Consejo de la Magistratura RESOLUCION N° 176/08 En Buenos Aires, a los 24 días del mes de abril del año dos mil ocho, sesionando en la Sala de Plenario del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación “Dr. Lino E. Palacio”, con la Presidencia del Dr. Mariano Candioti, los señores consejeros presentes, y VISTO: El expediente 78/06, caratulado “Corte Suprema de Justicia de la Nación - Remite Actuaciones ‘Palacios, Jonathan Andrés s/ fuga de hogar’ s/ Act. Dr. Velázquez, Enrique”, del que RESULTA: I. La remisión por parte de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, de la comunicación previamente efectuada a dicho cimero Tribunal por parte del Dr. Darío Arturo Porta, titular del Tribunal de Menores N° 1 del Departamento Judicial de Zárate - Campana (Provincia de Buenos Aires). Dicha mencionado comunicación magistrado fue (para dispuesta eventuales por el efectos de Superintendencia) en su Resolución de fecha 5 de agosto de 2005, recaída en la causa N° 19.046, caratulada “Palacios, Jonathan Andrés; Palacios, Leonardo Javier s/ Fuga de Hogar - Maquinista Savio” (fs. 53/54). Los motivos de tal disposición están consignados por las consideraciones que, de acuerdo con la exposición efectuada por el magistrado indicado, se resumen a renglón seguido; a saber: internación restricción Se mantuvo (medida, a la que, a un como libertad menor es en obvio, estado de importa una ambulatoria) sin la 1 correspondiente comprobación de los hechos que se le atribuían. - Dicha situación fue sostenida, a mayor gravedad, sin que se hubiera oído al menor afectado a la misma; ni habiendo ocurrido éste ante el Magistrado objetado (fs. 53 vta.). - Haber dejado al menor internado a disposición del Tribunal “cuando no fue requerida dicha medida, no consultando a éste el Juzgado ordenante y no teniendo competencia ni por fuero ni por instancia para imponerlo al Tribunal provincial” (fs. 53 vta.). II. El 14 de julio de 2006, el magistrado cuestionado, Dr. Enrique Gustavo Velázquez, se presenta ante este Consejo en los términos del artículo 5 del reglamento de la Comisión de Acusación vigente en ese momento. En dicha presentación, el magistrado aclara que “más allá de compartir todas las decisiones que legalmente hubo de adoptar en la causa en cuestión la titular del Maiza”, él Juzgado recién de Menores asumió el 21 n° 4 Dr[a]. de junio de Cecilia 2005 la subrogancia de dicho Tribunal. Circunstancia por la que sólo estima “ceñida a [su] persona (...) tan sólo la crítica que aquél [el denunciante] formula en punto a que hub[o] de ‘dejarlo (al menor) internado a disposición de es[e] Tribunal cuando no fue requerida dicha medida’” (fs. 77 vta.). No cabiéndole, por el contrario y habida cuenta del momento en que comenzó su intervención en la causa judicial, las demás imputaciones formuladas. Aclarado dicho extremo, el magistrado hace referencia específicamente acerca de la legitimidad y la legalidad de su actuación en la causa judicial de marras. En cuestión, tal Leonardo sentido, Javier relata cómo Palacios, se el menor había en visto involucrado en tres (3) causas penales. 2 Consejo de la Magistratura En la primera de ellas, registrada bajo el N° 8.484, que tramitó ante el Juzgado Nacional de Menores N° 3, fue iniciada el 20 de diciembre de 2004, por el delito de daño. Dentro sobreseído el de 18 esta de causa, febrero de el menor 2005, resultó cesando su bajo N° respectiva tutela. La segunda de ellas, registrada el 7.072, que tramitó ante el Juzgado Nacional de Menores N° 4, fue iniciada el 16 de febrero de 2005 (es decir, a los pocos días de cerrado el proceso anterior). En la misma, el menor resultó sobreseído por aplicación del artículo 336, inciso 5°, del Código adjetivo aplicable, el 2 de junio de 2005. La tercera de las causas en cuestión, registrada bajo el N° 11.909, que originariamente tramitó ante el Juzgado Nacional de Menores N° 5, fue iniciada el 25 de mayo de 2005 (esto es: cuando la causa precedentemente aludida, aún no se encontraba concluida), por el delito de robo en grado