200 AÑOS DE LA RESTAURACIÓN DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS Álvaro Vélez Escobar, S.J. La Compañía de Jesús está celebrando los 200 años de su restauración por parte del Papa Pío VII, el 7 de agosto de 1814, mediante la Bula Sollicitudo omnium Ecclesiarum (El cuidado de todas las Iglesias). La Compañía de Jesús había sido suprimida por el Papa Clemente XIV, el 21 de junio de 1773, mediante el Breve Dominus ac Redemptor Noster (Nuestro Señor y Redentor). Esta supresión canónica de los jesuitas en todo el mundo, decretada por lo cabeza de la Iglesia, fue precedida de una serie de expulsiones en los países de Europa y territorios ultramarinos gobernados por miembros de la Casa de Borbón o ligados a ella de modo especial: Portugal (1759), Francia (1761-1764), España (1767), reino de las Dos Sicilias (1767), ducado de Parma (1768), Benevento, Avignon y Malta (1768). Tristemente famosa y bien conocida es la Pragmática Sanción del Rey Carlos III de España, del 2 de abril de 1767, por la cual y por motivos que se reservaba en su real ánimo, expulsó a los jesuitas de España y todos sus dominios. Los jesuitas naturales de esos países o habitantes en ellos por razón de sus ministerios apostólicos, fueron deportados en sucesivos y azarosos viajes por tierra y mar, con destino a los Estados Pontificios u otros lugares de la península italiana. Algunos quedaron ocultos o semi-ocultos en sus propios países. Aun cuando los procedimientos que desembocaron en las expulsiones fueron en parte distintos en unos países, en todos ellos precedió una campaña anti-jesuita de descrédito por los más diversos motivos, falsos o verdaderos, promovida o aprovechada por los respectivos gobiernos. Las principales cortes borbónicas (Francia, España y Nápoles) se aunaron combinando sus esfuerzos y tácticas de acción conjunta para obtener del Papa la supresión total de la Orden. Todo el período de las sucesivas expulsiones coincidió con el Pontificado del Papa Clemente XIII, que hubo de enfrentarse a un clima general cada vez más hostil a la fe, a la Iglesia, al Papa mismo y a la Compañía de Jesús. El Papa se mostró firme y decidido en defender a la Compañía. Los funcionarios borbónicos dirigieron entonces sus esfuerzos a conseguir un sucesor con el que asegurasen su supresión, hasta que sus turbios y eficaces manejos llevaron a la elección del Papa Clemente XIV, quien no pudo soportar las presiones borbónicas y firmó el Breve de supresión, que fue promulgado en Roma el 16 de agosto de 1773. Rectoría Calle 18 No. 118-250 Cali, Colombia • www.javerianacali.edu.co • PBX. (572) 321 8200 El Superior General de los jesuitas, Padre Lorenzo Ricci y sus Asistentes fueron encarcelados en los sótanos del Castel Sant’Angelo, privados de celebrar la Misa y con una reducida porción alimenticia. El P. Ricci murió allí el 24 de noviembre de 1775, no sin antes dejar constancia expresa de que “la Compañía, ahora extinguida, no ha dado motivo alguno para su supresión” y de que él mismo “no ha dado motivo alguno, ni el más ligero, para su encarcelamiento”. Por esas paradojas que tiene a veces la vida, la supresión canónica de la Compañía no produjo, de hecho, su total eliminación, porque el emperador de Prusia Federico II y la zarina de Rusia Catalina II prohibieron la publicación del Breve Papal en sus dominios. Ambos querían mantener a los jesuitas como maestros de la juventud en sus territorios. Al frente de ellos quedó el Padre Stanislaw Czerniewicz, primero como Vice Provincial de los pocos jesuitas en Prusia y Rusia, y posteriormente con permiso de la Zarina y del Obispo Local, fue elegido como Vicario General para los jesuitas en el territorio ruso. El Papa Pío VI en 1783 aceptó verbalmente la permanencia de los jesuitas en Rusia, autorizándolos para que otros ex-jesuitas que vivían en Europa, pudieran unirse a ellos. En 1784 autorizó la presencia de jesuitas en Parma. El nuevo Papa, Pío VII autorizó formalmente en 1801 la existencia de la Compañía en Rusia. Los jesuitas de Rusia, a los que fueron uniéndose muchos ex-jesuitas dispersos por el mundo, trabajaron por la restauración universal de la Compañía. San José Pignatelli, es reconocido como uno de los artífices principales para la restauración definitiva de la Compañía, habiendo dedicado ingentes esfuerzos para sostener y animar a los antiguos jesuitas, que anhelaban ver restaurada la Orden. El 7 de agosto de 1814 el Papa Pio VII, mediante la Bula Sollicitudo omnium Ecclesiarum, restauró formal, definitiva y plenamente la Compañía de Jesús, derogando total y expresamente el Breve del Papa Clemente XIV. En la Bula, haciéndose eco de las peticiones llegadas de diferentes partes de la cristiandad, tanto por parte de Obispos, como de personajes ilustres del mundo, el Papa dio las facultades necesarias al Padre General Tadeo Brzozowski para que los jesuitas, llamándolos “remeros expertos y valerosos”, volvieran a su estado fundacional y mantuvieran y siguieran la regla de vida de San Ignacio de Loyola cuando, fueron aprobados por el Papa Paulo III el 27 de septiembre de 1540. Al momento de la supresión en 1773 los jesuitas en el mundo eran 23.000 en cifras redondas. Al momento de la restauración oficial en todo el mundo, luego de 41 años de extinción, eran