TEMA 1. EL CONOCIMIENTO FILOSOFICO El conocimiento mitológico ¿Cuál es el origen del universo? ¿Tendrá fin? ¿Hay algo después de la muerte? ¿Qué sentido tiene mi vida? ¿Por qué soy como soy y qué me distingue del resto de los animales? ¿De dónde vienen los hombres? Las primeras respuestas se formularon a través de los mitos. Los hombres intentaron con ello hacerse cargo del mundo que le rodeaba: explicar y dominar la naturaleza; y comprender quién era él mismo. Este tipo de narraciones ocupó un lugar importante en la evolución cultural de muchos pueblos, entre ellos el griego, porque les proveyó de sus primeras descripciones y explicaciones del mundo: de su entorno natural, de los fenómenos atmosféricos, de las principales costumbres, de la vida de ultratumba, etc. Las principales características que comparten los mitos son: Recurren a personajes legendarios, por ejemplo, dioses y héroes del Olimpo. En el mito, las fuerzas de la naturaleza están personificadas y divinizadas (antropomorfismo). Así, en la mitología griega, la primavera es el regreso de Perséfone. Son relatos fantásticos. Aunque el conocimiento mítico se basa en una atenta observación de la naturaleza y en la captación de los problemas fundamentales de la existencia humana, sus explicaciones no son racionales. Los mitos no recurren a leyes precisas y comprobables, sino a la voluntad caprichosa de los dioses, de sus disputas y amores. Así, en la Grecia arcaica el cambio de estaciones se atribuía a los estados de ánimo de Deméter (diosa de la agricultura), motivados por la ausencia o el regreso de su hija Perséfone. El autor es desconocido. No son fruto de la creación consciente e intencionada de una persona concreta a quien se le puedan atribuir, sino que son consecuencia de una formación lenta, espontánea y popular. Poseen un carácter tradicional y acrítico. Como los mitos son anónimos y, además, normalmente no están escritos, se transmiten de padres a hijos. Los miembros de una cultura reciben el cuerpo de conocimientos que forma el sistema mitológico; y lo aceptan y asumen tal como viene dado por la tradición. El mito de Perséfone. La inmortal Perséfone era hija de Zeus y Deméter, diosa de la agricultura y de la fecundidad. Hades, dios del mundo subterráneo, amaba a Perséfone, pero ésta le era esquiva. Con la complicidad de Zeus, Hades rapta a su amada para desposarla y vivir con ella en los infiernos. Cuando Deméter lo descubre, cae en el desconsuelo. Los campos, entristecidos. se niegan a dar sus frutos. Entonces, el hambre y la muerte azotan al género humano. Alarmado, Zeus ordena a Hades devolver a Perséfone al Olimpo. Pero ésta ha comido una granada, fruto de las moradas subterráneas. lo que la obliga a permanecer parte del año con su esposo, aunque el resto del año puede volver con su madre. Desde HYPERLINK "http://entonces.la/"entonces, la primavera anuncia la llegada de Perséfone junto a Deméter. La apoteosis de su estancia en el Olimpo coincide con las cosechas del verano. En cambio, el campo otoñal se cubre de melancolía por el regreso de Perséfone a las cavernas de los difuntos; y la muerte se enseñorea de la vegetación en invierno. El origen de la Filosofía Cuando hablamos de filosofía, hablamos de una peculiar forma de saber: el que es racional, sistemático y crítico. Y éste no se ha dado desde siempre y en cualquier lugar, sino que tiene su origen en un momento y un lugar muy concretos. Es tradicional situar el nacimiento de la filosofía en el siglo VI a.C, en Jonia (colonia griega en Asia Menor). Allí se dieron varias circunstancias: Los adelantos de la navegación potencian los viajes y el comercio. Se trata de gentes jóvenes y emprendedoras con mentalidad abierta. Forman ciudades cosmopolitas que facilitan el contacto con otras culturas (griegos, egipcios, orientales...) que dan explicaciones mitológicas discordantes. Hay un menor control de la clase sacerdotal, más anclada a las metrópolis. En esas circunstancias, el ser humano observa lo que le rodea, maravillado y extrañado, pero por primera vez convencido de la existencia de una explicación racional común a todos los hombres capaz de desvelar el orden y el sentido oculto de todo ello. Se abandonan las explicaciones mitológicas de la realidad y se sustituyen por una explicación propiamente filosófica. Es lo que se ha llamado el paso del mito