de tentativa. Dentro de este juicio, el menor también resultó finalmente sobreseído por aplicación del ya citado artículo 336, inciso 5°, del Código Procesal Penal de la Nación. Con respecto a esta última causa, aclara el Dr. Velázquez que, en atención a que el Juzgado Nacional de Menores N° 4 ya detentaba con anterioridad la tutela del menor -en virtud del trámite de la referida causa N° 7.072-, el 26 de mayo de 2005, la magistrada actuante decidió ceder a este último la intervención en la causa de marras. Sostiene que, en el mismo acto, la magistrada dispuso el alojamiento preventivo del joven en el Instituto “Gral. José de San Martín”, a la espera de contar con los informes técnicos respectivos; ordenando, asimismo, la correspondiente citación de los 3 progenitores, para poder resolver, en definitiva, la situación del tutelado. Continúa expresando que, a través de las actuaciones y diligencias practicadas, pudo determinarse que el menor Palacios provenía de un grupo familiar seriamente problemático, el cual no proveía casi ninguna contención moral ni afectiva al aludido incapaz; circunstancia que, sin ningún lugar a dudas, agravaba la situación de riesgo en la que el mismo se encontraba inmerso. Agrega que, pese a que los padres del menor fueron efectivamente apersonaron en citados ningún al momento efecto, por ante éstos los no se Estrados tribunalicios intervinientes. Señala que, las causas penales ut supra referenciadas, que habían dado origen a la tutela del menor imputado, fueron concluyendo con el sobreseimiento del mismo, en razón de la inimputabilidad propia de su condición, y no porque no se encontraba vinculado a los hechos ilícitos que se le endilgaban. Aclarada tal circunstancia, advierte el magistrado que, de acuerdo con las constancias recabadas en autos, más allá de la procedencia o no de la sanción penal, resultaba claro que el menor involucrado requería de un “marco proteccional adecuado que pudiese velar por sus intereses”; considerando, complementariamente, que “no correspondía desentenderse de su destino por la sola circunstancia de la finalización de las causas penales” (fs. 78 vta.). En definitiva, según surge de la reseña realizada por el presentante, fue sobre tales bases que él mismo decidió -habiendo apenas asumido la subrogancia del Juzgado- “cesar la disposición provisoria oportunamente adoptada respecto al menor Leonardo Javier Palacios, de las demás condiciones personales obrantes en 4 Consejo de la Magistratura autos, y consecuentemente anotar al nombrado menor a exclusiva disposición del Sr. Juez a cargo del Tribunal de Menores n° 1 del Departamento Judicial de Zárate, Pcia. de Buenos Aires, en causa n° 19.046, a sus efectos” (Resolución de fecha 27/06/05, fs. 50 vta.). Sobre el particular, se explaya el magistrado indicando que “[l]a decisión fue adoptada en el entendimiento de una segura adopción de medidas de orden cautelar y teniéndose en consideración el domicilio que registraban sus representantes legales -en la localidad de Maquinista Savio, Partido de Escobar, Provincia de Buenos Aires” (fs. 78 vta./79). Prosigue explicando el sentido de su decisorio, añadiendo que “[e]n esa apreciación debe considerarse que según resulta de la certificación actuarial de fecha 10 de junio de 2005, que luce a fs. 36 del expediente tutelar N° 7738, ante el Juzgado Nacional de Menores N° 1 de Zárate Campana tramita el expediente por fuga del hogar, protagonizada por el menor Leandro Javier Palacios y su hermano bastante Jonathan antelación a Andrés los Palacios, expedientes iniciada a los que con se hiciera alusión ‘ut supra’, esto es en fecha 11 de marzo de 2002” (fs. 79). Agrega que, la decisión de colocar al menor a disposición del Tribunal bonaerense respectivo, también obedeció a la “circunstancia de no resultar ya afectado el menor en esta jurisdicción a hecho delictivo alguno” (fs. 79). Y considerando, asimismo, que “registrando domicilio en la localidad mencionada precedentemente, a los fines asistenciales necesarios correspondía dar la rápida