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Reseñas
de lecturas sobre
geopolítica y economía
global
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ESADEgeo, bajo la supervision del Profesor Javier Solana
y del Profesor Javier Santiso
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How Human Psychology Drives the
Economy, and Why It Matters for
Global Capitalism
George A. Akerlof and Robert J. Shiller (2009), Princeton University Press.
Sólo podremos llegar a comprender con certeza los
acontecimientos económicos relevantes si sabemos enfrentarnos
al hecho de que sus causas son principalmente de carácter
psicológico
La constatación de la importancia de los espíritus animales
representa para el Gobierno la oportunidad de reformular su
participación en la economía.
Sin la intervención del Gobierno, la economía sufrirá oscilaciones
masivas.
Ha llegado el momento de tener en cuenta que lo que permite
que el capitalismo funcione son las reglamentaciones que
garantizan que cuando un ciudadano invierta su dinero en el
mercado, suscriba una hipoteca o se compre un coche, reciba un
producto con ciertas garantías.
Idea básica y opinión
Animal spirits explica que la premisa central de la actual teoría económica ortodoxa que todas las personas que participan en la economía responden siempre a
motivaciones económicas y que su comportamiento es siempre racional- es
radicalmente errónea. Los autores demuestran –de modo riguroso y sistemático- que
muchas actividades económicas están gobernadas por lo que Keynes llamó “espíritus
animales” -estímulos no propiamente económicos y decisiones no puramente
racionales. Sólo teniendo en cuenta estos cinco “espíritus animales” es posible
responder de modo correcto a preguntas fundamentales de la teoría económica.
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Los autores
George A. Akerlof (1940), economista norteamericano, es profesor de la Universidad
de Berkeley. Ganó el premio Nobel de Economía en 2001 -compartido con Michael
Spence y Joseph E. Stiglitz- por sus modelos de mercados con información asimétrica.
Se licenció en Yale (1962) e hizo su doctorado en el MIT (1966) bajo la dirección de
Robert Solow (premio Nobel 1987). Ha sido profesor en la London School of
Economics.
Robert J. Shiller (1946), economista norteamericano, es profesor de la Universidad de
Yale y Fellow del Yale International Center for Finance. Fue investigador del National
Bureau of Economic Research hasta 1980 y Vicepresidente de la American Economic
Association (2005). Su libro Exuberancia irracional (2000) fue uno de los grandes bestsellers económicos de la última década. Es co-fundador de la firma de inversiones
MacroMarkets LLC y desarolló uno de los índices más utilizados en EEUU para precios
de mercados inmobiliarios.
Animal Spirits
Akerlof y Shiller parten del enfoque de Keynes según el cual, muchas actividades
económicas están gobernadas por lo que el propio Keynes llamó “espíritus animales”:
motivaciones no propiamente económicas y decisiones no puramente racionales.
Si el objetivo de la ciencia económica es comprender la economía tal y como se
comporta realmente, a juicio de los autores el modelo actual es completamente
insatisfactorio, en la medida en que sólo es capaz de explicar cómo funcionaría la
economía si sólo existiera el tipo de conducta basada en motivaciones económicas y
comportamientos racionales. Pero la realidad económica está –y estará siemprecondicionada por las conductas no puramente económicas o no puramente racionales.
En consecuencia, para comprender la economía conviene entender de qué modo se ve
afectada por estos espíritus animales, puesto que sólo desde esta perspectiva se
pueden explicar correctamente las inestabilidades que subyacen al capitalismo.
Cómo los espíritus animales son difíciles –si no imposibles- de reducir a una fórmula
matemática y de introducir en un modelo econométrico, la ciencia económica de las
últimas décadas, en su afán de convertirse en más científica y más pura, ha optado por
ignorarlos. Pero la historia económica nos demuestra que estos espíritus forman
indefectiblemente parte de la realidad y que, por ello, cuando no se tienen en cuenta,
tanto las teorías como las políticas económicas caen en graves errores de manera
inevitable.
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La primera parte del libro la dedican Akelorf y Shiller a describir “cinco tipos
diferentes” de los espíritus animales y el modo cómo afectan a las decisiones
económicas. La segunda parte –y la más extensa- del libro la dedican los autores a
demostrar cómo ocho cuestiones fundamentales de la economía no se pueden
entender correctamente si prescindimos de estos cinco espíritus animales. Las
respuestas tradicionales –las de la economía clásica ortodoxa- a estas ocho cuestiones
están llenas de errores y son engañosas porque no reconocen de qué modo las fuerzas
económicas están condicionadas por estos cinco espíritus.
