MARC CHAGALL: EL POETA Y LA TRADICIÓN JUDIA I. INTRODUCCIÓN.“(...) ¿Dónde hay un gran cuadro que no tenga nada de poesía? (...) Es toda mi vida la que se identifica con mi trabajo y me parece que soy el mismo cuando duermo. Por el contrario, hay otros que se asombran de que durante mis vacaciones, en el verano, me divierta pintando flores o paisajes. ¡ La manía clasificatoria les hace suponer que soy, alternativamente, realista o poeta ! ¿ Es que no tengo derecho a fijar en el papel o en el lienzo, el lugar dónde he vivido? No puedo tolerar de ningún modo quedar comprometido en un sistema, en un orden cualquiera. ¡¡ Cuantas veces he soñado con el día radiante en que podré aislarme por completo, como hacían antaño los monjes en sus conventos!! (...)”. Así se autodefine el llamado poeta y pintor de literatura, símbolos religiosos, y relatos folklóricos, Marc Chagall. Como para los surrealistas y otros vanguardistas, para Chagall la realidad es un continuum de imágenes y experiencias en continua metamorfosis. Así entenderemos imágenes donde pasado y presente se unen, cielo y tierra se confunden, el primer plano y el segundo no tienen lógica, la lógica espacial no se basa en la horizontalidad del paisaje y la verticalidad de las figuras, los escenarios se superponen, las cabezas se separan de los cuerpos, los vestidos se quiebran en facetas... Aún así, sus raíces culturales harán que tenga una asimilación muy personal de las vanguardias como él mismo afirma en Ma Vie (obra autobiográfica que Chagall escribió en el 1930, y en la que me he centrado para dar a conocer al gran poeta ) a propósito del Cubismo: “(...) Por mi parte, nunca me gustó el Realismo. Cuando llegué a París, me mantuve al margen del movimiento cubista que estaba entonces en su apogeo. Busqué otros movimientos. Las botellas, las guitarras... los cubos, los cilindros... todo eso sigue participando de la realidad. Mis cuadros por el contrario, eran ilógicos y no realistas, desde mucho antes de que apareciese el Surrealismo.” Chagall reivindica constantemente la tradición simbolista de su tierra natal y al mismo tiempo ser vanguardista de su cultura. Para ello se apoyará en cuatro pilares: A) El Hassidismo: Movimiento religioso judío nacido en el siglo XVIII en la zona sudeste de Polonia, con un espíritu que privilegia el alma en detrimento del razonamiento y la norma. Su objetivo principal es el devequt ( la unión total con Dios, mediante la oración y la búsqueda constante de Dios en todas las cosas). B) La Haskala: Movimiento racionalista judío que se abre a los valores laicos de los derechos humanos y que tiende a la asimilación y a la aculturación. Se unen a las transformaciones provocadas por la urbanización y la industrialización. C) El Yiddish: Lengua de los judíos asquenazíes nacida en el año 1000. Se compone de alto alemán, hebreo y algunas acepciones incorporadas por países centro europeos como Rusia o Polonia. D) La Biblia: Asumirá sus contenidos sin caer en la idolatría. Será una fuente muy importante para su obra, de la cual hablaremos más tarde. A pesar de la carga cultural judía, Chagall pinta para todo el mundo, su obra tiene una dirección universal. Esto se ve en la propia identidad física de las obras, en la constante referencia al amor (energía transformadora, causa y consecuencia de él y su familia) y en la exaltación de las fiestas y celebraciones colectivas (nacimientos, bodas, entierros...). II. BIOGRAFÍA.Marc Chagall nace en el gueto judío de Vítebsk en 1887, en el seno de una familia humilde y numerosa. Desde pequeño ya mostró su inclinación hacia el dibujo, desafiando la normativa judaica que prohibe hacer imágenes. Tras haber estado en San Petersburgo aprendiendo el oficio junto a Bakst, se trasladaría a París en 1910, y un año después se instalaría en “La Ruche”. Allí contactaría con pintores como Leger y Delaunay, y literatos como Cendrars y Apollinaire. Pronto sus influencias serán evidentes en obras como Yo y la aldea o El poeta. En 1914, coincidiendo con la Primera Guerra Mundial, regresará a Vítebsk donde pronto fundará la Escuela de Bellas Artes y casará con Bella. En 1920, marchará a Moscú expulsado por Malevich y Lissitzki de la Escuela. Allí tendrá su primera experiencia como escenógrafo en el Teatro Judío de Kamenni. En 1923, volverá a París donde tendrá su etapa más productiva que se verá interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Entablará íntima relación con los surrealistas, participará en numerosas exposiciones, publicará Ma Vie, y ya en 1933, será su primera exposición retrospectiva en el museo de Basilea. Con motivo de la Segunda Guerra Mundial, se exiliará a Estados Unidos, donde fallecerá su primera esposa. Será una etapa de obras sombrías. Pero el regreso a Francia en 1948 instalándose en St. Paul de Vence y casando con Vava en 1952, dará de nuevo un giro a su obra la cual recobrará su anterior luz, color, ganas de vivir y sobretodo de trabajar. En estos últimos años de su vida, Chagall aceptará encargos como la Opera de París o la de Nueva York, y en 1966, llevará a cabo el ciclo de pinturas sobre El Mensaje Bíblico. III. VANGUARDIA Y TRADICIÓN.Antes de su llegada a París en 1910, se puede decir que la obra de Chagall es “Realista”, como puede verse en la diapositiva, pero en un plano muy cercano a Van Gogh (ya entonces se apreciaba su ingenio que no casaba con la pintura tradicional y clásica que Pen y Bakst habían intentado enseñarle). Sus primeras obras relevantes las encontramos a partir de 1910: “(...) Mis cuadros en Rusia no tenían luz. En Rusia todo es oscuro, pardo, gris. (...) Cuando llegué a Francia, lo que más me impresionó fue la variedad de colores, el juego de las luces. Allí encontré lo que hasta entonces había buscado a tientas, el refinamiento de la materia y del color loco. (...) Mis fuentes familiares fueron las mismas: no me convertí en un pintor parisiense, pero la luz iluminaba ahora mis cuadros desde fuera. La luz ayuda a construir”. Allí se producirá, como se ve en Autorretrato con siete dedos, una asimilación muy peculiar de las vanguardias. El Fauvismo, el Cubismo, el Orfismo de Delaunay, la literatura de Apollinaire y Cendrars con sus evocadoras imágenes yuxtapuestas... Pero esto no fue una ruptura con el pasado, él mismo dice: “ (...) con mis recuerdos, con mi alma... volvía a mi país (...)”. Es pues la obra de Chagall una conciliación entre vanguardia y tradición, como es evidente en A Rusia, a los asnos y a los otros, en La aparición, o en París desde la ventana. IV. VITEBSK.“(...) Todo pintor ha nacido en algún sitio. E incluso si responde a las influencias de otros ambientes, un cierto aroma de su tierra natal, formará siempre parte de su obra. (...)”. Coincidiendo con la Primera Guerra Mundial, Chagall regresa a Vítebsk y su primera producción allí, será para ahondar en sus raíces. Poco a poco se irá asentando su estilo, y su producción allí rondará entorno a dos temáticas principales: el entorno rural, y Bella. En las obras que hablan del entorno rural, son constantes las alusiones a la cultura judía, como es evidente en El judío rojo, El violonchelista, El judío orando o El rabino, y también a su familia como se ve en Madre, Mujer en cinta o En la barbería. En cuanto a Bella, son múltiples las obras donde aparece, como es el caso de Doble retrato, Encima de la ciudad, Autorretrato con vaso de vino o El trineo volador. En todas ellas, Bella es el fundamento de su felicidad. V. LA METAMORFOSIS.El universo pictórico de Chagall, es un universo en metamorfosis. A menudo es difícil darle un sentido a las figuras que aparecen en las obras, pues pueden formar parte de los sueños que para Chagall también son realidad (aunque no sean coherentes). La metamorfosis o transformación de sus personajes o animales, puede remitir a sus caracteres y atributos como sería la cara verde del burro en Mujer con burro verde, o a sus funciones, como sería la niña que cabalga a lomos de un caballo o la vaca que vuela como un pájaro en El canto del gallo. Los escenarios principales para esta metamorfosis serán la aldea y el circo, como El prestidigitador nos muestra, donde un hombre con cabeza de gallo realiza malabarismos. VI. EL ESPECTÁCULO MÁGICO.En el interés por el espectáculo y la fiesta se remonta a su primera producción con imágenes juveniles de bodas (Mujer con cara azul), bailes, celebraciones rurales... en las que siempre aparecen los klezmer (músicos de la aldea). Sus contactos con el mundo teatral, se remontan a 1920, cuando Chagall abandona Vítebsk y se traslada a Moscú recibiendo el encargo de decorar el Teatro Judío Kamenni. Allí realizaría: La introducción al teatro judío, La danza, El teatro, La literatura, El banquete, y