FORMAS Y VENTAJAS DE LA INTEGRACIÓN

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FORMAS Y VENTAJAS
DE LA INTEGRACIÓN
Rogelio Pérez Bustamante
Universidad Rey Juan Carlos
Resumen
Abstract
La sociedad humana camina hacia una integración planetaria,
acelerada por los impulsos de una tecnología cada vez más
poderosa. De modo que la mayoría de los países del mundo
se encuentran dentro de alguno de los diferentes sistemas
de integración económica; en cualquier de sus principales
formas operativas: preferencias aduaneras, las zonas del
libre comercio, las uniones aduaneras y uniones económicas
y monetarias. En ese contexto, la integración regional y la
globalización –libre comercio erga omnes– se desarrollan
simultáneamente, por sus indudables ventajas en cuanto
a economías de escala, mayor poder negociador, capacidad
para generar grandes proyectos, etc. Claro es que los distintos
procesos de integración presentan avances mayores o menores
según el método elegido, la disciplina institucional, y la
previa cooperación preparatoria. En ese sentido, la UE es el
paradigma, y los intentos latinoamericanos el antiparadigma.
The human society advances towards a global integration, that
is being accelerated by the pulse of a technology more and more
powerful. As a consequence of it, most of the countries in the
world are already inside some system of economic integration.
In any of the best known forms of integration: tariff preferences,
free trade areas, common mar-kets, and economic and monetary
unions. In that context, regional integration and glob-alization
appear to develop simultaneously, because of the great benefits
that provide: scale economies, bigger bargaining power, broader
capacity for special projects, etc. But all that, does not mean
a general and homogeneous process, since the performing of
the different schemes depend on methodology, discipline of the
contracting parts, and the previous levels of cooperation. In
that sense, the EU is the paradigm, and the Latin-American
projects, the antiparadigm.
1. Significado y formas
de integración económica
la eliminación progresiva de barreras al comercio. De
modo que dos o más mercados nacionales previamente
separados y de dimensiones unitarias, estimadas poco
adecuadas, se unen para formar un solo espacio económico (mercado común) de dimensión más idónea.
Para alcanzar ese propósito, es preciso realizar una
serie de actuaciones de acoplamiento de las estructuras
nacionales, a fin de abarcar con el mínimo coste social
el ámbito que se pretende integrar, lo que normalmente
exige un período transitorio más o menos largo, a fin
de evitar planteamientos demasiado bruscos o drásticos y a lo largo del cual, por lo menos a partir de un
cierto estadio, se hace prácticamente indispensable la
transferencia de una parte de las soberanías nacionales a
instituciones comunes que adquieren con ello un carácter supranacional. De modo que la integración impone
una coordinación más estrecha, que a la postre puede
Sin necesidad de recurrir a las tesis de Teilhard
de Chardin o McLuhan, es evidente que la sociedad
humana camina hacia una integración planetaria en
un proceso que se ha visto acelerado a impulsos de la
tecnología. Descendiendo al terreno económico, la
importancia del tema de la integración quedará suficientemente sustentada con la siguiente proposición:
salvo Rusia, China y Japón, prácticamente todos los
demás países del mundo se encuentran dentro de algún
sistema de integración económica, al margen de cuál
sea el grado de perfeccionamiento del mismo.
La integración económica es un proceso que
describe los diversos modos a través de los cuales los
países pretenden beneficiarse mutuamente a través de
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La economía internacional en el siglo XXI
desembocar en una unión política. De ahí el error de
muchos economistas al pensar que pueden existir procesos de pura integración económica sin implicaciones
políticas, y también el error de algunos políticos que
exigen la unión política a priori, sin percatarse que en
buena parte la unión va forjándose día a día, cada vez
que es preciso tomar decisiones comunes sobre cuestiones económicas importantes. Éste fue precisamente
el fallo de los intentos europeos de unión política del
período de entreguerras 1918-19391.
Por otra parte, como puso de relieve Gunnar
Myrdal, los proyectos de integración entre países en vías
de desarrollo (PVD) fracasan a causa de la limitación
ras, no extensibles a terceros, debido a la suspensión,
internacionalmente aceptada, de la cláusula de nación
más favorecida.