unos 600, a los que pronto fueron agregándose numerosos jóvenes. Los exjesuitas vivos al momento de la restauración, atribuyeron ésta a la devoción de la Compañía de Jesús al Sagrado Corazón de Jesús, en quien habían puesto toda su confianza. Ya en 1820, cuando los jesuitas en el mundo eran 1.308, pudo celebrarse la primera Congregación General de la Compañía restaurada, la XX de la serie general, en la cual fue elegido como Superior General el Padre Luigi Fortis. Rectoría Calle 18 No. 118-250 Cali, Colombia • www.javerianacali.edu.co • PBX. (572) 321 8200 Una pregunta si surge acerca de: ¿en qué forma pudieron también los mismos jesuitas de la antigua Compañía contribuir a enajenarse los ánimos de tanta gente importante en la política y en la Iglesia? Las Reducciones en América del Sur, sobre todo en lo que hoy son Paraguay, oeste y sur de Brasil, sur de Bolivia y norte de Argentina, fueron causa de gran enemistad por parte de los colonos españoles y portugueses que no podían aprovecharse de los recursos y de la mano de obra de los indígenas, que eran protegidos por los jesuitas, y que elevaron sus infundadas acusaciones a sus respectivos gobiernos en la península. En los estudios históricos sobre la supresión se mencionan, como causas: la autosuficiencia y sentido de superioridad y prepotencia de los jesuitas sobre otros; el haberse prevalido abusivamente de sus privilegios; la excesiva acumulación de poder social, sobre todo por la red de sus numerosos colegios; su oposición a las ideas y proyectos de reforma y modernización de la sociedad y del Estado por parte de los ilustrados; su filosofía social sobre el origen de la autoridad en el pueblo, con el consiguiente cuestionamiento del poder absoluto de los monarcas y la oposición a sus excesos regalistas, tan propios del tiempo. Si la Compañía de Jesús existe hoy y si hay alguna esperanza de que exista en el futuro, e por pura gratuidad misericordiosa de Dios; no tan solo ni tanto con sus miembros, sino con “las almas”, con todos los hijos e hijas de Dios dispersos por el mundo, que Él quiere salvar por medio de su Hijo Jesús. Por eso, sea lo que sea y ocurra lo que ocurra, solo Él, en definitiva, puede garantizar, en su misericordiosa gratuidad, la conservación de lo que Él ha iniciado y, después de su casi completa destrucción, ha rehecho. La conmemoración de los 200 años de la restauración de la Compañía de Jesús es ante todo un gozoso agradecimiento a Dios y a los instrumentos humanos de que se valió por la sorprendente y providencial conservación de la Compañía, a pesar de su supresión canónica en la Iglesia universal, hasta llegar a su plena restauración. Esta conmemoración es también un vivo recuerdo de los ejemplos de amor y fidelidad a su vocación, paciencia, fortaleza, perseverancia y esperanza de renacer de nuestros antepasados de la Compañía antigua en sus destierros de sus lugares de origen, y su desamparado peregrinar por países extraños, así como por sus ejemplos de fidelidad a ultranza a la identidad jesuita original y de audaz emprendimiento apostólico de los recién restaurados. La Compañía de Jesús quiere aprovechar esta conmemoración como una llamada a centrar su empeño en una profunda y sincera renovación espiritual del cuerpo de la Compañía y de cada uno de los jesuitas, y en el servicio apostólico por medio de los ministerios, evitando por otra parte todo sentimiento de triunfalismo o de nostalgia por el pasado. En este sentido, el Padre Adolfo Nicolás, Superior General de la Compañía en su carta del pasado 14 de noviembre de 2013, sobre la Conmemoración de este segundo centenario, da las siguientes orientaciones: Rectoría Calle 18 No. 118-250 Cali, Colombia • www.javerianacali.edu.co • PBX. (572) 321 8200 “2014 va a ser un año importante para el estudio de nuestra historia como Compañía… Cuanto mejor conozcamos nuestra historia y cuanto más profundamente la comprendamos, mejor nos entenderemos a nosotros mismos y mejor conoceremos nuestra identidad como cuerpo apostólico en la Iglesia… para así seguir caminando hacia el futuro en nuestra vida y en nuestra misión de hoy, “con renovado impulso y fervor”… Demos humildemente gracias a Dios porque nuestra mínima Compañía sigue existiendo; porque nosotros mismos, miembros de la Compañía, seguimos encontrando en la espiritualidad de San Ignacio un camino hacia Dios; porque seguimos creciendo gracias al apoyo y estímulo de nuestros hermanos en comunidad; porque experimentamos aún el privilegio y el gozo de servir a la Iglesia y al mundo, especialmente a los más necesitados, por medio de nuestros ministerios. Pido a Dios que la conmemoración agradecida de este 200 aniversario de la restauración de la Compañía sea bendecida por una más profunda asimilación de nuestro modo de vida y por el compromiso cada día más creativo, generoso y alegre de entregar nuestras vidas al servicio de la mayor gloria de Dios”. NOTA: Este artículo ha tenido su fuente principal en el reciente libro del Padre Urbano Valero Agúndez, S.J., Supresión y Restauración de la Compañía de Jesús, Documentos, Mensajero – Sal Terrae, Universidad Pontificia Comillas, Colección Manresa N° 52, Madrid, 2014. Rectoría Calle 18 No. 118-250 Cali, Colombia • www.javerianacali.edu.co • PBX. (572) 321 8200