LECTIO DIVINA Velen y estén preparados Dios puede llegar en

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Proponerse para este tiempo de preparación hacer en serio examen de
conciencia. Todos los días antes de ir a descansar, repasar las acciones,
los pensamientos, las intenciones que se han tenido en el día y confrontarlas con este estado de vigilancia. Si es el caso de no haberlo hecho
buscar el perdón del Señor.
Propuestas comunitarias
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LECTIO DIVINA
DOMINGO 1° DE ADVIENTO b
30 de NOVIEMBRE de 2014
Velen y estén preparados
Es preciso que se nos note que comenzamos un tiempo nuevo, un deseo
grande de ser vigilantes. En el grupo propongámonos una serie de ideas
que ayuden a mostrar a los demás que estamos en un tiempo de espera.
No sólo como algo interior, sino de una manera visible. Favoreciendo las
obras de caridad y misericordia.
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ORACIÓN FINAL
Señor Jesús, te damos gracia por tu Palabra que nos ha hecho ver mejor la voluntad del Padre. Haz que tu Espíritu ilumine nuestras acciones y nos comunique la fuerza para seguir lo que Tu Palabra nos ha hecho ver. Haz que nosotros
como María, tu Madre, podamos no sólo escuchar, sino también poner en prác-
tica la Palabra. Tú que vives y reinas con el Padre en la unidad del Espíritu Santo
por todos los siglos de los siglos. Amén.
Dios puede llegar
en cualquier momento .
LA PALABRA DE HOY
Isaías 63, 16-17.19; 64,2-7: Ojalá, Señor, rasgaras los cielos y bajaras.
Salmo 79: Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
1ª. Corintios 1, 3-9:
Tomado de: http://ocarm.org/es/content/ocarm/¿qué-es-lectiodivina; www.lectionautas.com. y Zevini, Giorgio y otr. Lectio Divina para cada día del año. 1 Tiempo de Adviento. pp.
38-40. Ed. Verbo divino. Para uso de las comunidades de las
Parroquias de santa Rosa de Lima y de san Juan Bautista. PP.
Somascos.
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Esperamos la manifestación de nuestro Señor Jesucristo.
Marcos 13, 33-37:
Velen, pues no saben a qué hora va a regresar el dueño de la casa.
La vigilancia y la fidelidad en el servicio
o
ORACIÓN INICIAL
¡Oh Dios, nuestro Padre!, suscita en nosotros la voluntad de andar con las
buenas obras al encuentro de Cristo que viene, para que Él nos llame junto a
sí en la gloria a poseer el reino de los cielos. Amén.
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Lectura
¿QUÉ DICE EL TEXTO?
En este primer domingo de adviento, leemos parte del discurso
escatológico de Jesús. La pregunta de los discípulos acerca de cuándo
ocurriría la destrucción del Templo, da motivo a Jesús para exhortar a
sus discípulos a ir más allá: a estar atentos, vigilantes y a la espera de la
próxima venida del Hijo del hombre, su parusía.
Para ello, como de costumbre, utiliza imágenes cercanas y conocidas por los suyos: el ejemplo de la higuera y del dueño de la casa
que marcha de viaje, pero que sus sirvientes no saben cuándo volverá.
Con esto, Jesús afirma que lo importante no es alimentar la pasividad, el conformismo y el miedo, esperando la destrucción del mundo
o el juicio final, sino aprender a discernir los signos de los tiempos, a
leer la voluntad de Dios en todos los momentos de nuestra bvida y a
estar vigilantes para asumir responsable y creativamente la construcción
del Reino de Dios.
Hay que vivir a plenitud el tiempo presente y esperar la Parisía
de Jesús con gozo. No debemos preocuparnos por la “fecha” de su venida, que ya vendrá, sino por encontrarlo ahora, en medio de nuestra
vida cotidiana.
2
Señor Jesús, que nos has cconfiado tu casa, la Iglesia y todos nuestros hermanos para que cuidemos unos de otros en espera de tu vuelta, no dejes que decaigan nuestros brazos abatidos por el cansancio o por el sueño. No nos abandones
al poder de nuestro pecado y nuestra iniquidad. Tú que nos llamas “siervos” concédenos reconocernos en ti, ya que te has hecho siervo nuestro.
«Estad alerta, vigilad», es lo que nos mandas: como quien pasa la noche de
guardia atento a cualquier ruido nocturno porque puede ser precursor de algo
inesperado, haz que tengamos el ojo avizor y el oído atento para percibir dónde
estás y dónde nos llamas a colaborar contigo.
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CONTEMPLACIÓN
¿QUÉ CONVERSIÓN DE LA MENTE, DEL CORAZÓN Y DE LA
VIDA ME Ó NOS PIDE EL SEÑOR?
