el trabajo creador

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EL TRABAJO CREADOR
Fernando Centeno Güell
ORIGEN:
El quehacer humano es fruto de la aspiración y necesidades del hombre.
"Aspiración" es el ansia de alcanzar obíetivos y "necesidad" la urgencia que
mueve a realizarlos.
Antes de materializarse, una obra es sólo aspiración y poder inédito que
la fuerza expresiva logrará exteriorizar. El potencial espera órdenes de la conciencia, o un estímulo, para manifestarse. La intensidad de la obra, magnitud y
calidades intrínsecas, brotarán como expresión individual de aptitud y voluntad.
"Cada hombre" dice el Dr. Coimbra, "es portador de una llama creadora y en el
inmenso torrente de Jo historia su luz está llamada a brillar con un reflejo único".
Esa llama creadora es el espíritu del hombre, que alumbra y da calor a
su corazón y su cerebro. Esa llama es el impulso inteligente y dinámico, y volitivo,
aunque la voluntad intervenga en menor grado, como ocurre a veces en la creación artística.
La actividad consciente, es propia del hombre y de algunos animales superiores. (Ciertos mamíferos, aves e insectos, realizan tareas y actos recreacionales que acusan un propósito más allá de lo instintivo).
Es indudable que los primeros hombres, para supervivir, emplearon su
mente y su fuerza en procurarse armas de caza, alimento, vestido y algunos utensilios domésticos. Descubriendo así, sin proponérselo, los recursos ilimitados de la
imaginación y la destreza que pueden desClrro\\ar las manos. M6s tarde, tales
recursos, crecieron según las necesidades vitales. Surgió entonces el propósito de
alcanzar objetivos cada vez más altos, cada día más perfectos.
La necesidad conjuntamente con la aspiración, fueron 'los móviles primordiales de la actividad llamada trabajo.
FORMAS Y TRASCENDENCIA:
El trabaio, intelectual o manual, es función superior. El agricultor que
planta la simiente, el artesano que construye un mueble o cepilla una tabla, el
albañil que levanta un muro, son también trabajadores intelectuales, en la medida que la inteligencia y el espíritu participen en sus obras. Llámase intelectual,
al médico, al maestro, al escritor, considerando que su tarea es específicamente
inteligente. Pero en toda labor creativa interviene el intelecto.
Por antonomasia el trabajo humano es comunión y mensaje que trascienden el tiempo y la existencia del hombre. Y le dan sentido a su vida. Pueblos desaparecidos, civilizaciones antiguas nos hablan de sus luchas, aspiraciones, derrotas o conquistas, en virtud del trabajo 'Ie'gado por su mente y sus manos. Ruinas y manuscritos llegan hasta nosotros como un lejano mensaje, son su comuni22
cación permanente a través de los siglos. El viejo anhelo del hombre de perdurar
más allá de la muerte, se logra en esa forma. Es incuestionable que poseemos
una naturaleza "asociativa", quizá debido al origen común de los seres. El hombre requiere comunicarse, relacionarse. Hay un impulso fraternal que lo mueve.
Mediante el trabajo consigue exteriorizar su pensamiento y su sentir. Alcanza
íelación y fraternidad. Se incorpora socialmente, forma parte consubstancial del
conglomerado humano.
El trabajo es poderoso vínculo asocia dar. Se evidencia en los pueblos y
razas de vida elemental y en los más evolucionados; los de carácter simple y los
de personalidad compleja. La civilización posibilita el acercamiento de los hombres, por medio del trabajo colectivo, no obstante establecer diferencias que los
separa.
Tal vez la más alta finalidad del trabajo es hacer al hombre dueño de su
destino: imprime a su propia vida el mejor derrotero y transforma según su voluntad el mundo circundante. Algo más: deja de ser un ente pasivo para convertirse en individuo dinámico que posee conciencia y responsabilidad colectiva.
Hay en el ser humano, sentimientos de soledad y de hastío que frecuentemente lo embargan. El trabajo es comunicación y proyección. Relaciona a los
hombres y les permite proyectar sus ideas y emociones al crear obras que acompañan su soledad y disipan su tedio.
