Creadores de espacios El Cine, nacido hace treinta y cuatro años, se ha convertido en poco más de un cuarto de siglo en una industria tan vasta, con presencia de casi todas las ramas de la actividad humana, que es legítimo el estudio de uno solo de sus componentes, el decorado. Para realizar una película, es necesaria la colaboración de numerosos individuos, entre otros: hombres de letras, directores, arquitectos, compositores, decoradores, artistas dramáticos, dibujantes, encargados de vestuario, de mobiliario, escultores, fotógrafos, electricistas, maquinistas, carpinteros, carpinteros de obra, pintores, peluqueros, albañiles, tapiceros, utileros, zapateros, armeros, acróbatas, jardineros, regidores, secretarios, etc. En esa fábrica que es un estudio de rodaje cada uno tiene su trabajo, su radio de acción, cada uno hace su aportación a algunos metros de película. En esos grandes hangares oscuros iluminados de pronto por mil focos cegadores, esta masa hormigueante y ordenada se mueve y trabaja para crear belleza. Un filme se compone de un elemento dinámico, el actor, y de un elemento estático, el decorado. El director anima al actor en el decorado y distribuye la luz sobre uno y otro. (...) Asistiendo a la proyección de numerosos filmes, viendo algunos de ellos varias veces, examinando de cerca la manera en que están concebidos y son creados los decorados de películas que después veía en el cine, mezclándome de cerca en la vida de los estudios, he podido hacer algunas constataciones de orden técnico. 1º Un decorado de teatro se pinta como un cuadro; un decorado de cine se pinta como un plano. En el teatro, el decorador puede crear una atmósfera especial con algunos toques de color: las líneas verticales recuerdan a columnas, una línea horizontal evoca el mar. En el cine, salvo en el caso particular de algunos decorados expresionistas especiales, el decorador debe ser más realista y si debe representar un vestíbulo está obligado a dibujar y a construir un vestíbulo, de modo que su composición decorativa es más del orden de la arquitectura que de la pintura. En el teatro, las personas actúan en un decorado de dos dimensiones, o casi, mientras que en el cine se mueven por un espacio de tres dimensiones. En el teatro, el color tiene un papel preponderante, pero en el cine es la forma la que tiene esa función. 2º La ausencia de relieve en la pantalla crea la obligación de exagerar el relieve real de los objetos. La fotografía aplana los objetos y todos los planos sucesivos con profundidad se representan en un solo plano vertical: la pantalla. Las tres dimensiones se reproducen sobre dos, la perspectiva da la idea de lejanía, pero el relieve real no existe. Hay por tanto la misma diferencia entre la realidad y la proyección que entre una foto ordinaria y una foto estereoscópica. 3º La luz eléctrica de los estudios, distribuida desde todos los ángulos a la vez, suprime la impresión de relieve que da la oposición de los planos en la sombra y la luz. Tomemos un ejemplo simple: una caja iluminada desde un solo lado nos parece cúbica por la diferencia de valor de las caras iluminadas y de las caras en sombra. Si iluminamos todas las caras por igual, las aristas ya no se ven, todas parecen iluminadas y no tienen relieve. "La forma es la intersección entre la luz y la materia", dijo Émile Trélat. Con luz por igual, ya no hay forma. En mi opinión tenemos tres medios a nuestra disposición para acentuar los relieves, para exagerarlos, para reestablecer esta destrucción que opera la luz. El primero de estos medios consiste en pintar con un tono más oscuro las sombras propias de los objetos en los relieves verdaderos, como suponiendo una fuente luminosa unilateral: ventana, lámpara de pie o de techo. En el ejemplo de nuestra caja, la cara correspondiente a la sombra se pintaría más oscura que las otras. Por supuesto, durante toda la filmación no sería posible cambiar la dirección de la fuente luminosa. Las sombras están fijas, puesto que están pintadas. También se pueden