BIOGRAFIAS DE MANUEL DIAZ Y JOSE HERNANDEZ INTRODUCCIÓN Antes de hablar de la vida de cada uno de los escritores famosos del Romanticismo y del Modernismo en Hispanoamérica, debemos resaltar aspectos importantes de las obras que escribieron y lo que cada una representa en determinado período de la historia literaria. La cumbre poética del siglo XIX: Martín Fierro José Hernández fue el más grande poeta de Hispanoamérica en el siglo XIX, quien inmortalizaría para siempre el temario gauchesco. Las bifurcaciones de aquel temario habían derivado finalmente en objeto de polémica literaria: entre los partidarios de profundizar un tratamiento popular de lo gauchesco (aunque constreñido en el fondo a lo epidérmico) y los de su recreación culta; también se apuntaron los negadores de su validez como materia estética (más allá de divertimentos como el Fausto, por genial que hubiese resultado la broma). En esta atmósfera de controversia, el periodista José Hernández publicó en una oscura edición (1872) la primera parte de su Martín Fierro. Apenas halló eco entre los círculos intelectuales, al igual que su segunda parte −La vuelta de Martín Fierro (1879)−, pero alcanzó, en cambio, una difusión entre el gran público del todo inusitada para los índices de lectura de la época. Tocaría a los tratadistas españoles del siglo XIX reconocer la plenitud de su arte, bastante antes de que fuese exaltado como el poema nacional de Argentina y el máximo fruto recabado por el Romanticismo en las letras hispanoamericanas. Martín Fierro puede caracterizarse como una epopeya épico − lírica, en versos octasílabos que se organizan en sixtinas (aunque esta organización no sea regular y el primero verso se deje suelto). Con una perfecta unidad de estilo, tema, estructura y personajes, se apoyó en lo regionalista, el colorido de lo gauchesco −bien conocido por Hernández− para trascenderlo y elegir un arquetipo universal. Fierro es el gaucho que canta, cualquier payador, sus desgracias y andanzas una vez que la injusticia social le ha empujado fuera de la ley; dándole réplica otro gaucho, Cruz, que se ha unido a su vagabundeo. En la segunda parte (a la que se ha reprochado una menor trabazón), el protagonista se desdobla en algunos personajes que prolongan o repiten la aventura central: los dos hijos de Fierro y de Cruz (ya muerto), Picardía; sus trágicas historias tienen un contrapunteo en el viejo Vizcacha, representación del pragmatismo cínico. El poema termina con la separación de la familia, tras la inexcusable payada (certamen en el que se improvisan preguntas y respuestas). La Narrativa Modernista Poetas cimeros del modernismo como Rubén Darío y Gutiérrez Nájera tuvieron un papel decisivo en la transformación de la prosa hispanoamericana: Rubén en Azul y en los libros dispersos que recogieron sus artículos, reflexiones teóricas, impresiones, etc., tales como Los raros, Peregrinaciones o Tierras solares; Gutiérrez Nájera, en sus Cuentos frágiles (1883). Sus seguidores intentaron la creación de una prosa propiamente modernista, rayana en el virtuosismo estilístico y el esteticismo, que tendía a sugerir o evocar atmósferas más que a narrar. En el venezolano Manuel Díaz Rodríguez era soporte de alegorías políticas (Cuentos de color, 1889; Ídolos rotos, 1901), contraponiendo a la barbarie de masas incultas la capacidad de liberación mediante el arte. Sin embargo estos intentos fueron efímeros. 