Capítulo 57 Principios de farmacoterapia & e57-1 La farmacología clínica de un medicamento refleja el conjunto de propiedades polifacéticas correspondientes a la disposición y acción de los fármacos y la respuesta (p. ej., efectos adversos, efectos terapéuticos, resultado terapéutico) a su administración. Los 3 aspectos más importantes de la farmacología clínica son la farmacocinética, la farmacodinámica y la farmacogenómica. La farmacocinética describe el movimiento de un fármaco a través del cuerpo y las concentraciones (o las cantidades) que alcanzan un determinado espacio corporal y/o tejido y su permanencia en ellos. La farmacocinética de un fármaco considera el conjunto de características determinantes de la relación dosis-concentraciónefecto, es decir, absorción, distribución, metabolismo y excreción (ADME). La farmacodinámica describe la relación entre la dosis o concentración del fármaco y la respuesta que origina. Esta respuesta puede ser conveniente (efectividad) o perjudicial (toxicidad). Aunque en la práctica clínica la respuesta a fármacos en diferentes poblaciones de pacientes suele describirse por una dosis o un rango de concentración estándar, la respuesta se conceptualiza mejor a lo largo de un continuo donde la relación entre dosis y respuesta(s) no es lineal. La farmacogenética es el estudio de cómo las variaciones en los genes humanos contribuyen a la variabilidad interindividual en la respuesta a fármacos. El hallazgo de que esta respuesta puede estar influenciada por el perfil genético del paciente ha ofrecido grandes esperanzas para realizar farmacoterapia individualizada cuando la relación entre genotipo y fenotipo (enfermedad y/o respuesta al medicamento) predice la respuesta a fármacos (cap. 56). En el niño en desarrollo, la ontogenia tiene el potencial de modular la respuesta farmacológica al modificar la farmacocinética y la farmacodinámica. PRINCIPIOS GENERALES DE FARMACOCINÉTICA Y FARMACODINÁMICA El efecto farmacológico sólo se produce cuando la exposición (en cantidad y duración) a un fármaco es suficiente para producir una interacción con su receptor capaz de influir sobre el medio celular e inducir una respuesta fisiológica. Por tanto, la relación exposiciónrespuesta para un fármaco representa el punto de contacto entre farmacocinética y farmacodinámica que puede visualizarse de una forma simple mediante la consideración de dos perfiles: concentración plasmática frente a efecto (fig. 57-1) y concentración plasmática frente a tiempo (fig. 57-2). La relación entre concentración y efecto para la mayoría de fármacos no es lineal (v. fig. 57-1). Cuando la concentración es 0, el efecto del fármaco es generalmente 0 o no perceptible (E0). Tras la administración del fármaco y/o al aumentar la dosis, la concen- tración aumenta así como también lo hace el efecto, primero de un modo lineal (a bajas concentraciones del fármaco) y después con un aumento del efecto no lineal hasta un punto asintótico en la relación donde se alcanza un efecto máximo (Emáx) que no cambia de forma perceptible con mayores incrementos de la concentración del fármaco. El punto en la relación concentración-efecto donde el efecto observado representa el 50% de Emáx se define como EC50, un término farmacodinámico común utilizado para comparar la relación concentración-efecto entre pacientes (o sujetos investigados) o entre fármacos de una determinada clase. En la práctica, el Emáx puede ser obtenido por la interpolación visual del perfil concentración-efecto o a través del ajuste matemático de la curva de la relación. Dado que rara vez es posible medir concentraciones del fármaco al nivel o cerca del receptor, es necesario utilizar medidas indirectas para valorar la relación entre exposición y respuesta. En la mayoría de los casos, esta medida está representada por la curva de las concentraciones plasmáticas del fármaco frente a tiempo. Para fármacos cuyas propiedades farmacocinéticas se describen mejor como procesos de primer orden (en oposición a orden 0 o mixto), una gráfica semilogarítmica de las concentraciones plasmáticas frente a tiempo para un determinado fármaco administrado por una vía extravascular (p. ej., intramuscular, subcutánea, intrarraquídea, oral, transmucosa, transdérmica, rectal) origina un patrón representado en la figura 57-2. La porción ascendente de la curva representa el tiempo durante el que la liberación del fármaco desde su formulación, su disolución en un líquido biológico (p. ej., jugo gástrico o intestinal, líquido intersticial; una condición previa para la absorción) y su absorción tienen un ritmo limitado en relación a su eliminación. Después del tiempo (Tmáx) donde se observan las concentraciones plasmáticas máximas (Cmáx), la concentración plasmática disminuye a medida que el metabolismo y la eliminación del fármaco se vuelven predominantes, y la porción terminal de este segmento de la curva de concentraciones plasmáticas frente a tiempo es representativa de la eliminación del fármaco del cuerpo. Finalmente, el área bajo la curva de las concentraciones plasmáticas en función del tiempo (AUC), un parámetro dependiente de la concentración y el tiempo que refleja el grado de la exposición sistémica a un fármaco, puede ser determinado al integrar los datos de las concentraciones plasmáticas en el tiempo. Si es capaz de caracterizar la farmacocinética de un medicamento específico en una enfermedad específica, el clínico puede ajustar la dosis «normal» para pacientes que, debido al desarrollo [(Figura_2)TD$IG] © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. [(Figura_1)TD$IG] Figura 57-1 Curva de concentraciones plasmáticas-efecto. El efecto porcentual se mide en función del aumento de la concentración plasmática del fármaco. La dosis a la que no se observa ningún efecto en la población es E0. La dosis requerida para producir un efecto específico en el 50% de la población es EC50. La concentración asociada con el efecto máximo es Emáx. (De Abdel-Rahman SM, Kearns GL: The pharmacokinetic-pharmacodynamic interface: determinants of anti-infective drug action and efficacy in pediatrics. En Feigin RD, Cherry JD, Demmler-Harrison GJ y cols., editores: Textbook of pediatric infectious disease, 6.a ed., Filadelfia, 2009, Saunders/Elsevier, págs. 3156-3178.) Figura 57-2 Diagrama semilogarítmico de la curva de la concentración plasmática en función del tiempo para un fármaco teórico tras su administración extravascular. El área bajo la curva (AUC) de los niveles plasmáticos-tiempo es una medida dependiente de la concentración y el tiempo de la exposición sistémica al fármaco. Después de su administración, el fármaco es absorbido y alcanza la concentración máxima (Cmáx) en su tiempo pico (Tmáx). Una vez finalizada la absorción y distribución del fármaco, las concentraciones plasmáticas disminuyen de un modo monoexponencial, donde la pendiente de la fase de eliminación representa la constante de velocidad de eliminación (ke). (De Abdel-Rahman SM, Kearns GL: The pharmacokineticpharmacodynamic interface: determinants of anti-infective drug action and efficacy in pediatrics. En Feigin RD, Cherry JD, Demmler-Harrison GJ y cols, editores: Textbook of pediatric infectious disease, 6.a ed., Filadelfia, 2009, Saunders/Elsevier, págs. 3156–3178, reproducida con autorización.) e57-2 & Parte VIII Farmacoterapia pediátrica y/o enfermedad, no muestran una relación dosis-concentraciónrespuesta «normal», y de ese modo individualizar la dosis para producir el grado de exposición sistémica asociado con el efecto farmacológico deseado. Para los fármacos con un rango de concentración plasmática y/o exposición sistémica «diana» (es decir, AUC) conocidos, un conocimiento a priori de los parámetros farmacocinéticos para una determinada población o para un paciente dentro de esa población puede ayudar a seleccionar una pauta de dosificación de dichos fármacos. Cuando se une a la información relacionada con el comportamiento farmacodinámico del fármaco y el estado del paciente (p. ej., edad, función de los órganos, estado de la enfermedad, medicaciones asociadas), la aplicación de la farmacocinética permite al médico ejercer cierto grado de control sobre la decisión terapéutica haciendo que pueda seleccionar el fármaco y la pauta de administración con la mayor eficacia y seguridad posibles. DEFINICIONES DE TÉRMINOS Un glosario de términos farmacocinéticos ayuda a dotar al lector con unos conceptos prácticos que pueden servir para mejorar el éxito terapéutico. La biodisponibilidad absoluta (F) es la fracción de la dosis de un fármaco administrado por una vía extravascular que es absorbida a la circulación sistémica. Se determina en un individuo comparando el AUC tras la administración de una dosis oral del fármaco con el AUC resultante de una dosis intravenosa (p. ej., F = (AUCoral dosisiv) (AUCiv dosisoral), realizando correcciones por posibles diferencias en la constante de velocidad de eliminación final entre los períodos de dosificación empleados para la evaluación. La absorción de un fármaco describe el proceso de captación del mismo desde el sitio de administración extravascular (oral, intramuscular, subcutáneo, intraperitoneal, intraóseo, intratraqueal, intravaginal, intrauretral, sublingual, bucal, rectal o cutáneo) a la circulación sistémica. Una condición previa esencial para la absorción del fármaco es que esté en una verdadera solución. Por tanto, en el caso de administrar formas farmacéuticas sólidas (p. ej., preparados para uso oral), el fármaco activo debe ser liberado en primer lugar desde la formulación donde está contenido. La absorción de fármacos se visualiza con mayor precisión teniendo en cuenta la velocidad de absorción (p. ej., vida media de absorción, tiempo hasta la concentración máxima) y su grado (p. ej., biodisponibilidad), y cualquiera de ellos pueden estar influenciados por factores biofarmacéuticos (p. ej., formulación del fármaco), fisicoquímicos (p. ej., pH, solubilidad, hidrofilicidad y lipofilidad, unión a proteínas, formación de complejos característicos con comida o fármacos) y fisiológicos (p. ej., integridad de la barrera, motilidad, volumen y pH de los fluidos corporales en los sitios de absorción, capacidad de unión a proteínas o posible degradación o biotransformación). El área bajo la curva (AUC, por sus siglas en inglés) es, conceptualmente, una medida del grado de absorción de un fármaco y de su permanencia en el cuerpo. Por ello, es una medida dependiente de la concentración y del tiempo. Matemáticamente, el AUC representa la integral de los niveles del fármaco en sangre en función del tiempo desde 0 hasta un punto en el tiempo predeterminado (AUC0 ! tx) o extrapolado al infinito (AUC0 ! ¥), que se calcula utilizando la constante de tasa de eliminación terminal (calculada de igual manera a partir de la concentración plasmática observada frente a la gráfica del tiempo; v. fig. 57-2). La bioequivalencia de un fármaco se logra si la extensión y la velocidad de absorción no son significativamente diferentes (en un 80-125%) de las del medicamento estándar de referencia cuando se administran a la misma dosis molar. La determinación de la bioequivalencia no implica una comparación relativa de la acción y eficacia de un fármaco, sino simplemente una valoración de si una formulación farmacéutica (p. ej., un medicamento genérico) es absorbida a una velocidad y un grado comparables a los de la formulación de referencia. Se asume que los perfiles de efecto y toxicidad de los dos fármacos son virtualmente idénticos si las exposiciones sistémicas (como se determina a partir de las AUC) son comparables. La depuración o aclaramiento de un medicamento está conceptualmente representada por el volumen de sangre desde el que se extrae (o retira) una determinada cantidad de un fármaco no metabolizado por unidad de tiempo por cualquiera de las vías capaces de eliminar medicamentos (p. ej., renal, hepático, biliar, pulmonar, leche materna, sudor). En farmacocinética, la depuración (Cl) está generalmente representada por el aclaramiento corporal (o plasmático) total, el aclaramiento renal (Clren) o el aclaramiento no renal (Clnr). La depuración se determina con facilidad sabiendo la dosis del fármaco y el AUC y puede ser calculada de esta manera: Cl ¼ dosis ðmg=kgÞ AUC ðmg=l hÞ donde el AUC puede representar el AUC0 ! ¥ para la administración de una dosis única o el AUC desde el tiempo cero hasta el final del intervalo de dosis en el estado de equilibrio (es decir, AUCss0 ! t). El cálculo del Clren requiere una recogida de orina completa (normalmente de 24 horas) para determinar la cantidad del medicamento excretado sin cambios (Ae). El Clnr se determina generalmente como la diferencia entre Cl y Clren. Para la administración de fármacos por una vía extravascular, el cálculo del Cl proporciona un valor «aparente» (p. ej., Cl/F) que debe ser corregido por la biodisponibilidad. Un compartimento en farmacocinética representa un espacio teórico que es útil para cuantificar la relación entre la dosis de un medicamento y la cantidad total del mismo en el cuerpo en un momento dado. Un modelo abierto de 1 compartimento simple trata todos los líquidos y tejidos corporales como un espacio con las tasas de entrada y salida de medicamentos definidas y, por tanto, simplifica en exceso la fisiología. Los modelos más complejos (modelos abiertos de 2 y 3 compartimentos; modelos fisiológicos) separan líquidos, órganos y/o tejidos en espacios diferenciados y, por tanto, pueden ser más precisos para describir la relación entre la concentración de un fármaco y su efecto. Debido a su complejidad matemática, el uso de modelos multicompartimentales se limita al entorno de la investigación. En cualquier caso, los modelos compartimentales simplifican los verdaderos procesos de ADME. Sin embargo, han demostrado en repetidas ocasiones ser útiles como medios para predecir con fiabilidad la relación entre la dosis del fármaco y su concentración en plasma y en tejidos. La disposición se refiere colectivamente a los procesos de absorción, distribución, metabolismo y eliminación de fármacos, que se producen simultáneamente tras su administración, en vez de ser eventos farmacológicos diferenciados. La vida media (T1/2) de un fármaco representa el tiempo para que las concentraciones en sangre o plasma tras la absorción sean reducidas al 50%. La constante de velocidad de eliminación (ke) puede calcularse de modo fiable a partir de las concentraciones de dos fármacos obtenidos en la fase de eliminación de la curva concentración en función del tiempo (v. fig. 57-2). La T1/2 se determina entonces como el logaritmo natural de 2 dividido por la constante de velocidad de eliminación (T1/2 = 0,693/ke). La T1/2 refleja la eliminación del fármaco original por todas las rutas que intervienen en su depuración. Aunque la T1/2 se considera a menudo como un indicador indirecto de la eliminación de un fármaco, esto debe hacerse con