El origen histórico de esta categoría de integración
data de cuando en el marco de la conferencia de La
Habana de 1947 el Acuerdo General sobre Aranceles
Aduaneros y Comercio (GATT), se acordó que el
principio de la cláusula de nación más favorecida «no
implicaría la supresión de las preferencias» entonces
existentes, que pasaron a figurar en los anexos A a F del
Acuerdo General, y que, por tanto, seguirían vigentes.
Y cabe decir que a pesar del tiempo transcurrido esas
preferencias siguen teniendo hoy un interés histórico,
por su extrema pobreza, que impide que haya suficientes recursos financieros para sostener infraestructuras
físicas, económicas y sociales avanzadas. Observación
muy válida para los proyectos de integración en África
y en parte también en toda Iberoamérica.
En cuanto a formas de integración, suelen enumerarse las siguientes: sistema de preferencias aduaneras,
zonas de libre comercio, uniones aduaneras, y uniones
económicas; formas que en realidad no son sino distintas gradaciones o estadios de integración económica.
Podríamos referirnos asimismo a otros esquemas de
integración, partiendo de otros criterios. Por ejemplo,
con órganos supranacionales o sin ellos; integración
global o sectorial, etc. En cualquier caso, la clasificación
que aquí presentamos se hace sobre la base de papel
y la función de arancel de aduanas y del régimen de
comercio, por ser, ambos, mecanismos de defensa más
importante de las economías de mercado, por el cual
diferenciaremos las siguientes: preferencias aduaneras,
zonas de libre comercio, y uniones aduaneras.
pues, como veremos, las preferencias evolucionaron a
otras formas de conexión económica. Concretando ya,
esas áreas preferenciales eran las siguientes:
2. Preferencias aduaneras
Es una forma de integración parcial, basada en
el acuerdo de un conjunto de territorios aduaneros
para concederse entre sí una serie de ventajas aduaneRamón Tamames y Begoña González Huerta, «Estructural Económica
Internacional», 22º ed., Alianza Editorial, Madrid, 2010
1
216
2.1. La Commonwealth Británica
Nacida del vocablo inglés common y wealth
–‘riqueza común’–, como una asociación voluntaria de
Estados, refiere desde su origen un sistema de gobierno
dedicado a aumentar el bienestar social o la riqueza común. Formalmente creada en la Conferencia de Ottawa
de 1932, se configuró por una serie de preferencias bilaterales entre el Reino Unido, los Dominios (Canadá,
Australia, Nueva Zelanda), la India y los demás territorios
que antiguamente estaban dentro del Imperio Británico.
La Commonwealth, como área preferencial, tuvo
una gran importancia en las décadas 1930-1950,
pero con las transformaciones del comercio mundial
(intercambio cada vez mayor Reino Unido-EFTA,
Reino Unido-CEE, Canadá-EEUU, Australia-Japón,
etc.) fue perdiendo buena parte de su anterior trascendencia. Sobre todo, desde el momento en que en
1969, el Reino Unido solicitó formalmente pasar a ser
miembro de pleno derecho de la CEE, con un período
transitorio para liquidar paulatinamente sus relaciones
preferenciales con el resto de la Commonwealth, que
dejaron de existir con la plena incorporación británica
a la CEE en 1972.
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Los demás miembros del área preferencial buscaron sus propios caminos. Canadá, Australia y Nueva
Zelanda están cada vez más interesados en sus relaciones económicas con EEUU y Japón, y los PVD de la
Commonwealth se interesan fundamentalmente por la
UNCTAD y la OMC, por sus Sistemas de Preferencias
Generalizadas; o bien se ocupan de desarrollar procesos
de integración económica propios, como el de África
Oriental, Caribe, Sudeste asiático, etcétera.
2.2. Territorios de la Unión Francesa
La Unión Francesa nace al terminar la II Guerra
Mundial como respuesta a la Carta de Naciones Unidas
de 1945 y al modelo británico de la Mancomunidad de
Naciones de 1946 con la finalidad de procurar el desarrollo de la civilización y cultura comunes así como preservar
la defensa. La Unión estaba constituida por la Francia
metropolitana y su Imperio colonial, englobando:
•
África Occidental Francesa (AOF), una
federación de ocho territorios franceses en
África: Mauritania, Senegal, Sudán Francés,
ahora Malí, Guinea, Costa de Marfil, Níger,
Alto Volta, ahora Burkina Faso, y Dahomey,
ahora Benín.