Una pregunta seria. Vigilar: ¿qué significa para Cristo? Estar vigilantes. No se
trata solamente de creer, sino de estar alerta. ¿Sabéis lo que significa esperar a un
amigo, esperar que llegue cuando se retrasa? ¿Estar ansiosos por algo que puede
suceder o no? Vigilar por Cristo se asemeja algo a todo esto. Vigilar con Cristo es
mirar hacia delante sin olvidar el pasado. No olvidar lo que ha sufrido por nosotros
es perdernos en contemplación atraídos por la grandeza de la redención. Es renovar continuamente en el propio ser la pasión y agonía de Cristo, es revestirse con
gozo del manto de aflicción que Cristo quiso llevar y luego dejarlo subiendo al cielo. Es separación del mundo sensible y vivir en el mundo invisible con el móvil de
que Cristo vendrá como dijo. Es deseo afectuoso y agradecido de esta segunda
venida de Cristo: esto es vigilar.
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(J. H. Newman, Diario spirituale e meditazioni, Novara s.f., 91-93).
ACCIÓn
¿A QUÉ ME COMPROMETO? ¿A QUÉ NOS COMPROMETEMOS?
Propuestas personales
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Repite con frecuencia y vive hoy la Palabra: «¡Ven, Señor Jesús!» (Ap 22,20)
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La esperanza es la virtud por excelencia de adviento. Nos hace mirar al mañana con confianza y valentía. Sin embargo, correría el riesgo de ser una esperanza
ilusoria, vana, que se disiparía en la nebulosa de nuestra fantasía si no fuese capaz de mirar con realismo la situación presente y si no estuviese arraigada en el
recuerdo de las cosas buenas conocidas y vividas. Ésta es la temática común de
las lecturas de hoy.
En particular, la primera se fija en los beneficios realizados por Dios como
base para esperar de nuevo su venida. La lectura comienza hablando de Dios, no
del hombre: «Tú eres nuestro Padre, nuestro redentor» (Is 63,16); parte de la certeza de que Dios se ha vinculado a nosotros y que no puede quedarse lejos. Por lo
demás, en la historia de toda relación (bien sea dentro de una pareja, entre amigos, en el seno de una comunidad...) el recuerdo de los momentos felices vividos
juntos y de las dificultades afrontadas en armonía y solidaridad, puede ser fuente
de fortaleza para afrontar nuevas dificultades. Lo mismo ocurre en la relación con
Dios, donde nunca podemos renunciar a la memoria.
Pero además la esperanza debe ser una palabra que sea verdadera y creíble
en el presente. Por esta razón se conjuga con la vigilancia y la laboriosidad. En la
“casa” que es la Iglesia, todos los criados tienen su tarea, y todos se llaman
“siervos”. Siervo es una persona que pertenece a otro, que no tiene dominio ni
sobre su propia vida. En la casa de este Señor, todos tienen esta condición de no
pertenecerse a sí mismos, sino sólo a Él y a los demás. El ejemplo de los discípulos
que se durmieron en vez de velar con Jesús en el huerto de Getsemaní muestra a
las claras que esta vigilancia no es una actitud más, sino que coincide sustancialmente con la capacidad de dar la vida, como fue la actitud de Jesús.
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ORACIÓN
¿QUÉ NOS HACE DECIRLE A DIOS?
La Palabra se convierte en oración
La mejor sugerencia como oración, en este caso, es volver a leer el texto de la
primera lectura, ya que el mismo texto es una súplica.
“Tú Señor, eres nuestro Padre”. Mientras vamos acercándonos a ti, Padre,
sentimos estas palabras en toda su fuerza. Te has comprometido con nosotros, te
has expuesto por nuestro “rescate”, y así podemos apelar a este título lo para
llamar a tu corazón. No recuerdes quiénes somos, recuerda quién eres tú, ya que
nosotros somos barro y tú el alfarero. No olvides la obra de tus manos.
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Jesús resucitó y vive en emdio de nosotros. No estamos esperando que “vuelva”, porque en realidad nunca se ha ido. Lo que esperamos es su manifestación gloriosa, cuando el reino que ha anunciado
irrumpa definitivamente en la historia y en toda la creación, pero, hasta
que eso suceda, sus discípulos debemos ir anunciando con nuieysra propia vida lo mismo que ël anunció: la Buena Noticia del reino de Dios.
La comunidad de Marcos esperaba una próxima parusía, como
la comunidad de Tesalónica y otras comunidades cristianas de la primera
generación. Pablo exhorta a los tesalonicenses a no dejarse engañar por
aquellos que dicen que es algo inminente. Marcos, los invita a velar como actitud básica del cristiano.
El texto
† Del santo Evangelio según san Marcos (13, 33
-37)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
“Velen y estén preparados, porque no saben
cuándo llegará el momento. 34Así como un hombre
que se va de viaje, deja su casa y encomienda a
cada quien lo que debe hacer y encarga al portero que esté velando, 35así también velen ustedes, pues no saben a qué hora va a regresar el
dueño de la casa: si al anochecer, a la medianoche, al canto del gallo o a la madrugada.36No
vaya a suceder que llegue de repente y los halle
durmiendo. 37Lo que les digo a ustedes, lo digo
para todos: permanezcan alerta”. Palabra del Señor.