Primera parte: los cinco “espíritus animales”
Confianza. Este es el más determinante de todos los espíritus animales para la
economía. La confianza es fundamentalmente “irracional” –se da cuando la gente no
analiza racionalmente información que tiene a mano o, aun haciéndolo, actúa al
margen de la misma-. La confianza significa que la gente actúa de conformidad con lo
que cree que es cierto. La crisis financiera actual es, en buena medida, una
consecuencia del bajo nivel de confianza. Por ello, dirán los autores, es necesario que
intervenga el Estado para contrarrestar este déficit de confianza y devolver el flujo de
crédito al nivel necesario para recuperar el pleno empleo.
Equidad. Los factores que intervienen en la determinación de los salarios son muy
diferentes de los que especifica la teoría neoclásica: el factor primordial es, en
realidad, la percepción que tiene la gente de la equidad–según confirman numerosos
estudios-. Los economistas parten de una teoría de la equidad –o del intercambio
equitativo- demasiado restrictiva. Según los autores, sólo una correcta teoría (sociopsicológica) de la equidad puede explicar hechos tan elementales como el desempleo.
Corrupción, fraude y mala fe. “Algunas fluctuaciones económicas se pueden atribuir –
escriben Akerlof y Shiller- a cambios que se han producido a lo largo del tiempo en la
importancia y la aceptación de una corrupción descarada.” Cada una de las últimas
recesiones económicas de los EE.UU. ha estado relacionada con algún escándalo de
fraude o corrupción: p.ej., Enron y su abuso fraudulento de los principios contables
tuvo una relación directa con la recesión del 2001; y las hipotecas subprime están la
base de la recesión iniciada del 2007. Castigar la corrupción y la mala fe
adecuadamente es clave.
Ilusión monetaria. Existe ilusión monetaria cuando las decisiones económicas se basan
en el valor nominal del dinero; en cambio, cuando no existe, los precios y los salarios
están determinados por los costes y los precios relativos, no por sus valores nominales.
Para los autores, la presunción fundamental de la macroeconomía ortodoxa actual –
que los trabajadores no están afectados de ningún modo por la ilusión monetariadebería ponerse en tela de juicio. Hay multitud de ejemplos que demuestran que sí
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existe: que una parte los convenios sindicales no indexan los salarios con la inflación
real o que los contratos financieros tampoco lo estén (en el caso de los bonos de
deuda pública el tipo de interés no varía aunque lo haga la inflación).
Historias. La mente humana está hecha para pensar en términos de narraciones:
secuencias de acontecimientos que presentan una lógica interna y que constituyen un
conjunto unificado. Y las motivaciones de las personas –también las económicas- se
basan en estas narraciones, que Akerlof y Shiller llaman “historias”. Nuestras
“historias” -tanto las individuales como las colectivas- mueven los mercados. Aunque
no respondan a datos objetivos, tienen un efecto económico real. Las “historias” son
una poderosa fuente de confianza o de falta de ella y su divulgación funciona como si
se tratase de una epidemia: pueden contagiar confianza o desconfianza a gran
velocidad. Muchos booms económicos memorables han estado precedidos o
acompañados de “historias” sobre una nueva era.
Segunda parte: ocho preguntas básicas y sus
respuestas
1. ¿Por qué los sistemas económicos caen en depresiones? Históricamente, todas las
depresiones han estado asociadas a varios espíritus animales. P.ej. la Depresión de
1890 fue consecuencia de un quebrantamiento de la confianza asociado a historias
sobre fracasos económicos recientes, un aumento de la corrupción durante los años
precedentes y una sensación creciente de inequidad de las políticas de respuesta a la
crisis.
2. ¿Por qué los bancos centrales influyen en la economía (si es que lo hacen)? Un
banco central puede influir en la cantidad de dinero en circulación mediante i) las
operaciones de mercado abierto, por medio de las cuales afecta a los tipos de interés
y, por lo tanto, al volumen total de crédito, ii) préstamos directos a bancos privados
(en apuros), ampliando así también el volumen de crédito de la economía y generando
confianza. En el primer caso, el dinero llega a todo el sistema económico en general,
mientras que en el segundo se transfiere a las instituciones financieras que realmente
lo necesitan y genera confianza en el sistema. En relación con la crisis actual, los
autores recomiendan fomentar el crédito mediante este segundo modo.