•
África Ecuatorial Francesa (AEF), federación
de posesiones coloniales francesas en África
central, que se extendía desde el río Congo
hasta el desierto del Sahara creada en 1910
con cuatro territorios: Gabón, Congo Medio
(actual República del Congo), Ubangui-Chari
(actual República Centroafricana) y Chad.
•
Otras posesiones (Madagascar, etc.), territorios
de ultramar y departamentos ultramarinos.
El área preferencial de la Unión Francesa experimentó nuevas transformaciones a partir de 1957, con
motivo de la creación de la CEE, de la cual las antiguas
posesiones francesas pasaron a ser países asociados (los
Estados Africanos y Malgache Asociados, EAMA)
con el carácter de elementos de una Zona de Libre
Comercio CEE-EAMA, que se consagró oficialmente
en la Convención de Yaundé de 1963; acuerdo de intercambio comercial y cooperación entre la CEE y 18
ex colonias europeas, que recibirían a través del Fondo
Europeo de Desarrollo, ayuda técnica y económica. De
este modo, la vieja zona de preferencias de Francia se
convirtió primero en una Zona de Libre Comercio,
en la que de una parte estaban la CEE como conjunto
y de la otra, bilateralmente, 17 países (independientes
políticamente) de África y Madagascar.
Posteriormente, las Convenciones de Yaundé
I (1963-1969) y Yaundé II (1969-1975) integrarían
respectivamente a 18 y 21 países y serían remplazadas
desde 1975 por la Convención de Lomé I (1975-1979)
que integraría a 45 países, Lomé II (1979-1985) con
57 países, Lomé III (1985-1990) con 66 países, Lomé
IV (1990-1995) con 68 países, y Lomé IV revisada
(1995-2000) con 71 países, que contienen sistemas
de compensación, protocolos de intercambios para
productos específicos, programas de seguridad alimenticia y desarrollo de infraestructura y agricultura
sostenible. Finalmente estas convenciones darían paso
al Acuerdo de Cotonú (2000) de intercambio comercial
y de asistencia pacífica, integrado actualmente por 78
Estados de África, del Caribe y del Pacífico, que con
modificaciones periódicas estará vigente hasta 2020.
2.3. Benelux y sus posesiones
Fundado el Benelux –acrónimo de los nombres de
los tres países, Bélgica, Países Bajos y Luxemburgo– el
1 de enero de 1948, como una unión aduanera y económica, Bélgica y Holanda consiguieron en relación
con sus antiguas colonias un trato análogo en el GATT
al ya expresado para la Unión Francesa; integrándose
como países ACP el Congo exbelga, Ruanda, Burundi,
Surinam y las Antillas Holandesas. Con un régimen que
actualmente se rige por el Convenio de Cotonú (2000)
con validez hasta 2020.
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La economía internacional en el siglo XXI
2.4. Preferencias de los EEUU con
Filipinas y otros territorios dependientes
de EEUU
Las condiciones económicas de Filipinas tras la
independencia en 1945 fueron especificadas a través de
la Ley del Comercio Bell (Benabé Act) de 1946, también
conocida como Ley de Comercio de Filipinas, aprobada
por el Congreso de EEUU que estableció un sistema de
preferencias arancelarias que perduraron hasta 1975.
Por su parte, Puerto Rico, convertido en Estado
Libre Asociado de los Estados Unidos desde 1952 y
las islas Vírgenes (compradas por Estados Unidos en
1917, con la concesión de la ciudadanía americana a
todos sus habitantes en 1927), se encuentran dentro
del territorio aduanero de EEUU.
2.5. Preferencias latinoamericanas
Podemos considerar en este ámbito de preferencias aduaneras los viejos Tratados preferenciales
entre Chile, Argentina, Bolivia y Perú, reconocidos
en el GATT, en 1947, que perderían toda relevancia
al subsumirse dentro del proyecto de la ALALC,
organismo regional latinoamericano creado el 18
de febrero de 1960 por el Tratado de Montevideo y
reemplazado posteriormente por la ALADI, Tratado
de Montevideo de 1980.