1 JOSÉ HERNÁNDEZ Poeta argentino nacido en una estancia de la provincia de Buenos Aires en 1834. No se conoce mucho sobre la infancia de Hernández, aunque parece ser que una enfermedad de la adolescencia le obligó a vivir en las pampas. Allí fue donde entró en contacto con el estilo de vida, la lengua y los códigos de honor de los gauchos. Pasó su infancia y su juventud rodeado de gauchos y en íntimo contacto con la vida de la pampa, que llegó a conocer en todos sus detalles. Participó en acciones militares en el bando de los federales de Urquiza, y debió huir al Brasil cuando la facción de que formaba parte quedó derrotada. A su regreso a Argentina en 1874, continuó su lucha por otros medios, como la fundación del periódico Revista del Río de la Plata, en el que defendió posturas federalistas, y el desempeño de varios cargos oficiales. Pero fue, sin embargo, a través de su poesía como consiguió un gran eco para sus propuestas, y la más valiosa contribución a la causa de los gauchos. El gaucho Martín Fierro (1872) es un poema épico popular y está considerado una de las grandes obras de la literatura argentina. Es éste un poema narrativo escrito su mayor parte en versos octasílabos entremezclados con otros metros. Martín Fierro es el narrador de su vida, y lleva a cabo un retrato de la sencillez rural, la independencia y la paz de su espíritu. El poema recorre la inicial felicidad de su vida familiar en las planicies, hasta que Martín es obligado a alistarse en el ejército, su odio de la vida militar, su rebelión y su consiguiente deserción. A su regreso, descubre que su casa ha sido destruida y su familia se ha marchado, y la desesperación le empuja a unirse a los indios y convertirse en un hombre fuera de la ley. En la secuela del poema, La vuelta de Martín Fierro (1879), se reúne por fin con sus hijos y vuelve al seno de la sociedad, para lo que ha de sacrificar gran parte de su preciosa independencia El gran mérito de la obra de Hernández es haber legado a la posteridad un poema cuyo propósito es la caracterización de un segmento típico de la vida hispanoamericana. La idiosincrasia del gaucho argentino y el ambiente pampero en que moraba en un momento único de su existencia han quedado inmortalizados en la obra de este poeta. El lenguaje que se mantiene en consonancia con el espíritu del gaucho realza el valor de Martín Fierro. La popularidad de esta obra fue enorme, y su significación es hoy destacada en las letras hispánicas. José Hernández murió en Argentina en 1886. MANUEL DÍAZ RODRÍGUEZ Novelista y ensayista modernista venezolano nacido en 1869. Se dedicó al periodismo desde muy joven. Viajó extensamente por Italia y Francia y llegó a adquirir un amplio conocimiento de la literatura europea. Recibió particularmente la influencia de D'Annunzio y de Barrés. Su obra novelística lo sitúa entre los más importantes representantes del modernismo en la prosa hispanoamericana. Su estilo es cuidado, depurado y lleno de color y se halla con frecuencia matizado de una viva ironía. El tema central de toda su obra es el sentimiento de fracaso que experimenta la sensibilidad artística del autor frente a un mundo que para él resulta ser incomprensible. Su primera obra fueron sus Cuentos de Color, publicados en El Cojo Ilustrado hacia 1898. La siguieron Ídolos Rotos, escrita en forma autobiográfica y dentro de cierta tradición naturalista que deriva hacia el silogismo. El protagonista de esta novela es Alberto Soria, quien al llegar de Europa a su país natal, Venezuela, tiene que presenciar la destrucción de sus propias obras escultóricas. En Sangre Patricia, publicada en Madrid en 1902, presenta el fracaso sentimental de un joven venezolano que regresa de Europa a su patria. 2 Peregrina o el Pozo Encantado, Novela de Rústicos del Valle de Caracas fue publicada en Madrid en 1902. Díaz Rodríguez fue también ensayista distinguido. Sus obras principales de este género son Confidencias de Psiquis y Camino de Perfección. Sus Sermones Líricos son prototipo de oratoria modernista. Manuel Díaz Rodríguez muere en 1927. BIBLIOGRAFÍA .− Diccionario Enciclopédico Ilustrado Océano Uno. −Edición 1994− .− Enciclopedia Autodidáctica Océano. Tomo 2 de Literatura de Hispanoamérica. Pág. 415, 416 y 418. .− Enciclopedia Barsa de consulta fácil. Tomo 5. Pág. 402 y 403. Encyclopaedia Britannica Publishers, INC. .− Enciclopedia Barsa de consulta fácil. Tomo 8. Pág. 156 y 157. Encyclopaedia Britannica Publishers, INC. .− Enciclopedia Encarta 99. 3