intervención Magistrado provincial Magistrado, observa sin condiciones éste, el caso actuante” respecto hesitar de que que continuar imponía, al Sr. (fs. 79 y del cual, el declarante “se hallaba el pertinente en vta.). mejores seguimiento, 5 conforme su proximidad al sitio de residencia del joven, atendiendo ello a evidentes razones de competencia territorial en el asunto” (fs. 79 vta.). Señala el presentante con especial énfasis que “la continuidad de la internación del menor de marras, obedeció al hecho de que ningún familiar se presentó ante la convocatoria cursada por el tribunal, impidiéndoseme de ese modo concretar una evaluación al respecto, toda vez que el menor presentaba una situación de riesgo al frecuentar la calle. No puede dudarse, a estas alturas que fue dicha situación (...) la que provocó que el menor se iniciara en el consumo de inhalantes cuando sólo tenía 9 años de edad” (fs. 80). Concluye manifestando categóricamente que “[n]o actuar como se actuó hubiera expuesto al niño a mayores riesgos” (fs. 80). Aseveración que completa con la descripción sintética del siguiente cuadro situacional: “[e]l menor poseía varios antecedentes, su salud iba deteriorándose, tal cual se ve reflejado a fs. 23 del mentado legajo y lamentablemente incursionó en conflictos con la ley ausentaba penal constante en y tres oportunidades. habitualmente de su Además se ámbito de residencia, para dirigirse a esta Capital Federal junto con su hermano Jonathan Andrés, acentuándose de ese modo la falta de control familiar, todo lo cual fue corroborado con el testimonio brindado a fs. 30 (siempre del mismo legajo) por la Sra. Clara Rosario Medina, como también el informe confeccionado por los Sres. Médicos Forenses, donde se da cuenta que el menor (...) cuando apenas contaba con 14 años de edad, admitió el consumo de drogas” (fs. 80). Subraya el magistrado que, fue “[p]or esas razones y con el objeto de asegurar, y no tornar ilusoria o meramente magistratura declarativa provincial, su presentación y aún a por los ante la efectos 6 Consejo de la Magistratura asistenciales correspondientes, a lo que se agrega lo expresamente recomendado y aconsejado por los equipos técnicos del Instituto ‘San Martín’ a fs. 19/21 y 37/39 del expediente distinguida tutelar colega, citado, Dra. fue Cecilia criterio Maiza, que de el [su] joven permaneciera en la situación en que se hallaba” (fs. 80 y vta.). Asimismo, recalca que su decisión de colocar al menor -en la situación de internación en la que se encontraba- a disposición de la Justicia provincial, no sólo fue adoptada “teniendo en miras resolver la situación procesal del menor” (fs. 81), sino que, además, fue debidamente consentida por la Sra. Defensora Pública de Menores e Incapaces actuante en los autos, la Dra. Silvana Céspedes. De esta manera, explica el Dr. Velázquez, a grandes rasgos, cuál ha sido su actuación y cuáles han sido las razones y los motivos que la justifican. Sostiene que una vez asumida la subrogancia (21 de junio de 2005), tomó conocimiento del sobreseimiento dictado por el Juzgado de Menores N° 5 en favor del menor (el 24 de junio de 2005), por lo que el 27 de junio de 2005, resolvió anotarlo a disposición exclusiva del Tribunal de Menores N° 1, del Departamento Judicial de Zárate- Campana. A efectos de reforzar los fundamentos jurídicos de la postura asumida, el Dr. Velázquez efectúa algunas citas jurisprudenciales, de fallos dictados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en los cuales ese Tribunal ha resaltado la importancia del recién aludido criterio de inmediatez a los efectos de determinar la competencia de los jueces actuantes en asuntos vinculados a menores. En tal sentido, el magistrado cita el caso “Núñez, José María s/ Ebriedad” (Competencia N° 282, L. 7 XXXI), dentro del cual se ha sentado que: “no se puede concebir la existencia de actividad cautelar que no esté íntimamente vinculada a la inmediatez permanente (...), toda vez que la eficiencia de esa actividad está dada por el acercamiento permanente del Juez con