Crecimiento humano Todos los seres humanos hemos venido al mundo para aprender a vivir, a ser felices desde la perspectiva de Aristóteles, usando el raciocinio. Si embargo, esta travesía nos lleva por diferentes facetas y encrucijadas en las que a cada instante es preciso tomar decisiones que nos llevan a dar medios giros o cambia drásticamente nuestra forma de ser. El proceso de gestación es todo un ritual, las expectativas sobre nuestro género, la inspiración de sueños distintos de mamá y papá sobre nuestra llegada al mundo, la paz con la que mamá vive su embarazo o el estrés, sus condiciones de salud tanto física como mental, van definiendo los recursos con los que vendremos a este mundo, pero no nos determinan. Esta es la primera parte del proceso de crecimiento, en el que es necesario que haya cambios de nuestras células, tejidos, órganos y sistemas más complejos que es preciso que maduren para poder enfrentar el nuevo medio ambiente en el que comenzaremos a aprender y poco a poco, ser autónomos. Nuestra llegada a este mundo, las reacciones del entorno, pero sobre todo de nuestros padres, son los primeros contactos humanos limitadamente sensibles, hasta que nuestros sentidos van madurando, vamos reconociendo el significado de una sonrisa, de un arrullo, de la leche tibia, la piel amorosa de ella, la ternura o brusquedad de papá, la curiosidad de los extraños; “tropezar accidentalmente” con nuestras manos, el dedo gordo de nuestro pie…. Todas ellas, sensaciones nuevas que no llevan consigo aún, el miedo a vivir. El nombre que nos asignan, los comportamientos de acuerdo a nuestro género, la ropa que debemos usar, interactuar con la familia, conocer normas, límites, amor, comportamientos, principios, relaciones de afecto; todo ello nos da el suficiente soporte para salir del cascarón y entrar a un nuevo mundo, el escolar. Para entonces la capacidad cognitiva es capaz de hacer generalizaciones, relaciones, seriaciones, clasificaciones, razonamientos limitados, entender primitivamente la moral, ver a los adultos como dioses, aprender comportamientos, se aceptado o rechazado por los amiguitos o amiguitas, enfrentar frustraciones, sentirnos estimulados, tener control sobre nuestras piernas y brazos que nos permitan jugar de forma segura sin caer de la barda que recorremos o del resbaladilla del parque, sentir las texturas, hacer experimentos que nos llevan a conocer, dominar movimientos finos para ensartar, dibujar, comenzar las primeras grafías, etc. Necesario para venir a divertirse, encajar en el mundo y aprender de éste. Una vez que nos hemos reconocido una y otra vez ante la familia, ante el espejo, ante el amiguito o amiguita, formamos clubes celosos del sexo opuesto; después el interés nos lleva a romper las promesas hechas a los o las amigas de nuestro género, comienzan inquietudes nuevas, el brillo en los ojos, el sudor en las manos, sensaciones de vacío, miedo ante nuestra apariencia, ¿seremos aceptados o rechazados?, desde luego ya no como era el temor cuando éramos niños, ahora el cuerpo nos cambió, el grupo de pares se tornó más exigente, o entramos a la palomilla y seguimos al popular y las modas del día o seremos bichos raros. Ahora ya no razonamos tan ingenuamente, nuestra capacidad de razonamiento es más complejo, comenzamos a dominar abstracciones, entendemos cosas más complejas, sin embargo nuestra autopercepción física, cognitiva, social, emocional, espiritual y psicológica puede afectar nuestra autoestima, ya que formamos conceptos de nosotros mismos, nos valoramos de formas reales o crueles, ejercemos el respeto a nuestra persona o lo perdemos, tomamos actitudes que demuestran esta parte tan animal y tan humana, las emociones, vienen los afectos y el amor a nosotros y a los demás. Peleamos con el adulto porque no entendemos sus reglas y principios, más adelante les damos la razón, vuelve a establecerse una comunicación con nuestra familia, la que abandonamos en el viaje a Troya y que tardamos en el regreso a Itaca, enfrentando aventuras antes de llegar a ella. Hoy finalmente estamos ante otra encrucijada, nuestra juventud, nuestro contexto, los recursos económicos y educativos con los que contamos, las habilidades desarrolladas en el plano profesional, ya no está tan lejano un proyecto de vida profesional-laboral y familiar, donde la intimidad y el compromiso social de formar una familia o no, tiene que ser enfrentada…. Este es ahora tu momento, ya sabes de dónde vienes, cuál es tu historia personal, donde estás y a dónde quieres llegar, así que no postergues más y comienza a proyectar tus sueños y para lograrlos comienza a hacer las cosas pequeñas que ya te toca hacer… Aquí y ahora. Mtra. Miriam Muñoz Flores PA de Administración UTIM