Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. LEGITIMACIÓN EN EL CONTROL CONCRETO Y ABSTRACTO DE CONSTITUCIONALIDAD -COSTA RICAProf. Ernesto Jinesta L.1 Introducción Uno de los parámetros para medir la eficacia directa e inmediata de la Constitución, lo constituye la amplitud con que el legislador regula la legitimación para acceder al proceso de control de la constitucionalidad de las leyes, normas de cualquier naturaleza y actos sujetos al Derecho Público. En nuestro criterio, cuanto más amplia es la legitimación para acceder a la jurisdicción constitucional, es mayor la intensión legislativa de hacer de la Constitución la norma suprema del ordenamiento jurídico y de procurar que tanto los poderes públicos como los privados se sometan, efectivamente, al bloque de constitucionalidad2. En el caso costarricense, como veremos, la Ley de la Jurisdicción Constitucional (No. 7135 de 11 de octubre de 1989) –en adelante LJCcombina acertadamente, en aras de garantizar los principios de la supremacía constitucional y de la regularidad jurídica, el control concreto de la constitucionalidad de las leyes, a través de una asunto o cuestión previa y el control abstracto, que habilita a las personas físicas para acudir al Tribunal Constitucional a demandar la inconstitucionalidad de una ley, norma de cualquier índole o acto sujeto al Derecho Público, aunque no exista un asunto pendiente de ser resuelto en el que se invoque la inconstitucionalidad cuando no exista una lesión jurídica individual y directa o se pretenda la tutela de intereses colectivos, tales como los difusos y los corporativos. Va más allá, la 1 www.ernestojinesta.com Catedrático Universidad Escuela Libre de Derecho (UELD), Director y profesor del Programa de doctorado en Derecho Constitucional UELD, Profesor programa especialidad en Derecho Constitucional (Universidad Castilla La Mancha-Universidad para la Cooperación Internacional), Presidente de la Academia Costarricense de Derecho, Miembro del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional y del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal, Especialista en Derecho Constitucional y Ciencia Política Centro de Estudios Constitucionales de Madrid, Magistrado de la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justica. 2 La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia en el Voto No. 3705-93 indicó que “La jurisdicción constitucional, como medio jurídicamente idóneo y necesario para garantizar la supremacía del derecho de la Constitución es, además de supremo, de orden público esencial, y ello implica, en general, que una legitimación mucho más abierta y flexible es necesaria para asociar a los ciudadanos al interés del propio Estado de Derecho de fiscalizar y, en su caso, restablecer su propia juridicidad”. Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. LJC al concederle una legitimación de carácter institucional, en materia de sus competencias específicas, a ciertos órganos que cumplen un papel primordial en la fiscalización de los poderes públicos y en procurar que la actuación de éstos discurra por los cauces del Derecho de la Constitución, esto es, el conjunto de principios, valores, preceptos constitucionales y de la jurisprudencia constitucional. No cabe la menor duda que en el ordenamiento jurídico costarricense la posibilidad de impugnar de manera concreta y, al propio tiempo, de modo abstracto la constitucionalidad de las leyes, normas y demás actos sujetos al Derecho público, le garantiza a los habitantes y ciudadanos, en general, la eficacia directa e inmediata de la Constitución y el principio de la supremacía constitucional. Las posibilidades que tiene la Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, establecida mediante reforma parcial del artículo 10° de la Constitución en 1989, para declarar inconstitucional cualquier ley, norma de cualquier naturaleza o acto sujeto al Derecho público, son infinitas, por todas las opciones con que cuentan los justiciables para interponer una impugnación de esa naturaleza. A lo anterior, debe agregarse, la existencia de otros procesos constitucionales, tales como el control a priori de constitucionalidad, a través de la consulta legislativa facultativa y preceptiva, así como de la consulta judicial facultativa, cuando el órgano jurisdiccional tenga dudas fundadas sobre la constitucionalidad de una norma o acto que debe aplicar en un caso concreto, la consulta judicial preceptiva en materia de infracciones al debido proceso cuando se resuelve un recurso extraordinario de revisión. Cabe advertir que la propia Sala Constitucional ha recomendado que en aras de fortalecer los principios de la supremacía constitucional, de la regularidad jurídica y la eficacia directa e inmediata de la Constitución, hay un interés público esencial para que los obstáculos para la admisión de las acciones de inconstitucionalidad y su resolución de fondo en sentencia, sean de interpretación y aplicación restrictiva (VSC 5175-93). En esta contribución nos ceñiremos a exponer cuáles son los requisitos y condiciones que establece la LJC de 1989 para tener legitimación en el control de constitucionalidad a posteriori, tanto concreto como abstracto o como lo ha llamado la Sala Constitucional, respectivamente, por “vía incidental” que entiende como una regla o la “vía directa” que la reputa como una excepción (VVSC Nos. 3705-93 y 5175-93). I.- Control concreto 1.- Asunto pendiente de resolver ante los tribunales Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. En el control de constitucionalidad concreto (denominado por la Sala Constitucional “acción de inconstitucionalidad directa”), es preciso que exista pendiente de ser conocido y resuelto un proceso jurisdiccional ante cualquier orden jurisdiccional ordinario. La LJC admite en el artículo 75, párrafo 1°, que ese “asunto pendiente de resolver” pueda ser un recurso de amparo o de hábeas corpus, interpuesto ante la propia Sala Constitucional o bien, en la sede administrativa, el procedimiento de impugnación, esto es, cuando se interponen los recursos administrativos ordinarios procedentes contra la declaración administrativa de voluntad, juicio o conocimiento. La Sala Constitucional ha insistido que los “asuntos pendientes de resolver” enunciados por el artículo 75, párrafo 1°, son taxativos y no meramente enunciativos, de modo que solo los que han sido objeto del elenco legislativo son idóneos para plantear la acción de inconstitucionalidad (VVSC Nos. 1376-91 y 6621-99)3. A.