho público: magistraturas, cargos, etc. y, dentro del derecho privado, las que se vinculan a la persona, cual