precaución porque depende del aclaramiento y del volumen de distribución (Vd), como se muestra en la siguiente ecuación: T1= ¼ ½ð0; 693 VdÞ=Cl 2 En términos prácticos, la T1/2 es un parámetro farmacocinético importante, porque puede utilizarse para determinar el tiempo requerido por una pauta de dosificación para lograr concentraciones plasmáticas en estado de equilibrio (p. ej., 5 T1/2 eliminación) y el tiempo requerido para que la mayor parte de un medicamento sea eliminada completamente del cuerpo (p. ej., 10 T1/2). El efecto del primer paso describe el fenómeno por el que un fármaco puede ser metabolizado y/o degradado químicamente tras su administración extravascular antes de que alcance la circulación © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 57 Principios de farmacoterapia & e57-3 sistémica. Es una consideración generalmente para medicamentos administrados por vía oral o rectal. Algunos ejemplos son la biotransformación de fármacos seleccionados en el eritrocito, el transporte de fármacos desde la región basal del enterocito hacia la luz del tracto gastrointestinal (GI) y la hidrólisis del fármaco activo en la luz del tracto GI. Los medicamentos sujetos al efecto del primer paso tienen en general un ritmo y/o grado reducido de biodisponibilidad relativa cuando son comparados con los que se alcanzan tras la administración parenteral. La unión a proteínas tiene lugar cuando un medicamento se combina con proteínas plasmáticas o extracelulares o de los tejidos para formar un complejo fármaco-proteína reversible. La unión entre fármaco y proteína es normalmente inespecífica y depende de la afinidad del fármaco por la molécula de proteína (es decir, sitios de unión), el número de los sitios de unión de la proteína y las concentraciones de fármaco y proteína. Con pocas excepciones, los fármacos que se unen a proteínas son farmacológicamente inactivos y no pueden ser fácilmente metabolizados o excretados. Hay consecuencias farmacocinéticas de la unión fármaco-proteína que pueden influir en el perfil de la disposición del fármaco. Los medicamentos con una amplia unión a tejidos tienen un Vd que es muy superior al espacio de agua corporal total. En general, estos fármacos tienen una larga vida media de eliminación (p. ej., fenotiazinas, digoxina). En las enfermedades en las que las proteínas intravasculares escapan a localizaciones extravasculares (p. ej., síndrome nefrótico, grandes quemados, ascitis) se puede incrementar el Vd y la T1/2 de medicamentos que estén muy unidos (>70%) a la albúmina. También, para los fármacos que tienen una extensa unión a las proteínas plasmáticas circulantes, los perfiles concentración-efecto pueden diferir, como consecuencia de la alteración de las concentraciones de fármaco no ligado (libre), entre pacientes con concentraciones de proteínas plasmáticas normales y los que no las tienen (p. ej., neurotoxicidad por fenitoína en un paciente que tiene una concentración plasmática total aparentemente terapéutica e hipoalbuminemia). La biodisponibilidad relativa refleja el grado de absorción de un fármaco tras la administración de una dosis por una vía extravascular en comparación con una dosis de la formulación «estándar» del fármaco administrada por la misma vía. En general, refleja el grado relativo de la disponibilidad sistémica (F) y se calcula mediante la comparación del AUC del artículo de prueba en relación con la formulación estándar (p. ej., F = (AUCprueba dosisestándar) (AUCestándar dosisprueba). El estado de equilibrio refleja el nivel de acumulación de un fármaco en sangre y tejidos después de múltiples dosis cuando el ritmo de entrada (la cantidad del fármaco que se introduce en la circulación sistémica) y de salida (depuración del fármaco) se encuentra en equilibrio. Cuando los fármacos son administrados a dosis e intervalos fijos, las concentraciones de equilibrio en sangre o plasma oscilan entre un máximo (Cmáx) y un mínimo (Cmín) dentro de un intervalo de dosificación. Los valores entre dosis de Cmáx y Cmín deben ser idénticos siempre que el tamaño de la dosis, la forma de administración, el intervalo de dosificación y la farmacocinética del fármaco no se modifiquen entre las dosis. Para medicamentos que siguen una farmacocinética de primer orden, las concentraciones plasmáticas de equilibrio se alcanzan en un período correspondiente a 4-5 veces el tiempo de su T1/2 tras la institución del tratamiento y/o cambios en la pauta de dosificación. En general, la farmacocinética de un fármaco en el estado de equilibrio proporciona los medios más precisos para valorar su(s) efecto(s). El rango terapéutico representa el rango de las concentraciones plasmáticas donde el fármaco tiene los efectos terapéuticos deseados en la mayoría de los sujetos que lo reciben en una dosis «normal» (recomendada) apropiada a la edad. Algunos pacientes con concentraciones plasmáticas del fármaco dentro del rango terapéutico recomendado pueden mostrar, como consecuencia de diferencias interindividuales en la farmacodinámica, tanto una falta de respuesta apreciable como efectos adversos. El índice terapéutico (también conocido como razón terapéutica) es una comparación entre la cantidad del medicamento que causa el efecto terapéutico deseado y la cantidad que causa la muerte: Índice terapéutico = LD50/ED50, donde LD50 y ED50 representan las dosis letales y efectivas, respectivamente, para el 50% de la población normal que recibe el fármaco. El volumen de distribución (volumen de distribución aparente) representa el volumen teórico de líquido corporal que se requeriría para disolver la cantidad total de un fármaco a la misma concentración a la que se encuentra en sangre como se muestra en la siguiente ecuación Vd ¼ Dosis=Cp0 donde Cp0 representa la concentración plasmática más elevada alcanzada tras la administración de una única dosis. Como una constante de proporcionalidad, el Vd es un determinante de las concentraciones plasmáticas alcanzadas tras la administración de una dosis de un fármaco. Para medicamentos que no se distribuyen ampliamente o que están asociados con una gran afinidad a proteínas o tejidos, el Vd puede corresponder dimensionalmente a un espacio corporal anatómico o fisiológico: Vd < 0,1 l/kg ffi espacio intravascular, 0,1-0,3 l/kg ffi espacio extracelular, 0,6-0,7 l/kg ffi espacio de agua corporal total. Las enfermedades y el desarrollo pueden influir en el Vd y, por tanto, en la concentración alcanzada de un medicamento. Tras la administración extravascular de un medicamento, el Vd aparente se afecta por su grado de absorción (Vd/F). En los casos en los que los fármacos tienen una absorción incompleta, la concentración plasmática puede infraestimar el verdadero valor del Vd. El conocimiento práctico de estas definiciones farmacocinéticas puede hacer posible la comprensión de la relación entre dosis, concentración y efecto para un medicamento. EL IMPACTO DE LA ONTOGENIA EN LA DISPOSICIÓN DE FÁRMACOS El desarrollo representa un continuo de eventos biológicos que permiten la adaptación, el crecimiento somático, la maduración neurocognitiva y finalmente la reproducción. El impacto del desarrollo en la farmacocinética de un fármaco está determinado, en gran medida, por cambios asociados a la edad en la composición corporal y la adquisición de funciones en órganos y sistemas orgánicos que son importantes en el metabolismo y la excreción de medicamentos. Aunque a menudo es conveniente clasificar a los pacientes pediátricos en función de la edad posnatal para administrar fármacos (p. ej., neonato 1 mes de edad; lactante = 1-24 meses de edad; niño = 2-12 años de edad; adolescente = 12-18 años de edad), es importante reconocer que los cambios fisiológicos no están relacionados con la edad de una forma lineal y que pueden no corresponder a estos puntos de corte definidos por la edad. Los cambios más importantes en la disposición de fármacos acontecen durante los primeros 18 meses de vida, cuando la adquisición de funciones orgánicas es más dinámica. Adicionalmente, la farmacocinética de un fármaco puede estar alterada en pacientes pediátricos como consecuencia de factores intrínsecos (p. ej., género, genotipo, etnicidad, enfermedades hereditarias) o extrínsecos (p. ej., enfermedades adquiridas, exposición a xenobióticos, dieta) que pueden aparecer durante las 2 primeras décadas de la vida. La selección de la dosis terapéutica apropiada para un neonato, lactante, niño o adolescente requiere una comprensión de las propiedades farmacocinéticas básicas de cada compuesto y cómo la enfermedad o el desarrollo afectan a cada aspecto de la disposición del fármaco. En consecuencia, es más útil conceptualizar la farmacocinética pediátrica examinando el impacto del desarrollo en las variables fisiológicas que regulan la ADME de los medicamentos. Se producen importantes cambios farmacocinéticos, farmacodinámicos y psicosociales cuando los niños prematuros maduran, cuando los lactantes maduran durante los primeros años de vida y cuando los niños alcanzan la pubertad y la adolescencia (fig. 57-3). Para atender las necesidades de estos diferentes grupos pediátricos, se necesitan diferentes formulaciones para la administración de fármacos que puedan influir en su absorción y disposición, y diferentes aspectos psicosociales influyen en el cumplimiento, en el momento de la administración y en las reacciones al uso de los e57-4 & Parte VIII Farmacoterapia pediátrica [(Figura_3)TD$IG] Figura 57-3 Cambios evolutivos en factores fisiológicos que influyen en la disposición de fármacos en lactantes, niños y adolescentes. Los cambios fisiológicos en múltiples sistemas de órganos durante el desarrollo son los responsables de las diferencias en la disposición de fármacos asociadas con la edad. A, La actividad de muchas isoenzimas del citocromo P450 (CYP) y una única isoforma de glucuronosiltransferasa (UGT) está profundamente disminuida durante los 2 primeros meses de vida. Además, la adquisición de la actividad adulta con el tiempo es específica de cada enzima e isoforma. B, Cambios en la composición corporal con la edad, que influyen en el volumen de distribución de medicamentos. Los lactantes durante los 6 primeros meses de vida tienen muy expandidos el agua corporal total y el líquido extracelular, expresados como un porcentaje del peso corporal total, en comparación con niños mayores y adultos. C, Cambios en la estructura y función del tracto gastrointestinal con la edad. Como con las enzimas hepáticas metabolizadoras de fármacos (A), la actividad de CYP1A1 en el intestino es baja durante los primeros días de vida. D, El efecto del desarrollo posnatal en los procesos de secreción tubular activa, representados por la eliminación de ácido p-aminohipúrico y la velocidad del filtrado glomerular, ambas con una actividad aproximada a la del adulto sobre los 6-12 meses de edad. E, Dependencia de la edad en el espesor, grado de perfusión y grado de hidratación de la piel y el tamaño relativo de la superficie de la piel (reflejada por la relación entre superficie corporal y peso corporal). Aunque el espesor de la piel es similar en lactantes y en adultos, el grado de perfusión y de hidratación disminuye desde la infancia hasta la edad adulta. (De Kearns GL, Abdel-Rahman SM, Alander SW y cols.: Developmental pharmacology—drug disposition, action, therapy in infants and children, N Engl J Med 349:1157-1167, 2003. 2003 Massachusetts Medical Society. Reservados todos los derechos.) medicamentos. Estos factores adicionales pueden ser considerados en conjunto con las influencias farmacocinéticas y farmacodinámicas de la edad cuando se desarrolla una estrategia terapéutica específica óptima para un paciente. Absorción de fármacos La absorción se produce, principalmente, a través de una difusión pasiva, pero el transporte activo o la difusión facilitada pueden ser también necesarios para la entrada del fármaco en las células. Varios factores fisiológicos afectan a este proceso, uno o más de los cuales puede estar alterado en ciertas enfermedades (p. ej., enfermedad inflamatoria intestinal, diarrea) y en consecuencia producir cambios en la biodisponibilidad del fármaco. La velocidad y el grado de absorción pueden estar significativamente afectados como consecuencia del crecimiento y el desarrollo normal del niño. ABSORCIÓN ORAL Los factores más importantes que influyen en la absorción de fármacos desde el tracto GI están relacionados con la fisiología del estómago, el intestino y el tracto biliar (v. fig. 57-3C y tabla 57-1). La velocidad y el grado de la absorción oral de fármacos dependen principalmente de la difusión pasiva dependiente del pH y de la motilidad del estómago y el tracto intestinal porque ambos factores influyen en el tiempo de tránsito del medicamento. El pH gástrico cambia de forma significativa durante el desarrollo, y los valores más elevados (alcalinos) ocurren durante el período neonatal. En el neonato completamente maduro, el pH gástrico varía entre 6 y 8 al nacimiento y cae entre 2 y 3 pocas horas después. Sin embargo, Capítulo 57 Principios de farmacoterapia & e57-5 Tabla 57-1 ALTERACIONES EVOLUTIVAS EN LA ABSORCIÓN INTESTINAL DE FÁRMACOS ALTERACIÓN FISIOLÓGICA pH gástrico Tiempo de vaciado gástrico Motilidad intestinal Superficie intestinal Colonización bacteriana Función biliar NEONATOS >5 Irregular LACTANTES 2a4 Aumentado Reducida Aumentada Reducida Casi como en adultos Casi como en adultos Casi como en adultos Reducida Inmadura NIÑOS Normal (2-3) Ligeramente aumentado Ligeramente aumentada Patrón adulto Patrón adulto Patrón adulto © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Nota: La dirección de la alteración se ofrece en relación con el patrón normal esperado en adultos. Adaptada de Morselli PL: Development of physiological variables important for drug kinetics. En Morselli PL, Pippenger CE, Penry JK, editores: Antiepileptic drug therapy in pediatrics, Nueva York, 1983, Raven Press, págs. 1-12. después de las primeras 24 horas de vida, el pH gástrico se incrementa debido a la inmadurez de las células parietales. Según maduran las células parietales, la capacidad secretora ácida gástrica aumenta (el pH disminuye) durante los primeros meses de vida hasta alcanzar los valores adultos sobre los 3-7 años de edad. Como resultado, la biodisponibilidad oral de los fármacos inestables en medio ácido, como la penicilina o la ampicilina, está incrementada. En cambio, la absorción de ácidos orgánicos débiles (p. ej., fenobarbital y fenitoína) está relativamente disminuida, una condición que puede obligar a administrar mayores dosis para alcanzar niveles plasmáticos terapéuticos. El tiempo de vaciado gástrico es prolongado durante la infancia y la niñez como consecuencia de una motilidad reducida, lo que puede retardar el paso del fármaco al intestino, donde tiene lugar la mayor parte de la absorción. La velocidad de vaciado gástrico alcanza o supera los valores adultos sobre