- Proceso jurisdiccional ordinario En punto a un proceso jurisdiccional ordinario pendiente de resolver ante los Tribunales de legalidad, podría ser de cualquier tipo, tanto procesos ordinarios, abreviados, especiales por razón de la materia, sumarios o incidentales interpuestos ante cualquier orden jurisdiccional (v. gr. contenciosoadministrativo, laboral, familia, penal, civil, agrario, etc.), siempre y cuando la norma que se impugna vaya a ser aplicada al caso concreto. Un punto polémico que se ha suscitado en algún momento es a partir de qué momento o estadio procesal se puede plantear la acción de inconstitucionalidad, si con la mera interposición del proceso, su admisión y curso o traslado a la contraparte o la contestación de la demanda por la contraparte –lo que se denomina en el argot procesal trabar la litis-. En tesis de principio, la Sala Constitucional ha sostenido que vasta la interposición del proceso para que exista un asunto pendiente de resolver ante los tribunales, sin que sea necesario el curso del proceso y el traslado de la demanda o que ésta sea contestada (VVSC Nos. 2004-94, 2005-94, 416-96, 506-I-96, 576-96, 749-96, 857-96, 2511-96, 5268-96, 5233-96 y 835-97). La única matización que se introdujo, en su momento, lo fue con proceso contencioso-administrativo antiguo –regido por la Ley Reguladora de la Jurisdicción Contencioso-Administrativa de 1966-, por cuanto, en el modelo de 3 Así, en el VSC 4190-95 no se admitió la acción de inconstitucionalidad como asunto base Cfr. HERNÁNDEZ VALLE (Rubén), Derecho procesal constitucional, San José, Editorial Juricentro, 1994, pp. 423-424 para quien esa posición es equivocada, por cuanto, una acción de inconstitucionalidad podría ser asunto base para plantear otra, si se considera que las normas de trámite de ese proceso presentan algún vicio. Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. justicia administrativa anterior se distinguía entre el escrito de interposición de la demanda o simple demanda y la formalización de la demanda, siendo que entre uno y otro había diferencias sustanciales, por cuanto, el primero tenía por objeto anunciar la interposición de un contencioso-administrativo, los actos y normas impugnados y estimar la cuantía, con lo que el órgano jurisdiccional lo tenía por interpuesto y solicitaba a la administración recurrida el expediente administrativo para que el administrado preparara el escrito de formalización de la demanda. Con el nuevo Código Procesal Contencioso-Administrativo (Ley No. 8508 de 28 de abril de 2006) que entró en vigencia el 1° de enero de 2008, se suprimió la distinción entre el escrito de interposición y de formalización de la demanda, por lo que la modulación específica, introducida por vía jurisprudencial, para el antiguo proceso contencioso administrativo perdió vigencia. Un extremo de suma importancia es la condición que debe tener el sujeto de Derecho que interpone la acción de inconstitucionalidad en el proceso pendiente de resolver ante los tribunales ordinarios. La Sala Constitucional ha venido exigiendo que tenga la condición de parte principal (VSC No. 110342000), sea como actor o demandado el que, eventualmente, puede ser reconventor –independientemente de la existencia de un litis consorcio, activo o pasivo, necesario, por lo dispuesto en la ley o por la naturaleza de la relación jurídica material, o facultativo, cuando entre las pretensiones promovidas exista conexión objetiva o causal -, eventualmente, podría tratarse, también, de un tercero que interviene principalmente de manera excluyente y que pretende para sí, total o parcialmente, el objeto del proceso. Solo de esta manera, lo que resuelva la Sala Constitucional puede repercutir favorable o negativamente en el proceso pendiente de resolver (VSC 11034-2000). Consecuentemente, habrá ciertos terceros intervinientes en un proceso jurisdiccional que no tienen legitimación para plantear una acción de inconstitucionalidad tales como los que intervienen en forma adhesiva como coadyuvantes activos o pasivos en cuanto no pretenden nada para sí mismos, y tienen un interés jurídico en el resultado del proceso para una de las partes (VSC 4190-95). B.- Proceso de amparo De acuerdo con el artículo 75, párrafo 1°, el recurso de amparo es útil como asunto previo, se trata de un proceso constitucional sumario que conoce y resuelve la propia Sala Constitucional y que, eventualmente, genera una prejudicialidad constitucional. Hay varios factores en la regulación legislativa del amparo que amplían, enormemente, las posibilidades del justiciable para plantear una acción de inconstitucionalidad empleándolo como asunto base, que son las siguientes: a) La legitimación vicaria del amparo, en el sentido que cualquier persona puede interponer el amparo a favor de otra (artículo 33 LJC); Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. b) su carácter principal y no residual, puesto que, que no es necesario agotar la sede administrativa o la jurisdiccional ordinaria para acudir en amparo; c) el carácter gratuito de ese proceso y d) el informalismo y la no necesidad del patrocinio letrado. No en todos los supuestos el recurso de amparo tiene la idoneidad suficiente para servir como asunto base de una acción de inconstitucionalidad, dado que, si se impugnan actuaciones formales o materiales concretas que están fundadas en una norma que no tiene visos de inconstitucionalidad, no tendrá sentido plantear la acción de inconstitucionalidad. Básicamente, el proceso de amparo se convierte en asunto previo cuando se impugnan, conjuntamente, conductas individuales que son aplicación de normas (artículo 30, inciso a, LJC), siendo que, en tal caso, el acto o conducta singular tiene sustento y cobertura en la norma respectiva, la que goza de la presunción de legitimidad, por lo que se debe tener, en tesis de principio, con sustancialmente conforme con el ordenamiento jurídico constitucional. También puede suceder que el