2.6. Preferencias sirio-libanesas
En el momento de suscribir el Acuerdo General
(GATT) se reconoció, asimismo, el sistema de preferencias entre la Unión Aduanera Sirio-libanesa de 30
de noviembre de 1938, disuelta en 1945, y de Palestina
y Transjordania. Este sistema preferencial perdería toda
su vigencia por razones políticas a partir de la creación
del Estado de Israel en 1947.
218
2.7. Acuerdos preferenciales
Además, por razones muy concretas, y por períodos en principio transitorios, puede suceder que se
intente negociar Acuerdos preferenciales. Este supuesto
se dio en el caso de las relaciones de la CEE con Israel y
España (1970, Acuerdo Ullastres). Y aunque fuese para
largo tiempo (1970-1986 en el caso de España), sólo
tuvieron carácter transitorio hasta llegar a una verdadera
asociación o adhesión, respectivamente.
3. Zonas de libre comercio
Las zonas de libre comercio están constituidas
como un área de un país donde algunas de las barreras
comerciales, como aranceles y cuotas, se eliminan y se
reducen los trámites burocráticos pero manteniendo
cada uno frente a terceros su propio arancel de aduanas
y su particular régimen de comercio frente a terceros.
Constituyen, por tanto, un término medio entre
las preferencias y la unión aduanera y en ese sentido,
si los sistemas preferenciales de doble vía pertenecen
al pasado, las zonas de libre comercio son, en general,
formaciones poco estables; que se crean con carácter
transitorio y que por la fuerza de los hechos tienden
a convertirse en uniones aduaneras o a desaparecer.
Su constitución está regulada en el artículo XXIV
del GATT, en el que se establecen las condiciones
básicas para ellas: que se liberen las barreras para lo
sustancial del comercio entre los países miembros (para
diferenciarlas claramente de las áreas preferenciales) y que
esa liberación se haga conforme a un plan y en un plazo
de tiempo «razonable», es decir, no demasiado largo.
Son zonas de libre comercio en sentido estricto en
la actualidad la EFTA (European Free Trade Association
o Asociación Europea de Libre Comercio), la Zona
Australia-Nueva Zelanda CER, y la zona de América
del Norte (NAFTA o TLCAN). Se considera asimismo
zona de libre comercio el Mercado Común del Sur
(MERCOSUR).
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4. Uniones aduaneras
Una unión aduanera es como un área de libre
comercio que además establece una tarifa exterior
común. Las uniones aduaneras son la forma de máxima integración de dos o más economías nacionales
previamente separadas.
Una unión aduanera supone, en primer lugar,
la supresión inmediata o gradual de las barreras arancelarias y comerciales a la circulación de mercancías
entre los Estados que constituyen la unión. Este primer
aspecto –en el que coinciden con las zonas de libre
comercio– es lo que en el lenguaje económico coloquial se conoce con la expresión «desarme arancelario
y comercial».
Pero la unión aduanera significa, además, la
construcción de un arancel aduanero común frente a
terceros países. Este último elemento –que también
se denomina Tarifa Exterior Común o, simplemente,
TEC– es lo que diferencia claramente a las uniones
aduaneras de las zonas de libre comercio. En las uniones aduaneras, con una tarifa común entre los Estados
miembros, se eliminan todas las revisiones fronterizas
entre estos, dado que un producto importado de un
Estado no miembro es sujeto a la misma tarifa sin
importar el puerto de entrada.
En el artículo XXIV del GATT se establece que
la formación de la TEC no podrá suponer derechos
más elevados, como promedio, que los existentes en los
previos aranceles de los países miembros de la unión
aduanera. Igualmente, el desarme arancelario ha de
afectar a lo sustancial del comercio, y debe realizarse –al
igual que la construcción de la TEC– conforme a un
plan y en un plazo «razonable».
Por lo demás, en la dinámica de la integración, la
unión aduanera sin más, es difícil que pueda darse en
la realidad, lo cual es enteramente lógico, pues, una vez
establecida la libertad de comercio sin barreras arancelarias ni restricciones cuantitativas, resulta inevitable
la aparición de una larga serie de problemas derivados
de la existencia de los diferentes sistemas monetarios,
fiscales, de transporte, etcétera, de los diversos Estados
partícipes. Así pues, paralelamente a la creación de una
unión aduanera, acaba por hacerse necesario armonizar
esos elementos, que en su conjunto componen el marco
institucional de la economía.