los 6-8 años de vida. Por tanto, la motilidad intestinal es importante para el ritmo de la absorción de los medicamentos y, como otros factores, depende de la edad del niño. Por consiguiente, la velocidad de absorción de los fármacos con solubilidad limitada en agua (p. ej., fenitoína, carbamazepina) puede alterarse de forma importante como consecuencia de cambios en la motilidad GI. En lactantes mayores y niños pequeños, un mayor ritmo del tránsito intestinal puede disminuir la biodisponibilidad de algunos fármacos (p. ej., fenitoína) y/o formulaciones de fármacos (p. ej., de liberación sostenida) al reducirse el tiempo de estancia en las superficies absortivas del intestino delgado. Los neonatos, en particular los prematuros, tienen una función biliar y unas reservas de ácidos biliares reducidas, lo que da lugar a una capacidad disminuida para solubilizar y absorber fármacos lipofílicos. Aunque la función biliar se desarrolla durante los primeros meses de vida, puede ser difícil para el neonato y el lactante pequeño absorber vitaminas liposolubles por las bajas concentraciones de ácidos biliares necesarias para su absorción. ABSORCIÓN EXTRAVASCULAR DE FÁRMACOS Se asume que la administración intravenosa es la vía más fiable y precisa para la administración de medicamentos, con una biodisponibilidad del 100%. La absorción de fármacos desde tejidos y órganos (p. ej., intramuscular, transdérmica y rectal) también puede afectarse por el desarrollo (tabla 57-2). El flujo sanguíneo intramuscular cambia con la edad, lo que puede dar lugar a una absorción variable e impredecible. El reducido flujo sanguíneo muscular durante los primeros días de vida, la ineficacia relativa de las contracciones musculares (útiles para dispersar una dosis intramuscular de un fármaco) y un aumento de la fracción de agua por unidad de masa muscular puede retrasar la velocidad y/o el grado de los fármacos administrados por vía intramuscular en el neonato. El flujo sanguíneo muscular se incrementa durante la infancia y, como consecuencia, la biodisponibilidad Tabla 57-2 INFLUENCIA DE LA ONTOGENIA EN LA ABSORCIÓN DE FÁRMACOS ALTERACIÓN FISIOLÓGICA NEONATOS LACTANTES Absorción oral Errática Aumentada Absorción intramuscular Absorción percutánea Absorción rectal Variable Aumentada Aumentada Aumentada Muy eficiente Eficiente NIÑOS Casi como en adultos Casi como en adultos Casi como en adultos Casi como en adultos Nota: La dirección de la alteración se ofrece en relación con el patrón normal esperado en adultos. Adaptada de Morselli PL: Development of physiological variables important for drug kinetics. En Morselli PL, Pippenger CE, Penry JK, editores: Antiepileptic drug therapy in pediatrics, Nueva York, 1983, Raven Press, págs. 1-12. de los fármacos administrados por vía intramuscular es comparable a la de niños y adolescentes. En cambio, la permeabilidad mucosa (rectal y bucal) en el neonato está incrementada y, por tanto, puede provocar un aumento de la absorción por esta vía. La absorción transdérmica en el neonato y el lactante pequeño está incrementada debido a un estrato córneo más delgado y más hidratado (v. fig. 57-3E). Además, la relación entre el área de superficie corporal y el peso corporal es mayor en lactantes y niños que en adultos. En conjunto, estas diferencias evolutivas pueden predisponer al niño a una exposición y un riesgo de toxicidad incrementados para medicamentos o productos químicos aplicados sobre la piel (p. ej., sulfadiazina argéntica, corticoides tópicos, benzocaína, difenhidramina), y esta toxicidad es más frecuente durante los 8-12 primeros meses de vida. Las diferencias evolutivas normales en la absorción de medicamentos para casi todas las vías de administración extravascular pueden influir en la relación dosis-concentración plasmática de un modo suficiente para alterar su farmacodinámica. La presencia de una enfermedad que modifique una barrera fisiológica para la absorción y/o el tiempo que un medicamento invierte en su lugar de absorción puede alterar aún más su biodisponibilidad y su efecto. Distribución de fármacos La distribución de fármacos está influenciada por varios factores fisicoquímicos específicos, incluido el papel de los transportadores y las proteínas de unión, el pH y la perfusión de sangre en el tejido. Sin embargo, los cambios asociados con la edad en la distribución de fármacos están principalmente relacionados con cambios evolutivos en la composición corporal y la cantidad de proteínas plasmáticas capaces de unirse a dichos fármacos. Los cambios dependientes de la edad en el tamaño relativo del agua corporal (agua corporal total [ACT] y el líquido extracelular [LEC]) y los compartimentos adiposos pueden alterar el Vd aparente para un fármaco. Las cantidades absolutas y la distribución del agua y la grasa corporales dependen de la edad del niño y del estado nutricional. Además, ciertas enfermedades (p. ej., ascitis, deshidratación, quemaduras, trastornos del tegumento que afectan a un área de gran superficie) pueden influir en el tamaño de los compartimentos de agua corporal y por ello afectar más al Vd de algunos fármacos. Los recién nacidos tienen una mayor proporción de masa corporal en forma de agua (el ACT supone aproximadamente el 75%) que los lactantes mayores y los niños (v. fig. 57-3B). También, el porcentaje de LEC disminuye desde la etapa neonatal (45%) hasta la edad adulta (20-30%). De hecho, el incremento del ACT en el neonato es atribuible al LEC. La reducción en el ACT es rápida durante el primer año de vida, y los valores adultos (55%) se alcanzan aproximadamente sobre los 12 años de edad. En cambio, el porcentaje de líquido intracelular (LIC) como una función de la masa corporal permanece estable desde los primeros meses de vida hasta la edad adulta. El impacto de los cambios evolutivos en los espacios de agua corporal está ejemplificado por medicamentos e57-6 & Parte VIII Farmacoterapia pediátrica como los antibióticos aminoglucósidos, compuestos que se distribuyen predominantemente a través del líquido extracelular y tienen un mayor Vd (0,4-0,7 l/kg) en neonatos y lactantes que en adultos (0,2-0,3 l/kg). La composición y el porcentaje de la grasa corporal se incrementan durante el desarrollo normal. El porcentaje de grasa corporal neonatal es aproximadamente del 16% (57% agua y 35% lípidos). A pesar del contenido de grasa corporal relativamente bajo en el neonato, el contenido de lípidos en el sistema nervioso central (SNC) en desarrollo es alto, lo que tiene repercusiones en la distribución de los fármacos lipofílicos (p. ej., propranolol) y sus efectos en el SNC durante este período de tiempo. El porcentaje de grasa corporal tiende a incrementarse hasta los 10 años de edad y entonces cambia su composición durante la pubertad en función del sexo para aproximarse a la composición de grasa corporal del adulto (26% agua y 71% lípidos). Además, existe una diferencia entre sexos según avanza el niño hacia la adolescencia. Mientras que la grasa corporal total en los chicos se reduce en un 50% de la masa corporal entre los 10 y los 20 años de vida, la reducción en las chicas no es tan marcada y disminuye entre un 28% y un 25% de la masa corporal durante la misma etapa del desarrollo. La albúmina, las proteínas totales y las globulinas totales (p. ej., la a1-glucoproteína ácida) son las proteínas circulantes más importantes responsables de la unión de fármacos en el plasma. La concentración absoluta de estas proteínas está influenciada por la edad, la nutrición y las enfermedades (tabla 57-3). Las concentraciones de la mayoría de las proteínas plasmáticas circulantes están disminuidas en el neonato y el lactante pequeño (el 80% de las del adulto) y alcanzan los valores adultos sobre el año de edad. Un patrón similar de maduración se observa con la a1-glucoproteína ácida (un reactante de fase aguda capaz de unirse a medicamentos básicos) donde las concentraciones plasmáticas neonatales son aproximadamente 3 veces más bajas que en el plasma materno y alcanza valores adultos sobre el año de vida. El grado de unión de los fármacos a las proteínas en el plasma puede influir en las características de su distribución. Sólo el fármaco libre, no ligado, puede distribuirse desde el espacio vascular hacia otros líquidos corporales y, por último, a los tejidos donde se produce la interacción fármaco-receptor. La unión entre fármaco y proteína depende de numerosas variables asociadas con la edad, incluida la cantidad absoluta de proteínas y de los sitios de unión disponibles, la estructura conformacional de la proteína de unión (p. ej., unión reducida de los fármacos acídicos a la albúmina glucosilada en pacientes con diabetes mellitus mal controlada), la constante de afinidad del fármaco para la proteína, la influencia de condiciones fisiopatológicas que reduzcan las concentraciones de proteínas circulantes (p. ej., ascitis, grandes quemados, malnutrición crónica, fallo hepático) o alteren su estructura (p. ej., diabetes, uremia) y la presencia de sustancias endógenas o exógenas que compitan por la unión a proteínas (interacciones de desplazamiento de proteínas). Tabla 57-3 FACTORES QUE INFLUYEN EN LA UNIÓN DE FÁRMACOS EN PEDIATRÍA ALTERACIÓN FISIOLÓGICA NEONATOS LACTANTES Albúmina plasmática Reducida Albúmina fetal Proteínas totales Presente Reducidas Casi como en adultos Ausente Disminuidas Globulinas totales Reducidas Disminuidas Bilirrubina sérica Ácidos grasos libres séricos Aumentada Aumentados Normal Normales NIÑOS Casi como en adultos Ausente Casi como en adultos Casi como en adultos Patrón adulto Patrón adulto Nota: La dirección de la alteración se ofrece en relación con el patrón normal esperado en adultos. Adaptada de Morselli PL: Development of physiological variables important for drug kinetics. En Morselli PL, Pippenger CE, Penry JK, editores: Antiepileptic drug therapy in pediatrics, Nueva York, 1983, Raven Press, págs. 11-12. Los cambios asociados al desarrollo en la unión a fármacos pueden producirse como consecuencia de alteraciones en las concentraciones de proteínas y/o en su afinidad de unión. Por ejemplo, la albúmina fetal circulante en el neonato tiene una afinidad de unión significativamente reducida para medicamentos ácidos como la fenitoína, que está ampliamente (94-98%) ligada a la albúmina en adultos en comparación con un 80-85% en el neonato. La diferencia resultante 6-8 veces mayor en la fracción libre puede dar lugar a efectos adversos en el SNC en el neonato cuando las concentraciones plasmáticas totales de fenitoína se encuentran dentro del rango terapéutico generalmente aceptado (10-20 mg/l). La importancia de la disminución de la capacidad de unión a fármacos de la albúmina en el neonato esta ejemplificada por las interacciones entre ligandos endógenos (p. ej., bilirrubina, ácidos grasos libres) y medicamentos con mayor afinidad de unión (p. ej., la capacidad de las sulfonamidas para producir kernicterus). Los transportadores de fármacos, como la glucoproteína P, MDR1 y MDR2 (resistencia a múltiples fármacos 1 o 2) pueden influir en su distribución. Estos transportadores pueden influir de forma importante en el grado en el que los medicamentos atraviesan las membranas en el cuerpo y en si los fármacos pueden penetrar o son secretados en los sitios diana (dentro de células tumorales o microorganismos, o atravesando la barrera hematoencefálica). Por tanto, la resistencia a la quimioterapia, los antibióticos o los antiepilépticos puede ser atribuida a estas proteínas transportadoras y sus efectos en la distribución de medicamentos. Aunque hay datos limitados en la ontogenia de estas proteínas transportadoras, la información disponible demuestra que están presentes desde las 22 semanas de gestación y que los niveles bajos en el período neonatal aumentan rápidamente hasta valores adultos sobre los 1-2 años de vida. Metabolismo de fármacos El metabolismo refleja la biotransformación de una molécula endógena o exógena por una o más enzimas a fracciones que son más hidrofílicas y así pueden ser más fácilmente eliminadas mediante excreción, secreción o exhalación. Aunque generalmente el metabolismo de un fármaco disminuye su capacidad para producir una acción farmacológica, puede dar lugar a metabolitos que tengan una potencia significativa y por ello contribuyan a su perfil farmacodinámico global (p. ej., la biotransformación del antidepresivo tricíclico amitriptilina a nortriptilina; la codeína a la morfina; la cefotaxima a desacetilcefotaxima; la teofilina a cafeína). En el caso de los profármacos (p. ej., zidovudina, enalaprilo, fosfenitoína) o de algunas sales o ésteres de fármacos (p. ej., cefuroxima axetilo, clindamicina fosfato), la biotransformación es necesaria para producir la fracción farmacológicamente activa. Para algunos medicamentos, el daño celular y las reacciones adversas asociadas son el resultado de su metabolismo, como la hepatotoxicidad por paracetamol o el síndrome de Stevens-Johnson asociado con sulfametoxazol. El órgano principal responsable del metabolismo de fármacos es el hígado, aunque los riñones, el intestino, los pulmones, las glándulas adrenales, la sangre (fosfatasas, esterasas) y la piel también pueden biotransformar ciertos compuestos. El metabolismode medicamentos tiene lugar principalmente en el retículo endoplasmático de las células a través de dos clases generales de procesos enzimáticos: fase I, o reacciones de funcionalización, y fase II, o reacciones de síntesis. Las reacciones de fase I incluyen reacciones de oxidación, reducción, hidrólisis e hidroxilación, y las reacciones de fase II implican principalmente reacciones de conjugación con un ligando endógeno (p. ej., glicina, ácido glucurónico, glutatión o sulfato). Como se ilustra en la figura 57-3A, muchas enzimas metabolizadoras de medicamentos muestran un perfil ontogénico, en general con baja actividad presente al nacimiento y maduración posterior en un período de meses a años (tabla 57-4). Aunque hay muchas enzimas capaces de catalizar la biotransformación de fármacos y xenobióticos, las más importantes cuantitativamente están representadas por la familia supergénica del citocromo P450 (CYP450), que tiene al menos 16 enzimas principales. Capítulo 57 Principios de farmacoterapia & e57-7 Tabla 57-4 IMPACTO DEL DESARROLLO EN EL METABOLISMO DE FÁRMACOS ALTERACIÓN FISIOLÓGICA NEONATOS LACTANTES Actividad del citocromo P450 Reducida Aumentada Actividad de enzimas de fase II Actividad de la esterasa plasmática Actividad de enzimas presistémicas Reducida Aumentada Reducida Normal (al año) Aumentada Reducida NIÑOS Discretamente aumentada Cercana a la del adulto Patrón adulto Cercana a la del adulto © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Nota: La dirección de la alteración se ofrece en relación con el patrón normal esperado en adultos. Adaptada de Morselli PL: Development of physiological variables important for drug kinetics. En Morselli PL, Pippenger