al logos. ¿Qué es la Filosofía? La filosofía se puede considerar una actividad natural al ser humano, pues todo el mundo se pregunta por las cuestiones más importantes del mundo y del hombre. Pero definir en qué consiste la filosofía es un auténtico problema, puesto que todavía no se ha conseguido una respuesta única y satisfactoria. La palabra filosofía proviene del griego y significa literalmente amigo o amante (filos) de la sabiduría (sofía). Así pues, etimológicamente, la filosofía consiste en el deseo de conocer. Casi todas las culturas comparten este deseo. Sin embargo, hay algo que caracteriza a la actividad filosófica, un aspecto que la diferencia de otros tipos de conocimiento, como el mitológico, el científico o el religioso. Nos referimos a su carácter racional, sistemático y crítico: Racional, porque se basa principalmente en argumentaciones lógicas. La filosofía no se limita a señalar que las cosas son de una determinada manera, sino que trata de descubrir por qué son precisamente así. Y, para ello, no se basa en la fantasía, en la tradición o en la simple observación, sino básicamente, en demostraciones y reflexiones lógicas. Sistemático, ya que exige que todas sus afirmaciones estén relacionadas y jerarquizadas, de forma que la explicación de cuestiones particulares se base en la de aspectos más generales. En filosofía, los conocimientos están ordenados y, dentro del sistema que forman, no se admiten incoherencias. Crítico, pues no admite nada sin un examen racional previo y postula que cualquier conocimiento debe ser revisado y rechazado si se encuentran razones para ello. No ocurre así en otros tipos de conocimiento como el mitológico, puesto que en estas narraciones fantásticas el comportamiento de dioses y héroes no está sujeto a crítica: actúan como actúan porque quieren, sin que quepa pedir más razones. 4. Filosofía y ciencia. Tales de Mileto (630-546 a. C.), considerado el primer filósofo, es también el primer astrónomo y matemático; es decir, el primer científico. El caso de Tales no es excepcional. Actualmente, consideraríamos que Pitágoras, Aristóteles o Descartes son científicos además de filósofos. Durante muchos siglos, no hubo distinción entre la actividad filosófica y la científica, pues en ambos casos se busca un conocimiento racional. Sin embargo, a partir del siglo XVI, con el nacimiento de la ciencia moderna, se produce un gradual alejamiento entre filosofía y ciencia, puesto que las ciencias experimentales adquieren características específicas como ésta: Las leyes y teorías científicas se formulan en lenguaje matemático y deben ser comprobables en la experiencia para ser aceptadas como válidas. A pesar de que ya no puedan identificarse, la relación entre filosofía y ciencia sigue siendo estrecha, pues, al menos, una parte de la filosofía se ocupa de analizar, valorar y cuestionar los métodos, la fiabilidad, los límites de la ciencia y sus implicaciones. 5. Filosofía y religión. La relación entre filosofía y religión ha vivido sus altibajos: momentos de profunda conexión y momentos de distanciamiento; pero, a pesar de ello, lo que es indudable es que entre ambas se dan numerosas coincidencias y divergencias. Veamoslas: Comparten inquietudes y problemas: el sentido de la existencia, la trascendencia del ser humano, la existencia de Dios. Dimensión práctica: Pretenden enseñarnos a llevar una buena vida, por lo que nos ofrecen preceptos o normas de cómo hemos de actuar. La Filosofía constituye una forma de saber racional y crítica que, a menudo, comporta incertidumbre y duda. La religión es una forma de saber basada en la fe y que, por tanto, se caracteriza por la certeza de las verdades reveladas. 6. Las ramas de la filosofía Ya sabemos que, frente a otras disciplinas, la filosofía se caracteriza por su talante racional y crítico. Pero ¿de qué se ocupa? ¿Cuál es su objeto de estudio? Por su vocación universalista, la filosofía pretende ocuparse de toda la realidad. Sin embargo, este ámbito es tan amplio que, con el paso tiempo, la filosofía se ha ido especializando y dividiendo en distintas ramas, según el problema y la perspectiva utilizada. Sus principales ramas son: Estética, Metafísica. Epistemología, Lógica, Etica. Además de estas disciplinas filosóficas, por su carácter interdisciplinario, la filosofía se ocupa no sólo de todo el ámbito de lo real, sino también de la validez y la fundamentación de otras disciplinas. Por eso, existe una extensa lista de filosofía de ... Por ejemplo: filosofía de la cultura, de la historia, del derecho, del lenguaje... 