LA IGLESIA EN EL XVIII

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LA IGLESIA EN EL XVIII
El elemento más importante en el desarrollo de la iglesia en el siglo XVIII fue, sin duda, el regalismo. El
regalismo es un intento del poder civil de prevalecer sobre el poder eclesiástico en cuestiones temporales, no
en el terreno del dogma, sino en aspectos como el poder excesivo de la inquisición y los privilegios del clero.
Otro tema importante será el referente a la Compañía de Jesús: los jesuitas fueron expulsados de muchos
países en un intento de frenar la acción de estos cuerpos bajo el mandato del Papa, pues los jesuitas
conformaban en muchas ocasiones una dualidad del poder dentro de un Estado.
El último elemento destacable es el paralelismo entre el siglo XVI y el Setecientos, las conexiones entre
ambos siglos se dan en el sentido de las ansias reformistas, vuelve el protagonismo al concilio general de la
Iglesia frente al poder del Papa.
Como marcas distintivas de esta política religiosa podemos ver:
Crítica al papel del Papa dentro de la Iglesia en el sentido del absolutismo papal. Mucha gente dentro de la
Iglesia Católica será favorable al conciliarismo.
El retroceso que en algunos terrenos experimenta la mentalidad tradicional, sobre todo en las altas esferas
ilustradas, aunque a nivel popular los cambios son mínimos: aún se impone una religiosidad mecánica. Los
intentos por cambiar irán más lejos, sobre todo por parte de los pequeños sectores ilustrados: se da una
reivindicación incluso en la línea de un Dios Natural y en casos mínimos, también del ateísmo.
Tradicionalmente se ha considerado el siglo XVIII como un siglo descreído, pero en realidad sólo se puede
calificar así a poca gente, aunque sí es cierto que se da un salto cualitativo en la forma de entender la religión.
En el aspecto concreto de los jesuitas, éstos fueron expulsados de Portugal en primer lugar, luego de Francia,
donde se toma como punto de partida el asunto la Vallete?. La Vallete? Era un jesuita afincado en la Martinica
alrededor de los 40, desarrollaba allí actividades comerciales adquiriendo un gran protagonismo económico y
social. Durante la Guerra de Siete Años se amplió su comercio, pero durante la paz comenzaron las deudas.
Cuando se buscó una solución a este problema de pagos en la Compañía, ésta declinó toda responsabilidad
llevándose a cabo juicios etc. Queda claro para los tribunales que se ha dado una inmiscusión de la Compañía
en asuntos temporales que no le conciernen.
También en contra de los jesuitas se alzan las voces de los hansenistas. La oposición entre ambos grupos no
sólo deriva de la dependencia jesuítica de un país extranjero, sino que se exponen teorías como la del
probabilismo: ¿qué postura se ha de tomar ante un problema, la mejor o la más cómoda (que es la que toman
los jesuitas)?.
Esta política contra los jesuitas también fue llevada a cabo en España (1767) y en la Península Itálica (Nápoles
y Parma). Los jesuitas expulsados inician un peregrinaje en busca de asilo, que primero les será proporcionado
por el Papa, pero más tarde Clemente XIV se verá obligado a abolir la Compañía en el 73.
También se intentará acabar con los conventos por dos razones principalmente:
La política poblacionista: el fin del celibato se traducirá en un mayor número de nacimientos.
El intento de acabar con la inmunidad fiscal y las posesiones denominadas de manos muertas.
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En cualquier caso, independientemente de estas medidas, siempre se intentarán reducir los privilegios
temporales de la Iglesia: controlando más directamente al clero y estableciendo un nuevo tipo de relaciones
entre Iglesia y Estado (se pretende abolir las ventajas fiscales, el fuero eclesiástico y el acogimiento a
sagrado). Pero la influencia de la Iglesia en la sociedad no va a desaparecer.
Estas prerrogativas serán negociadas llevándose a cabo concordatos entre la Iglesia y el Estado, y muchas
veces estas nuevas relaciones se traducen en un mayor intervencionismo del Estado siempre en el aspecto
temporal, y la Iglesia no podrá hacer nada.
En el caso de la Inquisición, los gobiernos trataran de restarle importancia (por su tarea de censura de libros).
Algunas medidas contra este tribunal eclesiástico:
El Edicto del Duque de Toscana en el 43: la censura de libros queda totalmente asumida por el Estado. Esto
supone un enfrentamiento directo con Roma, y con el paso del tiempo se dieron unas negociaciones entre el
Estado Toscano y Roma que finalizaron con la inquisición en sus anteriores facultades, pero el Estado
Toscano podía intervenir.
En Parma, el ministro Du Tillot suprime directamente la Inquisición.
En cuanto a las tareas llevadas a cabo por la Iglesia Católica, no podemos olvidar el sector educativo (el
Estado no podía asumir el control de la educación sin más, por lo que el terreno educativo siempre estuvo en
manos de las órdenes religiosas).
Hay que hablar del protagonismo en este sentido de la Compañía de Jesús, de donde salían formados
individuos de las elites dirigentes (en España se dio en los 60 un enfrentamiento entre colegiales jesuitas y los
manteístas apoyados por el rey).
También hay otras órdenes como los Escolapios, especializados en formación.
Existían a su vez órdenes de este tipo femeninas, como las salesas o las ursulinas, si bien la formación
impartida aquí era más limitada.
La Iglesia siempre andaba controlando qué se podía leer para no caer en la corrupción del alma... Las órdenes
también se encargaban de adoctrinar a los fieles.
Podemos ver al clero secular instruyendo y ofreciendo todo tipo de apoyo (los párrocos)
La capacidad de los sacerdotes es mayor ahora.