recurrente impugna un acto o conducta de aplicación específica que tiene suficiente sustento y válida cobertura en una ley o norma de cualquier tipo, siendo que omite impugnar esta última. En tales supuestos, existen varias posibilidades que son las siguientes: a) La Sala Constitucional, ante la omisión de plantear la acción de inconstitucionalidad respectiva, suspende el amparo y le concede un término de 15 días hábiles al recurrente para que formalice la acción, so pena de archivar el amparo si omite plantearla. Sobre el particular, el artículo 48, párrafo 1°, LJC prevé lo que se ha denominado “conversión de un recurso de amparo en una acción de inconstitucionalidad” al preceptuar que “En cualquier momento en que la Sala considere que las actuaciones u omisiones impugnadas están razonablemente fundadas en normas vigentes, haya sido éstas atacadas o no también como violatoria de los derechos o libertades reclamados, así lo declarará en resolución fundada, y suspenderá la tramitación y le otorgará al recurrente un término de quince días hábiles para que formalice la acción de inconstitucionalidad contra aquéllas. Si no lo hiciere, se archivará el expediente”. b) El amparado o su representante deciden, motu proprio, plantear la acción de inconstitucionalidad, así el artículo 48, párrafo 2°, LJC dispone que “Cuando el amparo se interponga directamente contra las normas a que se refiere el inciso a) del artículo 30, el Presidente de la Sala suspenderá, sin más trámite, el recurso y procederá en la forma prevista en el párrafo primero de este artículo”. Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. La diferencia en estos dos casos, radica que en el primero (a) el Pleno de la Sala efectúa un juicio de probabilidad o prima facie sobre la justificación de efectuar un escrutinio de constitucionalidad y del eventual éxito de la acción de inconstitucionalidad, de manera que ésta debe tener una apariencia de buen derecho (fumus boni iuris), razón por la cual es ese órgano colegiado el que dispone suspender el amparo y otorgar un plazo. En el segundo supuesto (b), es la Presidencia de la Sala Constitucional quien suspende y otorga plazo, pues la propia parte interesada ha impugnado la constitucionalidad de la norma en el amparo, pese a que debe plantear una acción de inconstitucionalidad con todos sus requisitos y formalidades técnicas, de manera que en esta hipótesis la presidencia no debe valorar los extremos que pondera el Pleno de la Sala Constitucional en el primer caso expuesto. En la práctica judicial sucede que como en el proceso de amparo rige la defensa material, por lo que no es necesario el patrocinio letrado, muchos recurrentes, legos en derecho, a quienes se les otorga plazo y deciden plantear la acción de inconstitucionalidad conforme un escrito de su propia factura, finalmente, pierden el asunto por falta de requisitos técnicos de la acción de inconstitucionalidad, dado que, incuestionablemente, es un proceso más complejo que precisa de una adecuada defensa técnica; consecuentemente, es recomendable que las partes interesadas en un proceso de amparo, si la Sala Constitucional decide suspender y conceder plazo, contraten los servicios de un abogado especialista, para que el patrocinio letrado refuerce las posibilidades de éxito de la acción. Como se ha indicado, la Sala Constitucional ha estimado que basta la interposición de un proceso, en este caso de un amparo, para que exista el asunto base, de modo que no hay esperar a que se le curso o a que las autoridades recurridas rindan los informes. Ahora bien, si el recurso de amparo, aún después de ser suspendido su trámite y de concederse plazo para plantear la acción de inconstitucionalidad, es manifiestamente inadmisible –rechazo de plano o por el fondo- no es idóneo o útil como asunto previo (VSC No. 16128-2005). Cabe advertir que estas consideraciones son igualmente aplicables al amparo contra sujetos de derecho privado –cuando actúen o deban actuar en ejercicio de funciones o potestades públicas o se encuentren, de derecho o de hecho, en una posición de poder frente a la cual los remedios jurisdiccionales comunes resulten claramente insuficientes o tardíos (artículo 57 LJC)-, si la conducta lesiva para un derecho fundamental de otro sujeto privado tiene fundamento en una norma jurídica de naturaleza privada (v. gr. Estatutos de una asociación privada) que le brinde cobertura. Al respecto, el artículo 65 LJC establece que “En lo no previsto en este capítulo o en el siguiente, se aplicarán Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. las disposiciones y principios establecidos en el capítulos anterior –amparo contra órganos o servidores públicos-, en lo que fueren compatibles”. C.- Proceso de hábeas corpus A tenor del artículo 75, párrafo 1°, LJC el proceso de habeas corpus es también, un asunto previo idóneo para plantear la cuestión de inconstitucionalidad. En el habeas corpus hay varias características en su regulación legislativa que facilitan que sea un asunto previo, como que puede ser interpuesto por cualquier persona y la informalidad en su interposición, por memorial, telegrama, correo electrónico, fax u otro medio de comunicación escrito, sin necesidad de autenticación (artículo 18 LJC). No cualquier habeas corpus podrá tenerse como asunto previo para la acción de inconstitucionalidad, puesto que, es preciso que la acción u omisión impugnada se encuentren razonablemente, fundadas en una norma jurídica válida y eficaz. Este es un proceso sumario y preferente (artículo 19 LJC), cuyo objeto versa sobre la tutela de la libertad e integridad personal y el derecho a libre movimiento (artículos 48 de la Constitución y 15 LJC), lo que hace que una parte interesada, sobre todo si se discute la libertad personal, se lo piense más para plantear una acción de inconstitucionalidad que va a suspender, sine die, el habeas corpus y que, en promedio, tarda en resolverse dos años y medio. Este mismo argumento, muchas veces, hace reflexionar a la Sala Constitucional sobre la oportunidad y conveniencia –para evitar la postergación de la tutela de la libertad personal- suspender el habeas corpus y conceder plazo para plantear la acción de inconstitucionalidad, cuando la acción u omisión de la autoridad pública tiene sustento en una norma jurídica válida y que goza de la presunción de legitimidad. Sin embargo, en varias ocasiones la Sala Constitucional ha dispuesto el “trámite de conversión del habeas corpus” en acción de inconstitucionalidad, con fundamento en el artículo 28, párrafo in fine, LJC el cual estipula que “Cuando la Sala considere que las actuaciones u omisiones impugnadas están razonablemente fundadas en normas vigentes, se procederá en la forma prevista en el artículo 48”. Las consideraciones que formulamos para el proceso de amparo son aplicables al habeas corpus, en el sentido que no servirá como asunto previo, si una vez interpuesta la acción, el habeas corpus es rechazado de plano, por el fondo o desestimado en cuanto al mérito, por cuanto dejará de ser medio razonable al no haber ninguna situación jurídica sustancial que tutelar en un proceso extinto. D.