Esa es la razón de que la unión aduanera, cuando
se consolida efectivamente, se transforme, por pura
necesidad, en unión económica. Esa fue la experiencia
europea del siglo XIX; Unión Aduanera Alemana y
Unión Aduanera Italiana, sobre todo, y esa resultó
de la vivencia de las uniones económicas del siglo XX
–UEBL, Benelux y CE/UE– que fueron planteadas
globalmente, y desde un principio, como verdaderas
uniones económicas; en las cuales, el establecimiento de
la unión aduanera aparecía como una de las fases de la
Unión, desde luego con carácter básico, pero no como
el objetivo de más difícil consecución. Entre las uniones
aduaneras del mundo se significan la Unión Europea, la
Unión Aduanera de África Austral, y Mercosur.
5. Ventajas generales
de la integración económica
Una vez estudiadas las distintas formas de integración, estamos en mejores condiciones de apreciar los
argumentos empleados por los teóricos en su apoyo, que
constituyen un amplio repertorio de razonamientos;
destacando primeramente los planteamientos de Jacob
Viner, cuando se refiere a la desviación de comercio de
un país no miembro de bajo coste (que sigue enfrentándose a los aranceles externos del grupo) a un país
miembro (que ya no se enfrenta a ningún arancel). En
tanto que existe creación de comercio, cuando la integración económica genera un cambio en el origen del
producto: de un productor nacional con mayor coste,
al productor miembro con recursos de menor coste. Ese
cambio, representa un movimiento en la dirección de
la asignación de recursos de libre comercio y, por tanto,
se supone que es benéfico para el bienestar2.
Viner J. (1950): The customs union issue. Nueva York, Carniege Endowment
for International Pace; Myrdal, G. (1957): Economic Theory and Underdeveloped
Regions, Gerald Duckworth; Robson, P. (1980): The Economics of International
Integration, Londres, George Akkeb & Unwin Ltd
2
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Además de los efectos estáticos de la integración
económica, es probable que la estructura y el desempeño
de los países participantes evolucionen de manera distinta
que sin la integración económica. Los factores que causan
esto se conocen como los efectos dinámicos de la integración económica; sobre todo cuando la competencia que
surge del nuevo mercado común compensa los efectos
negativos que podrían surgir del efecto desviación.
Desde otra perspectiva ciertamente importante
Constantine V. Vaitsos3 manifiesta que el proceso de
integración económica es un fenómeno social, que se
produce en situaciones concretas y que inevitablemente
beneficia o perjudica ciertos intereses económicos y
adecuada de la planta, que permite costes
medios unitarios mínimos y que posibilita
la competencia en el mercado internacional. Podría decirse (contraargumento)
que las economías de escala en las áreas
de integración sólo están en condiciones
de aprovecharlas, por lo menos en su fase
inicial, las grandes multinacionales. En el
caso de la CE, por ejemplo, muchas de estas
empresas, muchas veces norteamericanas o
japonesas, cuentan con plantas industriales
para aprovechar de modo racional el mercado integrado. Esta favorable situación
políticos siendo lo importante el balance global de
resultados. Además, la integración no surge espontáneamente de cualquier ambiente o contexto económico
sino que es promovida por circunstancias económicas
específicas y estructurada por actores tanto políticos
como socio-económicos, para lograr objetivos o proteger
ciertos intereses, como sucedió en Europa con sus padres
fundadores: el ya lejano Condenhoven Kalergi, y los más
políticos Bidault, Monnet, Spaak, De Gaulle, Adenauer,
De Gasperi; con necesaria cita también de Salvador de
Madariaga. Por ello, a los resultados económicos de la
integración y la cooperación se deben agregar los beneficios que se obtendrían en otras áreas que preocupan
a las sociedades en términos políticos, culturales, etc.
Parece claro, pues, que la integración no puede
considerarse como una panacea, como el camino de
superación de todos los males de las economías, y
consecuentemente para alcanzar la meta del desarrollo
integral; la integración económica debe ser completada
con toda una serie de medidas de transformación. En
ese sentido, Ramón Tamames, ha realizado una síntesis
de las ventajas derivadas de la integración económica
en los siguientes términos:
del capital extranjero, no puede tomarse,
sin embargo, como argumento para concluir que la integración sólo favorece a las
grandes corporaciones multinacionales,
pues contribuyen a crear empleo y aportan
nuevas tecnologías al área en integración.
