Artículo - Producir y distribuir alimentos requiere energía

PROCITROPICOS - Programa Cooperativo de Investigación e Innovación Agrícola para los Trópicos Suramericanos
Artículo - Producir y distribuir alimentos requiere energía
Categoria : Procitropicos Informa
Publicado por Monica em 07/7/2011
Frederico Ozanan Machado Durães,
Jefe General de Embrapa Agroenergía
El mundo redescubre que la acción antrópica altera el ambiente y se asusta con las
proporciones y consecuencias de esas alteraciones. La economía verde coloca la innovación en
bases sostenibles como determinante de mercados competitivos. Tres evidencias configuran y
moldan estos nuevos mercados. Primero, crece la consciencia individual y colectiva para las
cuestiones ambientales y molda una nueva actitud cuanto al uso de los recursos de la naturaleza.
Segundo, datos confiables y robustos son factores imprescindibles para las políticas públicas y la
orientación de las iniciativas en las áreas de producción sostenible. Y, tercero, la sociedad moderna
está dispuesta a pagar por los servicios ambientales y crea nuevo valor para la economía verde.
Cambios climáticos globales, emisión de gases de efecto invernadero e inestabilidad de precios y
disponibilidad de petróleo son los factores recurrentes en el centro de esas discusiones. Esto afecta
los países, los biomas y las personas, de forma creciente. La agricultura es un sector altamente
visible en esta discusión. El entendimiento de los binomios asociados a la agricultura pasa a
componer las agendas de investigación-desarrollo-innovación, de desarrollo regional, de mercados.
Entre los binomios, se discuten la Agricultura x Ambiente, Agricultura x Agua, Agricultura x
Economía de Carbono, Agricultura x Alimentos, Agricultura x Agroenergía, entre otros.
A partir de ese punto, buscase desarrollar una nueva agricultura, con competitividad y sostenibilidad,
asociada a la economía del agua, economía de carbono, balance de energía, etc. El mundo
descubre que para producir y distribuir alimentos existe la necesidad de energía y el cambio de una
matriz energética de base fósil para otra basada en recursos renovables, incluyendo la energía de
biomasa, hace parte de una estrategia diferenciada. Y, los países que presentan significativas
ventajas comparativas naturales y construidas, parecen como potenciales en la vanguardia cuanto al
uso y aplicación de la energía renovable.
Brasil reúne estas ventajas comparativas y, además de los factores clásicos de producción (tierra,
capital y trabajo), busca competitividad vía innovación. Actualmente, la expansión de la agroenergía
explora la logística montada por la agricultura brasileña en las plataformas etanol, biodiesel, forestas
energéticas, residuos/co-productos. Estas plataformas son tratadas en tres vertientes (desarrollo de
tecnología agronómica, tecnología industrial, y estudios transversales – socioeconomía, ciclo de
vida, balance de energía, economía del agua, economía de C, etc.).
El papel histórico de la agricultura es repensado. La producción de alimentos, fibras, energía, la
cesión de mano de obra para el sector urbano-industrial pasa por una discusión global sobre el uso
directo e indirecto de la tierra. Es intensificada la presión sobre los biomas terrestres y acuáticos. Un
ejemplo en curso es la discusión internacional sobre el bioma AMAZONIA. El discurso que
argumenta sobre “culturas dislocan pastajes que dislocan forestas” requiere respuestas con
estrategias para ordenamiento territorial, geopolítica y logística para producción y mercado, t carece
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de datos que soportan estas estrategias. Datos que fundamentan el conocimiento pueden soportar
políticas públicas que visan el desarrollo regional. El preparo cualificado para el evento “Rio +20”, en
2012, por cierto, será imprescindible para formatear y sistematizar el “deber-de-casa” y los
compromisos de Brasil para con el desarrollo nacional, bien como para demonstrar las tratativas
adecuadas para con los biomas terrestres y acuáticos.