CE, Penry JK, editores: Antiepileptic drug therapy in pediatrics, Nueva York, 1983, Raven Press, págs. 1-12. Las isoformas específicas de CYP450 responsables del metabolismo de la mayoría de fármacos en humanos están representadas por CYP1A2, CYP2C9, CYP2C19, CYP2D6, CYP2E1 y CYP3A4 (cap. 56). Estas enzimas representan el producto de genes que en algunos casos son expresados polimórficamente, con variantes alélicas que dan lugar generalmente a enzimas con una actividad catalítica reducida o suprimida (una excepción notable es el alelo *17 de CYP2C19, que confiere una actividad incrementada). Al nacimiento, la concentración de enzimas capaces de oxidar fármacos en el hígado fetal (corregida para el peso hepático) es similar a la del hígado adulto. Sin embargo, la actividad de estos sistemas enzimáticos oxidantes es reducida, lo que da lugar a un aclaramiento lento (y una eliminación prolongada) de muchos fármacos que son sus sustratos, incluidas la fenitoína, la cafeína, el diazepam y muchos más. Después del nacimiento, las enzimas del CYP450 hepático maduran a diferentes velocidades. Horas después del nacimiento, la actividad de CYP2E1 se incrementa rápidamente, y CYP2D6 es detectable poco después. CYP2C (CYP2C9 y CYP2C19) y CYP3A4 están presentes en los primeros meses de vida, pocos meses antes que CYP1A2. La actividad de CYP3A4 en niños pequeños puede superar la observada en adultos como se refleja por la eliminación de los fármacos que son sustratos para esta enzima, como la ciclosporina o el tacrolimus. Comparado con las enzimas metabolizadoras de fármacos de fase I, el impacto del desarrollo en la actividad de las enzimas de fase II (acetilación, glucuronidación, sulfación) no está tan bien caracterizado. En términos generales, la actividad de las enzimas de fase II está disminuida en el recién nacido y se incrementa hasta la infancia. Por ejemplo, la conjugación de compuestos metabolizados por isoformas de la glucuronosiltransferasa (UGT) (p. ej., morfina, bilirrubina, cloranfenicol) es reducida al nacimiento, pero puede superar los valores adultos sobre los 3-4 años de edad. Además, la ontogenia de la expresión de UGT es específica de cada isoforma. Los recién nacidos y los lactantes metabolizan sobre todo el analgésico paracetamol mediante su conjugación con sulfatos porque las isoformas de UGT responsables de su glucuronidación (UGT1A1 y UGT1A9) tienen una actividad marcadamente reducida. A medida que los niños crecen, la conjugación con ácido glucurónico se vuelve predominante en el metabolismo de dosis terapéuticas de paracetamol. En cambio, la glucuronidación de la morfina (un sustrato de UGT2B7) puede ser detectada a las 24 semanas de gestación. La actividad de ciertas enzimas hidrolíticas, incluidas las esterasas sanguíneas, también está reducida durante el período neonatal. Las esterasas sanguíneas son importantes para la eliminación de la cocaína, y la actividad reducida de estas esterasas plasmáticas en el recién nacido podría explicar el retraso en el metabolismo (efecto prolongado) de los anestésicos locales en los neonatos. Además, esto explicaría el efecto prolongado que tiene la cocaína en el feto con las exposiciones prenatales. La actividad de la esterasa adulta se alcanza sobre los 10-12 meses de edad. El desarrollo del aclaramiento presistémico o del metabolismo del primer paso no está claro dada la participación de múltiples enzimas y transportadores en el intestino delgado, muchos de los cuales tienen patrones de expresión evolutivos que pueden ser más o menos concordantes. Sin embargo, dado que la actividad de casi todas las enzimas que metabolizan fármacos está marcadamente reducida en el neonato, el grado de biodisponibilidad de los medicamentos administrados por vía oral que pueden estar sujetos a un aclaramiento presistémico significativo en niños mayores y adultos estaría notablemente incrementado durante los primeros días o semanas de vida. Es importante para el médico reconocer que los cálculos de la biodisponibilidad para un gran número de medicamentos disponibles en textos de referencia y compendios de terapéutica están basados en estudios realizados en adultos jóvenes. Por tanto, las estimaciones de la velocidad y/o el grado de la absorción (incluida una tendencia a efectuarse por el aclaramiento presistémico) de adultos no pueden ser usadas adecuadamente para extrapolar cómo una dosis oral de un fármaco necesita ser ajustada a la edad en un neonato o un lactante. Con relación al impacto del desarrollo en el metabolismo de fármacos, la mayoría de ellos son sustratos polifuncionales para un gran número de enzimas y/o transportadores. El perfil ontogénico específico de cada isoforma (v. fig. 57-3) debe ser considerado en el contexto para deducir cómo puede afectar el desarrollo a la parte metabólica de la eliminación de fármacos. La verdadera dependencia del desarrollo en el aclaramiento de fármacos (CL) también debe considerar el papel de la constitución farmacogenética en la actividad de enzimas y transportadores (cap. 56) y el impacto de la ontogenia de las vías no metabólicas (p. ej., excreción renal, excreción salivar y biliar, excreción pulmonar) que contribuyen al aclaramiento total del fármaco (CLtotal = CLhepática + CLrenal + CLno renal). Eliminación renal de fármacos El riñón es el órgano responsable principal para la excreción de fármacos y sus metabolitos. El desarrollo de la función renal comienza pronto durante el desarrollo fetal y se completa sobre la primera infancia (v. fig. 57-3D; tabla 57-5). El aclaramiento total renal de un fármaco (CLrenal) puede conceptualizarse considerando la siguiente ecuación: Clrenal ¼ ðFG þ STAÞ RTA donde el filtrado glomerular (FG), la secreción tubular activa (STA) y la reabsorción tubular activa (RTA) pueden contribuir al aclaramiento total. Como ocurre con el metabolismo hepático, sólo los fármacos y/o metabolitos libres (no ligados) pueden ser filtrados por un glomérulo normal y/o ser secretados o reabsorbidos a través de una proteína transportadora tubular renal. El aclaramiento renal está limitado en el recién nacido debido a la inmadurez funcional y anatómica de la unidad nefrona. En neonatos a término y prematuros, el FG promedio es de 2-4 ml/min/ 1,73 m2 al nacimiento. Durante los primeros días de vida, se produce una caída de la resistencia vascular renal, que da lugar a un Tabla 57-5 IMPACTO DEL DESARROLLO EN LA ELIMINACIÓN RENAL DE FÁRMACOS ALTERACIÓN FISIOLÓGICA Filtrado glomerular Secreción tubular activa Reabsorción tubular activa Excreción activa de fármacos Excreción pasiva de fármacos Excreción de fármacos básicos NEONATOS LACTANTES NIÑOS Reducido Reducida Reducida Normal (al año) Casi normal Casi normal Patrón adulto Patrón adulto Patrón adulto Reducida Casi normal Patrón adulto Reducida Aumentada Patrón adulto Aumentada Aumentada Casi normal Nota: La dirección de la alteración se ofrece en relación con el patrón normal esperado en adultos. Adaptada de Morselli PL: Development of physiological variables important for drug kinetics. En Morselli PL, Pippenger CE, Penry JK, editores: Antiepileptic drug therapy in pediatrics, Nueva York, 1983, Raven Press, págs. 1-12. e57-8 & Parte VIII Farmacoterapia pediátrica incremento neto en el flujo sanguíneo renal y una redistribución del flujo sanguíneo intrarrenal desde una distribución predominantemente medular hasta una distribución cortical. Todos estos cambios están asociados con un incremento proporcional en el FG. En los neonatos a término, el FG se incrementa rápidamente durante los primeros meses de vida y se aproxima a los valores adultos sobre los 10-12 meses de vida (v. fig. 57-3D). La velocidad para adquirir el FG está atenuada en los neonatos pretérmino, como consecuencia de la nefrogénesis continuada, que ocurre en el período posnatal temprano. En niños de 2 a 5 años, el FG puede superar los valores adultos, especialmente durante períodos con un aumento de la demanda metabólica (p. ej., fiebre). Además, hay un desequilibrio glomerular:tubular relativo debido a una maduración glomerular más avanzada. Este desequilibrio puede persistir hasta los 6 meses de vida y explicaría la disminución de la STA de fármacos de uso habitual en neonatos y lactantes (p. ej., antibióticos b-lactámicos). Finalmente, hay alguna evidencia de que la RTA está reducida en neonatos y que madura a un ritmo más lento que el FG. La alteración en la eliminación renal de fármacos en neonatos y lactantes da lugar a diferentes recomendaciones de dosificación en pediatría. El antibiótico aminoglucósido gentamicina proporciona un ejemplo ilustrativo. En adolescentes y adultos jóvenes con valores normales de FG (85-130 ml/min/1,73 m2), el intervalo entre dosis recomendado es de 8 horas. En niños pequeños, que pueden tener un FG >130 ml/min/1,73 m2, puede ser necesario un intervalo entre dosis de gentamicina de 6 horas en pacientes seleccionados con infecciones graves y que requieran el mantenimiento de concentraciones plasmáticas de equilibrio en pico y valle cerca del límite superior del rango terapéutico recomendado. En cambio, para mantener concentraciones plasmáticas «terapéuticas» en neonatos durante las primeras semanas de vida, se requiere un intervalo entre dosis de 18-24 horas. El impacto de las diferencias evolutivas en el FG sobre las características de eliminación de un fármaco determinado puede ser valorado calculando la constante de velocidad de eliminación (Kel) del fármaco utilizando la siguiente ecuación: Kel ðcon disminuci on de la funci on renalÞ ¼ Kelnormal f½ðFGobservado =FGnormal Þ 1 Felg þ 1 donde Fel representa la fracción del fármaco excretado sin cambios en un adulto con una función renal normal, FGobservado es el valor calculado (por el aclaramiento de creatinina o una ecuación de cálculo apropiada para la edad) para el paciente (en ml/min/ 1,73 m2), FGnormal es el valor promedio considerado para un adulto sano (120 ml/min/1,73 m2) y Kelnormal se calcula por la eliminación media T1/2 para un fármaco tomado de la literatura médica usando la siguiente ecuación: Kelnormal ½h1 ¼ 0; 693=T1= normal ½h 2 Del mismo modo, la eliminación T1/2 para un fármaco en pacientes con una función renal reducida puede ser calculada usando la siguiente ecuación: T½ (con disminución de la función renal) ¼ 0,693/Kel (con función disminuida) Una estimación de la eliminación T1/2 del fármaco en pacientes con una disminución de la función renal con el conocimiento de la oscilación deseable entre dosis en las concentraciones plasmáticas en estado de equilibrio puede proporcionar la capacidad para determinar el intervalo de dosis deseado. mecanismos bioquímicos principales implicados en la señalización celular. La unión a dichos receptores activa una vía de señales descendentes que media una acción celular específica. Algunos receptores actúan como enzimas donde, tras la unión al ligando, las enzimas fosforilan una cascada de proteínas efectoras, con lo que se activa o inhibe una señal celular. Las proteínas reguladoras de unión al guanosina trifosfato (GTP), también conocidas como receptores ligados a proteínas G, son la diana de muchos fármacos. Tras la unión al ligando, el GTP se une y activa la proteína G, lo que permite a su vez activar proteínas reguladoras segundos mensajeros intracelulares, que de nuevo median la señalización celular. Otros receptores median sus acciones a través de canales iónicos donde, tras la unión al ligando, se modifica el potencial de membrana celular o su composición iónica, permitiendo la activación o inhibición celular. Por último, algunos receptores actúan como factores de transcripción que, tras su unión al ligando, activan la transcripción de genes específicos dentro de la célula. Como se señaló anteriormente (v. fig. 57-1), la acción del fármaco es dependiente de su concentración, y su comienzo y finalización están normalmente asociados con la aparición y desaparición, respectivamente, del fármaco en el(los) receptor(es) en una cantidad suficiente para iniciar la cascada de efectos biológicos que terminan en la acción del fármaco. La concentración efectiva mínima de un fármaco es la observada con el comienzo inmediato del efecto, y la duración de la acción está basada en el mantenimiento de sus concentraciones a nivel del receptor en un rango asociado con la(s) acción(es) farmacológicas(s) deseable(s). La unión al receptor de un fármaco puede tener varias consecuencias. Los fármacos que son agonistas se unen y activan al receptor, alcanzando el efecto deseado directa o indirectamente. Al unirse un agonista a su receptor da lugar al mismo efecto biológico que origina la unión del ligando endógeno. La unión de un agonista parcial da lugar a la activación del receptor, pero el efecto máximo no es alcanzado ni siquiera en presencia de la saturación del receptor. Los antagonistas se unen a un receptor, evitando la unión de otras moléculas, lo que impide la activación de dicho receptor. Las variaciones farmacocinéticas asociadas a la edad provocan alteraciones en la disposición de fármacos que pueden dar lugar a más o menos fármaco disponible a nivel del (de los) receptor(es) como consecuencia de si su eliminación está disminuida o incrementada en relación a los valores de los adultos. La alteración resultante en el perfil dosis-concentración puede dar lugar en niños a una respuesta atenuada (inefectiva) o exagerada (toxicidad), lo que es especialmente relevante para los fármacos con un índice terapéutico estrecho (fig. 57-4). Así, en algunas circunstancias, las diferencias evolutivas aparentes en la respuesta a un fármaco y su efecto pueden ser explicadas simplemente sobre una base farmacocinética. Hay evidencias que apoyan las diferencias evolutivas en el número de receptores, su densidad, distribución, función y afinidad por algunos fármacos. Aunque hay datos limitados en humanos, muchas [(Figura_4)TD$IG] IMPACTO DE LA ONTOGENIA EN LA FARMACODINÁMICA Aunque se acepta en general que existen diferencias evolutivas en la acción de los medicamentos, hay escasa evidencia de verdaderas diferencias farmacodinámicas asociadas a la edad entre niños y adultos. La acción de los fármacos está típicamente mediada por la interacción de pequeñas moléculas con uno o más receptores que pueden estar localizados en la superficie o en el interior de las células. El efecto del fármaco está mediado a nivel del receptor por 4 Figura 57-4 Curva dosis-efecto porcentual. La variación farmacocinética asociada a la edad puede dar lugar a una alteración en la concentración del fármaco a nivel del receptor, produciendo resultados inefectivos, terapéuticos o tóxicos. LD50 representa la dosis letal en el 50% de la población. La relación de LD50 con ED50 es una indicación del índice terapéutico, que es un reflejo de la potencia del fármaco en relación a su concentración. © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Capítulo 57 Principios de farmacoterapia & e57-9 