7. La filosofía y su historia Un filósofo español dijo que los griegos éramos nosotros, la cultura occidental. Además de poner de relieve la enorme importancia de esa época filosófica, esta afirmación refleja un rasgo esencial de la filosofía: todo ha sido ya pensado y, por tanto, reflexionar sobre cualquier tema exige reconocer la aportación que han hecho al respecto los grandes pensadores de la humanidad. Por ello, como iréis comprobando, para filosofar hay que conocer la historia de la filosofía. Hemos dividido la historia de la filosofía en cuatro grandes períodos que coinciden con la división tradicional de la historia general de Occidente: filosofía antigua, filosofía medieval, filosofía moderna y, por último, filosofía contemporánea. 7.1. Filosofía antigua Consideramos que este período abarca desde el inicio de la filosofía, siglo VI a.C, hasta el siglo III d.C. Por lo tanto, se trata de nueve siglos de intensa y próspera actividad filosófica, puesto que emergen la mayoría de las preguntas que van a nutrir la reflexión filosófica. Veamos las principales escuelas antiguas y su contribución filosófica: Escuela de Mileto, Pitágoras, Heráclito, Parménides: Constituyen el inicio de la filosofía y posee un carácter fundamentalmente natural, pues su interés es cosmológico: dar una explicación racional del origen y la naturaleza del universo. Sofistas (Protágoras, Gorgias) y Sócrates: Coinciden con el esplendor de Atenas y la democracia. Aunque no se consideraban filósofos, los sofistas dieron un giro ético y político a la filosofía. Sócrates, su contemporáneo, combatió su relativismo al defender la universalidad del bien. Platón, Aristóteles: La sistematicidad de su producción les convierte en los filósofos más importantes de la Antigüedad. Inauguran dos líneas de pensamiento divergentes que se mantendrán hasta la actualidad: el idealismo (Platón) y el empirismo (Aristóteles). Estoicismo y Epicureismo. Su máxima preocupación es de tipo moral. Para los estoicos la vida consiste en imperturbabilidad frente al dolor; y, en cambio, para los epicúreos, en alcanzar la felicidad a través de la vida sencilla y placentera. En esta etapa romana, la filosofía se caracteriza por un interés místico y religioso por el más allá. 7.2. Filosofía medieval Constituye uno de los períodos más largos y heterogéneos de la historia de la filosofía, pues confluyen múltiples culturas y religiones (grecorromana, árabe, judía y cristiana). Como no podemos abarcar todas las corrientes de pensamiento ni las cuestiones que abordaron, nos limitaremos a la relación entre fe y razón. Fue una de las cuestiones más debatidas: ¿fe y razón son compatibles? ¿Nos acercan de la misma forma a la verdad? Las respuestas fueron múltiples; sin embargo, destacan las de san Agustín y santo Tomás. 7.3. Filosofía moderna La era moderna se inaugura con el Renacimiento de la cultura grecolatina, pero, sobre todo, con la emergencia del Humanismo, corriente cultural que reivindica la dignidad y la valía humanas. En este período, además, se produce la Revolución Científica y, en consecuencia, el nacimiento de las ciencias tal y como las conocemos hoy en día. En este contexto, no es extraño que la filosofía adquiera un marcado interés epistemológico por determinar la posibilidad y los límites del conocimiento. Destacan dos corrientes filosóficas contrapuestas: el racionalismo y el empirismo. 7.4. Filosofía contemporánea A pesar de la diversidad de corrientes y tendencias, si algo caracteriza a la filosofía contemporánea es su talante crítico y su actitud de denuncia y sospecha. Esta actitud es especialmente patente en las corrientes filosóficas que inauguran el siglo XIX: el marxismo, el psicoanálisis freudiano o el irracionalismo de Nietzsche. Pero también, en cierta medida, en cada una de estas corrientes de la filosofía actual: Existencialismo. Se desarrolla en un momento histórico de especial crudeza y desarraigo: el período de las dos guerras mundiales, y la tensa guerra fría que las sucedió. Se caracteriza, sobre todo, por la creencia radical en la libertad y el desamparo del ser humano, así como por la convicción