EL ESTILO DE PINTAR En cuadro de Pedro Figari es difícil distinguir los rasgos de los rostros con claridad; todo se transforma en manchas. Tampoco la ropa está totalmente definida, aunque sí sabemos lo que tienen puestos los personajes. Figari lo hacía a propósito. Sabía pintar todo con muchos detalles si deseaba, pero no era su finalidad. Si miras el Velorio, oleo s/carton, 60cm x 80cm autorretrato con su esposa (1890) o El Mercado Viejo (1890) verás que podía pintar en forma representativa tradicional, con precisión figuras y cosas. A Figari le interesaba mostrar el contrastes entre los cuerpos, y unir a los personajes en un todo. Le importaba trasmitir la impresión general según su punto de vista. Pintaba desde la emoción, el recuerdo, la nostalgia un pasado evocado y en cierta manera imaginado. Decía “He ido directamente a pintar sensaciones en vez de pintar cosas....” Figari escribió mucho así que sabemos lo que pensaba. No todos los pintores dejan testimonios escritos de su arte y su filosofía., por suerte él lo hizo. Figari creía que para emocionar el arte tenía que renunciar a la imitación de lo que se veía y sostenía que el cuadro no era un inventario. Y para ello tenía que tener un estilo diferente al realismo ser más cercano al Bailongo, oleo s/carton, 60cm x 81cm sueño. Figari siempre destacó lo que pasaba en un grupo, en una comunidad, en una sociedad, no es el individuo lo que le interesaba sino lo que une a los seres humanos. La importancia de lo colectivo, por eso le daba importancia a la mancha, a la visión general y no a los detalles. Figari representa muchas veces escenas vinculada a una ceremonia colectiva: el bautismo de un bebé, danzas, funerales, bailongos. Por ello se destacan los rasgos generales, la expresión condensada, toda la composición es casi una gran mancha, los cuerpos se funden y el espacio es plano. El colorido es libre, la pincelada suelta, y los personajes tienen una actitud teatral. Copyright © EL PAIS Prohibida su reproducción parcial o total sin autorización.