Las revoluciones burguesas. Dos ejemplos La Revolución Francesa de 1789 CAUSAS DE LA REVOLUCIÓN FRANCESA En estas breves líneas pretendemos tratar las razones que llevaron al acontecimiento considerado por muchos historiadores como el más importante de la era contemporánea, la Revolución Francesa. Ante un fenómeno tan complejo como la Revolución Francesa, los historiadores han propuesto una gama variada de razones para explicarla. A continuación se expone un resumen de las principales. CAMBIOS EN LAS IDEAS En primer lugar no deben dejarse de lado las causas ideológicas, pues el siglo XVIII conoce grandes transformaciones intelectuales. Si en el siglo XVII se había iniciado la llamada revolución científica, durante el siglo XVIII surge en Francia un nutrido grupo de pensadores que se adhieren a las teorías de la filosofía empirista y creen que la razón humana resolverá muchos de los problemas que complican la vida de los seres humanos, estos pensadores serán llamados ilustrados y el siglo XVIII es conocido, entre otras cosas, como el siglo en el que se desarrolló el movimiento filosófico denominado la Ilustración. TRANSFORMACIONES SOCIALES Un segundo tipo de causas de tipo social ha sido explicado por los historiadores haciendo referencia al fuerte crecimiento demográfico que conoce Francia durante el siglo XVIII. El aumento de la población, parece que produjo en ocasiones escasez de alimentos, haciéndose muy frecuentes las crisis de subsistencias , y un crecimiento del número de pobres. Además, la llamada sociedad estamental se encontraba en crisis ante el empuje de la burguesía, grupo social cuyo papel económico no para de crecer, y que, sin embargo, ve como su fuerza política es muy reducida, ante los deseos de la nobleza de ejercer un verdadero monopolio de los cargos del estado. Por tanto el descontento social de la burguesía y del campesinado (por diferentes razones), se convertirán en fuerzas impulsoras de la revolución. Por otro lado trataremos las causas políticas de la revolución, centradas en torno a la crisis de la monarquía, atrapada ante los problemas presupuestarios del estado, esto es la existencia de un enorme déficit en las cuentas del estado: si quiere recaudar más impuestos debería cobrárselos a los privilegiados, pero esto significaría acabar con un sistema basado, precisamente, en el privilegio, y enfrentaría al monarca con las muy poderosas nobleza e iglesia. De hecho, como veremos, este será el problema que actuará como detonante de la revolución. CRISIS ECONÓMICA Y CRISIS FISCAL También hemos de citar las causas económicas que están detrás del estallido revolucionario francés. Así sabemos que en vísperas del estallido de la Revolución la economía francesa no pasaba por buenos momentos. La circunstancia de fondo era la mala situación de la agricultura, sector responsable entonces de, quizás, dos tercios de la riqueza de Francia. Los años 1787 y 1788 se caracterizaron por desfavorables condiciones meteorológicas que van a poner en marcha una durísima crisis de subsistencia: los agricultores privados de ingresos suficientes dejan de comprar productos industriales e incluso muchos de ellos se ven obligados a recurrir a la mendicidad o a la caridad en las ciudades próximas. La caída Las revoluciones burguesas. Dos ejemplos 2 de la demanda de productos industriales significa paro y pobreza para los trabajadores de pequeños y grandes negocios manufactureros. La escasez conducirá a la escalada de precios y con esta llegará el descontento social de los grupos más desfavorecidos. Con todo, muchos historiadores han dado más peso como causa económica de la revolución no a la crisis agraria, sino a la crisis fiscal por la que pasaba el estado francés. Así es sabido que desde hacía décadas la hacienda francesa era incapaz de recaudar con sus impuestos las cantidades que se gastaban. Estos déficit públicos crónicos se vieron agravados por las guerras en las que se vio envuelta Francia contra Inglaterra, incluyendo los préstamos a los rebeldes de las colonias de Norteamérica que fundarán los Estados Unidos de América al independizarse de los ingleses, y llevaron a un enorme crecimiento del endeudamiento