•
•
Economías de escala. Desde una óptica industrial, las economías de escala hacen posible una mayor eficiencia, por la dimensión
Vaitsos, C. V. (1978): «Crisis in Regional Economic Cooperation (Integration)
among Developing Countries: A Survey», World Development, Vol. 6, Núm.
6, págs. 719-769.
3
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Intensificación de la competencia. La ampliación del mercado resultante de la integración puede conducir a una mayor pugna
entre competidores. De modo que si en un
mercado nacional estrecho determinadas
producciones para ser rentables sólo se realizan por una sola firma (monopolio), por
el contrario, en un vasto mercado común
pueden ser varias las que trabajen, compitiendo entre sí, y con una serie de efectos
favorables para el consumidor: precios más
bajos, mejor calidad, aceleración del proceso
tecnológico, etc. Claro es (contraargumento)
que la eventual intensificación de la competencia subsiguiente a la creación de un
área de integración puede ir sucedida a su
vez de un estadio de cartelización al amparo
de una alta tarifa externa común. Pero esa
cartelización puede ser combatida, si ello se
juzga necesario, recurriendo (como sucede
en la UE) a disposiciones de defensa de
la competencia a aplicar por tribunales de
justicia de carácter supranacional.
Formas y ventajas de la integración | Rogelio Pérez Bustamante
•
Atenuación de los problemas de pagos internacionales. En general, en las economías
nacionales, los problemas de balanza de pagos comienzan a considerarse graves cuando
conducen a la contracción de las reservas de
divisas convertibles, planteando la necesidad
de devaluar la moneda. Por ello, todo lo que
suponga un mejor aprovechamiento de esas
divisas (merced al empleo de mecanismos de
compensación de pagos) puede ser de gran
utilidad en la fase inicial de las uniones económicas, en línea con el esfuerzo por mantener un nivel de reservas adecuado, sobre
crece más que proporcionalmente por medio
de la integración. Por lo pronto, la unión
de esfuerzos –o la adhesión de esfuerzos en
marcha– es algo que de por sí ya inspira un
movimiento de interés, de admiración4.
•
La formulación más coherente de la política
económica nacional. Es éste un elemento que
con frecuencia se olvida al valorar las ventajas
de la integración económica, siendo, no obstante, uno de los de más relevancia a corto o
medio plazo. En ese sentido, cabe reflexionar que un país, mientras se desenvuelve
al margen de toda clase de cooperación e
integración, puede llevar a cabo la política
que mejor parezca convenirle, en tanto que
sea compatible con sus aspiraciones unilaterales. Pero con integración, por los mayores
compromisos que entraña y por los mayores
riesgos que implica, generalmente es obligado el mejoramiento de la política económica,
así como a la realización de transformaciones
importantes de la estructura económica. Es
lo que sucede en la UE sobre todo desde
2012, con el Pacto para la Unión Fiscal
previsto el 9 de diciembre de 2011 por el
Consejo Europeo.
•
La integración económica y las transformaciones estructurales. Respecto de la incidencia
de la integración sobre las transformaciones
estructurales, las perspectivas, no son tan
claras como en el caso de la influencia sobre
la política económica. ¿Determina el proceso de integración una aceleración de las
reestructuraciones agrarias, del cambio del
sistema tributario, de la redistribución del
ingreso nacional? En ese sentido, parece claro
que en un área en curso de integración tiende
a imponerse el patrón más evolucionado de
todo, para agilizar el comercio interzonal. Lo
cual constituye un prerrequisito para acelerar
la integración. El objetivo final puede ser la
unión monetaria, como sucedió con la UE
a partir de 1998.
•
•
Posibilidad de desarrollar nuevas actividades
difíciles de emprender aisladamente. La cooperación y la integración económica viabilizan
el desarrollo de nuevas actividades en el
campo tecnológico e industrial, que podrían
resultar impensables a escala nacional. Las
grandes obras hidroeléctricas, las industrias
de punta (electrónica, informática, satélites,
etc.), el desarrollo de la petroquímica hasta
sus últimas ramificaciones, la energía atómica
de fusión, la exploración espacial, son, todos
ellos, emprendimientos que normalmente los
países más pequeños no pueden desarrollar
por sí mismos de forma individual. En el
caso de la UE los efectos en ese sentido son
muy positivos: ESO, Iter, etc.
