¿TIENEN VIDA LAS PIEDRAS? - Biblioteca Virtual Universal

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Tesoro de la Juventud
¿TIENEN VIDA LAS PIEDRAS?
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Tesoro de la juventud
¿TIENEN VIDA LAS PIEDRAS?
Del libro de los "por qué"
LA contestación que debe darse a pregunta tan trascendental depende de lo que
entendamos por «vida». Los animales y las plantas hacen cosas que las piedras y las rocas
no pueden hacer. Las piedras revisten con frecuencia formas raras y regulares, como se ve
en los cristales o en las columnas de la «calzada de los gigantes», en Irlanda, que
representa el grabado de esta página. Los cristales suelen crecer, y parece algunas veces
que echan retoños en forma de cristales más pequeños; pero no respiran ni se nutren, ni se
reproducen y carecen de ciertas facultades, que posee el más humilde de todos los seres
vivientes. De manera que hemos de contestar que las piedras no viven, si damos a la
palabra « vivir » su sentido más estricto.
Pero con esto dista mucho de quedar completamente contestada la anterior pregunta. Está
demostrado que la substancia de que se componen las piedras contribuye a formar el
cuerpo de los seres vivientes, y que este cuerpo no sólo puede descomponerse en substancias químicas más sencillas, sino también convertirse en piedra. Podrá parecer raro,
pero no hay duda de que es así.
El elemento que más abunda en las rocas y en las piedras, en la arena y en la arcilla, se
conoce con el nombre de silicio; y hemos averiguado que entra en la composición de la
materia viviente, como, por ejemplo, en la del trigo, cuya paja contiene siempre cierta
canta
de silicio. Lo dicho acerca del silicio y de las piedras es aplicable igualmente a otras
muchas clases de « materia inerte ». Todos los seres vivientes están compuestos de
«materia inerte » y de una fuerza o principio generador director de sus operaciones, y la
vida es el movimiento intrínseco del ser que hace servir a sus necesidades esa misma
materia en forma de aire o en forma de alimentos. Se deduce, pues, del estudio de las
piedras, de las rocas, y de árboles, así como del de todas las demás cosas, que ha de
existir un Poder Supremo que se manifiesta en la formación de los átomos de la materia:
mismo si se trata de una roca que de una planta, de un animal que de hombre.
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W. M. JACKSON, INC., Editores
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