- Procedimiento administrativo de impugnación Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. El artículo 75, párrafo 1°, indica que “el procedimiento para agotar la vía administrativa” es un asunto previo que puede suscitar la cuestión de constitucionalidad. Se ha interpretado que esa expresión se refiere a los procedimientos administrativos de impugnación o de control, esto es, a los recursos administrativos ordinarios que caben contra la declaración de administrativa de voluntad, juicio o conocimiento que se ha formado después de observarse un procedimiento administrativo constitutivo (VVSC 1063-94, 2866-94, 3154-94, 3618-94, 5974-94, 5975-94, 182-95, 5267-95, 542-96). Es preciso advertir que con el VSC No. 3669-2006, a través del cual se declaró inconstitucional el agotamiento preceptivo de la vía administrativa –al estimarse que constituía un privilegio injustificado de los poderes públicos que contrariaba el principio y derecho a la igualdad, el derecho de acceso a la justicia y a una justicia pronta y cumplida-, este presupuesto del control concreto de constitucionalidad sufrió modificaciones relevantes. En efecto, como en el VSC No. 3669-2006 se indicó que el agotamiento de la vía administrativa es facultativo u optativo para el administrado justiciable, a partir de ese momento, podrá suceder que un recurso administrativo ordinario sea asunto base idóneo para plantear la acción de inconstitucionalidad, si el administrado elige plantearlo. Ahora bien, si no decide interponer los recursos administrativos, bien podría emplear el proceso jurisdiccional –normalmente contencioso-administrativo como asunto base-. En todo caso en ese voto se dejaron a salvo algunas hipótesis en que el constituyente establece el agotamiento preceptivo de la sede gubernativa, como en materia municipal y de contratación administrativa (artículos 172 y 183 de la Constitución). Es preciso añadir que el nuevo Código Procesal Contencioso-Administrativo de 2006 –entrado en vigencia el 1° de enero de 2008- estableció como regla el agotamiento facultativo de la vía administrativa (artículo 31), con algunas matizaciones que hemos criticado. 2.- Invocación de la inconstitucionalidad Este es un requisito formal que establece el artículo 75, párrafo 1°, LJC y se traduce, en términos prácticos, en presentar un escrito en el asunto previo, sea ante el órgano jurisdiccional, la Sala Constitucional o el órgano administrativo, en el que se planten, de manera sucinta –sin que sea detallado o exhaustivo VSC No. 4208-96-, los alegatos o argumentos de la inconstitucionalidad y que será planteada una acción de inconstitucionalidad. Este memorial no tiene efecto práctico, por cuanto, el órgano jurisdiccional o administrativo, pese a la invocación de la inconstitucionalidad no está obligado a suspender la resolución y conocimiento del asunto, por lo que podría resolverlo de manera definitiva o, incluso, aplicar la norma que se Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. invoca inconstitucional y dejar sin asunto previo al recurrente, tema que perjudica y lesiona, seriamente, la eficacia directa e inmediata de la Constitución y el principio de la supremacía constitucional. De otra parte, resulta lógico que el órgano jurisdiccional o administrativo no puede suspender, indefinidamente, el proceso o procedimiento base a la espera que la parte que invocó la inconstitucionalidad presente, de manera efectiva, una acción de inconstitucionalidad. Lo anterior se agrava con la ocasional práctica torticera y aviesa de los órganos jurisdiccionales y administrativos de acelerar el trámite para resolver el asunto base, ante la invocación de la inconstitucionalidad, extremo que no ofrece mayores complicaciones en el ámbito jurisdiccional que insume tiempos más prolongados por las diversas instancias que deben agotarse, pero que sí resulta perjudicial en sede administrativa, por cuanto, los recursos administrativos ordinarios tiene plazos relativamente cortos de resolución –los que no siempre son cumplidos- quedándole al justiciable la posibilidad de invocar en la fase jurisdiccional la inconstitucionalidad con lo que se compensa el perjuicio irrogado al dejarlo sin asunto administrativo base. El problema de iure conditio es que la Presidencia de la Sala Constitucional es la que valora, prima facie, la admisibilidad de la acción de inconstitucionalidad, de modo que, en muchas ocasiones, estima que debe ser rechazada de plano o por el fondo, decisión que requiere de un proyecto de resolución que debe ser sometido a conocimiento del pleno de la Sala, con lo cual se consume un lapso considerable de tiempo en el que la autoridad jurisdiccional o administrativa, encargada de resolver el asunto base, no conoce que se ha interpuesto una acción de inconstitucionalidad. Incluso, el Pleno de la Sala puede revertir la decisión de rechazo de la acción de la presidencia y disponer dar curso a la acción, entretanto ha paso un lapso considerable en el que, pese a la invocación, se pudo haber resuelto el asunto pendiente. El artículo 81, párrafo 2°, LJC dispone que si el Presidente de la Sala estima cumplidos los requisitos materiales y formales de la acción debe, al mismo tiempo, “(…) enviar nota al tribunal u órgano que conozca del asunto para que no dicte la resolución final antes de que la Sala se