Esta capacidad de los párrocos llega a sus máximas cotas en el caso del confesor del rey, que va a dirigir en
cantidad de ocasiones las decisiones del monarca: pese a las medidas del soberano contra el poder de la
Iglesia, aún conserva el miedo por su salvación, así que se le influye desde la confesión. Dentro de este tema
hay que hablar también de otras cuestiones: el tipo de relaciones entre el poder político y el religioso y los
límites que el primero pondrá al último en ciertos aspectos que según el monarca le pertenecen:
La primera medida que se tomará será la de establecer el "placet regius" y el "exequatur" para ratificar o
anular las bulas papales.
Otro problema será el referente a los beneficios eclesiásticos, las rentas anexas a la posesión de un cargo
eclesiástico. Así el Estado tratará de designar por sí mismo a los titulares de estos cargos.
Francia, gracias al galicanismo desde 1516 tenía capacidad de designar.
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España quería un mismo trato. En Indias, los reyes católicos habían logrado esta capacidad, pero los intentos
del XVI no tuvieron éxito, en el XVIII los realistas vencieron en este debate, en España se tratara de negociar
un mayor intervencionismo con la Santa Sede por medio de concordatos (1736, de escaso resultado, 1753 ya
se plantea la capacidad de designación salvo en una pequeña proporción).
En Austria la monarquía llevó a cabo una política regalista denominada Josefismo (José II).
El fomento del crecimiento poblacional se traducía en un intentó de reducir el número de eclesiásticos (que no
eran productivos en este sentido)... además los eclesiásticos no trabajaban, así que una reducción de los
mismos suponía un aumento de manos económicamente productivas.
También se intentó elevar la edad de entrada a los conventos: dando un margen para que la población quedase
libre del influjo de la Iglesia.
Pero pese a esta medida el porcentaje de individuos dentro del estamento clerical aún era alto (en España un
1,5%, en Francia un 2%). En las urbes había más clérigos.
Las propiedades de la Iglesia serán limitadas (o al menos eso tratará el Estado).
La Iglesia percibía diezmos, primicias... pero además, esa aspiración de rendir cuentas con el más allá antes de
morir ocasionaba cesiones de bienes que se denominaban "de manos muertas" y que no podían ser vendidos
etc. Se pretendió erradicar esta costumbre y acabar con estas posesiones de la Iglesia: (Tratado de Regalía de
Amortización, de Campomanes en el 65; en Toscana se prohibió esta práctica en el 51).
Esto provocó la oposición frontal de la Iglesia Católica, pero no pudo hacer nada en su contra.
El Papa se erigía al frente de la Iglesia como jefe de un Estado Absolutista.
Desde la propia Iglesia Católica se tratará de abolir el absolutismo papal: por ejemplo desde las tesis surgidas
de entre los hansenistas, aunque este término sólo se corresponde en el aspecto de organización eclesiástica:
se propone un protagonismo de obispos y párrocos per se.
A partir de 1713, con la publicación de la Bula Unigenitus, en la que Clemente XI condena unas
proposiciones contenidas en un libro de Quesnel (Reflexiones morales sobre el nuevo testamento), son las
tesis referidas a la Gracia y la Predestinación... se inicia así un ataque que tuvo mucho eco.
La novedad de esta obra, además de las posiciones de dogma, son las cuestiones relativas a la importancia de
párrocos y obispos dentro de la Iglesia, y esta defensa del papel de estos estamentos inferiores frente a la
autoridad del Papa va a ser un argumento muy útil para los gobernadores ilustrados que intentan evitar el
intervencionismo de la Iglesia Católica en sus Estados:
Conciliarismo.
Defensa de la figura del párroco: previamente Edmund Richer defendió esta figura "Sobre la potestad de la
Iglesia no temporal".
La concepción que prima es la de la Iglesia como estado medieval (primus inter pares).
Estos planteamientos alcanzan su máximo nivel a mediados de siglo de la mano de Febronio y Von Eybel?.
En "Qué es el Papa" se defiende la Iglesia Colegiada frente al autoritarismo del papado.
Estas ideas de mayor protagonismo para los obispos llegarán a sus últimas consecuencias con Pietro
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Tamborini (hansenista italiano del que cabe extraer esas ideas de defensa del párroco, pero también la
importancia capital de los fieles).
En el Sínodo de Pistoya, convocado por el obispo Ricci, se trató de abolir la jerarquía etc.
Estas ideas acabaron siendo condenadas por el Pontífice y en el 94 Pío VI, con su bula "Autorem fideis"
condenó definitivamente estos planteamientos.
LUGARES DE MAYORÍA NO CATÓLICA.
Alemania.
Aquí aparece el pietismo: el cuius regio illius religio tiende a desaparecer: se instauran diferentes relaciones
entre rey y pueblo.
El pietismo alcanza su máximo esplendor en el Setecientos con CINQUENDORF??? (Spener antes). Frente al
racionalismo que caracteriza al movimiento protestante el punto principal del pietismo es la ausencia del
racionalismo y el triunfo del sentimentalismo (se advierte la influencia del romanticismo alemán).
Será principal el establecimiento de pequeñas comunidades donde se realizaban lecturas individuales de la
Biblia, rezos en común, salmos...
La proliferación pietista estaba mal vista por la Iglesia Oficial: se impusieron trabas a su desarrollo, lo que fue
motivo del exilio de muchos pietistas (muchos a América).
Gran Bretaña.
Wesley entró en contacto en el 38 con una comunidad pietista en el exilio, y a partir de entonces abandonó la
doctrina anglicana y se dedicó a la predicación. Wesley también introdujo el elemento de las pequeñas
comunidades donde se fortaleciese la espiritualidad mediante un método de desarrollo interior del individuo
(disciplina etc.).
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