DUCCIO DI BUONINSEGNA (Biografía) Pocos datos se tienen sobre los orígenes y la formación artística de Duccio di Bouninsegna. Aparece por primera vez citado en unos documentos de 1278 y relativos al pago por la decoración de unas tapas de unos libros y unos cofres de madera que le había encargado el Ayuntamiento de Siena. Se estima 1255 como su posible año de nacimiento; y murió hacia 1319, pues en ese año a su mujer se la menciona como viuda en un documento municipal. Duccio trabajó para el Ayuntamiento de Siena de manera casi continua hasta 1295. Desempeñó tareas de iluminador de libros y pintor de planchas de madera con las que se cubrían los documentos. En ocasiones, ya al final de su vida, fue llamado para asesorar sobre la ubicación de obras y fuentes públicas en la ciudad. DUCCIO DI BUONINSEGNA Cristo y la Samaritana, 1310-1311 Temple y oro sobre tabla. 43,5 x 46 cm Museo Thyssen-Bornemisza La primera gran obra documentada de Duccio es la tabla Madonna Rucellai, encargada por una cofradía para la iglesia florentina de Santa Maria Novella. En ella se aprecian las notas que dominaron su estilo durante esta primera etapa: la influencia de Cimabue como maestro e inmediato precedente, la monumentalidad de las figuras y la presencia de soluciones y tipos compositivos arcaicos según la tradición bizantina (Virgen como trono del Niño, fondos de oro, etc.). Sin perder algunos de estos rasgos –pues su carácter pictórico fue siempre más bizantino que gótico–, su pintura paulatinamente dio muestras de una mayor consideración anatómica de los cuerpos, humanizó e hizo amables los rostros, acentuó el sentido narrativo de sus escenas, aprendió a modular la luz, introdujo valores de claroscuro en las superficies y desarrolló cierto preciosismo cromático. Duccio diseñó para el Duomo de Siena, en 1288, las vidrieras para el rosetón circular. Y entre 13081311 realizó la gran pala para el retablo mayor de dicho Doumo, conocida como Maiestà y considera su obra cumbre. Después, y hasta su muerte, Duccio pintó cuatro trípticos, con los su estilo alcanzó la madurez. La obra y los logros pictóricos alcanzados por Duccio constituyeron la base para el desarrollo de la pintura sienesa del Trecento. Es casi seguro que Duccio estuviera en Asís, pero no para trabajar a las órdenes de Cimabue en los frescos de la Iglesia de San Francisco, sino como pintor que acudía al lugar donde los artistas estaban reformando el lenguaje pictórico. Allí también estaban trabajando Giotto, Lorenzetti y Simone Martini.