SARVANGASANA Y HALASANA Para Sarvangasana o la postura sobre los hombros, comenzamos tumbados sobre la esterilla, puedes colocar un par de mantas debajo de los hombros, asegurándote que el cuello queda libre (utilizamos este apoyo para proteger la zona cervical y también ayudar a que el pecho se eleve mejor en la postura completa). En la posición de partida las piernas están juntas, estiradas o flexionadas, los brazos a lo largo de los costados, las palmas de las manos miran hacia abajo. Te mantienes aquí un par de respiraciones y cuando estés preparada, apoyándote es una inspiración elevas las piernas, caderas, glúteos y espalda para, inmediatamente sujetarte la espalda con las manos Para ajustar la postura tratas de aproximar los codos lo que puedas entre sí, el ancho de los hombros, al tiempo que “caminas” con tus manos en dirección a los omoplatos. El peso del cuerpo recae sobre los hombros y los brazos, los codos hacen de soporte y las manos guían tu espalda. En la postura completa el rostro se mantiene tranquilo, la respiración calmada, el cóccix se recoge hacia dentro y las piernas, activas, mantienen un impulso ascendente. Esta actividad llega hasta los pies y los dedos de los pies. Te mantienes aquí 5-10 respiraciones Para enlazar con Halasana, con la siguiente espiración, las piernas juntas y estiradas, comienzan a descender por encima de tu cabeza Los pies llegan al suelo, pero si no llegas, no importa, puedes colocarte un soporte tipo silla o banco, donde poder apoyarlos. Los talones miran hacia el techo mientras que los dedos de los pies se mantienen flexionados mirando hacia tu cabeza. Los muslos están activos empujando hacia el techo y las manos siguen guiando a la espalda En la postura completa, puedes soltar la espalda, entrelazar los dedos de las manos y estirar los brazos hacia delante y hacia abajo. Mantienes la parte posterior del tronco bien alargada y las caderas elevadas hacia el techo. Te mantienes aquí 5-10 respiraciones. Para deshacer la postura apoyas los brazos y las manos en el suelo a modo de freno, elevas las piernas como unos 45º con respecto al suelo y desde ahí comienzas a descender con la espalda en redondito. La espalda va apoyándose poco a poco. Observa que la cabeza no se despega del suelo, toda la actividad viene de la zona abdominal. Vuelves a la posición de partida donde poder descansar. Realiza alguna respiración amplia y profunda Para finalizar esta secuencia de Sarvangasana-Halasana, te deslizas hacia atrás hasta que tus hombros salgan completamente del soporte y se apoyen sobre la esterilla y mover suavemente la cabeza hacia un lado y otro. Aquí podrás adoptar la postura de Supta Badhakonasana con los brazos descansando en el suelo y adoptando un ángulo de 90º. Aprovecha esta agradable sensación de apertura para realizar un par de respiraciones amplias y profundas. VARIANTE SARVANGASANA Las personas que no puedan hacer la postura por diferentes motivos (principiantes, molestias cervicales/lumbares, tensión alta etc.) pueden adoptar en su lugar la postura de 90º en la pared. Aquí, con el mínimo de esfuerzo, mantienes las piernas en alto, beneficiándote de los efectos positivos de la fuerza de gravedad actuando sobre cada célula de tu cuerpo. La cabeza se mantiene bien centrada en el suelo o sobre un soporte, el tronco desciende relajado, los brazos descansan a ambos lados del cuerpo, la pelvis se mantiene bien asentada (para ello si es necesario puedes alejarte un poco de la pared), las piernas juntas y estiradas y los talones presionan suavemente contra la pared, mientras que los dedos de los pies se flexionan hacia tu rostro.