haya pronunciado sobre la acción (…)”, de manera que si entre la invocación en el asunto base, la interposición de la acción y su curso median lapsos considerables de tiempo, puede ser que se haya resuelto el asunto pendiente y la nota de la presidencia de la Sala arribe tardíamente. En nuestro criterio, este problema que enfrentan algunos justiciables, puede ser zanjado con una interpretación correcta del artículo 77 LJC, de acuerdo con el cual el derecho de pedir la declaración de inconstitucionalidad en casos determinados se extingue por caducidad, únicamente, cuando no sea ejercitado antes de que el respectivo proceso judicial quede resuelto por sentencia firme. A contrario sensu, el derecho de pedir la declaración de Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. inconstitucionalidad no caduca si a la fecha de interposición de la acción no se había resuelto el asunto base. Si el órgano jurisdiccional o administrativo aceleran el trámite, después de la interposición de la acción, para dejar al justiciable sin asunto base, se trata de una conducta contraria a los principios de la buena fe y la lealtad además de fraudulenta, cuyos efectos negativos no debe soportar el accionante; en todo caso, a tenor del artículo 77 LJC, en este supuesto, el derecho a pedir la declaratoria de inconstitucionalidad no ha caducado, por cuanto, se ejercitó antes de la terminación del asunto base. Compartimos, plenamente, la tesis expuesta por Hernández Valle en el sentido que si se resuelve el asunto previo, después de la fecha de interposición de la acción de inconstitucionalidad, todas las actuaciones del órgano jurisdiccional o administrativo, al haber perdido la competencia, son absolutamente nulas y así deben declararse4. Lo estipulado en el artículo 77 LJC y la tesis expuesta, en el estado de cosas legislativo actual, obliga al órgano jurisdiccional o administrativo, una vez invocada la inconstitucionalidad, a suspender el asunto y a monitorear si fue interpuesta la acción de inconstitucionalidad, solución que no parece muy ortodoxa. Por esto compartimos, la propuesta de Hernández Valle para reformar la LJC de manera que, una vez interpuesta la acción de inconstitucionalidad, la Sala Constitucional le comunique, inmediatamente, al órgano encargado del asunto previo para que suspenda cualquier pronunciamiento hasta que la Sala no se pronuncie sobre la admisibilidad5. En el caso de los amparos o habeas corpus que son asunto previo pendiente de resolución, si bien compartimos la postura jurisprudencial en el sentido que deben ser admisibles para que tengan la condición idónea de tales, no admitimos la posibilidad que, por inadvertencia –y sobre todo por un excesivo volumen de trabajo- la Sala resuelva el mérito de tales procesos base, pues, en tal supuesto, no se puede argüir la falta de conocimiento de la propia Sala sobre la interposición de la acción y, adicionalmente, debe aplicarse el artículo 77 LJC. Consecuentemente, si interpuesta la acción se resuelve, por error, el amparo o el habeas corpus, antes de dictarse la sentencia en el proceso de control de constitucionalidad, se debe anular cualquier pronunciamiento vertido en el asunto previo, sea estimatorio o desestimatorio. 3.- Acción de inconstitucionalidad como medio razonable para la tutela de una situación jurídica sustancial que se estima lesionada 4 HERNÁNDEZ VALLE (Rubén), Derecho procesal constitucional, p. 423. 5 op. ult. cit., p. 422. Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. Un presupuesto esencial o material que impone el artículo 75, párrafo 1°, LJC es que la acción de inconstitucionalidad sea un “medio razonable de amparar el derecho o interés que se considera lesionado” en el asunto previo. Consecuentemente, lo que se resuelva en la acción de inconstitucionalidad debe tener una influencia directa en el asunto principal (VSC 6696-93). En el Voto No. 2592-93 la Sala Constitucional indicó que entre el juicio base y la acción de inconstitucionalidad “debe existir una conexidad tal, que la primera de ser acogida, incida en forma directa en el juicio base, como un remedio procesal más a favor de los derechos de la parte” y luego añadió que la conexidad debe subsistir hasta el dictado de la sentencia de fondo en el proceso de constitucionalidad (VSC 3040-97). Para determinar la concurrencia de este requisito se requiere efectuar un juicio de utilidad acerca de la eventual sentencia estimatoria, es decir, de su trascendencia para el asunto previo (VSC 3628-95), de manera que el accionante tenga posibilidad de obtener la razón y salir victorioso al removerse una norma inconstitucional. No obstante, aun si la norma luce, prima facie, constitucional la Sala Constitucional debe dar curso a la acción para resolverla y conocerla. 4.- Lesión individual y directa La exigencia de una lesión individual y directa que produce la norma o acto sujeto al derecho público, presuntamente inconstitucional, es un requisito sustancial que exige el artículo 75, párrafo 1°, LJC de manera congruente con un control de constitucionalidad concreto. No tendría sentido plantear la cuestión prejudicial de constitucionalidad, si ésta no es un medio razonable para tutelar una situación jurídica sustancial que se discute en el asunto previo y, por consiguiente, para evitarle la lesión que le inflige a ésta la aplicación de una norma inconstitucional en el acto administrativo o en una sentencia judicial desfavorable. 5.- Caducidad del derecho a accionar en la sede constitucional Como se indicó, la norma que se impugna como inconstitucional debe ser aplicada en el asunto previo pendiente de resolverse, para que exista la conexidad necesaria entre éste y la acción y para que esta funja como medio razonable para tutelar una situación jurídica sustancial determinada. Consecuentemente, si la norma no se debe aplicar en el proceso pendiente (VSC No. 8739-97) o ya fue aplicada y el asunto quedó firme en una cuestión interlocutoria (VSC 619-90), la acción de inconstitucionalidad, será, irremisiblemente, inadmisible y será rechazada de plano por la Sala Constitucional. El artículo 77 LJC es muy claro al indicar que “El derecho a pedir la declaración de inconstitucionalidad en casos determinados, se extingue por caducidad cuando ese derecho no se ejercite antes del que el respectivo Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. proceso judicial quede resuelto por sentencia firme”. Este precepto de la LJC, merece una aclaración, dado que, como se indicó, una norma jurídica puede ser aplicada en firme, tanto en la sentencia de mérito como en algún autosentencia que se produce durante el curso del proceso y que, eventualmente, no tiene recurso alguno, en este último caso la aplicación en firme de la norma presuntamente inconstitucional se ha producido antes de la terminación normal del proceso por sentencia e, igualmente, supondrá la caducidad del derecho de interponer la acción de inconstitucionalidad. II.