ACTIVIDAD MECANICA:
Hemos dicho que toda labor de finalidad elevada, constituye obra creadora. No obstante, aparentemente¡ la labor de la máquina puede darse con prescindencia del espíritu, sin una alta o noble intención. Puede darse. Más no debemos olvidar, que la máquina es instrumento sensible si el hombre' le presto el
alma que a ella le falta. En tareas automáticas, de simple rutina¡ no es necesariar'nEmte precisa la espiritualidad. Empero, con esa clase de trabajo es posible crear
y la tarea será noble si la mano que la ejecuta es capaz de ennoblecerla yespiritualizarla. Remachar, c1avár o serruchar, como acto mecánico o automático¡ no
requieren gran poder mental; en lo finalidad de la acción, en su alto propósito¡
está la virtud. La máquina, por sí misma, es incapaz de efectuar otro tarea que
aquella para la cual fue construido. Estará siempre subordinada a la voluntad
de'l hombre, quien la ha creado y puede destruirla.
ACTIVIDAD CREATIVA:
¿Cómo transformar uno labor común o pedestre, en trabajo origina'l?
¿Cómo vitalizarla, para que sea nueva y distinta?
Dice León Felipe, que lo vulgar puede ser materia poético. En efecto, lo
excelsitud y la distinción no residen en el material de la obro, sino en lo mano
del artista. En él están la elevación o la bajeza. Con materiales burdos o poco
nobles la naturaleza construye obras admirables. El hombre puede imitarla. En
su pensamiento y corazón hallará la belleza. Visité cierta vez lo choza de un
pescador, en una playa solitario. Sobre la única mesa que poseía, vi un vaso
semi roto y en él uno flor. "La traje de lejos -me 'dqo-; siempre me gustaron
los' jardines". La pequeña f1oreci'lla, un detalle mínimo recordaban a aquel hombre lo belleza de un jardín. (Alguien dijo que una flor puede contener el perfume
de un bosque).
El portero de mi oficina, un viejo manso y filósofo, solía decir: "Barrer no
es solamente quitar la basura, limpiar lo sucio; es dejar ,las cosas como nuevas o
recién nacidas".
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la tarea humilde, el bajo quehacer, también se enaltecen. No es difícil
recrear -crear de nuevo-- lo feamente construido.
El desdoblamiento múltiple de la actividad humana ha dado grandes y
hermosas obras perdurables. En su imaginación halló el artífice concepciones ori·
ginales. De su particular idea y sentimiento nació la originalidad¡ su "llama crea·
dora" alumbró con luz propia y brillo único. El carácter exclusivo. el matiz que
nos pertenece, está en nuestra individualidad. Imprimir a la tarea ese sello personal/ es el secreto del trabajo creador. Con materiales vivos o inertes Dios y el
hombre transforman el mundo cada día. Ese poder deshumanizante llamado má·
quina, se humaniza si nuestra sensibilidad lo impulsa y dirige. Hábilmente manipulado constituye una excelente ayuda para nuestra vida y trabajo. los modifica y enriquece. Remachar, clavar, serruchar, como actos mecánicos, no requieren
poder mental o moral: la máquina los realiza a perfección. Pero las naturalezas
materiales son "llevadas", 'no pueden trazarse su propio destino. El hombre, me·
diante el trabajo, orienta su vida y dirige las cosas.
IMPORTANCIA DE LA CREATIVIDAD:
¿Qué sentido tiene afanarse en producir obras originales?
¿No sería más cómodo repetirlas de manera homogénea, sin mayores
compl icaciones?
Puede ser más fáci 1. Pero el espíritu selecto, la mente cultivada rechazan
la monotonía, Jo mediocridad¡ tienden a crear, quizá para combatir la 'labor aUtomática. Sentimos necesidad de demostrar que somos poseedores de una conciencia individual viva y alerta. La aceptación conformista que induce a la reaH·
zación, de idéntica manera, del trabajo diario, es contraria a la vida, porque
ésta es acción y renovación continua.
El entusiasmo es fuente creadora. Y lo son asimismo el interés y nuestra
forma peculiar de mirar las cosas. Nos revelan ángulos y aspectos diferentes,
inéditos. Ayudan 01 descubrimiento de nosotros mismos. la fuerza creativa que
duerme en cada ser aparecerá de pronto, si sabemos despertarla.