33
Gloria a ti, Señor Jesús
3
La palabra se ilumina:
“¡Vigilad!” Esta es la palabra clave en el corto pasaje que la Iglesia reserva
A menudo Jesús pedía a los suyos que vigilasen. En el huerto de los Olivos, en
la tarde del jueves, antes de la pasión, el Señor dice a Pedro, Santiago y Juan:
para la liturgia del primer domingo de Adviento. Vigilar, estar atentos, esperar
“Quédense aquí y vigilen conmigo” (Mc 14, 34; Mt 26,38). La vigilancia nos
al dueño de la casa que debe regresar, no adormilarse, es esto lo que Jesús
ayuda a no caer en la tentación (Mt 26,41) y a permanecer despiertos. En el
pide a todo cristiano. Estos cuatro versículos del evangelio de San Marcos
huerto de los Olivos los discípulos duermen porque la carne es débil aunque
forman parte del discurso escatológico del capítulo trece. Este capítulo nos
el espíritu está pronto (Mc 14, 38). Quien se duerme va a la ruina, como San-
habla de la ruina del Templo y de la ciudad de Jerusalén. Jesús aprovecha la
són que se deja adormecer, perdiendo así la fuerza, don del Señor (Jue 16,
ocasión por una observación que le hace un discípulo: “¡Maestro, mira qué
19). Se necesita estar siempre despiertos y no adormilarse, sino vigilar y orar
piedras y qué construcción! (Mc 13, 1). Jesús, por eso, aclara las ideas: “¿Ven
para no ser engañados, acercándose así a la propia perdición (Mc 13,22 + Jn
estas grandes construcciones? No quedará piedra sobre piedra, que no sea
1,6). Por eso “despierta tú que duermes, levántate de entre los muertos y
demolida” (Mc 13,2). El Templo, signo tangible de la presencia de Dios en me-
Cristo te iluminará” (Ef 5,14).
dio de su pueblo elegido, Jerusalén, la ciudad “bien unida y compacta” adonde “suben junta las tribus del Señor, para alabar el nombre del Señor” (Salmo
122,4), todo esto, signo seguro de la promesa hecha a David, signo de la alianza, todo esto irá a la ruina... es sólo un signo de algo que sucederá en el futuro. Los discípulos llenos de curiosidad piden al Señor sentado en el monte de
los Olivos, de frente al Templo: “Dinos, ¿cuándo sucederá eso y cuál será el
signo de que todas estas cosas están por cumplirse? (Mc 13,4). A esta pregun-
ta, usando el estilo apocalíptico judaico inspirado en el profeta Daniel, Jesús
se limita sólo a anunciar las señales premonitoras (falsos cristos y falsos profetas que con engaño anunciarán la venida inminente del tiempo, persecuciones, señales en las potencias del cielo. cf: Mc 13, 5-32), “en cuanto al día y a la
hora, ninguno los conoce, ni siquiera los ángeles del cielo, y ni siquiera el Hijo,
sino sólo el Padre” (Mc 13,32).
De aquí se comprende la importancia de la espera vigilante y atenta a los
signos de los tiempos que nos ayudan a acoger la venida del “dueño de la casa” (Mc 13,35). Cuando venga él, todo desaparecerá, “el poder de los sier-
vos” (Mc 13,34), incluso los signos que nos ayudan a recordar su benevolencia
(templo, Jerusalén, casa). Los “siervos” y el “portero” (Mc 13,34) a la llegada
del dueño no mirarán ya a los signos, sino que se complacerán en el mismo
dueño: “He aquí que llega el Esposo, salidle al encuentro” (Mt 25,6 + Mc 2,1920).
Preguntas para orientar la meditación y actualización:
● ¿Qué significado tiene para ti la vigilancia?
● El Señor predice la ruina del templo y de la ciudad de Jerusalén, orgullo
del pueblo elegido, símbolos de la presencia de Dios. ¿Por qué Jesús predice
su ruina?
● El templo y la ciudad santa eran formas concretas de la alianza entre
Dios y el Pueblo. Pero a ellos les ha llegado la ruina. ¿Cuáles son nuestras formas concretas de alianza? ¿Crees que tendrán el mismo fin?
● Jesús nos llama a sobrepasar las formas para acercarnos a Él. ¿Qué cosas, formas, signos, crees que el
Señor te pide que trasciendas para acercarte a Él?
● ¿Estás adormecido? ¿En qué?
● ¿Vives siempre a la espera del Señor que viene? ¿Es el Adviento una
ocasión para ti, que te recuerda el elemento vigilancia en la vida cristiana?
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MEDITACIÓN
¿QUÉ NOS DICE EL TEXTO?
La Palabra me ilumina
La esperanza es la virtud por excelencia de adviento. Nos hace mirar al
mañana con confianza y valentía. Sin embargo, correría el riesgo de ser una
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