del sinsentido de su existencia. Escuela de Frankfurt. Con una inspiración freudomarxista, la escuela de Frankfurt surgió como reacción a un mundo tecnificado, en el que las prioridades eran exclusivamente la eficacia y la productividad, al coste que fuera. Por el contrario, esta corriente propone una crítica radical precisamente de la técnica, la ciencia, el consumismo, la cultura masificada. Es decir, de todo aquello que contribuye a deshumanizar nuestra sociedad. El escándalo de la filosofía Varios aspectos han llevado a los detractores de la filosofía a hablar de escándalo filosófico. Veamos algunas de las críticas más contundentes que se le han hecho: La falta de acuerdo en la metodología y en las teorías explicaría la variedad de corrientes filosóficas contradictorias. Tras siglos de filosofía, no parece haber progreso significativo, ya que, a menudo, el pensamiento de un autor no supone la superación del pensamiento de autores anteriores, sino que puede constituir un cambio de perspectiva radical o un rechazo total de las conclusiones a las que se había llegado. La filosofía, además, no parece llegar a resultados como la ciencia. Las preguntas y los problemas que se plantean quedan abiertos y sin solución definitiva. Su carácter residual. Aunque la filosofía empezó siendo una forma de saber que abarcaba todos los ámbitos de conocimiento, con el tiempo, fueron desgajándose del gran tronco común las actuales ciencias específicas: física, psicología, sociología, lingüística... Lo que todavía forma parte de la filosofía son futuras ciencias que aún no han logrado la madurez suficiente para independizarse. La futilidad de sus problemas. Para algunos, los problemas filosóficos son sutiles pasatiempos carentes de importancia, complejas discusiones acerca de cuestiones que no tienen relevancia en la vida práctica o en el avance del conocimiento científico. Su hermetismo. Por un lado, porque el empleo de una terminología muy especializada la convierte en una actividad reservada a los doctos y especialistas. Y, por otro, por el carácter insoluble de las cuestiones de las que se ocupa, ya que, a pesar del profundo interés que suponen para el ser humano cuestiones como la relación mente-cuerpo, la verdad, el más allá..., parece imposible darles una solución satisfactoria. A pesar de este desacuerdo, hay algo común en los planteamientos filosóficos. Es lo que se ha llamado la actitud filosófica: nace de la admiración y el asombro. Vigencia de la actitud filosófica Éstas son las principales características de la actitud filosófica y las que hacen que la filosofía siga teniendo el mismo valor y actualidad que tuvo en la cultura griega: Práctica. Si en muchos casos la Filosofía presenta un alto grado de abstracción, su interés es, casi siempre, orientar en la vida. Por eso se ha dicho que es un arte de vivir y que, si no sirve para la vida, no sirve para nada. Como todos queremos acertar en nuestro modo de vivir, y evitar el sinsentido y la desgracia, necesitamos un saber que no dé nada por supuesto y que nos pueda orientar y conducir a tierra firme. Problematizadora. El valor de la filosofía no reside tanto en las respuestas que proporciona, sino en las preguntas que formula. La filosofía cuestiona muchas de nuestras intuiciones básicas (el significado de verdad, la posibilidad de conocimiento...) Crítica. Supone una investigación radical, pues ataca los temas de raíz sin dar nada por supuesto. La filosofía cuestiona todo lo que tiene alguna pretensión de conocimiento. Intenta descubrir errores, falacias y manipulaciones ideológicas. Todo ello porque la filosofía persigue la emancipación del género humano de cualquier subyugación cultural, política o, incluso, científica. Clarificadora. Muchos problemas se deben a confusiones creadas por una comprensión deficiente del lenguaje. Para autores como Wittgenstein, su objetivo es liberador, pues muchos errores conceptuales nos atrapan sin que veamos la forma de salir de ellos. «Nos atrapan como a una mosca en una botella» (W.). El valor y función de la filosofía será ayudarnos a salir de ella. Universalista e interdisciplinaria. No se limita a un cierto ámbito, sino que trata de abarcar toda la realidad. La filosofía sirve, además, para establecer uniones entre distintas ciencias, entre ciencia y vida cotidiana, entre ciencia y la ética ...