de ellas derivan de estudios en animales. En el SNC, los aspectos evolutivos únicos de la interacción fármaco-receptor afectan a la eficacia terapéutica de medicamentos analgésicos y sedantes en neonatos. Por ejemplo, los recién nacidos tienen menos receptores del ácido g-aminobutírico (GABA), que median la señal de transducción inhibitoria en el sistema nervioso central, que los adultos. También se han observado diferencias funcionales entre los cerebros neonatales y de adultos sobre la activación de los receptores GABA. En estudios en animales recién nacidos, la exposición a agentes GABAérgicos (p. ej., antiepilépticos, anestésicos por vía intravenosa e inhalada) durante la sinaptogénesis acelera la muerte celular apoptótica en el SNC. En humanos, la exposición a fenobarbital durante el desarrollo fetal ha sido asociada con déficits cognitivos y menores puntuaciones en inteligencia verbal en la infancia y en la edad adulta. Otro ejemplo en el SNC se muestra por el receptor opioide m. Este receptor es importante para la conducción y modulación del dolor, y las ratas recién nacidas tienen menos receptores m que las ratas adultas (40% del número en animales recién nacidos). La distribución regional de receptores en el cerebro también puede presentar diferencias durante el desarrollo. La densidad de los receptores opioides m es menor en las áreas del cerebro responsables de los efectos deseados que en las áreas donde se originan los efectos autonómicos (efectos secundarios), donde la densidad de los receptores es parecida a la de los adultos. Los receptores de acetilcolina y N-metil-D-aspartato (NMDA), que están implicados en la conducción motora y del dolor, respectivamente, muestran diferencias a lo largo del desarrollo. En neonatos hay una evidente alteración en la sensibilidad a la activación del receptor por agentes colinérgicos sobre la interacción fármaco-receptor que no se observa en adultos. En cambio, otros receptores se encuentran de una forma similar en neonatos y en adultos. En estos casos, las diferencias evolutivas en la respuesta observada a fármacos puede ser la consecuencia de alteraciones asociadas a la edad en la patogénesis de la enfermedad y/o la exposición al fármaco. Por ejemplo, los receptores b2 humanos en el tejido bronquial están presentes en los pulmones fetales desde el segundo trimestre. La afinidad de unión para agonistas colinérgicos y adrenérgicos de este receptor es similar entre el feto y el adulto. La densidad del receptor también es la misma entre los grupos de edad diferente, aunque la distribución de la densidad varía entre los recién nacidos. En neonatos, la densidad del receptor es mayor en el músculo liso bronquial y los neumocitos de tipo II en comparación con el músculo liso arterial pulmonar, mientras que en adultos, la densidad de los receptores es uniforme. Como era esperable, la respuesta farmacológica a los agonistas b2 utilizados para tratar una gran variedad de enfermedades asociadas con broncoconstricción es similar en neonatos y lactantes al compararse con niños mayores y adultos. A su vez, el mínimo efecto terapéutico de la administración de los agonistas b2 de corta duración para las sibilancias en lactantes con una excesiva secreción mucosa en el árbol traqueobronquial es debido a diferencias en la causa subyacente de las sibilancias (obstrucción mucosa frente a broncoconstricción) en lugar de a diferencias evolutivas en el receptor b2-adrenérgico per se. Para el clínico, la consideración de diferencias farmacodinámicas dependientes de la edad es relevante cuando están asociadas con reacciones adversas (p. ej., mayor incidencia de hepatotoxicidad asociada con el ácido valproico en niños pequeños; mayor frecuencia de reacciones paradójicas del SNC a difenhidramina en lactantes; ganancia de peso asociada con el uso de antipsicóticos atípicos en adolescentes) o cuando los fármacos tienen un índice terapéutico estrecho. Esta última situación esta ejemplificada por el agente inmunomodulador ciclosporina y el anticoagulante warfarina. En niños <1 año, la concentración media de ciclosporina requerida para inhibir la proliferación de monocitos y la expresión de la citocina inflamatoria interleucina (IL) 2 es menor que la requerida en niños mayores. Las diferencias farmacodinámicas asociadas a la edad de la warfarina en niños con cardiopatías congénitas están, en gran medida, asociadas con diferencias evolutivas en las concentraciones séricas de los factores de la coagulación dependientes de vitamina K (II, VII, IX, X) entre niños y adultos. También se han observa- do diferencias evolutivas en la acción de fármacos entre niños prepuberales y adultos con respecto a la acción de la warfarina. Los niños prepuberales muestran una respuesta más marcada que los adultos, como se demuestra por las menores concentraciones de proteína C y los fragmentos de protrombina 1 y 2 y un mayor incremento del índice normalizado internacional (INR), a dosis comparables de warfarina. Criterios indirectos de evaluación La evaluación de la farmacodinámica de lactantes y niños se ha visto dificultada históricamente por una incapacidad relativa para utilizar métodos invasivos para la valoración directa de cambios fisiológicos producidos por el efecto de los medicamentos. Como resultado, se han analizado medidas indirectas de evaluación y biomarcadores y, en algunos casos, utilizado para evaluar el impacto de la ontogenia en la farmacodinámica. Los biomarcadores y las medidas indirectas de evaluación (marcadores) son idealmente sencillos, fiables, baratos y medidas fácilmente obtenibles de una respuesta biológica o un fenotipo de enfermedad que puedan ser utilizadas para facilitar la investigación clínica o la atención del paciente. El National Institutes of Health ha definido biomarcador como «una característica que es medida y evaluada objetivamente como un indicador de un proceso biológico normal, un proceso patogénico o una respuesta farmacológica a una intervención terapéutica». Se define medida indirecta de evaluación como «un biomarcador por el que se pretende sustituir un resultado clínico específico». Se espera que esta medida pronostique un beneficio clínico (o daño o falta de beneficio) basándose en la evidencia científica epidemiológica, terapéutica, fisiopatológica o de otro tipo. A menudo se utilizan medidas indirectas de valoración y marcador indirecto de modo intercambiable en la literatura, aunque se desaconseja el uso del término «marcador indirecto» porque sugiere que se ha realizado una sustitución del marcador biológico en lugar del resultado clínico. Las medidas indirectas de evaluación fiables predicen un evento fisiológico específico (p. ej., reflujo gastroesofágico), que puede ser usado en el diagnóstico, en el pronóstico o en predecir la respuesta específica a un fármaco (terapéutica, subterapéutica o adversa). Pueden ser usadas en lugar del efecto clínico verdadero o de medidas de eficacia cuando el resultado es difícil de medir como consecuencia de las consideraciones implícitas a la realización de procedimientos invasivos en pacientes pediátricos, y pueden ser usadas en estudios de duración, tamaño y coste razonables. Las medidas indirectas de evaluación también pueden ser usadas para valorar la seguridad de fármacos y, potencialmente, para evaluar el impacto de la ontogenia en la farmacodinámica. Algunos ejemplos específicos de medidas indirectas de evaluación utilizadas en farmacología pediátrica incluyen (pero no se limitan sólo a ellas) la medición del pH esofágico para evaluar la acción de un fármaco procinético o modificador de la acidez gástrica, la gammagrafía gástrica y los compuestos de isótopos estables (p. ej., 13C-acetato, 13C-ácido octanoico) para valorar el ritmo del vaciado gástrico y las pruebas de función pulmonar (p. ej., volumen espiratorio máximo en un segundo [VEMS]) para evaluar los efectos de fármacos en la función pulmonar en pacientes con enfermedades como asma y fibrosis quística. Los biomarcadores que se han utilizado en estudios pediátricos para valorar la disposición o el efecto de fármacos incluyen (pero no necesariamente se limitan a ello) la excreción urinaria de 6-b hidroxicortisol (para valorar la inducción de CYP3A4), la concentración plasmática de hemoglobina A1c (para evaluar la eficacia de antidiabéticos orales), las concentraciones de leucotrienos urinarios (para evaluar los efectos de antiinflamatorios no esteroideos), la concentración mínima inhibitoria (CMI) y la concentración mínima bactericida (CMB) de agentes antiinfecciosos seleccionados, los parámetros híbridos farmacocinéticos-farmacodinámicos (p. ej., CMI/AUC y % de tiempo sobre CMI) para valorar comparativamente regímenes antibióticos y antimicobacterianos, y los genotipos de receptores de fármacos y de las enzimas metabolizadoras que tienen una asociación pronóstica con la farmacocinética (p. ej., CYP2C19 e inhibidores de e57-10 & Parte VIII Farmacoterapia pediátrica la bomba de protones) o la farmacodinámica (p. ej., leucotrieno sintetasa y medicamentos que inhiben la enzima). CONSIDERACIONES ADICIONALES EN LA TERAPÉUTICA PEDIÁTRICA Dosis pediátrica y régimen Históricamente, la dosis pediátrica era determinada a partir del peso del niño en relación con el de un adulto; si la dosis de un fármaco para un adulto de 100 kg era 500 mg, la dosis pediátrica para un niño de 20 kg era 100 mg. Cuando se tienen en cuenta las diferencias evolutivas conocidas en la disposición de fármacos, este antiguo enfoque era, en la mayoría de casos, no efectivo para producir en pacientes pediátricos un grado de exposición sistémica al fármaco que se aproximara al del adulto. Los perfiles evolutivos para las enzimas metabolizadoras de fármacos hepáticas y extrahepáticas y los transportadores que pueden influir en la eliminación y/o la biodisponibilidad de medicamentos son incompletos. Las lagunas en esta información nos impiden usar fórmulas sencillas y/o escalas alométricas para predecir la dosis pediátrica efectiva. Estos enfoques pueden tener alguna posible utilidad clínica en niños >8 años y en adolescentes, en los que la función de los órganos y la composición corporal se aproxima a la de los adultos jóvenes, pero su utilidad está muy limitada en neonatos, lactantes y niños pequeños donde la ontogenia produce diferencias importantes en la disposición de fármacos. Esto es especialmente problemático para medicamentos cuyas dosis no puedan ser fácilmente individualizadas utilizando datos farmacocinéticos específicos obtenidos de la monitorización farmacoterapéutica. En la ausencia de estos datos farmacocinéticos y/o guías de dosificación pediátrica establecidas, se deben emplear a menudo métodos alternativos. Se han descrito más de 20 aproximaciones diferentes para seleccionar la dosis inicial para pacientes pediátricos. La mayoría de éstas utilizan el peso corporal total (PC) o el área de superficie corporal (SC) como sustitutos para reflejar los cambios evolutivos en la composición corporal o la función de órganos, que en conjunto son los principales factores determinantes de la disposición de fármacos. La selección de una dosis en función del PC o SC generalmente produce una relación similar entre la dosis de fármaco y la concentración plasmática resultante, excepto para fármacos cuyo Vd aparente corresponda al espacio de líquido extracelular (es decir, Vd <0,3 l/kg), en los que es preferible la aproximación por SC. En cambio, para fármacos cuyo Vd aparente supere el espacio de líquido extracelular (es decir, Vd >0,3 l/kg), es preferible la aproximación por PC para seleccionar la dosis y es el método más comúnmente utilizado en pediatría. Cuando la dosis pediátrica para un fármaco no se conoce, pueden emplearse estos principios para una mejor aproximación a la dosis apropiada para iniciar el tratamiento, como se muestra en las siguientes ecuaciones: Dosis en ni~ nos ðsi Vd < 0; 3l=kgÞ ¼ ðSC del ni~ no en m2 =1; 73m2 Þ dosis en adultos Dosis en lactantes ðsi Vd 0; 3l=kgÞ ¼ ðPC del lactante en kg=70kgÞ dosis en adultos Esta aproximación asume que el peso, la talla y la composición corporal del niño son apropiados a la edad y normales y que un adulto normal de «referencia» tiene 70 kg de PC y 1,73 m2 de SC. Sólo es útil para seleccionar la cantidad de la dosis y no proporciona información referente al intervalo de dosificación porque las ecuaciones no contienen variables específicas que describan posibles diferencias asociadas a la edad en la eliminación de fármacos. En recién nacidos y niños pequeños con inmadurez en el desarrollo del filtrado glomerular o la secreción tubular activa, a menudo es necesario ajustar el intervalo entre dosis (es decir, el que se usa en lactantes mayores y niños que han alcanzado un desarrollo competente de la función renal) para fármacos con >50% de eliminación renal para prevenir su excesiva acumulación (y posible toxicidad asociada) con la administración de múltiples dosis. Para conseguir este objetivo terapéutico, es necesario calcular la eliminación aparente T1/2 del fármaco. Monitorización de niveles de medicamentos La respuesta a fármacos (tóxica o terapéutica) ocurre sólo como consecuencia de la exposición a ellos. Clínicamente, la exposición sistémica a fármacos habitualmente es evaluada a través de la valoración de las concentraciones plasmáticas, una medida indirecta del fármaco que alcanza a su(s) receptor(es) farmacológico(s). En un paciente, la monitorización de los niveles del fármaco puede ser usada para facilitar 2 enfoques para la evaluación de la relación dosis-concentración-efecto: la monitorización farmacoterapéutica y la individualización de la dosis basada en la farmacocinética (farmacocinética clínica). La monitorización farmacoterapéutica supone en gran medida un enfoque retrospectivo, reactivo, por el que las concentraciones del fármaco en plasma (principalmente) o en otros líquidos biológicos son medidas en algún punto durante una infusión intravenosa a ritmo constante o durante un intervalo entre dosis para fármacos administrados según un calendario de dosificación intermitente. Estos niveles se comparan entonces con los niveles deseados para un fármaco determinado basados en la información publicada y se usan para ajustar la dosis o el régimen de dosificación de un modo cuasi-empírico. Para muchos fármacos que son monitorizados en la práctica clínica (p. ej., antibióticos aminoglucósidos, vancomicina, fenitoína, fenobarbital, ciclosporina, tacrolimus, micofenolato mofetilo, antirretrovirales seleccionados, aciclovir), las concentraciones plasmáticas deseadas son, en general, determinadas a partir de estudios en pacientes adultos, y la disposición del fármaco y las enfermedades pueden ser bastante diferentes de los de lactantes y niños. A diferencia de las monitorizaciones farmacoterapéuticas, la farmacocinética clínica representa un enfoque prospectivo, proactivo, donde las concentraciones plasmáticas de un fármaco