- Control abstracto El control abstracto de constitucionalidad le va a permitir a ciertas personas y órganos, bajo determinados presupuestos y condiciones, interponer una acción de inconstitucionalidad, sin necesidad de un asunto previo, de modo que la cuestión de constitucionalidad deja de ser incidental y pasa ser principal. La Sala Constitucional ha denominado a este tipo de acciones como directas (VSC 4390-96). 1.- Inexistencia de lesión individual y directa Lo característico del control abstracto de constitucionalidad es que la persona que plantea la acción de inconstitucionalidad no sufre, como consecuencia de la aplicación y los efectos de la norma o del acto sujeto al derecho público, una lesión personal y directa, aunque no es descartable que por los efectos colectivos de la lesión una persona en particular, también la sufra al formar parte de un determinado grupo o conglomerado. Sobre el particular el artículo 75, párrafo 2°, LJC indica que “No será necesario el caso previo pendiente de resolución cuando por la naturaleza del asunto no exista lesión individual y directa”, basta que concurra esta condición sustancial para que proceda el control abstracto de constitucionalidad. La ausencia de una lesión individual y directa podría surgir cuando la norma aparentemente inconstitucional es de aplicación automática –auto aplicación- y no existe un acto de sujeción individual o de aplicación específica, de modo que la persona no tiene la posibilidad de impugnar el acto de aplicación y, concomitantemente, la norma que le da cobertura en un proceso jurisdiccional ordinario, constitucional o en un procedimiento administrativo. Resulta importante señalar que la Sala Constitucional ha estimado que no hay lesión individual y directa cuando una institución autónoma o descentralizada estima que una ley o una norma de cualquier índole ha violentado la autonomía –administrativa, política o de gobierno o de organización- que le otorga y reconoce la constitución (artículos 84, 170, 188 y Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. 189 constitucionales), por lo que se debe admitir la posibilidad que se interponga una acción de inconstitucionalidad directa (VVSC Nos. 4717-97, 1924-98, 5669-99). 2.- Defensa de intereses colectivos Cuando una persona pretende la tutela de intereses legítimos de carácter colectivo a tenor del artículo 75, párrafo 2°, LJC, tampoco, se requiere de caso previo pendiente de resolver. Según la interpretación que ha efectuado progresivamente la Sala Constitucional del artículo 75, párrafo 2°, LJC los intereses colectivos son el género y las especies los difusos y los corporativos que tienen diferencias relevantes, según la propia jurisprudencia constitucional. La definición de las categorías especiales se ha ido efectuando de manera progresiva y casuísticamente, de modo que no existe un elenco taxativo del círculo de los intereses colectivos, en su versión difusa o corporativa. La titularidad de los intereses colectivos, no puede confundirse con la acción popular para garantizar la pureza constitucional del ordenamiento jurídico o su conformidad sustancial con el parámetro constitucional. En el ordenamiento jurídico costarricense la acción popular es reserva de ley, de manera que debe estar expresamente dispuesta por ésta, según se desprende del párrafo in fine del artículo 49 constitucional al señalar que un mínimo legislativo es la protección ex lege de los derechos subjetivos y los intereses legítimos de los administrados, de manera que bien podría la ley establecer la acción popular como lo ha hecho en materia ambiental; adicionalmente ese precepto constitucional abre la puerta, al propio tiempo, para la tutela de los intereses legítimos no solo personales sino colectivos, en cuanto no hace distinción. A.- intereses difusos Los intereses difusos son aquella especie de los colectivos que ostenta un grupo sin personificación –personalidad jurídica propia- aunque se encuentre organizado de hecho6. En cuanto a su objeto y contenido, estos intereses están estrechamente vinculados con los derechos fundamentales y humanos, con principios, valores y bienes de carácter constitucional que cuentan con una especial protección7. 6 V. JINESTA LOBO (Ernesto), Tratado de Derecho Administrativo –Tomo I, Parte General-, San José, IUSconsultec y Editorial Jurídica Continental, 2ª. Edición, 2009, p. 224. 7 V. ORTIZ ORTIZ (Eduardo), Intereses colectivos y legitimación constitucional. Revista Ivstitia, año 4, No. 46, octubre 1990, p. 17. Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. Pese a la difícil e ingente tarea para delimitar los intereses difusos, la Sala Constitucional a través de sus sentencias ha ido determinando, progresivamente, su alcance y contenido. Así, ha sostenido que los intereses difusos tienen una doble faceta, puesto que, pertenecen a un grupo determinable de personas, quienes son todos, a la vez, titulares colectivos e individuales por lo que, también, pueden reclamarse en este último carácter (Votos Nos. 980-91 y 3750-93). En los Votos Nos. 3705-93 y 4422-93, la Sala Constitucional, consideró que “Los intereses difusos, aunque de difícil definición y más difícil identificación, no pueden ser en nuestra Ley (...) los intereses meramente colectivos; ni tan difusos que su titularidad se confunda con la de la comunidad nacional como un todo, ni tan concretos que frente a ellos resulten identificadas o fácilmente identificables personas determinadas, o grupos personalizados, cuya legitimación derivaría, no