El amor en escena. Pero es a partir de los años 60, cuando la fascinación por el mundo de la farándula, se materializa de forma mítica en su pintura: El Circo. La pista circense, sustituye el paisaje de la aldea. Allí se mezclan realidades, fantasías, el gesto, la palabra, el color, la música...y la noche se convierte en el mejor momento para una función de circo ( Saltimbanquis en la noche). VII. EL AMOR.Para gran parte del público, Chagall es el pintor de la felicidad en el amor, justificando así las constantes imágenes femeninas (Bella o Vava), y las parejas abrazadas y volando (Promenade). Todo lo que hay alrededor de los amantes (color, paisaje, animales,...) participan de esta felicidad y de esa música y luz que es la mujer, como es evidente en Los novios de la Torre Eiffel, o en El pintor y su modelo. El amor se asocia principalmente a dos motivos: el vuelo, y los ramos de flores como se puede ver en Los tejados rojos y en Ramo de flores y circo rojo. VIII. TODO SE VUELVE NEGRO A MIS OJOS.No todo fue felicidad y color en la obra de Chagall, sino que durante mediados de los años 30 y finales de los 40, la pintura de Chagall, experimentó un cambio radical debido a varios acontecimientos. En 1933, los nazis destruyen algunas de sus obras. En 1941, dos años después de estallar la Segunda Guerra Mundial, Chagall tuvo que exiliarse a Estados Unidos. Por último y como acontecimiento más doloroso, en 1944, muere la que había sido principal causa de su existencia, Bella ( “(...) Y todo se vuelve negro a mis ojos”). Todos estos acontecimientos se ven reflejados en sus obras con un excesivo muestrario de tragedias y una constante aparición de crucificados, como es el caso de Resistencia y Resurrección. IX. EL MENSAJE BÍBLICO.Para finalizar, hay que decir que tras aquella etapa pesimista, en 1948, y coincidiendo con su vuelta a París, el casamiento con Vava, y ante todo su fe, Chagall pudo salir de aquella oscuridad y emprendió grandes obras. Entre ellas la Serie del Mensaje Bíblico. Para Chagall, la Biblia es la fuente más grande de poesía, la parte más preciada de un legado universal cultural. De ella Chagall extraerá imágenes y temas como es Rebeca y el siervo de Abraham. “(...) A medida de lo que han permitido mis fuerzas, a lo largo de mi vida, aunque a veces tenga la impresión de que soy totalmente otro, que nací, podríamos decir entre cielo y tierra, que el mundo es para mí un gran desierto en que mi alma vaga como una gran antorcha, hice estos cuadros en comunión con aquél sueño lejano. Quise dejarlos en esta Casa [refiriéndose al Museo Nacional de Niza] para que los hombres traten de hallar en ellos cierta paz, cierta espiritualidad, una religiosidad, un sentido de la vida. Estos cuadros en mi pensamiento no representan el sueño de un solo pueblo, sino el de toda la humanidad. No soy yo quien ha de comentarlos. Las obras de arte tienen que hablar por sí solas. Se habla a veces del modo, de qué formas, de en qué Movimientos colocar el color. Pero este color es algo innato. No depende del modo, ni de la forma en la que lo pongáis. Tampoco depende de la maestría que se tenga. ¿No están inspirados por el Amor la pintura y el color? La pintura no es sólo el reflejo de nuestro yo íntimo y por eso la maestría del pincel no tiene nada que hacer aquí. Absolutamente nada. El color con sus líneas contiene vuestro carácter y vuestro mensaje. Toda vida va inevitablemente hacia su fin, por eso durante nuestra existencia debemos de colorearla con colores de amor y de esperanza. En este amor se encuentra la lógica social de la vida y lo esencial de cada religión. Para mí, la perfección en el Arte y en la vida procede de esta fuente bíblica. Quizá vengan a esta Casa los jóvenes y los que ya no son tan jóvenes a buscar un ideal de fraternidad y amor como el que mis colores y mis líneas soñaron. Quizá pronunciarán aquí las palabras de ese amor que siento yo por todos. Quizá ya no haya más enemigos y lo mismo que una madre trae al mundo a un niño con amor y con dolor, los jóvenes y los que ya no lo son tanto construirán el mundo del amor con un nuevo colorido. Y todos, cualesquiera que sea su religión, podrán venir aquí y hablar de aquél sueño, lejos de las maldades y de la excitación. ¿Este sueño es posible? En el Arte y en la vida todo es posible si, en la base, existe el Amor.” LORENA DENIS VALERO