son utilizadas para estimar los parámetros farmacocinéticos (p. ej., constante de velocidad de eliminación aparente, T1/2 de eliminación, volumen de distribución, aclaramiento plasmático total, área bajo la curva de la concentración en función del tiempo), que son entonces utilizados para calcular un régimen de dosificación para lograr un nivel deseado de exposición sistémica (p. ej., AUC, estado de equilibrio pico y/o a través de las concentraciones plasmáticas) que presagia la respuesta farmacológica deseada. De estos 2 métodos, el uso de los datos de los niveles de un fármaco para realizar farmacocinética clínica proporciona la aproximación óptima para individualizar la dosis y el régimen de dosificación y mantener un control adaptativo sobre la relación dosis-concentración-efecto. Este planteamiento es particularmente útil para pacientes que por su edad y/o enfermedad tienen una farmacocinética «anormal». Estos métodos incluyen fórmulas establecidas para calcular los parámetros farmacocinéticos manualmente (generalmente usando un modelo abierto unicompartimental consecuente con las observaciones de los niveles plasmáticos de pocos fármacos obtenidos en el contexto de la asistencia clínica) o usando algoritmos informáticos (p. ej., estimación bayesiana, métodos farmacocinéticos basados en la población). Estos métodos tienen en común la necesidad de valorar con exactitud las concentraciones plasmáticas de un fármaco en un determinado paciente. La figura 57-5 representa el perfil teórico de la concentración plasmática de equilibrio en función del tiempo para un fármaco administrado por una vía extravascular. Se proporciona para mostrar los siguientes principios generales que deben reconocerse y seguirse cuando se monitorizan los niveles plasmáticos de un fármaco como una herramienta para individualizar el tratamiento: . Cuando un fármaco alcanza el estado de equilibrio farmacocinético (un período correspondiente a 5 la eliminación aparente T1/2 de un fármaco), el recorrido entre el pico (Cmáx) y el valle (Cmín) de la concentración plasmática y el AUC son idénticas entre intervalos de dosis siempre que no se cambie la dosis, se mantenga un intervalo Capítulo 57 Principios de farmacoterapia & e57-11 [(Figura_5)TD$IG] botomía permiten un período de margen sobre cuándo se pueden obtener. Cuando aparece esta discrepancia y se conoce el momento exacto de las muestras en relación con la administración de la dosis, se pueden hacer correcciones para asegurar que los parámetros farmacocinéticos estimados de los datos sean correctos. Si no se ha señalado esta discrepancia, los parámetros pueden estar estimados de un modo incorrecto y el régimen de dosificación calculado de forma errónea, comprometiendo así la seguridad y/o eficacia del tratamiento. Formulación y administración de medicamentos Figura 57-5 Perfil de concentraciones plasmáticas en función del tiempo para un fármaco teórico en el estado de equilibrio. Cuando permanece constante el tamaño de la dosis, la vía de administración, el tiempo de administración y el intervalo entre dosis, las concentraciones plasmáticas resultantes verdaderas en el pico (Cmáx) y el valle (Cmín) y el área bajo la curva (AUC) de los niveles plasmáticos-tiempo de una dosis a otra son idénticos. Se indican los valores aparentes de Cmáx y Cmín para mostrar las diferencias potenciales con los valores verdaderos que pueden producirse cuando los momentos reales en los que se obtienen muestras para la monitorización farmacoterapéutica o aplicaciones farmacocinéticas clínicas no se cumplen. . exacto entre dosis para la administración del fármaco y no se cambie la vía o la velocidad de administración del fármaco entre los intervalos de dosis. Las concentraciones plasmáticas de equilibrio proporcionan el mejor sustituto para evaluar la relación exposición-respuesta para un fármaco. Cuando se usan para apoyar métodos farmacocinéticos para diseñar un régimen de dosis, proporcionan la estimación más exacta de los parámetros farmacocinéticos específicos de un paciente. Las concentraciones plasmáticas valoradas antes de alcanzar el estado de equilibrio pueden ser útiles para evaluar una respuesta exagerada al fármaco o para predecir los niveles eventuales del fármaco en el estado de equilibrio y su exposición. Para interpretar de un modo fiable la concentración plasmática de un fármaco, es necesario que el médico conozca y considere lo siguiente: . . . © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. . . . . El perfil farmacocinético esperado para un determinado fármaco (p. ej., tiempo tras la dosis para completar su absorción [para fármacos administrados por una vía extravascular] y distribución) El tiempo exacto en el que el fármaco es administrado Para fármacos administrados por vía intravenosa, la duración total de la infusión, incluido el tiempo requerido para lavar la dosis del catéter intravenoso Las limitaciones pertinentes del método analítico utilizado para medir los niveles plasmáticos del fármaco, como el rango de linealidad, las potenciales interferencias analíticas por medicamentos concomitantes El método empleado para obtener las muestras sanguíneas utilizadas para determinar los niveles plasmáticos, como punción venosa frente a punción cutánea o uso de un catéter vascular que fuera distinto del empleado para administrar el fármaco Si la muestra sanguínea fue adecuada para medir con exactitud los niveles del fármaco (p. ej., volumen suficiente, presencia o ausencia de hemólisis o lipemia) El tiempo exacto en el que la muestra sanguínea fue obtenida en relación con el tiempo de administración del fármaco y su intervalo de dosificación Este último punto se muestra en la figura 57-5, que caracteriza el «verdadero» pico (Cmáx) y valle (Cmín) de las concentraciones plasmáticas en relación con los valores aparentes, una situación que se produce a menudo cuando los niveles en sangre «pico» y «valle» son ordenados y los procedimientos de enfermería o fle- Una de las dificultades más inusuales en la terapéutica pediátrica es la formulación de fármacos por sí misma. Aunque los investigadores son más sensibles a la necesidad de estudiar medicamentos en niños antes de que sean usados en ellos y de tener formulaciones adaptadas a la edad, muchos productos farmacéuticos que están formulados sólo para su utilización en adultos se administran de forma rutinaria a pacientes pediátricos. Su uso puede dar lugar a una dosificación incorrecta (p. ej., administración de una dosis fija a niños con una amplia variedad de pesos corporales), la pérdida de las características funcionales deseadas de la formulación (p. ej., triturar un comprimido de liberación sostenida o cortar un parche transdérmico) y la exposición a lactantes y niños a excipientes (p. ej., aglutinantes, conservantes) en cantidades capaces de producir efectos adversos. ADMINISTRACIÓN ORAL Uno de los condicionantes principales de la administración por vía oral en los niños es la capacidad para conseguir introducir realmente el fármaco en el cuerpo. Los niños escupen a menudo formulaciones orales porque tienen sabores o texturas desagradables. Este es un tema importante, especialmente si se tiene en cuenta que la sensación del gusto varía con la etapa de desarrollo y entre individuos. Las formulaciones sólidas como los comprimidos y las cápsulas no son fácilmente administradas a la mayoría de lactantes y niños porque no pueden tragarlas de una manera cómoda y segura. Un desarrollo incompleto de la coordinación para la deglución puede provocar atragantamientos o la aspiración de los medicamentos. Las formulaciones orales sólidas limitan el ajuste de la dosis y la flexibilidad en la dosificación. Las compañías farmacéuticas en EE.UU. y en el exterior están trabajando para solucionar esta limitación mediante el desarrollo de nuevas técnicas que engloba a la formulación de productos (p. ej., comprimidos orales dispersables, películas orales, gránulos titulables, preparados de disolución oral) y dispositivos para la administración (p. ej., pajitas dosificadoras, cilindros graduados para gránulos orales). Un estudio analizó la viabilidad de administrar minicomprimidos de 3mm de diámetro. Alrededor de la mitad de los niños de 2 años y el 85% de los niños de 5 años podían tomar fácilmente la medicación con esta formulación. Con respecto a la precisión de la dosis con las formulaciones orales, las líquidas (p. ej., gotas, soluciones, jarabes, suspensiones, elixires) son las preferidas para los lactantes y los niños pequeños. La utilidad de estas formulaciones está limitada con frecuencia por la palatabilidad cuando el enmascaramiento del sabor del ingrediente activo no puede lograrse de una forma efectiva. En el caso de las suspensiones, una inadecuada reconstitución y/o resuspensión antes de la dosificación puede introducir problemas en relación a la precisión de la dosis. Otras posibles limitaciones de las formulaciones líquidas orales (incluidas aquellas compuestas por el farmacéutico a partir de formas sólidas o en polvo de una determinada medicación) son los problemas relacionados con la estabilidad del fármaco, la contaminación (química o bacteriana), la portabilidad y la necesidad de refrigeración. La administración de medicaciones líquidas puede estar asociada con riesgos si el dispositivo para administrar la medicación no es apropiado (p. ej., uso de cucharillas de café en lugar de una cuchara dosificadora de 5,0 ml) o no se usa adecuadamente para asegurar que la dosis del medicamento es medida correctamente para el peso o edad del paciente. El bajo coste y la comodidad de las jeringas hipodérmicas ha llevado a muchos médicos y farmacéuticos a dispensarlas con las medicaciones líquidas para mejorar la precisión de las dosis. Aunque este enfoque parece asociarse con una mayor e57-12 & Parte VIII Farmacoterapia pediátrica precisión en la dosificación, las graduaciones en la jeringa pueden ser difíciles de leer. El tapón de plástico del émbolo de la jeringa puede tener riesgo de asfixia para lactantes y niños pequeños. Estos problemas pueden ser obviados mediante la educación de padres y cuidadores en cómo usar las jeringas dosificadoras para administración oral, que los farmacéuticos deberían dispensar con cada formulación líquida. ADMINISTRACIÓN PARENTERAL Al contrario que en adultos, en los que un acceso vascular es relativamente fácil de conseguir, la administración parenteral en lactantes y niños pequeños es a menudo difícil. Las dificultades se deben al menor diámetro de los vasos periféricos (en relación con el tamaño de la cánula intravenosa), las diferencias en la composición corporal asociadas al desarrollo (p. ej. distribución de la grasa corporal) y el uso de anestésicos tópicos que pueden producir una vasoconstricción venosa. El pequeño tamaño de los vasos periféricos en lactantes y niños pequeños también puede limitar el volumen y la velocidad de administración parenteral de fármacos debido a problemas de capacidad y en el caso de medicamentos que producen una irritación venosa, porque ocasionan dolor durante la infusión. Una complicación subestimada es la relativa falta de formulaciones en las concentraciones apropiadas para lactantes y niños pequeños. Pueden ocurrir errores por la dilución de formulaciones usadas en adultos a una osmolaridad y un volumen no adecuados para la administración i.v., y el más habitual es dar una dosis 10 veces mayor. La morfina, un fármaco frecuentemente usado en neonatos, lactantes y niños, está disponible en una concentración de 8 mg/ml. Una dosis de morfina de 0,1 mg/kg para un niño de 1 kg que usa esta formulación requeriría que la enfermera o el farmacéutico retiraran con exactitud 0,013 ml y que lo administrara en un tramo de catéter i.v. con un volumen de espacio muerto que superaría en más de 100 veces a la dosis. En este caso, la precisión de la dosis y el tiempo de infusión pueden estar comprometidos de forma significativa. Aunque la infradosificación es a menudo un serio problema cuando se trata de administrar volúmenes muy pequeños, las sobredosis también pueden producirse debido a la inexactitud de las soluciones extemporáneas. Los intentos de compensar los volúmenes presentes en el catéter i.v. predisponen al paciente a recibir una dosis incorrecta y potencialmente insegura. Siempre que estas formulaciones concentradas sean el único recurso para uso pediátrico, la farmacia debería modificar las existencias de la solución parenteral. Pueden evitarse muchos errores usando diluciones estándar que sean conocidas por todos los profesionales y mediante el uso de métodos estandarizados para la administración de fármacos por vía parenteral que minimicen las complicaciones asociadas con diluciones y tiempos de infusión incorrectos (p. ej., bombas de infusión pediátricas conectadas a catéteres de bajo volumen). Aunque utilizada infrecuentemente, la vía intramuscular es apropiada para muchos fármacos cuando el acceso venoso no está inmediatamente disponible o cuando un régimen terapéutico requiere 1 o pocas dosis. La inmediatez de esta vía es atractiva, pero puede estar asociada con problemas en neonatos y niños pequeños, incluido daño muscular, lesiones nerviosas, formación de abscesos estériles y variaciones en la velocidad de absorción del fármaco como consecuencia de diferencias evolutivas en la perfusión vascular del lecho muscular. La decisión para utilizar la vía intramuscular debe tener en consideración las propiedades fisicoquímicas (p. ej., pH, osmolaridad, solubilidad) de la formulación del fármaco y/o los diluyentes usados para prepararlo. OTRAS VÍAS DE ADMINISTRACIÓN Los neonatos, lactantes, niños y adolescentes con enfermedades pulmonares (p. ej., hiperreactividad bronquial, bronquiolitis, asma, fibrosis quística) con frecuencia reciben fármacos (p. ej., corticosteroides, agonistas b-adrenérgicos, agentes antimicrobianos, mucolíticos) por vía inhalada. La superficie pulmonar en pacientes pediátricos de todas las edades es una barrera muy efectiva, fácilmente transitable para la absorción de medicamentos. Como en adultos, los factores limitantes de la velocidad para la absorción pulmonar de fármacos incluyen factores fisicoquímicos asociados con el fármaco y su forma de suministro (p. ej., tamaño de las partículas, coeficiente de difusión, estabilidad química de las moléculas del fármaco en el pulmón) y factores físicos que influyen en la disposición intrapulmonar del fármaco (p. ej., suministro activo o pasivo hacia al árbol traqueobronquial, volumen respiratorio por minuto, diámetro interno de la vía aérea), muchos de los cuales están determinados por el desarrollo. Para fármacos formulados para suministrarse mediante inhaladores presurizados MDI (por sus siglas en inglés, meteor-dose inhaler) (de polvo seco o de partículas en suspensión en un gas portador), factores asociados al desarrollo (p. ej., incoordinación entre la activación del dispositivo y la