el asistido (Fallos 318:1841)” (fs. 79 vta.). Aclarando expresamente, el dicente, que el caso citado, había tenido origen en el Juzgado a su cargo, y que la cuestión de competencia respectiva, había sido promovida por su antecesor en el cargo. Asimismo, refiere el Dr. Velázquez que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, frente a casos como el que se encuentra bajo análisis, ha determinado la atribución de competencia a los tribunales provinciales. Ello, “con el fin de contribuir a evitar la posibilidad de resoluciones perjudiciales contradictorias adquieren especial cuyos efectos significación en esos casos por estar comprometidos los intereses del menor” (conforme: “Barnes de Carlotto, Estela s/ Denuncia - Inc. Tutelar”, 21/04/92, Competencia N° 89, parte, Dr. XXIV) (fs. 79 vta.). Por abiertamente otra el reproche el según el Velázquez cual se refuta habría mantenido la internación del menor del caso, sin siquiera haberlo escuchado. Asevera, al respecto que, muy por el contrario de lo afirmado por el denunciante, la Dra. Maiza, cuando todavía se encontraba a cargo del Tribunal Nacional de Menores N° 4, sí oyó al menor, quien “además fue entrevistado por diversos profesionales, recibió atención médica atento a su deplorable estado físico, se lo revinculó con quien dijo ser su madrina la Sra. Clara Rosario Medina y se resolvió su situación procesal” (fs. 81). Ello, sin contar que, si bien infructuosamente, se intentó conocer y escuchar a los progenitores del menor involucrado en la causa judicial de marras. 8 Consejo de la Magistratura Finalmente, el Sr. Juez cuestiona los presuntos motivos por los cuales el magistrado denunciante, Dr. Porta, ha dado lugar al inicio de las presentes actuaciones; haciendo especial hincapié, sobre el punto, en anteriores acusaciones análogas, formuladas por el mismo funcionario judicial provincial. III. En función de las medidas preliminares, se solicitó a los al Juzgado Nacional de Menores N° 4, copias certificadas de la Causas N° 7.072 y el Expediente Tutelar N° 7.738; al Juzgado Nacional de Menores N° 5, copias certificadas de la Causa N° 14-11.909 y el Expediente Tutelar N° 8.478; y al Tribunal de Menores N° 1 del Departamento Judicial Zárate-Campana, copias certificadas de la Causa N° 19.046. Arribada la exposición al presente punto, es menester señalar actuaciones, se que, ha compulsadas podido las corroborar aludidas los extremos fácticos esgrimidos por el magistrado denunciado. IV. El 12 de julio de 2007, se presenta ante este Consejo de la Magistratura el Dr. Velázquez en los términos del artículo 11 del Reglamento de la Comisión de Disciplina y Acusación. En los términos dicha presentación, expuestos en la básicamente que le reproduce antecedió. Sin perjuicio de ello, aprovechó la oportunidad para efectuar algunas destacar correcciones la denunciante, y agregados, observación no obstante según la denostar de los cual como el lo cuales cabe magistrado hiciera el estado de internación en que había recibido al menor, tardó dos meses y medio en hacerlo comparecer ante los Estrados a su cargo; ello, sin hacer variar el estado de internación en el que el menor se encontraba. CONSIDERANDO: 9 1°) Que, en primer lugar, es menester señalar que, gran parte de los planteos realizados por el denunciante, independientemente de su eventual validez y procedencia, no resultan imputables al Dr. Velázquez. Ello es así porque, tal como ha sido consignado precedentemente, tales imputaciones han sido articulados en torno a actuaciones, en las que el magistrado no tuvo participación, ya que no había asumido todavía en calidad de Magistrado Subrogante del Juzgado Nacional de Menores N° 4. Así las cosas, mal pueden ellas serles endilgadas, ni comprometerse su responsabilidad en virtud de las mismas. 