El Banquete o sobre el amor. AdolfoLópez Vila. Pensamiento estético. 1º Filosofía Grupo 11. Apolodoro será el encargado de contarnos la reunión, a la cual él no asistió por haber sido cuando él aún era un niño. Todo lo que sabe lo conoce por boca de Aristodemos, que, personificándolo, nos relata la historia. El Banquete se celebró al día siguiente en el que Agatón ganó el premio por su primera tragedia. Aristodemos encuentra a Sócrates, y este lo invita a que lo acompañe, pero Sócrates por el camino se abstrae en sus pensamientos, y le comenta a Aristodemos que se adelante hacia la fiesta. Aristodemos es recibido en casa de Agatón y acomodado al lado de Erixímachos. Al llegar por fin Sócrates, Agatón lo invita a sentarse junto a él. Finalmente terminan de comer todos juntos y comienzan a beber, pero, tomando la palabra Pausanias, concuerdan moderarse en la bebida a causa de los excesos de la noche anterior. Entonces Erixímachos propone el tema, que se lo había formulado antes Faidros, la alabanza de Eros, del amor. Aquí Apolodoro nos hace una referencia, solo nos cuenta los discursos de los que se acuerda por ser los más importantes. Faidros será el primero en realizar su discurso, un discurso a la deidad del amor, que destaca su origen, de antes que los demás dioses, que es el más grande creador de bienes, y entre estos, el amor entre hombres es el más hermoso. Pausanias es el siguiente en hablar, que puntualiza el Eros que hay que alabar, explicando la existencia de dos amores: uno el popular, de la carne de los hombres, sexual (Afrodita Pandemiona); y el otro referente al deseo de saber mediante la unión del amado y el amante es un perfeccionamiento mutuo y honrado, bello (Afrodita Celeste). El próximo debía de ser Aristóafanes, pero atacado de un terrible hipo, cede el turno a Erixímachos, para después hablar él. Erixímachos dijo así: que desde su punto de vista médico, Eros afectaba a toso los cuerpos, para los cuales es hermoso y hasta necesario complacer aquello que es bueno y sano en cada uno de estos. Que la Medicina es la ciencia de los fenómenos amorosos del cuerpo. Pero en realidad nos dice que Todo (el Mundo) esta basado en la teoría de los contrarios para lograr la armonía, la cual es producto del Eros. A continuación, recuperado Aristófanes, cuenta una curiosa historia sobre la generación del amor, en la que unos seres andrógenos, muy fuertes, retan a los dioses, y estos, al separarles por la mitad aquellos, hacen que surja el amor entre las mitades, buscando cada cual su otra mitad, que, al encontrarla, las sensaciones amorosas son indescriptibles. Al terminar Aristófanes, Agatón y Sócrates empiezan a dialogar pero son cortados por Faidros y prevenidos de que si continúan así no acabaran sus discursos a Eros. Y de esta manera Agatón comienza su discurso, afirmando que Eros es el más hermoso y mejor de todos los dioses. Que es el más antiguo, antes que Kronos y Japetos, pero a la vez el más joven, enteramente joven (es lo que renueva, que es siempre nuevo), que consta de cuatro virtudes: es sabio, valeroso, moderado y justo. El último en tener la palabra es Sócrates, que no actúa como los demás. No hace un discurso sino que empieza a debatir con Agatón lo que acaba de exponer, haciéndole entender que el amor viene del deseo y de la privación de lo bueno, y de mantener aquello que nos parece bueno. Finalmente, lejos de hacer un discurso, cuenta lo que una mujer, Diotima de Mantinea, le contó lo que era el Amor: que es un demond, que es intermedio entre los dioses y los hombres y que a todos afecta; habla de su nacimiento mitológico entre Poros (astucia, recurso) y Penia (pobreza), que le transfieren sus cualidades; que es aquello que nos permite llegar a la felicidad; que amor es procreación, posesión perpetua; que es el partir de la belleza de las cosas sensibles hasta alcanzar la belleza sobrenatural. Termina Sócrates y la reunión se enloquece al aparecer gente de fiesta, entre los cuales se halla Alcibíades, el cual al enterarse de lo que están haciendo, decide hacer su discurso, pero no hace discurso alguno al amor, sino a Sócrates, cuenta la historia que le ocurrió con él, una historia de amante y amado no correspondida, el conocimiento del amor de la experiencia. Para Platón Eros es la relación con el alma, con la belleza y con la condición de posibilidad de aprehensión de las ideas. Es deseo sensual, deseo de lo que no se tiene pero también impulso espiritual hacia el ser (ideas) partiendo de las cosas bellas sensibles a la belleza en sí. Mi comentario al amor es bastante escueto. Claro está la distinción entre dos amores: uno el que han inventado los hombres, el que sabemos que nos hace querer el conocimiento, querer a mi pareja; el otro el que naturalmente reina en el mundo, que todo lo somete y todo lo abarca logrando que así se produzca la maravilla del existir ordenado. Bien, primeramente nos dedicaremos a este amor conformador de lo que hay, una fuerza, energía o poder (o lo que sea, tampoco importa mucho la palabra que aquí ponga) que es capaz de ordenarlo todo y que halla una armonía perfecta, una evolución de las partes en un todo que no se desmorona. A lo que yo me refiero tiene que ser algo completamente físico, comprobable por medio de algún aparato, que mida la relación en el espacio-tiempo de la constante evolución, programación y autoconservación del universo y la vida. O como mejor a dicho que yo Agatón: “Pasando ahora a la creación de los seres todos, ¿podrá pretenderse que no sea el saber obrar de Amor lo que les engendra y les hace prosperar?” El único amor que nos queda es la autoconservación que la vida tiene de si misma, el impulso de generación y evolución. Me gustaría hacer referencia a un texto religioso: Carta San Pablo Apostol. Ya podría yo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles; si no tengo amor, no soy más que un metal que resuena o unos platillos que aturden. Ya podría tener el don de profecía y conocer todos los secretos y todo el saber, podría tener fe como para mover montañas; si no tengo amor, no soy nada. Podría repartir en limosnas todo lo que tengo y aun dejarme quemar vivo; si no tengo amor, de nada me sirve. El amor es paciente, afable; no tiene envidia; no presume ni se engríe; no es mal educado ni egoísta; no se irrita; no lleva cuentas del mal; no se alegra de la injusticia, sino que goza con la verdad. Y respecto al amor de los hombres, una vez destruido todo este gran poder que ha conformado el mundo en un gran orden visible, ese Dios, lo que queda es la siguiente fórmula expresada por Bender, personaje de Futurama: “el amor no se comparte con el mundo. El amor es sospechoso, el amor es necesitado, el amor es temeroso, el amor es codicioso. No hay grandes amores sin estar respaldados de grandes celos.” Al no poder determinar bien lo que el amor es, tenemos una serie de definiciones, una serie de haceres, de sentimientos y emociones, bajo este concepto: que se puede entender como una inclinación (pasional) hacia algo o alguien reconocidos como buenos; que puede ser una tendencia desinteresada apoyada generalmente en un valor (amor a la verdad, amor a la justicia); que puede ser una fuerza creadora; que, como dice Platón, una posesión constante de lo bueno; o como según Spinoza, “el amor no es sino la alegría, acompañada por la idea de una causa exterior”; o por último como diría Kierkegaard, la relación entre el hombre y la mujer.