acentuar las sombras de los mismos objetos, pero es infinitamente más delicado hacerlo, pues los personajes no deben pasar a la zona en sombra. El segundo medio para realzar el relieve es hacer que la toma sea bastante alta como para que el observador (o en el caso que nos interesa: el objetivo) vea el dibujo del plano en el suelo. Supongamos que estamos al borde del mar, nos tendemos en la arena y miramos hacia el horizonte: los paseantes, las rocas, los barcos y la línea del horizonte se tapan unos a otros, se confunden. Si en cambio subimos a un acantilado mirando al horizonte que se eleva: los paseantes se destacan sobre la playa, las rocas se espacian en la superficie del agua, los barcos se alejan unos de otros hasta la lejana línea del horizonte. En un decorado, el efecto es el mismo: vistas desde el nivel del suelo, las formas se confunden, pero vistas desde más alto, las formas se recortan sobre el suelo. El tercer medio para dar la impresión de relieve o de profundidad a un decorado consiste en situar elementos en primer plano que sean una parada obligada para la vista. Una columna, un árbol, un poste, una lámpara, dispuestos en primer plano alejan el fondo. Los pintores y los fotógrafos llevan mucho tiempo recurriendo a este procedimiento. Las elegantes ramas del pino colocadas en primer plano en la postal de la Costa Azul no tienen otra finalidad. 4º Dado que el formato de las películas es rectangular a lo ancho, la decoración debe ser baja. Las tomas cinematográficas se fijan sobre rollos de película en las que la dimensión de la imagen tiene una relación de 3:4, siendo tres, la altura y cuatro, el largo. La decoración alta queda cortada por la forma de la prueba fotográfica, tanto que es necesario captar suelo. La decoración debe pues estar situada en la parte inferior del decorado. 5º Puesto que la perspectiva queda exagerada en la pantalla, hay que evitar colocar muebles en el fondo, pues parecerán más pequeños y con una escala distinta que si estuvieran colocados en primer plano. La cámara tiene un "ojo" diferente del nuestro. Si un personaje recorre 20 metros en la pantalla parecerá que se aleja enormemente. Las líneas de fuga se acentúan. Una silla normal en primer plano, parece una silla de muñeca en el extremo de un gran decorado. En algunos casos, esta exageración de las distancias puede ser utilizada para conseguir ciertos efectos de lejanía. 6º Como el valor de los colores no es respetado por los productos químicos que fijarán la imagen en el rollo de película, hay que pintar los decorados en gris para tener los valores exactos que se quieren obtener. Esto se aplica evidentemente a los trajes y accesorios. El verde y el rojo dan negro; el azul da blanco. He visto en un estudio un decorado con paredes verdes cortado brutalmente por una puerta roja, que en la pantalla desaparecía completamente y no quedaba más que una superficie lisa sin abertura, de modo que los actores parecían abrir un hueco en el muro para salir. 7º Se debe evitar colocar en un decorado cuadros y esculturas que reproduzcan fielmente la naturaleza. Un retrato de Ingres, un busto de Houdon, sea cual sea su belleza, no son fotogénicos. Cuentan en la pantalla como los actores y su color y relieve quedan suprimidos. La escultura y la pintura modernas, cuanto menos figurativas sean, más colaboran en crear una adecuada diferencia entre el hombre vivo y la obra de arte. 8º Hay que buscar líneas simples y bastante rígidas, que por su estatismo, permitan el movimiento de los artistas En una película presentada recientemente, dos actores debían actuar ante un macizo de plantas y flores, en el que las líneas embrolladas de los tallos, la silueta de las figuras, las manchas de sombra y de luz de las hojas, las narices, las mejillas y el blanco de los cuellos, de las flores formaban un puzzle confuso, informe e incomprensible. Robert Mallet-Stevens, en Mallet-Stevens, R., Bilinsky, B., Schutz, M, Richard, A.-P. L'art cinématographique, vol VI, Librairie Félix Alan, 1929.