del estado. El pago de la deuda pública llegó a superar la mitad del presupuesto estatal. Además cuando alguno de los ministros de Hacienda, como fue el caso de Turgot, proponía reformas que parecían dirigidas a terminar con el privilegio de la Iglesia y la nobleza (no pagaban impuestos), las presiones de la Corte condujeron a su cese por el Rey. Por eso si en los años setenta la situación era ya de auténtica bancarrota, continuó agravándose. De la delicada situación puede dar una prueba que a pesar de los ceses, los siguientes ministros seguirán proponiendo reformas semejantes, hasta que un nuevo ministro de economía, Calonne, volverá a proponer ya en 1786 una reforma de los impuestos que incluiría como contribuyentes a los miembros de la nobleza y de la iglesia. Este proyecto fue rechazado en 1787 por una Asamblea de representantes de los privilegiados. Para algunos historiadores ese momento puede ser considerado el verdadero comienzo de la Revolución Francesa, pues con la llamada revuelta de los privilegiados se inician los cambios que alterarán de manera radical las leyes francesas. LOS ESTADOS GENERALES: LA REVUELTA DE LOS PRIVILEGIADOS Ante las presiones de los Privilegiados Luis XVI se vio obligado a convocar los Estados Generales (no se convocaban desde hacía más de un siglo), organismos que representaban por separado a los tres estamentos del Reino, la nobleza, la iglesia y el pueblo o Tercer Estado. Su reunión se realizaría a comienzos de mayo de 1789. Desde mucho antes de realizarse su reunión comenzaron los problemas, pues mientras los miembros del Tercer Estado pedían una reunión conjunta de los tres estamentos y que se votase individualmente, los estamentos privilegiados querían una reunión en cámaras separadas y que cada grupo dispusiese de un único voto. Al mismo tiempo que por toda Francia cada comunidad debería designar a sus representantes, se preveía la realización de los llamados Cuadernos de quejas (“cahiers de doléances”) en los cuales cada comunidad debía expresar las reivindicaciones que luego cada diputado debería trasladar al Rey. La mayoría de ellos fueron redactadas por miembros de la burguesía, aunque también hay ejemplos de algunas redactadas por clases más bajas . Además de estos cuadernos, Francia se vio inundada por numerosos panfletos de carácter político. Quizás el más conocido sea el redactado por Sièyes y titulado ¿Qué es el Tercer Estado? . En esta obra Sièyes concluye que desde el punto de vista político el Tercer Estado, la inmensa mayoría de la nación francesa, formado por quienes trabajan y sostienen con sus impuestos el estado, deben tener en sus manos el control político de Francia. http://w3.cnice.mec.es/eos/MaterialesEducativos/bachillerato/historia/revfran/rtf/causas.rtf INICIO DE LA REVOLUCIÓN. LA ASAMBLEA NACIONAL Las revoluciones burguesas. Dos ejemplos 3 En junio de 1789 reunidos ya los Estados Generales en Versalles y por separado, desde el Tercer Estado se cursó una invitación a los miembros de la Iglesia y la Nobleza para unirse bajo un solo techo. Algunos miembros de estos grupos privilegiados lo hicieron a título personal. A mediados de ese mes los representantes del Tercer Estado deciden constituirse en Asamblea Nacional. En respuesta a esta decisión el rey, que ya había demostrado estar en desacuerdo con esta pretensión de los diputados del Tercer Estado, decidió impedirles el acceso a la sala de reunión y de esta forma los diputados del tercer estado, más los que se les habían unido del estamento nobiliario y del eclesiástico, decidieron reunirse en adelante en el edificio de un frontón dedicado al juego de pelota donde juraron no separarse hasta haberle proporcionado una nueva Constitución a Francia. Aunque el Rey cedió en algunos aspectos, se negó a considerar la igualdad de todos los franceses ante los impuestos y también a que el voto en los Estados Generales se hiciese individualmente. A principios de julio de 1789 la mayor parte de los nobles y los eclesiásticos se han unido a la llamada Asamblea Nacional y trabajan en la redacción de una Constitución y de una declaración de derechos. Ahora la revolución está plenamente en marcha pues parece