Aumento del poder de negociación. En un
intento de medir el poder de negociación de
un país, haciendo abstracción de su fuerza
militar, pueden tomarse algunos índices
formados a base del PIB, el volumen de
comercio o la capacidad de financiación exterior. En ese sentido, el poder de negociación
A este respecto pueden verse las consideraciones realizadas por Ramón
Tamames en Tamames, R (1966): Aspectos económicos de la vinculación de
Panamá al Mercado Común Centroamericano, Panamá, Ministerio de Relaciones
Exteriores, págs. 122 y sigs.
4
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La economía internacional en el siglo XXI
los vigentes en cada materia: el sistema fiscal
más progresivo, el educacional más completo, el de seguridad social más avanzado; algo
enteramente lógico, pues nadie se une para
retroceder, sino para avanzar.
6. La difusión del proceso
de integración
Como principales experiencias de integración a
considerar presentamos las siguientes, agrupadas por
grandes áreas geográficas:
•
Europa: UE, EFTA, EEE, CEE/ Mediterráneo, Cotonú (ACP).
•
América del Norte: Tratado de Libre Comercio EEUU/Canadá/México, TLCAN.
•
América Latina en su conjunto: ALALC,
ALADI, ALCA.
•
América Central y el Caribe: MCCA, CARICOM.
•
América del Sur: Comunidad Andina,
Mercosur.
•
África: CEAOR, SAARC, PTA, CEAO,
ECOWAS/CEDAO, CEEAC, Unión del
Magreb Árabe, SACU.
•
Asia: Consejo de Cooperación del Golfo,
ANAM, ASEAN, CER, CEP, SPARTECA,
APEC.
En la Tabla 1 puede verse una referencia estadística para los principales esquemas integratorios, con el
porcentaje de comercio intra y extra zonal. Como cabe
comprobar, la UE es el caso de máxima integración.
222
Tabla 1. Integración internacional (2008).
En billones de dólares
Exportaciones
Acuerdos*
Importaciones
Total
Intra
%
Extra
%
Total
Intra
%
Extra
%
UE (27)
5,32
3,62
1,96
5,57
3,62
1,95
TLCAN (3)
1,85
0,95
0,90
2,68
0,90
1,77
ASEAN (10)
0,86
0,21
0,64
0,77
0,19
0,58
MERCOSUR
(4)
0,22
0,03
0,19
0,19
0,03
0,15
Comunidad
Andina (5)
0,07
0,01
0,06
0,08
0,01
0,07
* El número entre paréntesis es de los Estados miembros de cada acuerdo.
Fuente: Estadísticas del comercio internacional 2007. OMC (2008). www.
wto.org.
7. Cooperación versus integración:
el escenario global
Las sucesivas oleadas liberalizadoras en la economía mundial OECE/OCDE, GATT/OMC y las consecuencias de la integración (CEE, EFTA, NAFTA,
ASEAN, etc.) han ido abriendo e intercomunicando
los mercados nacionales; hasta el día de hoy en que
nos encontramos en medio de la competencia internacional más implacable.
Los procesos de integración se enmarcan actualmente en el proceso de la globalización o mundialización,
que consiste en la creciente comunicación e interdependencia entre los distintos países del mundo, unificando
sus mercados, sociedades y culturas, a través de una serie
de transformaciones sociales, económicas y políticas;
proceso que alcanza muy directamente a la economía
y que se caracteriza por la integración de las economías
nacionales en nuevo marco de modos de producción
y movimientos de capital de configuración planetaria.
Ciertamente los dos procesos –integración
regional y globalización– aparecen y se desarrollan
simultáneamente, planteando tensiones, por cuanto
las agrupaciones regionales limitan los efectos de la
globalización de la economía mundial; conflicto que
afecta a los mecanismos de implantación de un sistema
Mediterráneo Económico 22 | ISSN: 1698-3726 | ISBN-13: 978-84-95531-54-4 | [215-223]
Formas y ventajas de la integración | Rogelio Pérez Bustamante
internacional de comercio eficiente, abierto, equitativo
y multilateral, actualmente representado por la Organización Mundial del Comercio.