En Brasil, el ordenamiento territorial para AGROENERGIA cuenta con dos recientes marcos
regulatorios importantes, cuáles sean:
- ZAE Caña (Zoneamiento Agroecológico de la Caña de Azúcar orienta la expansión en 7,5% de las
tierras brasileñas – son 64,7 millones de hectáreas). De acuerdo con los nuevos criterios, 92,5% del
territorio nacional no son indicados a la siembra de caña; y,
- ZAE Palma de Aceite – Dende (Zoneamiento Agroecológico de la Palma orienta para área
correspondiente a 31,8 millones de hectáreas. Para proteger la foresta y garantizar la sostenibilidad
de la producción de palma de aceite queda prohibida la utilización de 86,4% de las áreas aptas y de
96,3% del área total del territorio brasileño (equivalente a 851,5 millones de hectáreas. IBGE, 2010).
Bajo la protección de la competitividad y sostenibilidad la agricultura moderna define aumentos de
productividad asociados a la innovación y respecto al medio ambiente. Los negocios de base
tecnológica requieren, pues, los avances técnico-científicos asociados a marcos regulatorios firmes.
En Brasil, marcos regulatorios recientes, por ejemplo, Ley de Protección de Cultivares (1997) y Ley
de Innovación (2004) imprimen nuevas y diferenciadas características para el conocimiento,
exigiendo de instituciones y grupos de investigación, las modificaciones operacionales cuanto al
conocimiento libre, al sigilo corporativo o de laboratorio, y a los ítems protegibles o patenteables.
La Agenda de Agroenergía absorbe adecuadamente estas dos “buenos embrollos” o desafíos. Y, las
cuestiones técnico-científicas y las legales, colocan el desarrollo y aplicación de generaciones
tecnológicas, simples o complexas, en el ámago de los negocios agrícolas en Brasil. En este caso,
la producción de la biomasa primaria, la caracterización de la materia prima de calidad, la densidad
de energía en materias primas y residuos, la eficiencia de procesos de conversión, y la agregación
de valor de co-productos, biomoléculas y biomateriales con base en substratos de carbohidratos,
lípidos e intermediada por microorganismos hacen a esto mercado los desafíos de las biorrefinerías,
como robusto concepto de eficiencia energética y de aprovechamiento optimizado de recursos.
Brasil deberá aumentar su área cultivada, sus niveles de productividad física por producto
agroindustrial, y sus volúmenes de producción de la “agricultura de alimentos” y de la “agricultura de
energía”. Los estrangulamientos, por cierto, no serán de gerenciamiento o de mano de obra, de
genética tropical de especies, tierra o mismo cuanto a la maquinaria. Insumos modernos y nuevos
enfoques (fertilizantes, agua, balance de energía y de carbono, etc.) serán, por cierto, los principales
ingredientes de la ecuación Brasil de desarrollo del negocio agrícola y agroenergético en el País.
Embrapa, como coordinadora del Sistema Nacional de Investigación Agropecuaria – SNPA, está en
el “ojo del huracán” para la agenda de “producir y distribuir alimentos”. La contribución en oferta
tecnológica y negocios competitivos para la sostenibilidad de la agricultura brasileña requiere
información estructurada, conocimiento adecuado y relacionamientos robustos. Las crecientes
demandas de mercados productivos, de soporte a las políticas públicas, y la necesidad de adecuada
transferencia de tecnología, coloca Embrapa, dentro de su misión, como aliado diferenciado
preferencial y estratégico para las agendas de ordenamiento territorial, competitividad de los
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negocios agroindustriales, factor de inclusión social y productiva. Embrapa necesitará de nuevos
modelos de innovación y cooperación capaces de entender e interactuar con los mercados de C&T,
productivos, negociales, organizacionales, entre otros, en ambientes competitivos y sostenibles.
Estos nuevos desafíos deberán ampliarse a nivel nacional e internacional. Se destacan los
determinados compromisos de Brasil, en la agenda positiva de combate a la hambre y a la miseria
extrema, bien como las oportunidades de cooperación técnica que serán ampliadas, por cierto, con
la renovada liderazgo del brasileño José Graziano da Silva, en la dirección de la FAO – Food and
Agriculture Organization (ONU), a partir de 2012.
Texto traducido del portugués
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