quedar claro que la autoridad del Rey quedaría limitada por esa Constitución. La monarquía absoluta se tambaleaba. LAS REVUELTAS POPULARES URBANAS Y CAMPESINAS Pero desde esos primeros días de julio se advierte que parte de la Corte no está dispuesta a aceptar la nueva situación. Pronto se advierte un importante despliegue de tropas en Versalles y París que será respondida con movimientos populares de miles de personas buscando armas y construyendo barricadas ante el rumor de que la monarquía piensa terminar con las acciones revolucionarias de los Estados Generales. En este contexto se producirá un acontecimiento que simbolizará para siempre el comienzo de las acciones revolucionarias: el 14 de julio de 1789 una enorme masa de parisinos se lanza a la toma de La Bastilla, fortaleza que servía de depósito de pólvora y prisión estatal. Los revolucionarios tomaron la fortaleza sin demasiada resistencia y lo que es más importante, sin que intervinieran las tropas reales que permanecieron impasibles ante el temor de sus oficiales de que los soldados se unieran a los revolucionarios. Como resultado de este movimiento los revolucionarios crearán un nuevo ayuntamiento bajo su control y nacerá también la Guardia Nacional, tropas que aceptan la nueva realidad revolucionaria. En los días siguientes el estallido se extenderá por toda Francia, pues en las demás ciudades surgirán ayuntamientos revolucionarios y guardias nacionales a imitación de lo sucedido en París. También en el campo se producirá una enorme agitación, el "Gran Miedo", con masas de campesinos tomando castillos y monasterios al asalto con la intención de quemar los archivos donde se guardaban los documentos de propiedad señorial, y así terminar con la opresión que para ellos suponía el régimen feudal. Como respuesta a estas revueltas campesinas los diputados de la Asamblea Nacional redactarán un decreto de abolición de los derechos feudales que sin responder a todas las demandas campesinas sirvió para pacificar el campo . […] CONSECUENCIAS DE LA REVOLUCIÓN. Con la llegada de Napoleón Bonaparte no finalizó la revolución, pues algunos de sus cambios perdurarán. Así la revolución supone el fin de la monarquía absoluta en Francia. La pérdida de los privilegios de la Iglesia y la Nobleza ya no tendrá marcha atrás. Ni tampoco lo tendrán los derechos feudales, ni el diezmo que se pagaba a la iglesia, ni la venta de las tierras del clero a particulares. Las revoluciones burguesas. Dos ejemplos 4 El propio Napoleón impulsará la redacción de un nuevo código legal para toda Francia, que recogerá buena parte de las leyes revolucionarias. El llamado código napoleónico se caracteriza por contemplar la igualdad legal de todos los ciudadanos y define un sistema judicial en el que se presupone la inocencia del acusado que recibe asistencia legal del estado. El ciudadano cuenta con el derecho de habeas corpus que le protege de cualquier detención que no se ajuste a las leyes. El código napoleónico no sólo se aplicará en Francia, sino que se difundirá por buena parte de los países europeos conquistados por las tropas francesas. Además, la revolución dejará como legado la existencia de la libertad de expresión y de la libertad religiosa y abrirá el camino a la separación Iglesia-Estado, requisito imprescindible para el buen funcionamiento de un régimen liberal o democrático. Por tanto, la "herencia" de la revolución puede resumirse en el fin de los privilegios legales típicos del Antiguo Régimen, en la disminución del control de la sociedad por la Iglesia, en la existencia de unas leyes basadas en el principio de la igualdad de todos ante la ley y en el respeto de las llamadas libertades individuales. Sin embargo, tras la revolución francesa, el llamado Antiguo Régimen está muy lejos de haber desaparecido. De hecho las potencias absolutistas parecen, en 1815 con la derrota de Napoleón, claros vencedores. Estas potencias firmarán acuerdos, como la llamada Santa Alianza, para defenderse de posibles nuevos brotes revolucionarios que cuestionen los fundamentos del Antiguo Régimen. A pesar de estos esfuerzos de las potencias absolutistas, las revoluciones liberales, que se reclaman