Pero no hay una oposición total entre ambas posiciones, pues en el caso de la integración, como sucede
en el caso de la Unión Europea, se facilitan las importaciones masivas de prácticamente todo el mundo. En ese
sentido, los convenios de cooperación con el Magreb y
el Mashrek suponen, virtualmente, la franquicia para
las manufacturas y los productos agrarios de las riberas
Sur y Oriental del Mediterráneo. Por otro lado, el sistema de preferencias generalizadas para los países menos
avanzados, y los tratos a favor a los socios comunitarios
los BRICS: China, India, Brasil, Sudáfrica, Rusia);
desde el punto y hora en que la rápida circulación de
las tecnologías les hace posible producir barato y con
calidad y de ahí la ruptura de dos grandes teorías aún
en vigor a mediados del siglo XX: los costes comparativos
como explicación de la especialización económica y de
la división del trabajo a escala mundial que deja paso
a una fábrica del mundo como es China; y las etapas
del crecimiento como inevitable senda a seguir por
cualquier comunidad en un progreso que hoy se ve
acelerado en grado sumo.
En los últimos tiempos, ambas teorías se han
derrumbado estrepitosamente. Hoy la especialización
de África, Caribe y Pacífico (las antiguas colonias, los
ACP), son una gran ventana al Tercer Mundo.
En el Sudeste asiático ha ido produciéndose
una verdadera revolución económica: los NIC (newly
industrialized countries) de la ASEAN (Asociación de
Naciones del Sudeste de Asia: Indonesia, Tailandia,
Filipinas, Malasia, Brunei, Singapur, Vietnam, Laos,
Camboya, y Birmania), que tras la experiencia de los
cuatro dragones asiáticos (Corea del Sur, Taiwán, Hong
Kong y Singapur), entraron en la liza internacional
con una fuerza singular y la República Popular China
completamente incorporada, sobre todo después de su
ingreso en la OMC en el 2001.
En definitiva, nos encontramos en un escenario
global de despiadada competencia. En otras palabras,
en toda Europa y en EEUU, la actividad económica
está muy desprotegida frente al exterior en lo que respecta a la entrada de manufacturas de casi todas clases,
a precios irresistibles. Todo lo cual se ha potenciado,
en gran medida por los sistemas de cooperación e
integración a escala mundial; o simplemente por la
generalizada liberalización, vía GATT/OMC, o por
decisiones unilaterales, que ha generado una auténtica
aldea global de lo económico, de tal manera que el tan
traído y llevado mundo económico sin fronteras es una
realidad pura, dura, y cotidiana.
El mercado mundial está siendo especialmente
aprovechado por nuevos protagonistas (los ya aludidos
NIC del pasado, los emergentes actuales, y sobre todo
es muy difícil; casi todos los países tienden a producir
de casi todo, siempre que tengan la fuerza de trabajo
adecuada al precio conveniente y la necesaria gestión
empresarial de calidad. La energía, los inputs materiales
y los recursos de financiación, se dan por añadidura; en
tanto que el marketing y la distribución los proporciona
la ubicua organización multinacional y un país, puede
hacer que países industrialmente jóvenes puedan subir
los escalones del crecimiento, no en dos siglos, sino en
poco más de una generación.
En la primera reunión ministerial de la OMC,
celebrada en Singapur en diciembre de 1996, se planteó
la posible contradicción entre globalidad y bloques regionales a la hora de buscar cómo expandir al máximo
el comercio internacional. Finalmente se llegó a un
punto de vista, no unánime: no se está ante ningún
dilema, pues la experiencia histórica demuestra que
los empeños integratorios nunca generan verdaderos
reductos autárquicos.
Con referencia al proyecto más avanzado de
integración que ha servido de pauta para todos los
demás, la Unión Europea, ¿quién se atrevería hoy a
denunciar, lo que era harto frecuente en la década de
1980, la pretendida Fortaleza Europea, como baluarte
de proteccionismo integral? La realidad es muy distinta:
en 2012, la protección media del TARIC, el Arancel
Aduanero Común de la Unión, es menor del 3 por
100 ad valorem. Es como vivir, salvo para los productos
agrícolas, en un mundo sin fronteras.
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