de los intereses difusos, sino de los corporativos o que atañen a una comunidad en su conjunto. Se trata, entonces, de intereses individuales, pero, a la vez, diluidos en conjuntos más o menos extensos y amorfos de personas que comparten un interés y, por ende, reciben un beneficio o un perjuicio, actual o potencial, más o menos igual para todos, por lo que con acierto se dice que se trata de intereses iguales de los conjuntos de personas que se encuentran en determinadas situaciones y, a la vez, de cada una de ellas. Es decir, los intereses difusos participan de una doble naturaleza, ya que son a la vez colectivos –por ser comunes a una generalidad- e individuales, por lo que pueden ser reclamados en tal carácter”. En el Voto No. 360-99, estimó que se trata de un tipo especial de interés “cuya manifestación es menos concreta e individualizable que la del colectivo (...) pero que no puede llegar a ser tan amplio y genérico que se confunda con el reconocido a todos los miembros de la sociedad de velar por la legalidad constitucional, ya que éste último –como se ha dicho reiteradamenteestá excluido del actual sistema de revisión constitucional. Se trata pues de un interés distribuido en cada uno de los administrados, mediato si se quiere, y diluido, pero no por ello menos constatable, para la defensa, en esta Sala, de ciertos derechos constitucionales de una singular relevancia para el adecuado y armónico desarrollo de la sociedad (...)”. En el Voto 4808-99, señaló que “(...) el interés difuso comparte la sustancia o esencia universal en tanto se incluye en la categoría de bienes e intereses de efecto expandible, que con facilidad trasciende demarcaciones territoriales o artificiales. Es el interés difuso, desde el punto de vista material, el que es de todos y de cada uno, siendo que, procesalmente, es de todos y de ninguno, en el entendido de que nadie puede arrogarse el monopolio para su defensa efectiva o acaso aplicar la tesitura restrictiva en la defensa de bienes que por su naturaleza son de categoría universal (...)”. Finalmente, en el Voto No. 2958-07 indicó lo siguiente: “(…) En relación con los intereses difusos, que es la legitimación aducida por el accionante, este Tribunal ha dicho se que se trata de aquel interés personal relacionado con un derecho o situación jurídica de naturaleza especial y particular, que puede ser Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. compartido por otras personas, formando todos los interesados un grupo o categoría determinada. Así, la vulneración de ese derecho puede afectar a todos en general y/o a cada uno en particular, de ahí que cualquier miembro de esa agrupación puede interponer la acción para proteger el derecho que se estima lesionado. El interés, en estos casos, se encuentra difuminado, diluido (difuso) entre una pluralidad no identificada de sujetos (…)”8. Dentro de los intereses difusos que ha identificado la Sala Constitucional figuran la defensa del derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado, del derecho a la salud, la tutela del patrimonio histórico y de la materia electoral, particularmente, de la participación ciudadana (VVSC Nos. 1775-90, 980-91, 3705-93, 4422-93, 5753-93, 360-99, 7158-2000). B.- Intereses corporativos Los intereses corporativos, como una especie de los colectivos, son aquellos intereses colectivos de un grupo organizado y personificado – personalidad jurídica propia-. Es la ley o estatuto constitutivo el instrumento normativo que establece que su objeto social o colectivo será la protección de ese interés. Este interés, en cuanto colectivo, es individual y formado por la suma de los intereses personales de los miembros del grupo –asociados o agremiados al ente- en el disfrute colectivo del bien o servicio que lo caracteriza, por lo que tanto el ente como sus asociados o agremiados pueden ejercer, a nombre y por cuenta propia, las acciones en defensa del interés colectivo a cargo del primero9. A partir de la expresión contenida en el artículo 75, párrafo 2°, LJC, de intereses que “atañen a la colectividad en su conjunto”, la Sala Constitucional ha entendido que se refiere a los intereses corporativos (VVSC Nos. 2621-95, 36099, 11735-2003, 2765-2004 y 8207-2004) y específicamente ha considerado que tampoco puede interpretarse que con tal expresión se refiera a la “colectividad nacional” “(…) pues este supuesto equivaldría a aceptar y reconocer una acción popular no regulada en nuestra legislación” (VSC No. 4113-93) cuyo objeto es el simple interés de velar la “legalidad constitucional” (VSC No. 2621-95) o la supremacía constitucional (VSC No. 2233-91). La Sala Constitucional de la Corte Suprema de Justicia, en reiteradas ocasiones ha enfatizado que este interés debe ser esgrimido o alegado por una organización colectiva debidamente constituida, personificada y organizada que represente y defienda los intereses de un grupo o sector determinable de personas (v. gr. cámaras, asociaciones, colegios profesionales), siempre y cuando se impugnen normas o actos que inciden 8 En similar sentido ver Votos Nos. 5840-2002, 2771-2003, 5207-2004, 5308-2005, 3002-2006, 17552-2007 y 1001-2008. 9 V. ORTIZ ORTIZ (E.), Intereses colectivos y legitimación constitucional, pp. 15-16. Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. negativamente en los intereses que constituyen la razón de ser o el factor aglutinante de la agrupación, de modo que no se trata de un interés simple interés por la legalidad constitucional (VSC 2621-95). Así, sobre el particular, el Tribunal Constitucional, al analizar la legitimación que poseían los agremiados de varias asociaciones a efecto de interponer una acción de inconstitucionalidad, señaló en el Voto No. 13323-2006, lo siguiente: “(…) como lo ha reconocido con anterioridad este Tribunal (en sentencias número 6433-98, 7615-98, 0467-99, 1313-99, 1830-99, 2289-99, 2745-99, 6644-99, 7975-99, 0877-2000, 28562000, 5565-2000, 6973-2000, 7160-2000, y 2001-9677) los intereses corporativos son aquellos que se caracterizan "[...] por la representación y defensa de un núcleo de intereses pertenecientes a los miembros de la determinada colectividad o actividad común, y, en cuanto los representa y defiende, la Cámara actúa en favor de sus asociados, la colectividad de comerciantes. De manera que estamos frente a un interés de esa Cámara y, al mismo tiempo, de cada uno de sus miembros, de forma no individualizada, pero individualizable, lo que constituye un interés corporativo o que atañe a esa colectividad jurídicamente organizada, razón por la que esta acción es admisible en los términos del párrafo segundo del artículo 75 de la Ley de la Jurisdicción Constitucional.