inhalación, incapacidad para seguir las instrucciones para despejar la vía aérea y la inhalación pasiva con la activación del dispositivo de suministro) impiden su uso (como en lactantes y niños pequeños) o limitan la biodisponibilidad del fármaco administrado. En estos casos, pueden utilizarse dispositivos (p. ej., mascarillas, cámaras espaciadoras) y/o técnicas de administración (p. ej., nebulización continua con mascarilla) específicos para mejorar la eficiencia del suministro del fármaco y, por tanto, su eficacia. En los pacientes pediátricos, la administración percutánea de medicamentos se reserva normalmente para agentes destinados a producir un efecto local en la dermis (v. «Absorción de fármacos»). El desarrollo tiene un impacto en la barrera de la piel que, si no se reconoce y controla con técnicas de administración apropiadas, puede provocar situaciones en las que puede aparecer toxicidad sistémica. Las dificultades en el tratamiento similares aparecen cuando se utilizan vías transmucosas (p. ej., bucal, sublingual, rectal) para la administración de fármacos. Específicamente, una biodisponibilidad sistémica impredecible puede complicar el tratamiento cuando varía la velocidad y/o extensión de la absorción del fármaco. Como consecuencia, la administración transmucosa de medicamentos en pacientes pediátricos sólo se utiliza cuando la enfermedad del paciente no permite su administración por vía oral o parenteral. La administración intraósea directa a través de la punción tibial se usa de forma ocasional en lactantes y niños pequeños para la administración de cristaloides y fármacos durante intentos de reanimación. Es particularmente útil cuando el acceso vascular necesario para la administración de fármacos no puede lograrse inmediatamente, porque el inicio de acción por esta vía es comparable al de la administración i.v. Adherencia y cumplimiento Además de las consideraciones tratadas con anterioridad, el éxito del tratamiento farmacológico en un paciente pediátrico depende de la correcta administración del medicamento. La falta de madurez física y mental hace que los lactantes y los niños sean dependientes en casi todos los aspectos, incluidos aquellos relacionados con la administración de fármacos. Hasta que los niños alcanzan una edad a la que ellos mismos puedan administrarse un medicamento de una manera precisa, competente y puedan asumir mentalmente la responsabilidad para ello (normalmente 7-14 años de edad, dependiendo del niño), el cumplimiento de un régimen terapéutico es responsabilidad de un adulto. En el entorno hospitalario, el cumplimiento se asegura por las actuaciones de médicos, enfermeras y farmacéuticos que, colectivamente en un sistema integral de atención médica, asumen esta responsabilidad. Tras el alta, la responsabilidad es transferida a un cuidador adulto en un ambiente no médico. En este momento, el cumplimiento terapéutico se vuelve una función de la adherencia definida por las exigencias encontradas (p. ej., varios cuidadores; diferentes ambientes externos como casa, guardería, colegio; padres con varios niños a su cargo) que pueden introducir variabilidad (anticipada e imprevisible) en la administración de fármacos. Si el tratamiento es para una enfermedad de corta duración (p. ej., administración de antibióticos) o una enfermedad crónica (p. ej., asma, diabetes), los retos para una adherencia terapéutica tienen la posibilidad de servir como eventos limitadores de la velocidad para determinar la seguridad y eficacia de medicamentos en lactantes y niños pequeños. A diferencia del período que abarca la primera infancia y la niñez, la adolescencia plantea sus propios desafíos a la adherencia terapéutica. Durante este período, la maduración psicosocial casi siempre está retrasada respecto a la maduración física. El desarrollo de Capítulo 57 Principios de farmacoterapia & e57-13 habilidades físicas y mentales permite en la mayoría de los adolescentes administrarse ellos mismos la medicación prescrita con poca o ninguna supervisión. Sin embargo, muchos adolescentes tienen problemas psicodinámicos que pueden ocasionar un fracaso terapéutico, a través de un infratratamiento o de un sobretratamiento, dando lugar esto último a toxicidad farmacológica. Algunos de estos problemas incluyen una inadecuada comprensión de las consecuencias del infratratamiento, la progresión de la enfermedad, la prevención de la enfermedad, el mantenimiento de la salud; la percepción de inmortalidad y de falta de necesidad del tratamiento; patrones desorganizados de pensamiento que pueden confundir los programas de tratamiento; y conducta desafiante o de oposición hacia las figuras de autoridad. Desafortunadamente, sólo la combinación de una vigilancia de los cuidadores y una educación repetitiva asociadas con un refuerzo positivo pueden facilitar el cumplimiento terapéutico y la adherencia al tratamiento de los pacientes pediátricos. Cuando los niños llegan a la edad de asentimiento (normalmente sobre los 7 años), tienen una comprensión básica acerca de su enfermedad y de cómo pueden mejorar su vida mediante un tratamiento efectivo. A través de una educación y reeducación diligentes, los niños mayores y adolescentes pueden asumir un nivel de responsabilidad para la participación activa en su manejo médico general, que será más madura cuando se realicen de forma regular las actividades educacionales. © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. Interacciones medicamentosas Las propiedades farmacocinéticas y farmacodinámicas de un fármaco pueden alterarse cuando se administran 2 o más medicamentos de forma simultánea. Aunque las interacciones se producen engran parte a nivel del metabolismo del fármaco, también pueden producirse a nivel de su absorción (p. ej., inhibición de la actividad de CYP3A4 intestinal por zumo de pomelo o hierba de San Juan y la consiguiente disminución de la eliminación presistémica de los sustratos de CYP3A4), distribución (p. ej., desplazamiento de la warfarina unida a las proteínas plasmáticas por ibuprofeno con el consiguiente aumento del riesgo de hemorragia) o eliminación (p. ej., inhibición de la secreción tubular activa de los antibióticos b-lactámicos por probenecid). Las interacciones medicamentosas pueden ocurrir a nivel del receptor (a través de un antagonismo competitivo); muchas de éstas son intencionadas y producen un beneficio terapéutico en pacientes pediátricos (p. ej., inversión de los efectos de la histamina por los antihistamínicos, inversión de los efectos de los opiáceos por la naloxona) (tablas 57-6 y 57-7). Las interacciones medicamentosas que aparecen a nivel del metabolismo de fármacos pueden ser previstas basándose en el conocimiento previo del perfil de biotransformación de un medicamento determinado. La información relativa a la interacción fármaco-sustrato puede ser útil para averiguar la dirección (p. ej., inhibición enzimática ! disminución de la eliminación ! mayores concentraciones plasmáticas ! efecto aumentado frente a inducción enzimática ! incremento de la eliminación ! menores concentraciones plasmáticas ! efecto disminuido) de la interacción medicamentosa. Esta información puede encontrarse en la literatura primaria y secundaria y en el prospecto del fármaco, pero puede no estar completa o actualizada. La recopilación de datos de la Universidad de Indiana (http://medicine.iupui.edu/clinpharm/ddis) es la más completa y útil. Las interacciones medicamentosas también pueden ocurrir a nivel farmacéutico como resultado de una incompatibilidad fisicoquímica de 2 fármacos cuando se utilizan de forma combinada. Estas interacciones generalmente alteran la estructura química de uno o ambos constituyentes, haciéndolos inactivos y potencialmente peligrosos (p. ej., infusión intravenosa de un precipitado cristalino o una suspensión inestable). Por ejemplo, la ceftriaxona debería evitarse en niños <28 días si están recibiendo o se espera que reciban productos que contengan calcio por vía intravenosa porque han muerto neonatos como resultado de depósitos cristalinos en pulmones y riñones. También, 2 fármacos administrados por vía oral de forma simultánea pueden formar un complejo que puede inhibir su absorción (p. ej., administración de doxiciclina con alimentos o fármacos que contengan cationes divalentes). Los medicamentos sin receta, los suplementos de plantas medicinales y ciertos alimentos también pueden producir interacciones con fármacos. Éstos son a menudo un desafío para el médico, sobre todo las terapias alternativas, porque su composición (o potencia) puede no ser apreciable en el prospecto de los productos y porque muchos de ellos no han sido estudiados ni en niños ni en adultos. Muchos pacientes y sus padres no consideran las terapias alternativas (incluidas las nutricéuticas) como «medicinas» sino como «suplementos nutricionales» seguros, y no revelan su utilización al realizar la historia clínica. Una evaluación, por tanto, debería comenzar con un registro de las medicaciones que incluya un análisis de los preparados sin receta y productos de herbolario que se usen y con cuánta frecuencia. Esto permite al médico identificar los ingredientes primarios que contienen estos productos y consultar su potencial para producir interacciones medicamentosas clínicamente significativas. Uno de los retos más difíciles para el médico es determinar si una interacción fármaco-fármaco o fármaco-alimento será clínicamente significativa. Existen extensas bases de datos de interacciones medicamentosas comunicadas y/o potenciales (p. ej., mecanismo teórico o basado en el metabolismo) y están ampliamente disponibles en internet (p. ej., http://www.medscape.com/druginfo/druginterchecker; http://www.drugs.com; http://www.umm.edu/adam/drug_ checker.htm); algunas de éstas valora la importancia potencial de la interacción. Muchos sistemas informáticos de información utilizados por las farmacias del hospital y de la comunidad examinan de forma rutinaria la medicación de un paciente (normalmente restringido a los fármacos prescritos) con las prescripciones nuevas para evaluar posibles interacciones medicamentosas. Para proporcionar una terapia farmacológica óptima, individualizada, el médico debe valorar las potenciales interacciones medicamentosas y su importancia. Esto requiere el conocimiento de la interacción, la enfermedad del paciente, los tratamientos concomitantes (prescripciones, medicamentos sin receta, medicinas alternativas), la repercusión del desarrollo en la relación dosis-concentración-respuesta y la consideración del perfil riesgo:beneficio del fármaco prescrito. Si el médico considera una posible interacción medicamentosa como una contraindicación para usar un fármaco, la elección de una alternativa terapéutica podría producir menos beneficio o mayor riesgo. Aunque muchos medicamentos pueden causar interacciones, no todos los casos se consideran clínicamente relevantes. Para pacientes con historias complejas que requieren múltiples medicaciones, consultar con un farmacólogo clínico o un farmacéutico puede ayudar a proporcionar una orientación sobre las interacciones medicamentosas y su potencial para afectar a la terapia. Reacciones adversas a medicamentos Las reacciones adversas a medicamentos (RAM) han sido definidas por la Organización Mundial de la Salud como «una respuesta a un fármaco que es nociva y no intencionada, y ocurre a dosis usadas de forma habitual en humanos para la prevención, el diagnóstico o el tratamiento de enfermedades o la modificación de una función fisiológica». En la población pediátrica, las RAM son frecuentes y una carga para los pacientes y el sistema de salud. Los estudios sobre RAM en pacientes pediátricos indican que 9% de todos los pacientes pediátricos ingresados en el hospital experimentan una RAM durante su tratamiento, que la incidencia aparente de RAM en niños en consultas externas es 1,5%, que se han descrito RAM como las responsables de >2% de los ingresos pediátricos en hospitales infantiles y que 40% de las RAM que ocurren en niños hospitalizados son potencialmente letales. Considerando estas «estadísticas» se debe reconocer que la verdadera incidencia de RAM en niños es desconocida porque son infranotificadas por los profesionales sanitarios (médicos > enfermeras > farmacéuticos), padres y cuidadores, y pacientes, que pueden no reconocer signos y síntomas y/o no ser capaces de informar sobre ellos. Muchos países, incluido EE.UU., carecen de un sistema estandarizado de vigilancia e información a tiempo real. Por tanto, la incidencia estimada de RAM depende de los avisos espontáneos en los sistemas de notificación voluntarios que carecen de uniformidad y evaluación crítica y que no proporcionan los datos Tabla 57-6 LISTADO PARCIAL DE LAS INTERACCIONES MEDICAMENTOSAS IMPORTANTES EN LA PRÁCTICA PEDIÁTRICA AGENTES INTERACTUANTES ACICLOVIR Opiáceos Zidovudina ALCOHOL Antidepresivos (tricíclicos) Barbitúricos Benzodiazepinas Cefalosporinas (no todas) Doxiciclina Fenitoína Fenotiazinas Hidrato de cloral Isoniazida Metronidazol ALOPURINOL Ampicilina Anticoagulantes (orales) Azatioprina Captoprilo Ciclofosfamida Hidróxido de aluminio Teofilina Tiazidas AMINOGLUCÓSIDOS Anfotericina B Bloqueantes neuromusculares Bumetanida Ciclosporina Cisplatino Furosemida Magnesio Vancomicina ANTIÁCIDOS Antiinflamatorios no esteroideos Bloqueantes b-adrenérgicos Captoprilo Cimetidina Corticosteroides Digoxina Fenitoína Hierro Isoniazida Ketoconazol Salicilatos Teofilina Tetraciclina ANTICONCEPTIVOS (ORALES) Anticoagulantes (orales) Antidepresivos (tricíclicos) Barbitúricos Carbamazepina Fenitoína Griseofulvina Penicilinas (ampicilina, oxacilina) Rifampicina Teofilina ASPIRINA Anticoagulantes (orales) Captoprilo BARBITÚRICOS Anticoagulantes (orales) Anticonceptivos (orales) Bloqueantes b-adrenérgicos Carbamazepina Cloranfenicol Corticosteroides EFECTO ADVERSO* " Toxicidad de los opiáceos? Letargia " Toxicidad " Depresión del SNC (aguda) " Depresión del SNC Efecto disulfiram # Efecto del antibiótico " Toxicidad de la fenitoína Alteración de la coordinación " Depresión del SNC " Hepatotoxicidad Efecto disulfiram Exantema " Efecto anticoagulante " Toxicidad de la azatioprina " Hipersensibilidad cutánea " Toxicidad de la ciclofosfamida # Absorción del alopurinol " Toxicidad de la teofilina " Toxicidad del alopurinol " Nefrotoxicidad " Bloqueo " Ototoxicidad " Nefrotoxicidad " Nefrotoxicidad " Nefrotoxicidad y ototoxicidad " Bloqueo neuromuscular " Nefrotoxicidad? # Absorción # Absorción # Absorción # Absorción # Absorción # Absorción # Absorción # Absorción # Absorción # Absorción # Absorción " Toxicidad # Absorción # Anticoagulación " Toxicidad de los antidepresivos # Anticoncepción # Anticoncepción # Anticoncepción # Anticoncepción # Anticoncepción? # Anticoncepción " Toxicidad de la teofilina " Hemorragia # Efecto antihipertensivo # Anticoagulación # Anticoncepción # Bloqueo b " Producción de epóxido de carbamazepina " Toxicidad