METODO:
La actividad creadora no es un simple enunciado teórico, sino convicción
y profundo deseo de mejorar las tareas humanas, modificándolas, embelleciéndolas. El método es camino para lograrlo. Cada hombre en su propia individualidad lo hallará. El descubrimiento de la aptitud, de nuestras posibilidades, conduce a la adecuación del quehacer para el cual estamos naturalmente capacitados. Nues·tra naturaleza es adaptable: cambia continuamente, se modifica. Tal
condición favorece las transformaciones ,orgánicas y hace posible la variación de
la vida y del trabajo. Pero se requiere/ además del propio conocimiento, poseer
voluntad. Nuestro interés y voluntad serán factores decisivos. Es preciso también,
hacer un alto en la 'labor rutinaria y preguntarnos: ¿Es este el mejor procedimiento? ¿Habrá otro que conduzca al mismo fin, un camino diferente? Es importante
detener el paso e interrogarnos. Siempre será tiempo de rectificar. Lo imprevisto,
lo desconocido, surgirán de pronto, como respuesta a nuestra interrogación. Formas, sistemas diferentes, de mayor utilidad o perfección, aparecerán a nuestros
ojos como premio a la búsqueda. la monotonía del trabajo, el consuetudinario
laborar sin variantes, limitan la capacidad creadora del hombre y lo aproximan
a la máquina.
La voluntad disipada y el desinterés nos encasillan en nuestras propias
gastadas fórmulas¡ vedan ángulos y perspectivas interesantes. En la vida del traba¡o es imprescindible renovarse, cambiar de actitud.
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DISCIPLINA:
Si el método es el orden, el sistema para alcanzar un fin y en el caso que
nos ocupa, forma de mejorar las condiciones del trabajo; disciplina es la reglamentación a que debemos someternos. Normas morales, de tiempo, espacio y
otros recursos, reglamentarán y constituirán el método. El trabajador deberá acatarlas para obtener su objetivo. No podrá escamotear esfuerzos ni abrigar actitudes de desconfianza en sí mismo. Cualquier desfallecimiento personal o poca
fe en la tarea anulará el éxito. El éxito depende de la respuesta humana. Se trata
de un verdadero proceso de readaptación y de reintegración del individuo a su
actividad, a una forma de trabajo que le ofrece posibilidades indudables.
Entre las fórmulas disciplinarias eficaces, está el servicio a los demás.
Compartiendo generosamente sus faenas, discubriremos el sentido humano del
trabajo. Cuando, en lo que hacemos, hay entrega de nosotros mismos y la personalidad se brinda en dación generosa, el quehacer se humaniza, deja de ser
mecánico. Nuevas situaciones, cambios inesperados hallará nuestra actitud. Y
así, el trabajo diario, será como un paisaje nuevo, como un libro aún no leído:
lleno de sorpresas.
Esa actitud distinta del diario quehacer, cambia nuestra visión del mundo
que nos rodea y hace diferente el enfoque de ese mundo sobre nosotros mismos.
Vemos que el método y la disciplina vitalizan el trabajo, haciéndolo dinámico,con las mutaciones o adaptaciones de procedimiento requeridas para
mejorarlo y en beneficlo de quien lo ejecuta.
El entusiasmo contribuye eficazmente a estimular la creación y 10- innovación. El entusiasmo es un estado anímico propio de las personas que poseen
un concepto exaltado de la vida, sentimiento fervoroso de trabajar y vivir. Tal
actitud, hace que la labor sea provechosa, le presta renovado interés y atenúa
la fatiga.
La faena ejecutada en esta forma, rinde doblemente: produce beneficios
materiales, enriquece y alígero el espíritu. El poder imaginativo creacional favorece el trabajo, siempre que la imaginación sea constructiva y mire hacia el futuro con sentido verdadero de prog reso y renovación.
El imperativo que nos mueve a traba¡ar para vivir, cuando es iluminado
por la "llama creadora", da frutos inestimables. La repetición, el automatismo,
impiden el libre vuelo de las facultades creadoras; ciegan las perspectivas.
El trabajo creador es la máxima expresión de nuestro poder de idear e
imaginar, es fuerza que se traduce en creaciones de belleza y de bien. Todo depende del amor que pongamos en las tareas.
El trabajo es el único milagro que las manos del hombre pueden realizar.
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