-" (Sentencia número 1631-91…). Es así como en estos casos, no resulta necesaria la existencia de un asunto pendiente (en la vía administrativa o jurisdiccional) como lo exige el párrafo primero del citado artículo 75 para acreditar la legitimación del accionante, pues por la misma esencia del asunto, se trata de la defensa de intereses corporativos. Considera la Sala que no resulta legítimo desconocer este tipo de interés, toda vez que ello implicaría desconocer una importante función de los entes corporativos, que han sido creados según los lineamientos de la ley, y en el caso de las Cámaras, colegios profesionales, asociaciones, o sindicatos implicaría desnaturalizar su función mediadora en lo que respecta a la defensa de los intereses de sus agremiados, función que ha sido reconocida como esencial de estos entes por la propia jurisprudencia de este Tribunal”10. 3.- Legitimación institucional La legitimación institucional para interponer una acción de inconstitucionalidad, aún sin asunto previo pendiente de resolver, le es otorgada a ciertos órganos encargados de ciertas competencias específicas de control o fiscalización, consultivas y de persecución penal, en el tanto deben velar porque la actuación de los poderes públicos discurra conforme al bloque de constitucionalidad. 10 En similar sentido ver Votos Nos. 1631-91, 6198-95, 6525-98, 8866-98, 360-99, 4258-2002, 3465-2003, 2595-2005, 15949-2006, 6614-2007 y 593-2008. Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. En criterio de la Sala Constitucional la enunciación de órganos contenida en el artículo 75, párrafo 3°, LJC es taxativa, de manera que ningún otro órgano tiene legitimación para interponer una acción de inconstitucionalidad sin asunto previo (VSC No. 1924-98). De igual modo, la Sala Constitucional ha insistido que el objeto de la acción de inconstitucionalidad que interpongan los cuatro órganos mencionados en el numeral citado, debe estar, necesariamente, vinculado o conexo al desempeño de sus competencias específicas (VSC 7730-2000). Asimismo, ha estimado que la acción debe plantearla el titular del órgano y no un funcionario subordinado (VSC 5212-99). A.- Contralor General de la República La Contraloría General de la República es un órgano constitucional – auxiliar de la Asamblea Legislativa- encargado de la fiscalización superior de la Hacienda Pública (fondos públicos, presupuestos y finanzas públicas, contratación administrativa, control interno, etc.), con absoluta independencia y administración en el ejercicio de las competencias (artículo 183 constitucional) especificadas en el ordinal 184 de la Constitución y en la Ley Orgánica de la Contraloría General de la República No. 7428 de 7 de septiembre de 1994 y sus reformas. A tenor de la jurisprudencia de la Sala Constitucional, el Contralor General de la República podría interponer una acción de inconstitucionalidad para impugnar una norma de cualquier índole o acto sujeto al derecho público cuyo contenido o efectos lesionen objetivamente la Hacienda Pública y ordenamiento de control y fiscalización superior. B.- Procurador General de la República La Procuraduría General de la República es un órgano técnico superior consultivo de toda la administración activa y, también, funge como representante legal del Estado en los procesos en que figure como parte (Ley Orgánica de la Procuraduría General de la República No. 6815 de 27 de septiembre de 1982 y sus reformas). A través del ejercicio de sus competencias específicas de consulta y asesoramiento de la administración pública activa, de detección y erradicación de la corrupción, de incrementar la ética pública y la transparencia en la función pública, de la defensa del patrimonio nacional, de los recursos existentes en la zona marítimo-terrestre, la plataforma continental y la zona económicamente exclusiva, del derecho a un ambiente sano y ecológicamente equilibrado y de los intereses de los consumidores (artículo 3° de la Ley Orgánica), la Procuraduría General de la República puede detectar leyes, normas de cualquier naturaleza y actos sujetos al derecho público que quebranten el Derecho de la Constitución, de Legitimación en el control concreto y abstracto de constitucionalidad –Costa RicaProf. Ernesto Jinesta L. ahí la legitimación que se le otorga al Procurador General de la República para interponer una acción de inconstitucionalidad. C.- Fiscal General de la República El Fiscal General de la República es el representante del Ministerio Público, que en el caso costarricense, es un órgano desconcentrado del Poder Judicial encargado de ejercer la acción penal, definir y establecer las políticas de persecución penal y de ejercicio de la acción penal (artículo 2° de la Ley Orgánica del Ministerio Público No. 7442 de 25 de octubre de 1994 y sus reformas). En esa función, también, puede detectar normas que rocen la constitución, de ahí que se le otorgue legitimación para interponer acciones de inconstitucionalidad aún sin asunto previo pendiente de resolver. D.- Defensor de los Habitantes La Defensoría de los Habitantes de la República tiene por cometidos fundamentales proteger los derechos e intereses de los habitantes y velar porque el funcionamiento del sector público se ajuste a la moral, la justicia, los principios generales del Derecho, las leyes, los convenios y tratados internacionales y la Constitución Política (artículo 1° de la Ley de la Defensoría de los Habitantes de la República No. 7319 de 17 de noviembre de 1992 y sus reformas). En esa labor de control y fiscalización del sector público y de protección de los habitantes, también, puede ubicar normas que violenten la constitución, razón por la cual se le concede legitimación para interponer acciones de inconstitucionalidad sin asunto pendiente de resolver.