de los barbitúricos # Efecto esteroideo AGENTES INTERACTUANTES Rifampicina Teofilina Vacuna de la gripe (viral) Valproato BLEOMICINA Oxígeno CAPTOPRILO Alopurinol Antiinflamatorios no esteroideos Aspirina Cimetidina Espironolactona Potasio CARBAMAZEPINA Anticoagulantes (orales) Anticonceptivos (orales) Antidepresivos (tricíclicos) Ciclosporina Cimetidina Corticosteroides Eritromicina Fenitoína Isoniazida Teofilina Vacuna de la gripe (viral) Valproato CICLOSPORINA Agentes alquilantes Aminoglucósidos Anfotericina B Carbamazepina Eritromicina Fenitoína Furosemida Ketoconazol Metoclopramida Nafcilina Rifampicina CIMETIDINA Alcohol Antiácidos Anticoagulantes (orales) Antidepresivos (tricíclicos) Benzodiazepinas Bloqueantes b-adrenérgicos Captoprilo Carbamazepina Digoxina Fenitoína Ketoconazol Metoclopramida Teofilina DIGOXINA Antiácidos Anticolinérgicos Cimetidina Colestiramina Diuréticos (hipopotasemia) Fenitoína Quinidina Verapamilo ERITROMICINA Anticoagulantes (orales) Astemizol Carbamazepina Ciclosporina EFECTO ADVERSO* # Efecto de los barbitúricos # Efecto de la teofilina " Toxicidad por barbitúricos " Toxicidad por barbitúricos " Toxicidad pulmonar " Hipersensibilidad cutánea # Efecto antihipertensivo # Efecto antihipertensivo Neuropatía Hiperpotasemia Hiperpotasemia # Anticoagulación # Anticoncepción " Toxicidad (de ambos medicamentos) # Efecto de la ciclosporina " Toxicidad de la carbamazepina # Efecto de los esteroides " Toxicidad de la carbamazepina # Efecto de la carbamazepina " Toxicidad (de ambos medicamentos) # Efecto de la teofilina " Toxicidad de la carbamazepina # Efecto del valproato " Nefrotoxicidad " Nefrotoxicidad " Nefrotoxicidad # Efecto de la ciclosporina " Toxicidad de la ciclosporina # Efecto de la ciclosporina Gota " Nefrotoxicidad " Toxicidad de la ciclosporina # Efecto de la ciclosporina # Efecto de la ciclosporina " Efecto del alcohol # Efecto de la cimetidina " Anticoagulación " Toxicidad de los antidepresivos " Toxicidad de las benzodiazepinas " Toxicidad de los b-bloqueantes Neuropatía " Toxicidad de la carbamazepina " Toxicidad de la digoxina " Toxicidad de la fenitoína # Absorción del ketoconazol # Efecto de la cimetidina " Toxicidad de la teofilina # Absorción " Toxicidad de la digoxina " Toxicidad de la digoxina # Absorción " Toxicidad de la digoxina # Efecto de la digoxina " Toxicidad de la digoxina " Toxicidad de la digoxina " Anticoagulación " Toxicidad del astemizol: arritmias " Toxicidad de la carbamazepina " Toxicidad de la ciclosporina Tabla 57-6 LISTADO PARCIAL DE LAS INTERACCIONES MEDICAMENTOSAS IMPORTANTES EN LA PRÁCTICA PEDIÁTRICA (cont.) AGENTES INTERACTUANTES Fenitoína Teofilina Terfenadina FENITOÍNA Ácido fólico Alcohol Antiácidos Anticoagulantes (orales) Anticonceptivos (orales e implantes) Antidepresivos (tricíclicos) Bloqueantes neuromusculares Carbamazepina Ciclosporina Cimetidina Cloranfenicol Corticosteroides Digoxina Dopamina Isoniazida Miconazol Nifedipino Quinidina Rifampicina Teofilina Valproato FLUOROQUINOLONAS Antiácidos Teofilina GRISEOFULVINA Anticoagulantes (orales) Anticonceptivos (orales) ISONIAZIDA Alcohol Antiácidos Carbamazepina Fenitoína Ketoconazol Rifampicina Valproato KETOCONAZOL Antiácidos Anticoagulantes (orales) Ciclosporina Cimetidina Fenitoína Isoniazida Rifampicina METOCLOPRAMIDA Carbamazepina Ciclosporina Cimetidina Digoxina Opiáceos METOTREXATO Antiinflamatorios no esteroideos Cisplatino Etretinato Sulfametoxazol/trimetoprima Transfusiones de sangre NIFEDIPINO Bloqueantes b-adrenérgicos Ciclosporina EFECTO ADVERSO* # Efecto de la fenitoína " Toxicidad de la teofilina " Toxicidad de la terfenadina: arritmias # Efecto de la fenitoína " Toxicidad (aguda) # Efecto de la fenitoína # Toxicidad de la fenitoína, "# anticoagulación # Contracepción " Toxicidad de la fenitoína # Bloqueo # Efecto de la carbamazepina # Efecto de la ciclosporina " Toxicidad de la fenitoína " Toxicidad (ambos fármacos) # Efecto corticoideo # Efecto de la digoxina Hipotensión " Toxicidad de la fenitoína # Efecto de la fenitoína " Toxicidad de la fenitoína # Efecto de la quinidina # Efecto de la fenitoína # Efecto (ambos fármacos) " Toxicidad de la fenitoína # Efecto del antibiótico " Toxicidad de la teofilina # Anticoagulación # Anticoncepción Hepatitis # Absorción de la isoniazida " Toxicidad (ambos) " Toxicidad de la fenitoína # Efecto del ketoconazol " Hepatotoxicidad " Toxicidad hepática y del SNC # Absorción " Anticoagulación " Nefrotoxicidad # Efecto del ketoconazol Alteración del metabolismo de ambos fármacos # Efecto del ketoconazol " Efectos de ambos fármacos Neurotoxicidad " Toxicidad de la ciclosporina # Efecto de la cimetidina # Absorción " Sedación " Toxicidad del metotrexato " Toxicidad del metotrexato " Hepatotoxicidad Anemia megaloblástica " Toxicidad AGENTES INTERACTUANTES Fenitoína Prazosina Quinidina PARACETAMOL Alcohol Anticoagulantes orales Probenecid Zidovudina QUINIDINA Amiodarona Anticoagulantes (orales) Barbitúricos Cimetidina Digoxina Fenitoína Metoclopramida Procainamida Rifampicina Verapamilo RIFAMPICINA Anticoagulantes (orales) Anticonceptivos (orales) Barbitúricos Bloqueantes b-adrenérgicos Ciclosporina Cloranfenicol Corticosteroides Fenitoína Isoniazida Ketoconazol Quinidina Teofilina Verapamilo SULFAMETOXAZOL/TRIMETOPRIMA Anticoagulantes (orales) Antidepresivos (tricíclicos) Mercaptopurina Metotrexato TEOFILINA Barbitúricos Bloqueantes b-adrenérgicos Carbamazepina Cimetidina Eritromicina Fenitoína Fluoroquinolonas Fumar marihuana Fumar tabaco Interferón Rifampicina Troleandomicina Vacuna de la gripe (viral) VALPROATO Barbitúricos Benzodiazepinas Carbamazepina Cimetidina Etosuximida Fenitoína EFECTO ADVERSO* " Toxicidad de la fenitoína Hipotensión # Efecto de la quinidina Hepatotoxicidad " Anticoagulación " Toxicidad del paracetamol Granulocitopenia " Toxicidad de la quinidina " Anticoagulación # Efecto de la quinidina " Toxicidad de la quinidina " Toxicidad de la digoxina # Efecto de la quinidina # Efecto de la quinidina " Toxicidad de la procainamida # Efecto de la quinidina Hipotensión # Anticoagulación # Anticoncepción # Efecto de los barbitúricos # Bloqueo b # Efecto de la ciclosporina # Efecto del cloranfenicol # Efecto corticoideo # Efecto de la fenitoína " Hepatotoxicidad # Efecto (ambos fármacos) # Efecto de la quinidina # Efecto de la teofilina # Efecto del verapamilo " Anticoagulación Depresión # Efecto antileucémico Anemia megaloblástica # Efecto de la teofilina " Toxicidad de la teofilina # Efecto de la teofilina " Toxicidad de la teofilina " Toxicidad de la teofilina # Efecto (ambos fármacos) " Toxicidad de la teofilina # Efecto de la teofilina # Efecto de la teofilina " Toxicidad? # Efecto de la teofilina " Toxicidad de la teofilina " Toxicidad de la teofilina " Toxicidad del fenobarbital " Toxicidad del diazepam # Efecto del valproato " Toxicidad del valproato? " Toxicidad de la etosuximida? " Toxicidad de la fenitoína Fallo cardíaco, bloqueo auriculoventricular " Hiperplasia gingival *Cuando sea posible, debe administrarse una combinación alternativa de fármacos. En caso contrario, deben ser monitorizados los niveles de los fármacos y los signos de toxicidad. Modificada de Rizack M, Hillman C: The Medical Letter handbook of adverse drug interactions, New Rochelle, NY, 1989, The Medical Letter. SNC, sistema nervioso central;?, posible efecto. e57-16 & Parte VIII Farmacoterapia pediátrica Tabla 57-7 LISTADO PARCIAL DE LOS ANTIVIRALES USADOS PARA TRATAR EL VIH E INTERACCIONES MEDICAMENTOSAS DE IMPORTANCIA EN LA PRÁCTICA PEDIÁTRICA* ATAZANAVIR Alcaloides ergotamínicos* (teórico) Amiodarona Antagonistas de los receptores H2/Inhibidores de la bomba de protones Diltiazem Etravirinay Fosamprenaviry Minociclina Nevirapina Pimoziday Rifampicinay Tipranavir EFAVIRENZ Amprenavir/Fosamprenavir Antifúngicos azoles Etravirina (y otros inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa) Maraviroc Nevirapina Rifabutina Rifampicina ESTAVUDINA Didanosina Doxorrubicina Hidroxiurea INDINAVIR Alcaloides ergotamínicosy Amiodaronay Estatinas Omeprazol Pimoziday Rifabutina/rifampicina/ rifapentina Sildenafiloy Triazolamy Vasoespasmo, isquemia Riesgo de cardiotoxicidad (prolongación del intervalo QT, torsades de pointes) # Niveles de atazanavir Prolongación del intervalo PR # Niveles de atazanavir, " niveles de etravirina # Niveles de atazanavir # Niveles de atazanavir # Niveles de atazanavir, " niveles de nevirapina Cardiotoxicidad # Niveles de atazanavir # Niveles de atazanavir # Niveles de amprenavir # Niveles de azoles # Niveles de etravirina # Niveles de maraviroc # Niveles de efavirenz, " efectos adversos # Niveles de rifabutina # Niveles de efavirenz " Riesgo para pancreatitis, hepatotoxicidad y neuropatía periférica grave # Eficacia de la estavudina Pancreatitis fatal, hepatotoxicidad Náuseas, vómitos, isquemia vasoespástica Hipotensión, bradicardia, paro sinusal " Riesgo de miopatía o rabdomiólisis # Exposición al indinavir y su eficacia Cardiotoxicidad " Toxicidad de la rifabutina y # niveles de indinavir " Niveles de sildenafilo (hipotensión, cambios visuales, priapismo) Sedación excesiva o prolongada NEVIRAPINA Amprenavir/Fosamprenavir Atazanavir Fluconazol Itraconazol Rifampicina Voriconazol RITONAVIR Alcaloides ergotamínicosy Amiodaronay Colchicinay Pimoziday Quinidinay Rifabutina Voriconazoly SAQUINAVIR Alcaloides ergotamínicosy Bepridiloy Darunavir Eplerenona Loperamida Midazolamy Pimoziday Quinidinay Rifabutina Rifampicinay Sildenafiloy TENOFOVIR Didanosina ZIDOVUDINA Dapsona Ganciclovir Pirazinamida Ribavirina # Niveles de amprenavir " Nevirapina, # biodisponibilidad de atazanavir " Exposición a la nevirapina # Biodisponibilidad de itraconazol # Niveles de nevirapina " Niveles de nevirapina y/o " o # niveles de voriconazol Náuseas, vómitos, isquemia vasoespástica Hipotensión, bradicardia, paro sinusal " Niveles de colchicina Cardiotoxicidad Cardiotoxicidad " Niveles de rifabutina (# ritonavir un 75%) # Eficacia del voriconazol Náuseas, vómitos, isquemia vasoespástica Riesgo de arritmias # Exposición al darunavir " Niveles de eplerenona y efectos adversos # Niveles de saquinavir (evitar si tratamiento prolongado) Sedación excesiva y depresión respiratoria Cardiotoxicidad Hipotensión, bradicardia, paro sinusal # Niveles de saquinavir y " los de rifabutina # Saquinavir y " hepatotoxicidad Eventos cardiovasculares Neuropatía, diarrea, pancreatitis, acidosis láctica grave Neutropenia Anemia y neutropenia # Eficacia de la pirazinamida # Eficacia de la zidovudina; acidosis láctica; descompensación hepática; neutropenia; y anemia *Esta tabla no pretende incluir todas las interacciones medicamentosas posibles. Se debe tener precaución al prescribir todos los fármacos y se deben considerar las interacciones potenciales. Se recomienda al médico valorar todas las posibles interacciones al prescribir medicamentos. yConsiderados como fármacos con una interacción medicamentosa contraindicada. Se debe administrar una combinación de fármacos alternativa. Si no fuera posible, se deben monitorizar los niveles de los medicamentos y los signos de toxicidad. Micromedex 2.0. Thomson Reuters. Copyright 1974-2010. necesarios del numerador y del denominador para determinar la verdadera incidencia. A pesar de las limitaciones asociadas con la determinación de la incidencia de RAM en niños, se estima que su aparición en pacientes de entre 0 y 4 años de edad (3,8%) es más del doble de la que se aprecia en otras etapas de la infancia y la adolescencia. Las razones para esto no son conocidas actualmente, pero pueden implicar diferencias evolutivas en farmacocinética y/o farmacodinámica (es decir, alteraciones en la relación dosis-concentración-respuesta), diferencias asociadas a la edad en «sistemas» fisiológicos que modulan el daño celular mediado por fármacos y/o metabolitos (p. ej., el sistema inmune) y/o el uso de medicamentos conocidos por tener una incidencia relativamente alta de RAM (p. ej., reacciones de hipersensibilidad retardada asociadas con antibióticos b-lactámicos). También, es importante reconocer que los niños pueden experimentar RAM de fármacos que no son administrados con una finalidad terapéutica sino de la exposición que aparece como resultado de su paso transplacentario y/o durante la lactancia. Algunos ejemplos incluyen el síndrome de abstinencia neonatal asociado con el uso materno de opiáceos, la producción de un estado hiperserotoninérgico en recién nacidos de madres que han recibido inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina durante el embarazo y la toxicidad a opiáceos en los niños alimentados con lactancia materna cuyas madres están tomando codeína por dolor. En estos casos, la acumulación del fármaco puede producirse por una actividad reducida de las enzimas encargadas de su metabolismo asociada con el desarrollo y, potencialmente, con cambios fenotípicos determinados de un modo farmacogenético que, en conjunto, pueden producir niveles de exposición sistémica a un fármaco capaz de provocar una respuesta exagerada o una toxicidad franca. Algunas RAM aparecen mucho más frecuentemente en lactantes y niños que en adultos. Como ejemplos se incluye el síndrome de Reye asociado a la aspirina, las reacciones tipo enfermedad del suero asociadas con cefaclor, la toxicidad cutánea inducida por lamotrigina y la hepatotoxicidad inducida por ácido valproico (VPA) en niños <2 años. No está claro si la predilección de la edad Capítulo 57 Principios de farmacoterapia & e57-17 por estas RAM específicas está asociada con diferencias evolutivas en la biotransformación de fármacos relacionadas con la formación de metabolitos y la detoxificación o tienen una base farmacogenética. Los niños, como los adultos, experimentan reacciones de hipersensibilidad a fármacos. Como ejemplos se incluyen las reacciones de hipersensibilidad a antiepilépticos (p. ej., fenitoína, carbamazepina, fenobarbital), sulfonamidas (p. ej., sulfametoxazol, sulfasalazina), minociclina, cefaclor y abacavir. Estas RAM no son característicamente reacciones de hipersensibilidad de tipo I (es decir, inmediatas) (p. ej., verdadera alergia a penicilina) o reacciones anafilactoides, pero han sido clasificadas previamente como idiopáticas. Una constelación de síntomas relativamente frecuente (fiebre, exantema, linfadenopatía) sugiere que la anormal activación o la regulación del sistema inmune es un componente predominante en su patogénesis. Los datos de estudios in vitro de la hipersensibilidad a sulfametoxazol también apoyan esta afirmación. La bioactivación metabólica (para antiepilépticos, sulfametoxazol, cefaclor) y, posiblemente, factores genéticos como variantes alélicas en HLA-B (p. ej., HLA-B*5701 y HLA-B*1502 asociados con reacciones de hipersensibilidad a abacavir y carbamazepina) también están implicados en su etiología. BIBLIOGRAFÍA © ELSEVIER. Fotocopiar sin autorización es un delito. 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