www.alcoholinformate.org.mx Evitar los excesos Continuación del artículo anterior: Enfermedades más comunes, Alcoholismo Beba despacio. Las bebidas alcohólicas deben tomarse muy lentamente y, con preferencia, después de las comidas, ya que de esta forma su absorción por el organismo es más lenta. No beba solo. También se recomienda no beber solo, y alternar bebidas alcohólicas con bebidas sin alcohol para, de este modo reducir el consumo Póngase un límite. Dado que el elemento fundamental para abandonar una dependencia es la propia voluntad, el cambio de hábitos puede empezar poniendo un límite al número de copas que se van a consumir, y ciñéndose a él de forma estricta. Un promedio diario no superior a dos cañas de cerveza (o su equivalente en otras bebidas) en un límite seguro. Diluya las bebidas. Si se bebe ginebra, whisky o licores, es conveniente diluirlos con agua tónica, agua, sifón o incluso con hielo. Contenido alcohólico de las bebidas El alcohol de las bebidas alcohólicas es el etílico, y el etanol. De acuerdo con el contenido alcohólico aproximado de las bebidas más comunes, se pueden extraer algunas conclusiones sobre la cantidad de alcohol que se ingiere: El 5% o menos en volumen: Las bebidas obtenidas por fermentación, como la sidra y casi todas las cervezas comunes, añejas o amargas, suelen contener entre el 4 y 6% de alcohol en volumen. Algunas cervezas añejas que son más frecuentes, pueden llegar incluso hasta el 8 o 9%. Entre el 10 y el 14% en volumen: Los vinos corrientes de mesa contienen un porcentaje que oscila entre el 10 y el 13%. No siempre el contenido alcohólico del vino se relaciona con su sabor o su aroma. Muchos vinos de reserva fuertes, con mucho cuerpo, pueden tener menor contenido alcohólico que los vinos jóvenes y ligeros. Entre el 17 y el 22% en volumen: Los vinos "reforzados", como el jerez y el oporto, se denominan de este modo porque se les agrega alcohol, con lo que pueden alcanzar hasta un 22% en volumen. Más de 35% en volumen: Casi todos los licores y las bebidas obtenidas por destilación, como el whisky, la ginebra, el vodka y el coñac o brandy, tienen un contenido aproximado de un 40% de alcohol en volumen. Tamaños equivalentes: El tamaño del recipiente en el que se suele servir las diferentes bebidas es variable de unas a otras. Por lo tanto, un vaso de cerveza, aunque contiene menos proporción de alcohol que el whisky, por su volumen equivale al alcohol contenido en un whisky. Los equivalentes mencionados se basan en el tamaño habitual de los vasos, copas o jarras usados en los bares y establecimientos públicos. El contenido alcohólico de un cuarto de litro de cerveza es igual al de un vaso de vino, al de una copa de jerez o al de una medida de whisky. Consecuencias El deterioro general que, de forma paulatina, sufre el alcohólico lo lleva a adoptar actitudes de evasión, tanto en lo que atañe a las relaciones familiares -una disminución de las muestras de afecto y del cumplimiento de su función como miembro del núcleo, un aumento progresivo de discusiones e irritaciones-, como a las laborales -incumplimiento de sus tareas, llegar tarde al trabajo, discusiones sin causa aparente y, sobre todo, las frecuentes ausencias-. Poco a poco, el alcohólico va descargando sus responsabilidades en otros porque, íntimamente, sabe que no puede afrontarlas y prefiere derivarlas. Así, de manera gradual, comienza a recorrer por etapas un camino que no por conocido es menos inexorable. En la primera perderá a la familia, para pasar después, en la segunda, a perder el trabajo y, por fin, al llegar a la última, perderá todas sus relaciones, inclusive a los amigos. Entre las consecuencias físicas figuran la pérdida del apetito y el insomnio, así como ciertas enfermedades cuya incidencia es elevada en los alcohólicos, por ejemplo, la gastritis, las úlceras pépticas, determinados trastornos renales y cardíacos, y la temida cirrosis hepática, enfermedad con un alto índice de mortalidad. Se ha demostrado estadísticamente que los hijos de padres alcohólicos tienen una gran predisposición a desarrollar esa dependencia Tratamiento El primer paso para someter un alcohólico al tratamiento necesario consiste en que reconozca su dependencia del alcohol y de verdad desee superar su relación con la bebida. Casi todos los tratamientos se basan en lograr que el afectado deje por completo de consumir bebidas alcohólicas y se someta a una terapia psicológica con el doble fin de fortalecer su decisión de abandonar la bebida y mantenerse alejado de ella, y de encontrar y erradicar las causas que lo impulsaron a beber que, en un alto porcentaje, son de origen psíquico. La adopción de una dieta alimentaria sana y equilibrada, y la realización de alguna actividad deportiva son complementos de gran valor para alcanzar un resultado final satisfactorio. Si el grado de alcoholismo es muy elevado, con mucha probabilidad en los primeros días de abstinencia se producirán episodios de alucinaciones, de sensaciones terroríficas y de fuertes temblores, que remitirán a medida que el afectado vaya recobrando una cierta normalidad. La recurrencia en el alcoholismo es muy fácil. En general, basta un solo trago para quien, habiendo dejado de beber, cree haber superado la tendencia. Por este motivo, existen asociaciones especializadas en ayudar a que no recaigan en el viejo hábito, así como también las hay para ayudar a que los familiares de los alcohólicos entiendan el problema y puedan a su vez, colaborar en la cura del afectado. El alcohol tiene un efecto acumulativo, debido a que el organismo necesita muchas horas para eliminarlo. Por dicha razón, los efectos del alcohol a lo largo del día se van acumulando La Resaca Casi todas las bebidas alcohólicas contienen aditivos, que les proporcionan color y aroma. Estos, combinados con el alcohol, producen la resaca. El coñac o brandy, el whisky y los vinos tintos son bebidas que contienen más aditivos que la ginebra y el vodka. Aparentemente, el hecho de fumar mientras se bebe contribuye a aumentar la resaca, ya que se manifiesta una mayor irritación en la boca, en la garganta y en el estómago. Si se experimenta un fuerte dolor de cabeza, es recomendable tomar paracetamol en lugar de aspirinas, ya que ésta contribuye a irritar aún más el estómago. FUENTE: Guía Médica Familiar/Enfermedades más comunes/Alcoholismo http://www.explored.com.ec/guia/fas8b.htm