2°) Que, a lo dicho, es preciso añadir que, tal como ha quedado puesto de manifiesto, ciertas aseveraciones efectuadas por el denunciante, que forman parte constitutiva de algunas de sus acusaciones, no se compadecen enteramente con la realidad de los hechos. Tal es el caso de la acusación respecto a que el menor fue mantenido internado, sin que mediara comprobación de los hechos delictivos que se le atribuían y sin que hubiera sido escuchado. Como acertadamente señaló el Dr. Velázquez, a la luz de las constancias compulsadas, surge de manera prístina que ambas imputaciones resultan erradas. Ello es independientemente así, del por un sobreseimiento lado, que porque, luego fue dictado en su favor en las respectivas causas penales, sí se llegó ilícitos a determinar investigados la y la existencia de participación los hechos del menor imputado en la comisión de los mismos. Por el otro lado, porque efectivamente el menor sí fue oído por la Magistrada que intervino con anterioridad a la asunción del Dr. Velázquez como Juez subrogante. Y no sólo ello sino que, además, como bien 10 Consejo de la Magistratura señala el magistrado denunciado, el menor fue también escuchado por otros profesionales, atendido médicamente, vinculado con su madrina y demás diligencias señaladas más arriba, adonde se hace expresa remisión por elementales razones de brevedad. Por contra el lo Dr. tanto, las Velázquez, imputaciones carecen de realizadas asidero fáctico, resultando tal circunstancia suficiente a los efectos de su desestimación. 3°) Que, sin perjuicio de lo expuesto en las consideraciones precedentes, corresponde ahora señalar que, a la luz de las constancias existentes en autos, la actuación del Dr. Velázquez resulta enteramente ajustada a Derecho, tanto desde el punto de vista sustancial cuanto desde el punto de vista formal o adjetivo. No advirtiéndose anomalía o irregularidad alguna, que aporten verdadero sustento a los reproches dirigidos en contra del mentado magistrado. No obstante tratarse de cuestiones ajenas a las competencias corresponde de este señalar Consejo que, de de las la Magistratura, propias constancias judiciales se desprende que la actuación del Sr. Juez ha estado acorde hecho que con las rodearon a particulares la causa circunstancias en la que le de tocó intervenir. No se puede decir que tal actuación no haya contemplado en primer lugar los superiores intereses del menor, habida cuenta de su gravísima situación psíquica, física, familiar afirmar que mejor se beneficio las y cautelas ajustaban del procesal. a incapaz Tampoco adoptadas tales como no sería correcto fueron las circunstancias, de la propia tanto que en Justicia provincial, de uno de cuyos Magistrados, paradójicamente, proviene la denuncia que ha dado origen a los presentes actuados; toda vez que, correspondiéndole con preferencia -como, en efecto, por los principios invocados por el 11 propio denunciado, le correspondía- el ulterior entendimiento en la situación del menor -una vez agotados los procesos penales desarrollados en su contra en el ámbito de la Justicia nacional-, el Magistrado cuestionado procedió a la inmediata puesta a disposición del mismo, asegurando, mediante la misma cautela dictada en su propia protección, su comparecencia ante los tribunales bonaerenses, la que de otra manera, según los antecedentes del caso, habilitan a suponer, se hubiera tornado ilusoria. 4°) Que, en consecuencia, toda vez que no surge de la actuación del Dr. Enrique Gustavo Velázquez ninguna irregularidad que constituya alguna de las causales de remoción previstas en el artículo 53 de la Constitución Nacional ni falta disciplinaria establecida en la ley 24.937 y sus modificatorias, corresponde –con acuerdo a lo propuesto por la Comisión de Disciplina y Acusación (dictamen 86/08)- desestimar las presentes actuaciones. Por ello, SE RESUELVE: 1°) Desestimar la denuncia formulada contra el Dr. Enrique Gustavo Velázquez, titular del Juzgado Nacional de Menores N° 7, actualmente juez subrogante del Tribunal Oral de Menores N° 2. 2°) Notificar al magistrado denunciado y a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y archivar las actuaciones. Regístrese y notifíquese. Firmado por ante mí, que doy fe. Fdo.: Mariano Candioti – Hernán L. Ordiales (Secretario General). 12