Rodar en grupo - Motoclub Mineros Puertollano

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Rodar en grupo
A pesar de que las motos son los vehículos más individuales que existen, lo cierto es
que también son muy «sociales»: no solo nos gusta salir eventualmente acompañados
de un pasajero para compartir las emociones de la conducción sobre dos ruedas, sino
que también nos gusta quedar con otros amigos o compañeros para hacer
excursiones en grupo.
Es perfectamente posible salir en grupo y pasarlo en grande, ya sea a ritmo tranquilo
para admirar el paisaje con algún destino de interés gastronómico o turístico, o a ritmo
más alegre para disfrutar en grupo de las sensaciones que nos ofrecen nuestras
motos. ¿Cómo encuentras un buen grupo para salir confiado?
Pues puedes encontrar gente así en tus salidas en solitario, y en eso consiste buena
parte de la vida social del motorista, pero otra buena solución es crearlo tú mismo.
Comunicación
En cualquier cosa que hagas en la vida en la que no estés solo, la comunicación es
fundamental. Con tu pareja, con tu familia, en tu trabajo, en el tráfico... Si consigues
que los demás sepan qué quieres, qué vas a hacer y consigues saberlo tú de los
demás, todo será más fácil.
Cuando salgas en moto con más gente, la comunicación es igual de importante:
interesa hablar antes y después para establecer ciertas pautas y normas o comentar la
aventura de turno e interesa ser capaces de comunicarse por gestos y señas de forma
inequívoca.
La tecnología ha puesto a nuestro alcance medios para mejorar esa comunicación
pero no todos llevamos casco con bluetooth, manos libres e intercomunicadores (cosa
que explica lo bien organizados que van, por ejemplo, los grupos de Honda GoldWing
que sí lo llevan), así que los gestos con las manos y las luces deberán establecerse
antes para que todos sepan qué hacer en cada ocasión.
El ejemplo más evidente, cuando necesitas repostar porque te ha entrado la reserva...
Y hablando de repostajes, el tema de las normas es igualmente importante. Cuántas
veces nos ha pasado quedar con varios amigos, y que uno llega siempre con el
depósito vacío retrasando la hora de salida de todos.
Pues ahí tienes la norma número uno: llegar a la cita con la moto «llena» (y, norma
número dos, el cuerpo «vacío»).
Puede que solo salgas a dar una vuelta, a buscar curvas y disfrutarlas. También para
eso puedes y debes establecer normas: por ejemplo, una buena idea es usar las
zonas rápidas o las rectas como zonas de reagrupamiento, de crucero tranquilo.
Además (y contra toda lógica que no sea recaudatoria) es justamente en las rectas
donde se ponen los radares, fijos o no, así que no superar demasiado (dentro del
límite que todavía es sólo un peaje, sin puntos) los límites legales no castigará apenas
los neumáticos traseros e implicará consumos mínimos de combustible.
Acordar ese ritmo para las rectas o zonas rápidas permitirá descansar y relajarse, y
que alguien rezagado pueda recuperar el terreno perdido sin forzar demasiado las
cosas. La diversión de verdad está en las curvas, allí es donde conviene «emplearse»
para pasarlo bien, siempre con los márgenes de seguridad requeridos; pasar por las
rectas poniendo a prueba las prestaciones de nuestras motos no es tan divertido, y
puede llevarnos fácilmente a salir en las noticias si por desgracia hay algún «cazador»
(radar) cerca, además de reducir drásticamente la vida del neumático trasero. Sin
entrar en que, a ciertas velocidades muy por encima de las legales, cualquier
distracción o error puede ser desastroso...
Otra buena costumbre es no rodar en fila india, sino hacerlo «escalonadamente »
aprovechando el ancho del carril, para que así el líder pueda ver de un vistazo que
todos están ahí. A la hora de las curvas la situación cambia y no queda más remedio
que ir en fila india si todos deben estar en la trazada correcta. Eso sí, una excursión no
es una carrera y no hay necesidad de rodar pegados ni, mucho menos, pretender
pasarse en situaciones apuradas...
Cuidado porque lo que para nosotros puede ser algo con margen puede que sea por
encima del límite del otro. Si ves que alguien con mejor ritmo que tú te sigue muy
pegado, déjale pasar tranquilamente y será un problema menos para ambos, además
de que quizás siguiéndole veas dónde gana terreno... o compruebes que pone más
ganas que técnica y estás más tranquilo sin tenerlo detrás.
Y, por supuesto, si llevas pasajero sé consciente de ello, de que aun habiendo
regulado la moto, el ritmo es absolutamente diferente del de cuando vas solo, que la
moto no puede inclinar tanto y que, a fin de cuentas, eres responsable de otro.
De viaje
Cuando llegan las vacaciones o las grandes concentraciones, es la hora de viajar
sobre dos ruedas. Viajar en solitario es sencillo: tú decides en todo momento. Pero
hacerlo en grupo cambia mucho, de entrada convendrá haberse sentado antes a
hablar y planificar con calma la ruta, a decidir las distancias diarias a recorrer. En esta
cadena el eslabón que cuenta es el más débil, así que será el que tenga menos
experiencia quien decidirá cuántos kilómetros haréis al día.
Sería un error garrafal forzar a alguien a «estirarse» más allá de su límite, a obligarle a
acabar las jornadas con más kilómetros de los que es capaz de aguantar
cómodamente: estresante y peligroso.
Planifica las etapas generosamente y así a nadie le entrará el pánico si hay algún
retraso (mal tiempo, avería, cansancio imprevisto...). Otro tema a tener en cuenta es
que el ritmo no puede ser constante durante todo el día: tenemos momentos álgidos
de resistencia y concentración, pero también tenemos momentos bajos.
Para seguir el ritmo natural del organismo conviene ponerse a los mandos pronto por
la mañana, para aprovechar ese primer tiempo de «buena forma» que va de las siete
de la mañana a mediodía. Ahí llega un bajón, momento ideal para sentarse en una
mesa y reponer fuerzas; incluso puede ser bueno hacer una parada no muy larga
hacia las once, y luego parar a comer. Pasada esa parada de la comida, nuestro
organismo volverá a estar «a tope» durante unas horas para terminar la etapa del día
en condiciones óptimas.
En la mesa el equilibrio es lo mejor. Ni una comida «al vuelo» (bocadillo de pie) ni un
ágape que nos deje «fuera de juego». Pero tampoco hay por qué no disfrutar de las
comidas, ¿no estaremos de vacaciones? Y la bebida no es menos importante, NADA
DE ALCOHOL pero sí mucha hidratación, no solo en la mesa, sino durante el camino:
que no falten botellas de agua y/o zumos de frutas.
El mejor remedio contra el dolor de cabeza, el cansancio o la falta de concentración es
una buena hidratación. Eso implicará parar para ir al baño además de rehidratarse, así
que hay que contar con unas cuantas paradas, con algo de tiempo perdido aquí y allá.
Pero, de nuevo, ¿no estamos de vacaciones? Pues a tomárselo con calma.
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