3. ¿Por qué hay gente que no puede encontrar trabajo? Los empleadores
normalmente no pagan a sus trabajadores el salario de equilibrio (el sueldo mínimo
que éste estaría dispuesto a aceptar), sino el llamado salario de eficiencia, siempre un
poco más elevado. La razón es muy sencilla y tiene que ver con la equidad: de este
modo, los empleadores se aseguran del modo más práctico posible la satisfacción, la
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motivación y el rendimiento de los trabajadores. Con el salario de equilibrio, la oferta y
la demanda de trabajo coinciden: todo el mundo encuentra trabajo. Pero con el salario
de eficiencia, la oferta de trabajadores será siempre superior a su demanda y, por lo
tanto, existirá desempleo.
4. ¿Por qué a largo plazo hay una relación inversa entre la inflación y el desempleo?
Si existe la ilusión monetaria, habrá una relación inversa entre la inflación y el
desempleo –porque con pleno empleo los trabajadores piden incrementos salariales.
Pero sólo habrá una inflación elevada con un desempleo muy bajo, lo cual debería
permitir que la política macroeconómica sitúe la tasa de empleo en valores muy altos.
Pero si no existiera la ilusión monetaria –como cree la ortodoxia neoclásica- la
economía funcionaría de modo muy distinto: sólo habrá un nivel de desempleo que no
genere ni inflación ni deflación, la llamada tasa natural de desempleo. Así, siempre
según la ortodoxia neoclásica, la política macroeconómica deberá siempre perseguir
una inflación lo más baja posible y despreocuparse del nivel de desempleo, puesto
que éste se tendrá que estabilizar en cualquier caso en su tasa natural. Esta teoría de
la tasa natural se ha convertido en la base de la política económica de la mayoría de
gobiernos y bancos centrales del mundo. Es por este motivo que, según los autores, la
política macroeconómica no está ayudando a reducir el desempleo.
5. ¿Por qué ahorrar para el futuro es tan arbitrario? Para la teoría económica
ortodoxa, el ahorro responde a una motivación económica racional. Pero las personas
son poco realistas (racionales) en sus proyecciones del futuro. Somos excesivamente
optimistas debido a las historias que nos contamos sobre nuestras vidas. Por ello, los
gobiernos deben ejecutar políticas para garantizar jubilaciones suficientes –sin la
Seguridad Social la gente siempre ahorraría demasiado poco-.
6. ¿Por qué los precios financieros y las inversiones corporativas son tan volátiles? Se
supone que los precios de las acciones reflejan fundamentos objetivos, tales como la
evolución de los tipos de interés o los beneficios esperados. Pero en realidad, las
variaciones de la bolsa a lo largo de la historia no sólo no se han podido predecir, sino
que ni siquiera se han podido explicar racionalmente una vez ya han sucedido. La
confianza, la equidad y las historias (alentadoras o desalentadoras) intervienen
decisivamente en las decisiones de inversión, así como también en la
retroalimentación entre los mercados financieros y la economía real.
7. ¿Por qué los mercados inmobiliarios experimentan ciclos? No existe ningún motivo
racional para esperar que el sector inmobiliario sea, en términos generales, una buena
inversión: esta creencia se fundamenta en narrativas populares. La inversión
inmobiliaria es insegura –los precios de la vivienda pueden caer y, de hecho, así ha sido
en muchos momentos- y es poco rentable -las acciones tuvieron un beneficio medio
anual del 7% a lo largo del siglo XX, mientras que los precios reales (no nominales) de
la vivienda sólo aumentaron un 0’2 % anual en el mismo período-.
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8. ¿Por qué la pobreza se da especialmente entre las minorías? Las desigualdades
económicas entre blancos y negros están fundadas en una historia de nosotros (los
negros) y ellos (los blancos). La historia que cuenta la clase obrera negra es bastante
distinta de la que narra la clase obrera blanca: éstos consideran que la falta de éxito es
fruto de la mala suerte o de la falta de esfuerzo en un mundo con igualdad de
oportunidades; aquéllos consideran que les ha tocado una mala mano en el reparto de
cartas del capitalismo -en términos de recursos de partida-en un mundo hostil, ni justo
ni equitativo. La pobreza de los afroamericanos no es una cuestión individual: más allá
de la falta de recursos, viven una historia especial, que es la de su explotación en los
EE.UU. Los gobiernos deben atacar las causas de esta pobreza, mediante la
discriminación positiva, la mejora de la escolarización de estas comunidades, los
empleos públicos y un sistema penitenciario orientado a la rehabilitación.
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