hijas de la revolución francesa, se producirán y de una forma progresiva durante el siglo XIX conseguirán la instalación en varios países europeos de regímenes basados en muchos de los principios revolucionarios. http://w3.cnice.mec.es/eos/MaterialesEducativos/bachillerato/historia/revfran/rtf/el%20directo rio.rtf Las revoluciones burguesas. Dos ejemplos 5 En BIOSCA, Genoveva Y CLAVIJO, Carmen: Cambio y diversidad en el mundo contemporáneo. Textos para la enseñanza de las Ciencias Sociales, Editorial GRAÓ, Barcelona, 1993, pág. 92 LA DECLARACIÓN DE INDEPENDENCIA USA 4 de julio de 1776 Cuando en el curso de los acontecimientos humanos se hace necesario para un pueblo disolver los vínculos políticos que lo han ligado a otro y tomar entre las naciones de la tierra el puesto separado e igual a que las leyes de la naturaleza y el Dios de esa naturaleza le dan derecho, un justo respeto al juicio de la humanidad exige que declare las causas que lo impulsan a la separación. Sostenemos como evidentes estas verdades: que todos los hombres son creados iguales; que son dotados por su Creador de ciertos derechos inalienables; que entre éstos están la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para garantizar estos derechos se instituyen entre los hombres los gobiernos, que derivan sus poderes legítimos del consentimiento de los gobernados; que cuando quiera que una forma de gobierno se haga destructora de estos principios, el pueblo tiene el derecho a reformarla o abolirla e instituir Las revoluciones burguesas. Dos ejemplos 6 un nuevo gobierno que se funde en dichos principios, y a organizar sus poderes en la forma que a su juicio ofrecerá las mayores probabilidades de alcanzar su seguridad y felicidad. La prudencia, claro está, aconsejará que no se cambie por motivos leves y transitorios gobiernos de antiguo establecidos; y, en efecto, toda la experiencia ha demostrado que la humanidad está más dispuesta a padecer, mientras los males sean tolerables, que a hacerse justicia aboliendo las formas a que está acostumbrada. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, dirigida invariablemente al mismo objetivo, demuestra el designio de someter al pueblo a un despotismo absoluto, es su derecho, es su deber, derrocar ese gobierno y establecer nuevos resguardos para su futura seguridad. Tal ha sido el paciente sufrimiento de estas colonias; tal es ahora la necesidad que las obliga a reformar su anterior sistema de gobierno La historia del actual Rey de la Gran Bretaña es una historia de repetidos agravios y usurpaciones, encaminados todos directamente hacia el establecimiento de una tiranía absoluta sobre estos estados. Para probar esto, sometemos los hechos al juicio de un mundo imparcial. (Aquí los colonos exponen unos 25 agravios concretos de que acusan al monarca británico. Entre otras cosas... se ha negado a dar su asentimiento a las leyes necesarias para el bien público; [nos ha impuesto] "contribuciones sin nuestro consentimiento", etc.) En cada etapa de estas opresiones, hemos pedido justicia en los términos más humildes: a nuestras repetidas peticiones se ha contestado solamente con repetidos agravios. Un Príncipe, cuyo carácter está así señalado con cada uno de los actos que pueden definir a un tirano, no es digno de ser el gobernante de un pueblo libre. Tampoco hemos dejado de dirigirnos a nuestros hermanos británicos. Los hemos prevenido de tiempo en tiempo de las tentativas de su poder legislativo para englobarnos en una jurisdicción injustificable. Les hemos recordado las circunstancias de nuestra emigración y radicación aquí. Hemos apelado a su innato sentido de justicia y magnanimidad, y los hemos conjurado, por los vínculos de nuestro parentesco, a repudiar esas usurpaciones, las cuales interrumpirían inevitablemente nuestras relaciones y correspondencia. También ellos han sido sordos a la voz de la justicia y de la consanguinidad. Debemos, pues, convenir en la necesidad, que establece nuestra separación y considerarlos, como consideramos a las demás colectividades humanas: enemigos en la guerra, en la paz, amigos. http://w3.cnice.mec.es/recursos/secundaria/sociales/derechos/independencia.htm